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Categoría: Confesiones

Paulina, historias de una adicta al sexo 2

Cuando termine de ser una puta colectiva por esa bandita de desgraciados que, si bien me cogían rico y duro, me humillaban y maltrataban (lo cual me encanta), no dejaba de estar feliz por eso, pero me sentía vacía e insatisfecha.



Paso un poco más de un año para poder saciar mi sed de sexo, cuando una noche pase por un callejón, regresaba de un bar e iba hacia mi coche que había parqueado algo lejos, llevaba un vestido corto y entallado que dejaba poco a la imaginación, mi cabello castaño largo estaba rizado, no llevaba brassier y un cachetero con lo cual las miradas que tanto adoro me llegaban a montones, si bien el bar siempre se la termino mamando a alguien o hasta más, nunca duran lo suficiente, iba algo frustrada cuando un indigente, se veía viejo y apestaba a rayos, me empezó o a gritar de obscenidades, lo hubiera ignorado de no ser que se sacó la verga, Y tremenda verga, unos 23 cm, gorda y sucia, las piernas me temblaron, mi boca y coño se me hicieron agua, el viejo la sacudía y me dijo "mamacita, dame una rica mamada, hazlo un favor a un viejo", el viejo no lo creyó pero me arrodille, del escote de mi vestido saque mis tetas, el viejo se fue a ellas como un perro hambriento a su comida, me las mordía muy duro, quise detenerlo pero me jalo el cabello y me dijo "tranquila puta, tú lo querías así", metiendo su lengua a mi boca, su aliento era pútrido, sus dedos largos y sucios tocaban mi húmedo coño con fuerza, sabía que sería una gran noche.



Desnuda, el viejo me hizo darle la manda mientras me comía el coño, no podía de dejar de mamar porque me daba una, nalgada muy fuerte, metía de a tres dedos en mi experimentado sexo, lamia todo lo que quería, comenzó a follar mi garganta, por unos 15 minutos el único sonido de mi parte era el de las arcadas que esa verga me hacía dar, recuerdo ese falo follar mi garganta, dejarme sin respiración y con los ojos en blanco por lo rico que lamia mi coño, me hizo recostarme con la cara al piso, tenía mi culo al aire y sin piedad la metió al fondo de mi coño y me violo con violencia, me nalgueaba, me follaba con sus dedos el culo, yo gemía como loca, sentía que alguien volvía a darme como me gustaba, le imploraba más y más, en ese momento, otro indigente llego, no tenía el tamaño pero era gruesa y tenía grandes huevos, me levanto el rostro y me la hizo tragar, tenía a dos indigentes culeándome sabroso, sus chorros de semen me bañaron el rostro y las tetas, pero no era suficiente, el viejo me cargo abriendo mis piernas para que el otro que estaba algo loco viera mi coño húmedo, no dudo y me la dio toda, el viejo de golpe me la dio por el culo toda, me dolía, le gritaba parar pero no les importo, mis tetras eran maltratadas, era lo que quería, pero no duraron mucho y se vinieron dentro de mí, así me tuvieron unas 2 horas más, me dejaron ir sin no antes sacarme plata y hasta se orinaron en mí, llegue a mi coche, de mis hoyos sentía su espesa leche salir a borbotones, pero estaba feliz, al día siguiente fui a hacerme exámenes para ver si no me habían pegado algo, tuve suerte y todo fue negativo, aun los recuerdo con cariño y de vez en cuando regreso a ver al viejo para mamársela, aunque al loco no lo volví a ver, ya les contare más.


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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