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Esta historia ocurrió el verano pasado, cuando mi colega Javier y yo (Alejandro) estábamos en una de nuestras tantas noches de cine en casa, en este caso, como casi siempre, en la suya.
Decir como antecedente, que Javi y yo hemos sido amigos desde bien enanos. Vecinos del mismo bloque, hiperactivos, compañeros de clase, ambos hijos únicos aunque él de madre soltera. En fin, unos buenos gañanes, traviesos pero sin maldad.
Javi siempre ha vivido con su madre Patricia, ya que su padre, un buen vive la vida, se desentendió de ambos nada más enterarse de que iba a ser padre. Este se había dejado ver años después en alguna ocasión pero siempre como un amigo de Patricia y sin reclamar paternidad alguna. El caso es que hace apenas tres años su padre falleció en un accidente de coche y para sorpresa de todos (sobre todo de Patricia) había dejado en herencia a su nombre y de su hijo un piso en Sevilla y algún dinero del seguro de vida. Fue así como nos enteramos algunos amigos y el propio Javi de que había tenido padre y todo. Así que aquel que fuera un hijo puta vive la vida se había acordado de su hijo antes de que le llegara la hora, descanses en paz.
Vendiendo el piso en Sevilla y el de mi bloque, Javi y su madre se mudaron a un pequeño ático de una urbanización privada recién construida en otra zona de la ciudad, pero que no impedía que nos siguiéramos viendo, ya que cinco minutillos en moto y me plantaba en su flamante ático de urbanización con piscina y garaje.
Así llegamos al verano tras nuestro segundo año de facultad, en el que tocaba estudiar algunas asignaturas para septiembre, así que entre eso y los trabajillos de verano, no teníamos tiempo más que para algún chapuzón en la piscina de Javi, alguna partida rápida con la consola u ordenador y las noches de los Jueves y Sábados para nuestros ciclos de cine en casa.
¿Novias?¿Rolletes?¿Amigas con derecho a roce? El resto de nuestros colegas, pero nosotros en sequía malsana. Todos nuestros amigos con sus respectivas parientas, así que las salidas nocturnas se hacían aburridas al estar ambos sin pareja.
Pues tras el prólogo, espero que no muy tedioso, nos introducimos en la historia. Era un sábado noche de mediado-finales de Junio y Javier y yo estábamos en el salón viendo la tercera película de la noche "Por un puñado de dólares" (esa noche tocaba western) mientras que Patricia, la madre de Javier, había salido con algunas amigas a las que algunas veces se unía mi madre.
Total, que nos hallábamos los dos más sobaos que despiertos, con varios refrescos y cervezas metidos en el cuerpo, cuando Javi me dice desde el sofá donde estaba:
-Tío, me estoy durmiendo, vamos a poner otra cosa. Mira que hay en la tele.
-Pues a estas horas… - miré el reloj – Teletiendas, porno o televidentes.
-Vale, pues aceptamos porno como animal de compañía, ¿no?
-Ni se pregunta.
Zapeo un poco entre los canales locales… y listo, ya tenemos a una rubia con los labios de Yola Berrocal brincando sobre una vergón bien duro y gritando los típicos "ou yeah!","fuck me, fuck me hard!" mientras se relame y se amasa una de sus bien operadas tetas.
No bien la rubia ha recibido ni tres pollazos bien dados cuando Javi ya se acaricia el paquete por encima de las bermudas y yo me incorporo a animar al actor porno.
-¡Ahí! ¡Bien duro! – aprovecho para colocarme bien el paquete.
Parece que la rubia se había cansado, así que el maromo la pone en cuatro y sigue con lo suyo, que es darle duro y palmearle el culo a la zorrona.
-Quién pillara una tía así. – dije volteando hacia Javier cuando lo veo se la ha sacado y se la está cascando.- ¡Joder! Soy tu invitado, se supone que me has de tener en consideración antes de hacer esas cosas.
-Lo siento, Alex. ¿Te importa? – me pregunta mientras empieza a guardarse el rabo.
-No, pero pregunta primero, ¡coño! – y acto seguido desenvaino mi verga y me empiezo a masturbar, con lo que Javier vuelve a las andadas.
-¡Claro que sí! Demasiada hambre de hembra pasamos como para encima andarnos con remilgos.- Ambos reímos pero no dejamos de mirar como es embestida la rubia.
