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Me había quedado dormida en el hidromasaje después del húmedo beso que me dio mi madre y de igual forma me despertó.
Al mismo tiempo que acarició mi cara me dijo: “Despertarte bella durmiente”, ahí me di cuenta que me había relajado y dormido.
Mi madre tenía puesto un vestido floreado, bien pegado a su cuerpo, que resaltaba sus grandes tetas y su exuberante culo y, dada su exigua longitud, sus bien torneadas piernas.
Cuando se agachó, para tomarme de la cintura a fin de hacerme salir del agua, me di cuenta que si algo no tenía era corpiño. Ver casi completamente sus tetas me dio ganas de besarlas. Ella pareció darse cuenta pues me dijo: “Después de secarte iremos a mi cama y chuparas mis tetas”; eso me terminó de despertar y ayude a que mi madre me sacase del hidromasaje.
Una vez fuera, me secó con una gran delicadeza todo el cuerpo, pero haciendo hincapié en mis tetas, culo y vagina.
Terminado eso me dijo: ahora tendrá una sorpresa, y vendándome los ojos me llevo a su cuarto, algo de lo que me di cuenta, no solo por la distancia que recorrimos sino también por el tamaño del lecho en el cual me acostó.
Ella se acostó a mi lado comenzó a besar mis tetas, se entretenía en chupar mis pezones y apretarlos con una suave mordida cada vez que llegaba a su cúspide.
Lo sentía muy rico por lo que no sude en empezar a masturbarme. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, tomo mi mano y la llevó a su argolla. Note que tenía aun el vestido, por lo que le pedí que se lo sacase.; eso hizo y también se sacó la bombacha, la que colocó en mi boca.
Yo la saboreé y le dije: “Que rico es el sabor de tu concha”; entonces me dijo que se las chupe. No me negué en lo absoluto y bajando hasta su entrepierna comencé a chuparle la concha.
Me gusta su vagina pues la tiene totalmente depilada y su gran clítoris, que parece un pequeño pene me encanta pues lo puedo poner totalmente en mi boca y sentir como vibra con cada suave mordida que le doy.
No obstante eso, y sabiendo que le gusta el sexo anal, no solo le succiono el clítoris sino que hago que mi lengua se introduzca en su vagina y luego de recorrer totalmente sus paredes se escurra hasta su culo lengüeteando su ano.
Siento como sus piernas se acomodan sobre mis hombros, permitiéndome ingresar totalmente mi lengua en su ano.
En un dado momento en que estoy mamando, su clítoris, ese micro pene, que tiene siento que acaba pues moja totalmente mi rostro. Intento sacarme el pañuelo con el que me tapo los ojos, pero me lo impide, al tiempo que dice: “Mario, ¡Aprovecha ese culo”.
Siento la punta de la verga de mi hermano apretándome el esfínter anal, y como se va introduciendo por mi recto sin problemas; supongo que por la relajación que me produjo el baño y por la calentura que llevaba, casi no me dolió nada la intrusión de su verga en mi culo.
El me la metía y me la sacaba cada vez más rápido y yo la gozaba cada vez más y cada vez me acercaba más al orgasmo que me producía sentir su verga en mi culo y el clítoris de mi madre rozándome el mío.
Fue increíble como acabé, mis gritos debieron oírse hasta en la calle. No podía ver nada pero me imaginaba la cara de mi madre al oírme gritar pues mi orgasmo fue seguido por uno de ella.
Mi hermano no acabo, pero lo que hizo fue sacármela. Yo quería que el también acabase por lo que le pedí que me la volviese a meter. Él me dijo: “Sí ya te la ensarto t se volvió a subir encima de mí; nuevamente sentí la punta de su verga apretando mi esfínter anal y sentí que me dijo: “Aguantá que ya te la meto”.
De no haber oído su voz hubiese pensado que no era él el que me la estaba por ensartar porque hacia un rato la había tenido adentro y casi no me dolió pero ahora le costaba entrar, por lo que le pregunté si había algún problema, él me dijo: “Ninguno, ya va a entrar”, al tiempo que empujo su verga más fuerte. Esta se fue ensartando en mi culo, junto con el aceite que me tiraba y parecía como que me estaba partiendo en dos. Él me hablaba diciéndome: “No sé qué pasa que me cuesta tanto metértela, hace unos minutos entró sin problemas y ahora cuesta mucho” A lo que yo le dije: “Es como que te creció. Me estas partiendo al medio”.
Entonces mi madre dijo: “Si antes la aguantaste ahora también lo harás”. Me imaginé que tenía razón por lo cual traté de relajarme, a lo cual ayudó enormemente los besos que mi madre me prodigó. Cuando sentí que los huevos de mi hermano chocaron contra mis glúteos agradecí interiormente que ya estuviese toda adentro y escuche que me dijo: “Ya entró toda ahora ser´s mas fácil”:
Pasaron unos minutos durante los cuales solo me besó la cabeza y el cuello. Su verga continuaba ensartada en mi culo, sin moverse, como queriendo que este se acostumbrase a su tamaño. Si no lo hubiera escuchado decirme cuanto estaba disfrutando de tenerme ensartada hubiese pensado que no era su poronga la que me llenaba el orto, pero al ser solo su voz y la de mi madre las que escuchaba no dudaba que así fuese.
