Mi madre y mi tía viajaban a la hacienda que habían heredado del abuelo, como era día viernes, mi madre regresaría hasta el lunes. Sólo de pensar que estaría con Vilma, mi novia de ese entonces, pasé caliente toda la mañana. Vilmita tenía 14 años y yo 15, pero ya follabamos desde un año atrás. salí del Liceo para ir a buscar a Vilma, con la mala suerte que esa mañana le había bajado su período. Pero ni modo tendría que follarme a Josefina, la muchacha que trabajaba en casa, tenía 26 años pero vivía en la casa desde que era niña que llegó con su madre, incluso antes de que yo naciera, pero ya habíamos intimidado. Al llegar a casa me enteré de Josefina le había pedido permiso a mi madre, para que su prima Paulita, se quedara el fín de semana con ella, ya que empezaría a trabajar en una casa vecina, pero los dueños e esa casa, habían salido de viaje y regresarían hasta domingo por la noche. Después de cena subí a la sala familiar a ver televisión y Josefina me llevó un poco de limonada, y fué cuando le pedí que se escapara un rato a mi habitación porque tenía muchos deseos de hacer el amor con ella, pero mala suerte, también estaba en su período, pero me comentó algo que cambió los planes. Me comentó que Paulita había sido violada por un enamorado no correspondido, y que por eso había decidido ir a trabajar y que ella le había conseguido el trabajo. Pero me dijo también que Paulita le había preguntado si ya había intimidado conmigo, lo cual por lo cierto se lo negó, diciendome también que como toda la tarde había estado en pantaloneta y sin camisa, y descalzo, Paulita se había excitado y que posiblemente, ella me quitaría las ganas de coger, que iba a decirle a a Paulita que saldría, pero que realmente se iba ir a otra habitación, por si yo quería llegar al cuarto donde estaba Paulita y tratar de coger con ella. Más tarde bajé a la cocina y estaba Paulita sentada en el desayunador, y me dijo que estaba esperando a Josefina, le pedí que me acompañara a ver televisión lo cual accedió, estaba en camisón, y yo sólo con el pantalón de la pijama, me observaba detenidamente, los pectorales y no cabía la menor duda que yo le atraía mucho. Ella tenía 16 años, morenita, bajita, delgada, pero sus piernas a pesar de ser delgadas eran torneaditas y su culito redondito y paradito. Le tomé una mano,ella empezó a temblar, la atraje hacía mí, y le dí un beso, no sabía besar, pero le pedí que me metiera su lengua, y con mis labios y mi lengua, la acaricié, subí su camisón, y empezé a tocarle sus muslos, hasta llegar a la entrepierna,metí mi mano bajo su calzón, y sorpresa, era sumamente peluda, era un matorral de vellos, desde el nacimiento de sus piernas hasta el ombligo, y bajaban hasta su ano. la llevé a la cama, y la desvestí completamente, para empezar a chupar su vagina, ella gemía de placer, y gritaba suavecito, al setir mi lengua en su clítoris, tenía un olor suave a jabón, se había duchado no hacía mucho. sentía sus jugos vaginales inundando mi boca, estaba super caliente, sollozaba, de gusto, y empezó a gemir más fuerte, me pedía que le diera más rápido, exclamaba, que rico, asíi, que delicia, amor mío, metámela ya, y así se corrió en mi boca. Bajó su mano para meterla entre el pantalón de la pijama, que estaba empapado de líquido y al tocar mi verga dura, gruesa y enorme, como empujada por un resorte se incorporó para verla, y sólo dijo parece de caballo, la tomé de la cabeza, y se la metí en la boca, empezó a mamar torpemente, pero al cabo de unos minutos, tenía metidas casi las ocho pulgadas de pija, la llené de leche. Luego la coloqué boca arriba mamando sus pechos que eran por cierto grandes y duros, le metí un dedo en su vagina, ella gimió, le había dolido, ya que sólo una vez lo había hecho y forzada. Tomé un tubo de gel y generosamente me apliqué en toda la verga y deslizé mi cabeza entre su vagina, ella se acomodó mejor, y lentamente, fuí entrando en su cavidad húmeda y estrechita, sentía como sus paredes se dilataban al paso de la verga, como estirandose, cuando sentí ya mis huevos topaban en sus nalguitas duras,, lentamente y acostubrada ya al tamaño de mi verga, empezó a moverse con un vaivén dspacito, se la tenía al tope, sentí que me corría, ella se vino casí al mismo tiempo, saqué la verga, mojada de líquidos, semen y un poquito de sangre, estaba terminada de desvirgar. Por la madrugada traté penetrale nuevamnete pero estaba demasiado irritada, por lo que la puse de lado, con su espalda en mi pecho, y con suficiente gel, empezé a romper su culito, se aguanto, se la metí toda, y mientras acariciaba su clítois con mis dedos la bombiaba por el culo, hasta llenarle las tripas de leche. Por la mañana llegó Josefina, a la habitación y sonriendo le dijo, Paulita alguna vez pensaste tragarte una verga tan enorme?, a lo que contestó que no, pero que ahora ya sabía lo delicioso del placer del sexo, pero lo que no le había gustado era la metida por el trasero. Al ducharme sentí el ardor del jabón, me había cortado con sus pelos al metersela por el culo, por lo que diligentemente, entre las dos me chuparon suavecito la verga,hasta que me sacaron la última gota de leche. Después de ese día, fueron unos domingos fabulosos los que pasabamos los tres.