Embobados como estamos, apenas escuchamos las llaves en la puerta del ático. Yo inmediatamente envaino el sable, pero Javier ni reacciona tan concentrado estaba.
-¡Tu madre, capullo!
Con un movimiento digno de Matrix, Javi salta del sofá, se sube el bañador y cruza parte del salón en dirección a la entrada. Allí se topa con alguien, le oigo hablar un tanto acalorado. Instantes después se cierra la puerta.
-Será gilipo… ¡Alex, ayúdame un momento, tío!
Voy hacia la entrada y veo como Javi trae a su madre apoyada en un hombro.
-Ayúdame a llevarla a su dormitorio, qué parece que mi madre ha cogido una buena.
Dicho esto ayudo a Javi a cargar con su madre, la cual apesta bastante a alcohol. Cuando atravesamos a oscuras el salón y el pasillo hasta su dormitorio, el más alejado de la entrada, notamos como Patricia hace unos movimientos extraños con la cabeza. Va a vomitar y se lo digo a Javi, así que hacemos una parada en el baño más cercano a su habitación y la dejamos con la cabeza en el váter vomitando a gusto.
-Joder, nunca había visto a tu madre así. Como mi madre haya salido con ella y vuelva así a casa, esta noche hay bronca con mi padre, fijo.
-Ni yo, y luego querrá que yo no beba. – Prendió la luz del baño.
Patricia estaba arrodillada con el culo en pompa apuntándonos y se estaba durmiendo con la cabeza apoyada en la tapadera del váter. Así que Javi cogió una pequeña toalla, la humedeció bajo el grifo y le limpió un poco la cara. Cuando terminó la volvimos a cargar y la llevamos a su cuarto.
Al entrar, soy yo el que enciende la luz, la llevamos al borde de la cama y la tumbamos. Javi, comienza a retirar la sábana, así que para ayudarle, sostengo las piernas de su madre en alto haciendo que la falda del veraniego vestido azul que eligió esa noche baje hasta su cintura, dejándonos ver sus muslos y parte del tanga negro que lleva puesto.
Cuando terminamos le pregunto quién ha traído a su madre y cómo la han dejado beber tanto.
-Un puto cincuentón al que parece que no le ha gustado encontrarme en la puerta. ¡Capullo! – responde Javi haciendo gestos de asco con la boca.
Javi se va a mear y yo me voy al salón y me vuelvo a sentar en el sofá, le doy un trago más a la cerveza que hay abierta y me doy cuenta de dos cosas. En todo momento, el canal porno ha estado puesto y nosotros paseando a la madre de Javi por la casa, y segundo, en ningún momento se me ha bajado la erección.
Cuando Javi vuelve al salón, dice entre asombrado y vicioso:
-¿Ya has puesto el porno otra vez? No paras. – y hace con la mano el gesto de pajearse.
-¡Qué va! Se nos olvidó cambiar el canal cuando trajeron a tu madre.
Se queda quieto un momento.
-Bueno, tampoco creo que se haya enterado de nada, la verdad. – Sonríe.
En la tele son ahora dos lesbianas las que están amamantándose a la vez que se dedean un poco el chochete. Pero mi mente está en esos momentos en el cuarto de Patricia. Está borracha, no se entera de nada, y Javi y yo pasando más hambre que un vegetariano en una carnicería. ¡Cojones! Aquí todo el mundo folla menos nosotros que somos los más pringaos. ¡Joder! Hasta las salidas que la madre de Javi hace algunos fines de semana son para fornicar de cuando en cuando, si es que no se puede reprimir tantos años de deseo sexual.
Mi mente trabajaba a una velocidad pasmosa mientras una de las lesbianas le comía el depilado coño a su compañera a la vez que le metía un juguete de buenas dimensiones. Javi vuelve del baño, aún no se ha sentado en el sofá y alcanzo la suprema iluminación ¿Y si la vive la vida es la madre de mi colega y no el pobre desgraciado (¡Qué en paz descanse!) que la dejó preñada?
En esos momento el corazón me late deprisa y la polla también. Estoy al límite de empezar a babear, mi polla ya se ha lubricado.
-¿Crees que tu madre termina follando con alguien cada vez que sale de fiesta?
