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Categoría: Incestos

¡Patricia!

Que alegría me agarre, ese miércoles, cuando llegue a casa del colegio y la encontré a mi mama. Ella había vuelto de Salta, ya que su hermana estaba bastante mejor y la señora que la cuidaba se podía hacer perfectamente cargo de ella.



No fue el saber esto lo que más me alegró, a decir verdad me entristecí un poco al verla, pues pensé “Ahora tendré menos verga”, pues era seguro que tanto mi padre como mi hermano dejarían de cogerme solo a mí para también atenderla la ella, lo que más me alegró fue verla puesto que podría volver a disfrutar de sus caricias y besos, esos besos que solo sabemos darnos as mujeres, esas caricias tocándonos de la manera justa, en el momento justo y con la intensidad justa, que sabemos que la otra necesita.



No quiero decir con esto que los hombres no sepan darlas, sino que las dan distinto.



No bien nos vimos nos fundimos en un largo beso, que termino cuando tomadas de las manos nos fuimos hasta su habitación.



Allí entre besos y caricias me fue contando como estaba Marcela y lo que me había extrañado.



Yo por mi parte le conté que lo había incluido a papá entre mis sabanas, lo que la puso contenta pues me dijo, “ahora no será necesario que nos cuidemos para que nos descubra”.



Le dije que Mario me había contado que se la había ensartado por el culo, lo que llevó al siguiente dialogo:



—Sí, me la clavó y varias veces. Al principio él no quería saber nada, pero cuando le dije que era muy lindo y placentero y que solo lo había utilizado tu padre, se le pusieron los ojos como platos y su verga dura como un hierro y no fue necesaria ninguna palabra más, solo me tuve que recostar sobre la cama para que me la metiese sin problemas.



—Bueno también si te bancas la de papá que es mucho más gruesa.



—Sí, se lo dije. Le conté que tu padre la tiene mucho más gorda, cuando me preguntó si no me dolía.



—Jajaja. no se imaginaba lo que calza el viejo.



—Sí, cuando vio que su verga se metio toda dentro de mi culo y que yo comencé a retorcerme de satisfacción, pensó que era de dolor y me la quiso sacar.



—¿En serio?



—Sí, y yo le dije que no que la dejase que me gustaba mucho.



—Papá dijo que amas el sexo anal.



—Me enloquece, por lo que cuando le dije que si me retorcía era de placer y no de dolor, me dijo “Pense que te estaba doliendo•, ahí fue cuando le dije que si disfrutaba y no me quejaba cuando me la metía Claudio, menos me molestaba la suya”.



—¿Y que te dijo?



—No me dijo nada sino que me preguntó ¿Por qué decis eso?



—Jajaja.



—Sí, él que se cree que tiene la súper verga, cuando le dije que la de tu padre es más gorda casi se le cae, pero fue suficiente que moviese solo un poco el culo y le dijese que ya la tendría así y que la suya era más larga y dura para que nuevamente estuviese en forma y al poco tiempo me enlechase el culo.



—Vos sí que sabes cómo usarlo.



—Y… ¡son años!



—Vino como loco para verme el culo.



—¿Y te lo hizo?



—Sí, ese mismo día me la ensartó toda.



—¿Te hizo doler? – Me preguntó mientras me dio vuelta y me empezó a besar el orificio anal.



—No, aunque después, cuando me paré si me dolió y me fui a bañar para que el agua tibia me calmase el dolor.



—No te lo comenté pero Sí, el agua tibia te dilata y te calma.



—A partir de ahí, casi todos los días me la mete, por ahí.



—Sí, veo como lo tenes dilatado.



—¿Y tu padre ya te la metió por el culo?



—No, quiso hacerlo un par de veces pero le dije que no porque me daba miedo. Me dijo que no temiese que si vos te la bancas yo también lo haría.



—Seguro.



—Puede ser pero como insistí en que no, me dijo que esperaríamos que vos volvieses para que me convenciese que lo podría soportar.



—Y lo harás



Y dicho esto su lengua dejo de lamerme el ano y pasó a mi concha.



Sus lengüetazos iban desde el ano a mi raja introduciéndose en ella y hurgando todos los milímetros de esta.



En un dado momento me hizo dar vuelta y colocándose en posición de 69 me empezó a chupar el clítoris, incitándome a hacer lo mismo con el suyo.



El mismo es grande, gordo y bien rojo y cuando se lo chupo me parece estar haciéndolo a un pene, pequeño pero pene al fin.



No fue necesario mucho tiempo para que estallase en un orgasmo que le mojó toda la cara y ante el cual me dijo:



—Se nota que tenías ganas de que te la chupe.



—Sí, me gusta cómo me la chupas.



—Bueno, vos no te detengas que yo también tengo ganas de llenarte de fluidos.



Y sin darme tiempo a decir nada me hizo girar quedando yo arriba de ella.



Ahí tenía más movimiento y pude chuparle no solo el clítoris sino que introducir y sacar mi lengua en su vagina como si fuese un pene.



Ella no desaprovechó la oportunidad y comenzó a meterme un dedo en el culo, el mismo fue reemplazado luego por dos y cuando me metió el tercero tuve un nuevo orgasmo, el que llevó a que ella también tuviese el suyo.



Quedé sobre ella, cuando escuché un leve carraspeo y a mi madre que dice:



—Hola Mario ¿Cómo estás?