En un dado momento me dijo: “Bueno, llegó el momento de gozar yo” y comenzó un saca y mete, infernal. Muchas veces había sentido su verga en mi culo, pero nunca como en ese momento; muchas veces lo sentí martillando mi culo pero esa vez fue la primera vez que pensé que me cagaría y se lo dije a lo que me contesto que le gustaría sentir mi mierda enchastrandole la pija, como ella me enchastraria el orto.
Me imaginé que pronto acabaría por lo que contuve mis deseos de cagar y trate de disfrutar de su verga.
Mi madre nuevamente comenzó a moverse circularmente debajo de mo haciendo que su gran clítoris rozase el mío, como si de una minúscula polla se tratase.
En eso siento que la verga de mi hermano se hincha y comienza a lanzar grandes chorros de esperma que se escurren en el interior de mi recto.
El sentir la tibieza de su leche en mi interior sirvió para que yo también acabase lanzando agudos gritos de satisfacción.
Me extraño, no oír los gritos de mi hermano, gritos que emanaban de su boca cada vez que acaba, pero no me importó porque en ese momento solo estaba disfrutando del gran orgasmo que había tenido.
Cuando de su verga dejo de manar leche me la sacó y se recostó a mi lado.
Mi madre me dijo, vamos a chupársela para dejársela limita y haciéndome a un lado se inclinó sobre la verga que había llenado mi culo hacia unos instantes.
Yo guiándome por el sonido que hacia mi madre y por lo que mis manos tocaban llegue a la verga de mi hermano e intente tragarla pero me resultó imposible pues no entraba en mi boca.
Ahí me di cuenta que algo no era lo que parecía y me saqué la venda.
Lo que vi no lo podía creer, era la verga de mi padre, la que estaba intentando tragar. ¡Con razón no entraba en mi boca! ¡Con razón me había dolido tanto!
Mi madre dándose cuenta de que ya no tenía la venda me dijo:
—Viste como entró en tu culo la verga de tu padre, tenías miedo que entrase en tu culo y ya vez que no solo entró sino que también te lo lleno de leche.
—Lo preparo todo mamá –dijo la voz de mi hermano.
Dándome vuelta lo veo parado en uno de los laterales de la cama
—¿Vos lo preparaste? – Le pregunté a mi madre.
—Sí – Dijo mi padre -, ella nos indicó que solo tu hermano hablase y que yo me quedase callado.
—Así es – Dijo mi madre, agregando – y ya ves que lo aguantaste. Era la única forma que se me ocurrió para que aceptase la monstruosa verga de tu padre por el culo. A mí me costó mucho hacerme a la idea que me la clavaria por el orto y cuando lo acepté como no me relaje lo suficiente me lo desgarró.
—¿A mí no?
—No a vos no, un poco sirvió que te relajases en el jacuzzi, otro poco que tú hermano te la metiese primero y otro poco que pensase que era él el que te la estaba ensartando.
—¿Por eso solo sentí su voz?
—Sí, si hubieses sentido la de tu padre seguro te hubieses cerrado, hubieses terminado desgarrada y no hubieses gozado como lo hiciste.
—Me hicieron caer en una trampa.
—¿No te gusto?
—Me dolió pero me encanto.
—Todo muy lindo – Dijo mi hermano -, pero todos llegaron menos yo.
—Tenés razón bebe. Tu pija sigue dura como una roca – Dijo mi madre tocándose, y mirándome dice – Vamos a hacerlo acabar.
—Vamos - Le digo, y comenzamos a chupársela.
Su verga entraba perfectamente en mi boca y cuando salía de ella entraba en la de mi madre.
Estábamos en eso cuando siento que me empiezan a besar el culo. Esta vez aunque no lo vi, no porque tuviese una venda en los ojos sino porque no miré,
Supe que era mi padre, quien besaba alternativamente mi culo y el de mi madre.
Parecía que nos hubiésemos puesto de acuerdo, sincronizando nuestra velocidad, pues cada vez que introducía la verga de mi hermano en mi boca, la lengua de mi padre se perdía en mi esfínter anal, sacando algo de la leche que había dejado en él y cada vez que era mi madre la que introducía la poronga de mi hermano en su boca, la lengua de mi padre se perdía en su culo, dejándole algo de la leche que había sacado de mi culo.
Esto duró unos minutos, ¿Cuántos? No sé, lo que sí sé es que fueron los suficientes para que mi hermano acabase llenando las caras de mi madre y mía con su espeso esperma, y que mi padre, ahí me di cuenta que mientras nos chupaba el culo se estuvo masturbando, acabase sobre nuestras espaldas.
Mi madre me dijo entonces que le limpiase la verga a mi hermano mientras ella le limpiaría la suya a mi padre, pero me advirtió que eso no siempre seria así ya que así como mi culo se había abierto para recibiré la poronga de mi progenitor, así se debía abrir mi boca para saborearla toda.
A partir de ese día, cogíamos los cuatro casi a diario y yo fui adaptando mis agujeros para recibir la morcilla de mi padre.
Hoy puedo decir orgullosa que puedo sacarle el semen con todos mis orificios sin temor a que me parta en dos o a que me rompa las quijadas.
Nos hemos convertido en una familia en la que no tememos vernos desnudos y en la que si alguno quiere coger con el otro así lo hace.
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