Pillo a Javier tan desprevenido que no sabe si terminar de sentarse o levantarse.
-¿Qué?¿Pero qué coño dices, Alex?
-Pues lo dicho, no sé, ¿piensas que tu madre sale algunos fines de semana para follarse a alguien? Porque no me vas a hacer creer que desde se cepilló a tu padre uno y no más Santo Tomás, porque si yo llevo cinco meses sin mojar y tú, siete, salvo que me tengas engañado, no me imagino yo a tu madre veinte años sin hacérselo con alguien. Vamos, no la imagino ni a ella ni a nadie.
-¿Pero eso a qué coño viene? – me dice Javi, entre indignado y nervioso.
-No sé, me lo acabo de preguntar al pensar que el tipo ese que la ha traído seguro que quería follársela al estar tan borracha que no se entera de nada.- digo esto esperando que cale en el subconsciente de Javi.
-Pues yo que sé, supongo que algo hará, no sé. Ni quiero saberlo, es mi madre, tío. Además ¿a ti qué te importa, te llevas comisión por cada polvo suyo o qué?
-Ni mucho menos, pero verás, entre la rubia de antes, las dos lesbianas estas - qué en esos momento una le metía un dildo en el culo a la otra - los meses de hambruna sexual, saber que le hemos jodido el plan del sábado a un viejo y saber que tu madre está con un colocón sin enterarse de nada habiéndola visto en pompa y con tanga… uff, me está ardiendo la polla solo de pensar en ello.- Era mi mejor amigo, mi compañero de armas, más claro y más sincero no se lo podría haber dicho, era lo justo.
-¡Pero serás carbón! Anda y pajéate con las lesbianas si no quieres que te parta la cara ahora mismo.
Se hizo el silencio, seguimos viendo la tele, pero a Javi se movía inquieto en el sofá. Por mi parte, pensaba en que pensaría Javi, no debía de ser fácil oír algo así sobre tu madre ni de tu mejor amigo y trataba de adivinar si nuestra amistad seguiría igual.
-Voy a por otra cerveza, ¿quieres? – Preguntó mientras iba a la cocina a por más.
-No, aún me queda en la botella.
Mientras el culo de la lesbiana era dilatado por el dildo a la vez que un pene de plástico entraba en su vagina, Javi llegó unos minutos más tarde de lo normal con otra cerveza más vacía que llena y se volvió a sentar.
-Me han entrado ganas de follarme a mi madre, Alex. Es un tronco, no se entera. Me he asomado a su dormitorio, me he sentado junto a ella en la cama y la he zarandeado un poco. No se entera.
Tras quedarme boquiabierto y sentir que el corazón y la verga casi me estallan, recobro el sentido.
-Es que una oportunidad como esta no se va a presentar otra vez, es mucho tiempo a base de pajas, joder y ya sé que es tu madre, joder si se puede decir que es mi segunda madre… uff, pero es que eso mismo no veas el morbazo que me da.
-Y a mí, tío. - Javi se levanta y da un corto paseo por el salón en el que lo veo debatirse en un profundo dilema entre la sensatez y la cordura frente al morbo y al deseo. – Venga, ahora o nunca. – se decide para mi felicidad. Y aunque me joda decirlo, que débiles somos los tíos en estas decisiones.
Despacio pero constante va hacia al cuarto de su madre y yo le sigo cachondo perdido. Pero en esto se detiene, me coge del hombro y me dice con su cabeza muy cerca de la mía.
-Si dices algo de esto a alguien te mato. Y si digo de parar, se para.
-Por su puesto Javi, somos colegas, tío, soy de fiar. – Javi me asiente.
Al fin llegamos al umbral del dormitorio de Patricia, todo está oscuro pero se adivina la silueta de ella a lo largo de la cama. Me alejo por el pasillo y enciendo la luz del mismo, así tendremos algo de luz para ver, pero será lo suficientemente escasa como para no despertar a Patricia con demasiada y no ser reconocidos. Se lo explico a Javi y me da el visto bueno, así en la penumbra entramos en el cuarto.
Tal y como la dejamos, encontramos a Patricia, con su media melena castaña y ondulada alborotada. El vestido azul de tirantes arrugado. Me doy cuenta entonces de que no lleva sujetador y de que sus tetas, bastante generosas y prominentes, caen levemente a los lados debido a la posición en la que se encuentra tumbada sobre la cama. Sus anchas caderas ocultan su carnoso culo levemente endurecido por las sesiones de pilates, pero creo que poco más van a endurecer ya a sus cuarenta y cuatro años.
