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Categoría: No Consentido

Párroco degenerado así pervertido en la sacristía se mete para sacarle al diablo

Eulalia Hemingway Grant está de rodillas frente al confesionario de la parroquia; confesándose abiertamente de sus atribuibles pecados inmundos como indecorosos completamente. Mientras, a través de la pantalla tejida de la ventana del confesionario, entre ustedes y yo él parroco anda con indecencias. Igualmente, con unos atrevidos goloseós sobre todo miradas pervertidas hacia los senos bastantes escotados obviamente esplendidos asimismo parados de la propia Eulalia Hemingway Grant, que va vestida con una camisa de licra y gamuza junto con una falda campana vegana corta y botas hasta la rodilla de tacones de punta altas. El párroco, está sacudiendo de ahí, zarandeando, entre ustedes y yo, apretando por supuesto, jalando y sujetando sin cesar su pene que anda botando semen poco a poco, estando escuchando en confesión en vivo y a todo color, a Eulalia Hemingway Grant. El párroco sale y termina la hora del confesionario, que le pide hija (Eulalia Hemingway Grant), ten la amabilidad sí puedes darme de tú tiempo para seguirte confesándote, si te parece bien cómodamente en la sacristía si te parece bien. Eulalia Hemingway Grant accede inmediatamente que acompaña al párroco a la sacristía; bueno él párroco se quita y despoja de la túnica la besa al ponerla y guardarla; el párroco se acerca al sentarse al lado de Eulalia Hemingway Grant. Le habla: Muéstrame, esos pecados inmundos e indecorosos cometidos e tentados por los tentáculos de provocación por él mismo Diablo de los infiernos. Eulalia Hemingway Grant apresa sus senos, se los aprieta hasta levanta, de ahí, soba también abre de lado; al abrirse de las entrepiernas al regarse corporal así físicamente; al meterse ambas manos al deslizarse, sin embargo, sé restriega zurradamente, en su clítoris y vagina. Se saca por toda panavisión sus senos que está manoteándose intensa y sin cesar de lado a lado sus senos parecido a auto flagelarse sobre todo castigarse, prácticamente quemándose por las flamas del fuego que la quema por dentro al fornicar con el mismo diablo de los infiernos en carne viva por parte de la misma Eulalia Hemingway Grant. El párroco degenerado igualmente pervertido se la come a beso, inclusive fornicando a Eulalia Hemingway Grant, viviendo este furor inexplicado e insólito, sin embargo, inescrupuloso finalmente entonces el párroco la aparta al echarle agua bendita que exclama en voz alta sin cesar, diablo de los infiernos te expulso también te saco asimismo te arranco, de una buena vez ordenando que abandones y salgas del alma de está mujer que la llevaste a tus fauces de tu reino infernal y por la eternidad te la arrebato de tus garras al tirarle desmesuradamente al salirle levemente humo blanco por parte de Eulalia Hemingway Grant al salvarla él párroco y mucho más.  
Datos del Relato
  • Categoría: No Consentido
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