—Al palo, viéndolas no pude menos que excitarme,



—Ya veo como la tenes. ¿Te estuviste pajeando?



—Y como no voy a hacerlo si las vi haciendo lo que estaban haciendo



Yo no podía verlo a Mario porque mi cara estaba entre las piernas de mi madre y mi cabeza apuntaba en sentido contrario a la puerta. No obstante sentí como Mario se quitó los zapatos y se acercó a la cama y sentí el ruido característico de una boca chupando una pija.



Me di cuenta que mi madre se la estaba chupando, y lo confirme cuando le dijo:



—Que rico tu juguito.



—¿Te gusta?



—Sabes que me encanta, pero la concha de tu hermana te espera.



—Y mi culo también – Agregue.



—Sos una golosa – Me dijo mi madre.



—Salí a vos.



Sentí como mi madre dirigió la verga de Mario a mi concha y este comenzó a bombearme. Sentí como ella le chupaba las bolas. Y sentí como su verga se introdujo en mi culo.



Sentí como la lengua de mi madre recorría mi argolla cuando la verga de Mario la abandonaba y como le succionaba los huevos cuando iba a ella.



Yo restregaba mi cara contra su concha, la cual estaba totalmente depilada, igual que la mía, y mordisqueaba suavemente su gran clítoris.



Parecíamos una maquina perfectamente aceitada pues en ningún momento quedaba libre uno de mis agujeros, pues cuando la verga de Mario abandonaba mi concha, para ir a mi culo, la lengua de mi madre ocupaba ese lugar, y cuando la poronga de mi hermano dejaba mi orto para ir a mi concha, los dedos de mi madre hurgaban ese sitio, mientras tanto mi boca estaba ocupada con el clítoris de mi madre o mi lengua se introducía, dura en su vagina buscando tocar todos sus laterales.



No fue mucho el tiempo ¿O sí? La verdad es que perdí la noción del tiempo, hasta que llegue.



Fue un orgasmo en cadena, primero llegue yo, que inundé la cara de mi madre, me siguió Mario pues sentí no solo su grito sino las descargas de su semen en mi recto y luego el grito ahogado, por la pija de Mario a la que estaba sacándole las ultima gotas de leche, de mi madre quien pareció que me estaba orinando en la cara.



Ahí Mario salió de arriba nuestro y yo de arriba de mi madre, la que dándose vuelta y acostándose ente nosotros dijo “Que hermosos hijos tengo, No solo me llenan de orgullo por lo bueno y estudiosos que son, sino que además me hacen gozar de la sexualidad como no la disfrute ni de joven”



Luego nos dijo:



—Vamos a bañarnos y a cambiarnos así lo recibimos bien a papá.



—Sí preparémosle una rica cena - Dije.



—Ya tengo pensada cual será la cena – Me dijo.



Y sin agregar nada más se levantó y se fue al baño.



Con Mario nos levantamos, y como buenos hijo fuimos tras ella



Cuando entramos en el baño ella ya estaba en la ducha, de espaldas, mostrando su hermoso culo.



No pude dejar de sentir envidia por él, porque el mío, por más ejercicio que hago, no crece.



A Mario lo llevaba agarrado de la pija, y noté como esta volvía a tener vida ante semejante espectáCULO, por lo que sin decir nada, me arrodille y se lo empecé a chupar para ponérselo duro.



Mamá, dándose cuenta que estábamos en el baño, giró la cabeza y viendo como le chupaba la verga a Mario dijo “Sí, ponérsela dura que mi culo la quiere”.



Cuando la verga de Mario estaba bien dura, deje de mamársela y la lleve hasta el culo de mamá. Esta, al sentir la punta de la verga de Mario en la entrada de su culo, se dobló haciéndole más fácil la entrada.



Ahí me arrodille y chupándole las bolas a Mario y la concha a mi mamá vi como esa verga, que hacía poco había llenado mi culo de leche ahora estaba satisfaciendo al orto de nuestra madre, la que no solo movía circularmente su gran culo, sino que también acariciaba sus pechos y su vagina.



Yo no solo chupaba las bolas y el pedazo de verga que salía del culo de mi madre, sino también su vagina y los laterales de su ano sino que además me masturbada con unas mano, la concha, y con la otra sacaba parte de la leche que Mario había dejado en el interior de mi culo.



Nuevamente encabezamos



Los orgasmos solo que esta vez la primera que acabó fue nuestra madre, luego yo y finalmente Mario, quien descargó parte de su leche en el orto de maná y parte en mi boca.



Luego mi madre dijo: “Bueno, ¡Vasta por ahora! Bañémosno y arreglémosno” y haciendo entrar a Mario comenzó a bañarse y a bañarlo.



A mí me dijo que esperase, por lo que me senté en el inodoro, los vi bañarse y mientras observaba como se tocaban mientras se bañaban me toque yo. Cuando terminaron de bañarse entre yo a hacerlo, pero mi madre me dijo que no usase la ducha, sino el hidromasaje, el cual comenzó a llenar.



Yo extrañada le pregunté ¿Por qué? y ella me dijo: “Ya te enteraras”.



Terminaron de secarse y se fueron a cambiar.



Usando estuvo el hidromasajes lleno entré a él y estaba disfrutando de la calidez del agua, cuando entró me madre y agregó sales al agua.



Luego me dio un profundo y húmedo beso y me dijo: “relájate y goza del agua hasta que yo regrese”.



Eso hice y me quedé dormida pues…



Continuará.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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