Más que impaciente, decido acelerar las cosas y empiezo a desnudarme hasta quedar en bolas tirando la ropa a la entrada de la habitación. Javi, mucho más nervioso que yo, me imita.
Cada uno nos acercamos a Patricia por un lateral de la cama, yo por el lado derecho de Patri y Javi por el izquierdo. Javi se sienta en la cama a su lado y empieza a acariciarle los muslos desnudos, por mi parte al ver que su madre no reacciona, me tumbo a su lado y comienzo a acariciarle la barriga, subiendo mi mano con lentos círculos hasta sus tetas, a la vez que voy arrastrando el vestido hacia arriba dejándola desnuda en mi ascenso.
Una vez que sus tetas aparecen ante nuestros ojos y tras varios manoseos, me lanzo a mamar uno de esos pechos. Empiezo a dar enérgicos lametones y pequeños mordiscos a su pezón, el cual crece y se endurece en mi boca. Javi hace lo propio con el pezón que sigue en libertad a la vez que acaricia la ingle y la cara interna de los muslos de su madre.
Patricia se mueve lenta pero inquieta en lo profundo de su borrachera haciendo que Javi y yo nos detengamos asustados. Pero ya no hay forma de parar, así que termino por subirle el vestido y con él, le tapo la cara, así hiciéramos lo que hiciéramos no nos vería la cara, con lo que pudimos seguir a lo nuestro que es mamar pezones.
Yo estoy más lanzado y más desesperado que Javi así que sin dejar de saborear su pitón carnoso, decido terminar por desnudarla quitándole el tanga negro. Javi que no sé cuando ha empezado a pajearse me ayuda con su mano libre, y así desnuda ante nosotros, comienzo a enredar mis dedos entre los pelos de su coño hasta que alcanzo a acariciar el exterior de su vagina, donde lenta y aleatoriamente mis dedos se introducen en su interior.
Tras un par de minutos, Javi aparta mi mano y es él quien hurga en el interior de su madre a la vez que se masturba muy rápido. Deja para mí ambos pechos, los cuales sigo amasando, estrujando, pellizcando, lamiendo y mordiendo a placer.
Mientras tanto, Patricia hace algunos torpes y débiles movimientos con sus manos para apartarnos a su hijo y a mí a la vez que emite quedos sonidos.
-Ahí que darse más prisa, tío. – urjo a Javi que en ese instante se corre entre jadeos repartiendo leche en el suelo y algo en las sábanas. – Yo no aguanto más, lo voy a hacer. – le digo buscando su aprobación.
Así que me coloco entre sus piernas y Javi me ayuda a separarlas y flexionarlas un poco. Me la sacudo un poco y me dispongo a penetrarla.
-¡Espera!
Se me viene el mundo en cima y rezo a múltiples dioses para que mi colega no se haya echado atrás ahora, justo ahora.
-Voy a mi dormitorio a por algunos condones. Ya sabes, por si las moscas.
"Uff, menos mal" pienso. Eso es un amigo y lo demás son tonterías. Así que Javi abandona la habitación dejándome a solas con su madre, pero yo con la polla ardiendo como la tengo, no puedo esperar a que vuelva mi amigo con los plastiquitos, así que tras darle un par de refregones a la entrada de su vagina con mi verga se la empiezo a meter. No está todo lo lubricada que uno hubiera deseado, pero ha respondido al magreo que le hemos dado y lentamente me deslizo en su interior.
Entonces, Patricia da un quejido y trata de apartarse el vestido de la cara, por lo que termino por echarme sobre ella y sujetarle los brazos para inmovilizarla completamente, y así comienzo a menearme en su interior. Esa noche no ha follado, ya que la estrechez de su vaina me está dando mucho placer y sé que no tardaré en correrme. En esto que llega Javi y me da un capón en la cabeza.
-Capullo, te dije que esperaras. Toma y ponte el condón. – me susurra.
Molesto por la interrupción, saco mi polla y con una velocidad de manos propia de un tahúr me enfundo el preservativo.
-Sujétale los brazos para que no moleste.- le digo a Javier mientras vuelvo a introducirle la verga a Patri y está vuelve a emitir otro quejido.
Vuelvo a notar su estrechez, pero no me impide marcar un buen ritmo de mete-saca haciendo que sus tetones bailen con cada una de mis embestidas provocando un efecto hipnótico tanto en mi amigo como en mí.
Sé que voy a correrme en breve, ya que la situación me tiene muy cachondo y estoy disfrutándolo a tope, así que para alargar el momento, voy sacándola cada tres o cuatro embestidas secas y fuertes para restregarle mi polla sobre su clítoris y volver a introducirla en caliente. Con esto consigo que Patricia vuelva a emitir quejidos y algunas palabras medianamente inteligibles como "ara, ara, abrone", "ejaame ya", "no" a la vez que quiere desembarazarse de las manos de su hijo, el cual está empalmado de nuevo. Y así, con mi eyaculación a punto de decir "Aquí estoy", acelero el ritmo dispuesto a vaciarme por completo.
-¡Sí, sí, toma, toma! ¡Aaahh! – jadeo.
-No, no, no, nooo… ara. – susurra más que grita Patricia.
Me desplomo sobre ella y apoyo mi cabeza en sus pechos, a los cuales aprovecho para dar un par más de lametones y algún que otro mordisco a sus pezones.
-¡Dios! ¡Qué gustazo, joder, qué gustazo!
-Vamos, ahora mi turno. – Me apremia un Javi vestido ya con el preservativo y mucho menos nervioso por estar abusando de su madre.
En cuanto me aparto, el toma mi lugar y yo el suyo sujetándole los brazos a su madre.
Veo como las tetas de de Patricia vuelven a bailar pero esta vez debido a las penetraciones de su hijo. Éste, le está dando más duro y más rápido de lo que lo había hecho yo, provocándole a su madre quejidos algo más sonoros. Bajo mis manos, noto como ella trata de luchar por desembarazarse de mi agarre, pero el alcohol que lleva en el cuerpo le impide sacar fuerzas suficientes más que para incordiar un poco.
Como el cabrón de Javi ya se había corrido antes, la follada a pesar del ritmo vertiginoso y poderoso que lleva le está durando más que el mío. Se detiene un momento haciendo que su madre pueda tomar aliento mientras balbucea más cosas y me dice que me aparte.
-Djadme ios e uta, no quier, araaaa, nooo.
Javi coloca las piernas de su madre sobre sus hombros, echa su cuerpo sobre ella y le agarra por las muñecas dejándola totalmente inmovilizada. Una vez listo, empieza a bombear nuevamente haciendo más profunda la penetración.
-Aaah, aaah, aaah, aaaah, aaaah, noooo, aahhhh. – sigue quejándose Patri, pero su hijo, ahora más cachondo que yo (que era difícil esa noche) no le da cuartel.
-Toma, guarra. – y dicho esto le da un beso a su madre a través del vestido que tapa su cara. – Si querías follar, folla ahora, guarra.
-Noooo, aaaraa yaa, noooo, aaaahhh, ahh, ahh.
Esto me superaba, lo estaba alucinando con el comportamiento de mi amigo que se ha dejado llevar como un poseso, pero lo cierto es que gracias a ello se me había empalmado de nuevo, y Javi seguía sin aflojar el ritmo, todo un machote.
Tras poco más de media hora de dura follada, Javi comienza a dar fueres sacudidas mientras atrapa un pezón entre sus dientes. Permanece unos instantes sobre su madre y ahora al sonido de las profundas respiraciones de su madre se suma un débil lloriqueo.
-Toda tuya, yo ya voy servido. – me dice mientras se levanta y sale del interior de su madre.
Me doy cuenta de que aún llevo el condón del anterior polvo puesto, así que me lo cambio por uno nuevo y me vuelvo a colocar entre las piernas de Patri decidiendo emular la postura de mi colega que tan cachondo me ha puesto.
En cuanto empiezo a poner sus piernas sobre mis hombros, nuestra hembra vuelve a quejarse.
-Por favor, nooo, ejadme ya, or avor, arad ya. – se queja entre débiles lloriqueos, pero para su desgracia no iba a tener descanso, al menos por el momento y por la parte que me tocaba. Ya que una vez situado empiezo a penetrarla con profundas y veloces embestidas, las cuales me están proporcionando muchísimo placer.
-Toma zorra, esto buscabas. – me animo a decirle yo también. Pero ella solo jadea y se queja entre inaudibles lágrimas.
Ahora soy yo el que habiéndome corrido ya una vez, la someto a una larga y profunda cogida. Durante un momento le suelto uno de sus brazos y llevo mi mano a su culo, el cual estrujo y aprieto no sin cierta malicia.
-Vamos a dejarlo ya, ¿no? – me dice Javi, que ahora parece algo aturdido por verme follar a su madre de un modo más bestial que antes mientras ella llora entre jadeos y quejidos.
-En cuanto me corra, paramos. – le digo tranquilizador entre mis jadeos. Pero entonces, tras varias embestidas más, pienso que nunca he practicado el sexo anal y mientras le voy dando rabo duro y constante a Patricia, sopeso la posibilidad de hacerlo con ella. Así que me voy deteniendo poco a poco, hasta que me detengo con la polla lo más adentro posible del coño de Patri.
-¿Ya? - Me pregunta Javi.
-No, un momento, voy al baño.- Y me salgo de su madre.
Así pues, salgo dirección al cuarto de baño y me dispongo a buscar alguna crema o algo que haga de lubricante. Tras debatirme entre una crema hidratante de manos y un bote de aloe vera, opto por el segundo. Coloco todo en su sitio, abro el bote y me dejo caer algo del líquido sobre mi polla vestida de condón. Así, mezclado el aloe con los jugos de Patricia que embadurnan mi rabo, vuelvo a la habitación, llevando conmigo el bote de aloe.
En el pasillo me encuentro a Javier, que viene con las bermudas ya puestas y con los condones que habíamos dejado tirados en la habitación en la mano. Se ha detenido a recoger los tacones de su madre que se le abrían caído cuando la llevábamos por el pasillo.
-Cuando termines, te espero en el salón. Yo voy recogiendo esto, pero no tardes.
-Está bien, no te preocupes. – Le digo aumentando mi cachondez sabiendo que su madre será sola para mí.
El pobre debe de estar agobiado con lo que acabamos de hacer y es normal, pero yo no puedo detenerme ahora, ya habrá momento para remordimientos y lamentos. Pero ahora es mi momento, y ese momento consiste en darle por culo a la madre de mi mejor amigo.
Cuando entro en la habitación, veo que Patricia está acostada de lado dándome la espalda, abrazándose a sí misma, y parece que ha dejado de llorar aunque sorbe algunos mocos. Se ha bajado el vestido, pero aún ha dejado su culo y parte de la espalda desnuda. Me quedo contemplando ese culo… ¡Joder! lo estaba viendo y me preguntaba cómo es que ese culo no me lo habría follado antes, un culo grande, maduro, carnoso, redondeado. Vamos, ¡una delicia!
Comienzo a actuar rápido. Cierro la puerta dejando que entre apenas un hilo de luz del pasillo a la habitación. Me acerco con paso raudo a la cama y me subo en ella justo detrás de Patricia. Ésta trata de darse la vuelta al sentir que uno de sus violadores, porque es en lo que nos hemos convertido su hijo y yo mismo, ha vuelto a por más. Con fuerza y sin soltar el bote de aloe, la mantengo bocabajo dejando caer mi peso sobre ella cuan largo soy. Así, sobre ella, bajo mi mano hasta su culo y vuelvo a magrearlo.
-Nooo, dejagme, por favor. No quiego, ejaame. – me suplica hasta que termina por callar al ver que no causa efecto en mí.
Me incorporo y con cierta dificultad, abro el bote con una mano y empiezo a derramarlo poco a poco por la raja de su culo a la vez que haciendo movimiento de penetrarla voy restregando mi verga por ese canalillo que forman sus grandes nalgas.
Cuando he vaciado buena cantidad de aloe, cierro el bote y lo dejo sobre el colchón cerca de mí. Pero ahora venía lo más difícil, meto mi pierna entre las suyas para separárselas y ella comienza a dar manotazos a la espalda, dándome algún torpe golpe, porque a pesar de estar más espabilada, seguía bastante colocada por el alcohol. Así que le aferro las manos con las mías y se las llevo a la espalda, ahí consigo agarrárselas con una sola mano, y la otra la llevo a su cintura para tratar de elevarla un poco y facilitar la penetración. Una vez conseguido me ayudo de mi mano para guiar mi polla hasta ese culo que pide a ansioso ser penetrado.
Doy en diana, así que una vez mi polla se fija en su puerta anal, doy un golpe seco de cadera sobre su ojete, pero no consigo introducir ni siquiera toda la cabeza de mi verga.
-¡Aaaarrggghh! –grita ella y trata de huir de mí para que mi polla abandone su ano. Pero inmovilizada de manos como está, no consigue sino excitarme más al saberla cautiva. – Nooo, eso no, porf…avor, esso noooo.- Comienza a balbucear rápidamente. Pero yo, que ya tengo abierto el camino, llevo la mano que guiara mi polla en tan noble empresa a uno de sus cachetes para abrirlo un poco a la vez que vuelvo a dar otro fuerte empellón sobre su ano.
-¡Aaaaaaaaaaahhhhh! – grita ella dolorida y con razón, yo mismo me he hecho algo de daño, ya que de un golpe ha entrado la cabeza y le ha seguido media polla, que sin ser inmensa luce buen tamaño.
Ahora mi mano abandona su cachete y se fija bien fuerte en sus anchas caderas como una tenaza y doy otro empellón más fuerte si cabe que el anterior a la vez que tiro de ella hacia mí tanto de su cadera como de sus brazos, con lo que consigo erguirla un poco.
-¡Aaaaaarrrrrggghhhaarghh! – sale roncamente de su boca, grito que ahoga mi corto gemido "aahhh".
Objetivo conseguido, no me queda más verga que meterle por el culo a la pobre Patricia, y de momento, más que placer, siento dolor en mi polla. Su ano me aprieta a todo lo largo de mi rabo y sólo la excitación y el morbo me instan a seguir con la tarea empezada.
Mientras me voy acostumbrado a la presión a la que es sometida mi verga y esperando que el ano de Patri se dilate un poco, aprovecho que Patricia ha quedado más erguida para terminar de ponerla de rodillas y así follarla en buenas condiciones, aunque ella mantiene la cabeza hundida en la cama.
Así, sometida y doblegada a la voluntad de mi rabo, Patricia ha de soportar como voy sacando lentamente mi polla de su culo hasta dejar la cabeza dentro, para acto seguido embestir con fuerza tratando de introducirle la mayor cantidad de polla en su culo.
-¡Aaaaaaahhg!¡Aaaaaahh!¡Aaaaahh!¡Aaaaaah!¡Aaaah!¡No más or fahor!¡ Aaaaaaggh!¡Aaaaargghh!¡Aahhh!¡Aahh!¡ca..bron!¡Aaaah!¡Aaah!¡Aaarrgg!¡Aaaag!¡Aaah! – Se queja Patricia embestida tras embestida, que son lentas pero duras y profundas, las cuales empiezan a darme el placer esperado.
A estas alturas Patricia ya no ofrece resistencia. Con la cabeza hincada en la cama, sus quejidos son más apagados y amortiguados. Sus brazos dejan de incordiarme por lo que decido soltarlos para magrearle a gusto las nalgas, y su culo se ha dilatado a base del buen mete-saca que le administro, permitiéndome así disfrutar de su estrechez cada vez que profundizo en sus entrañas. Decido pues incrementar la velocidad de bombeo. Me agarro con fuerza a sus caderas, ahora sí con ambas manos, y la penetro a velocidad de conejo.
-¡Toma puta, toma!¡Qué buen culo tienes, cerda!¡Toma! - le bufo entre dientes tratando de no alzar mucho la voz.
La pobre Patricia, ante mi estado de absoluta y loca cachondez, no puede más que aferrarse a las sabanas y gemir entre sollozos.
-¡Aaaaggg!¡Aaaaggh!¡Noooo!¡Bastaaa!¡Astaa!¡Aaaaagghhh!¡Aaaaggh!¡Nooo!
-¡Sí!¡Sí!¡Sííí!¡Toma!
Siento como me voy a correr, así que me detengo, ya que quiero disfrutarla un poco más, siendo esta una oportunidad única.
Vuelvo a amasar las carnes de su culo entre mis manos, le acaricio la espalda y recostándome un poco sobre ella llevo mis manos a sus tetas, que las tenía totalmente abandonadas. Le doy algunos besos en su espalda sudada, ya que Patri ha resultado ser toda una hembra y se esta portando de maravilla. Me dedico a acariciar sus pechos y estrujar sus pezones mientras doy muy pequeñas y lentas embestidas, ya que necesito descansar un poco aparte de alejar un tiempo el incipiente orgasmo.
Oigo a Patricia recuperar el aliento, sorber mocos y lloriquear en voz muy baja a la vez que noto como sus piernas tiemblan levemente, supongo que de miedo y agotamiento. Jamás habría soñado con recibir tremenda cogida como la que llevaba esa noche y su cuerpo debía de estar al límite, aunque inesperadamente me da otro de sus torpes manotazos como bien puede. Así que en represalia le aprieto fuerte uno de sus pezones y tras el quejido de rigor vuelve a aferrase a las sábanas y a la almohada con fuerza.
-Vete y déjame, por favor. – dice tras coger aliento en un diminuto susurro que apenas logro escuchar. – No…duele.. no uedo más.. dé..jame.
Pero mi padre siempre me ha dicho que termine lo empezado, así que dicho y hecho. Me separo de su espalda con otro beso y vuelvo a la anterior posición. Separo sus nalgas y saco mi verga lentamente dejando la punta en su ano, me afianzo en sus caderas y la penetro con fuerzas renovadas cual ariete del Medievo, volviendo a imponer ese ritmo loco y frenético de imparables mete-saca que le mostré minutos antes.
-¡Nnnooooooooooooo!¡Noooo! – jadea desesperada mientras gatea un par de pasos con sus manos para huir de mí, pero se lo impido primero sujetándola con fiereza por sus anchas caderas y luego dejando caer mi cuerpo sobre ella, obligándola así a yacer totalmente boca abajo.
En esta posición la inmovilizo por las muñecas y me separo de tremenda madraza lo justo para que me permita descargar sacudidas y penetraciones más profundas. Pero el vaivén y calentón de toda la noche es vertiginoso y comienzo a notar como descargo ráfagas de semen en su ahora más distendido y dilatado ano.
-¡Ya!¡Ya!¡Ya!¡Aaahh! – tengo la decencia de avisar entre mi placer extremo.
Me quedo unos momentos reposando sobre ella y dejando que mi polla emita algunos espasmos en su culo antes de decidirme a salir de su interior, ya que le he tomado un cariño especial a semejantes nalgas.
Una vez en pie, la vuelvo a contemplar y con ayuda de la escasa luz del pasillo, veo que en algún momento de la temible enculada ha metido la cabeza bajo la almohada, sin embargo no se la oye llorar, bien porque se ha desmayado bien porque no tenías fuerzas ni para eso. Por mi parte, recojo mi ropa del suelo y salgo de la habitación dirección al baño dejando a la madre de mi amigo con las piernas abiertas, el ano como la letra "o", sudorosa, agotada, dolorida, pero sobretodo bien follada, ya que los meses de abstinencia de Javi y míos los ha recibido con soberbia maestría.
Una vez en el baño, me percato de que el preservativo está roto, goteando algo de semen y manchado con algo de heces, pero afortunadamente sin manchas de sangre. Me lo quito y lo arrojo a la papelera del baño. Me miro la polla que ha perdido parte de su erección, pero está roja y dolorida aunque sin daño aparente. Echo una meada y me la limpio con cuidado mojando la toalla que usara antes Patricia. Me tiemblan las piernas y pienso que me saldrán agujetas con total seguridad. Tiro también la toalla a la basura. Me visto y miro el reloj. Han pasado cuarenta minutos desde que empecé con el segundo polvo y media hora al menos ha sido de follada anal. Salgo hacia el salón, apagando la luz del pasillo, para encontrarme con Javi mientras me pregunto que habrá estado haciendo esos cuarenta minutos en los que yo he gozado de la tremenda mujer que tiene por madre.
Al entrar al salón, veo que tanto los DVDs, bebidas y demás cosas que teníamos en el salón han sido recogidas, la televisión está emitiendo una teletienda y Javier está sentado en uno de los sofás, frotándose las manos y pálido como un albino. En cuanto me acerco para sentarme en el otro sofá me mira.
-Alex, tío, ¿qué coño hemos hecho? Hemos violado a mi madre.
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