Así fue. Salí corriendo de la playa y llegué al aparcamiento. Allí me cambié y ya trajeado salí hacia la ciudad de G.
La reunión era sencilla, pero aun así me costó concentrarme, ya que mi imaginación se iba a la gasolinera, y de la gasolinera a la playa.
Terminada la reunión me invitaron a comer, pero tuve que inventar que tenía un compromiso familiar en un pueblo cercano y como vengo tan poco por aquí les debía la visita, además ya estarían preparando la comida...
Cogí el coche y salí hacia la playa. Eran las 3 para cuando llegué.
La playa estaba llena. La mayor parte de la gente hacía nudismo, pero no todos. Me cambié en el aparcamiento y con unos pantalones vaqueros me acerqué a la arena.
Me sentí extraño, con los pantalones vaqueros y no me atrevía a mirar muy descaradamente a las chicas que, algunas con un cuerpo precioso, tomaban el sol. Todos estaban desnudos, el raro era yo, quería llegar ya al punto donde había dejado a S. unas horas antes. Le traía nueva provisión de agua, fruta y algo de comer.
Pero no la encontré. Era el punto en que la dejé, pensé. Miré a una lado y otro y la ví acercarse hacia mí, saludando con el brazo en alto y caminando desnuda y morena con sus pechos pequeñitos y su sexo recortado.
Un grupo de chicos que tomaba el sol al lado la miraban con descaro.
- ¿Te has cambiado de sitio?
- Sí, es que quería verte perdido... -ella reía y me besó ligeramente la boca - ¿qué tal la reunión?... ¡qué bien has traido agua y comida!
Nos sentamos y yo me desnudé. Tomamos un par de piezas de fruta y bebimos casi todo el agua.
- Luego vamos a comer algo más sustancioso - le prometí.
Entonces me acordé:
- Por cierto, me habías prometido que me contarías porqué estás tan morena integral.
Y me contó:
- ¿Te acuerdas de la pisicina de Rosa? - Rosa es una amiga suya, una niña pija de 25 años, una amiga especial con la que se cuenta todo. Creo, según ella me dijo, que es la única persona que conocía nuestra relación. Yo sabía que ella vivía en una casa tipo chalet con piscina privada, hacía tan sólo 10 días S. me había pedido que después de trabajar la llevara a esa casa. Y cuando llegamos me invitó a entrar. Allí conocí a Rosa. Morena, pelo liso, delgada, ojos negros... estaba en la piscina y salió a atendernos con un pareo... eché un vistazo a la estupenda piscina y allí las dejé- Pues desde el día 15 sus padres están en el Caribe y ella está sola. Yo casi paso más tiempo en su casa que en la mía desde entonces. Todas las tardes nos las pasamos tomando el sol en la piscina... y una día, empezando a hablar, resulta que a las dos nos gusta tomar el sol desnudas, así que nos quitamos los bañadores y desde entonces llevamos casi 15 días tomando el sol desnudas por las tardes. La señora que le limpia la casa sólo está hasta las 3, así que yo casi ni me la cruzo. Como ves no hay mucho misterio.
Yo me las imaginaba a ambas desnudas en la piscina y la imagen me gustaba.
- ¿os ponéis crema una a la otra?- le pregunté por ponerme cachondo.
- Sí claro. Por los pechos, y por las caderas y por el culito también. El otro día incluso le di un masaje relajante con todo lo que he aprendido de tí... pero siento decepcionarte... es todo muy inocente. No nos excita.
- Vaya, qué pena. Así que el día que Rosa salió a recibirme con el pareo no llevaba nada por debajo.
- Pues no me acuerdo. Es posible que no.
- ¡Qué pena no haberlo sabido!
Volvimos a nuestra ciudad. Por el camino paramos en un lugar solitario. S. se agachó y sacó mi polla caliente por el sol, se la metio en la boca. Yo pensaba en las dos lolitas masajeandose y dandose crema. Y al poco me vine en su boca. Ella esperó, como hace siempre, a que todo saliera y empezó a tragarlo con cuidado, luego sigue limpiando los restos en la propio capullo.
- ¡Qué rápido te has venido hoy!
La dejé en su casa. Pero la idea de S. y Rosa tomando el sol desnudas no me la pude quitar de encima y me masturbé de nuevo en mi casa.
Al día siguiente fuimos a trabajar con normalidad. Al salir coincidimos y le ofrecí llevarla a casa.
- Voy a casa de Rosa - me dijo.
- Pues te llevo.
- Vale.
Nos abrió la puerta Rosa y no se sorprendió al verme.
- Me han contado que ayer tuviste una reunión muy dura... ¿sobre un asunto de petroleos y de mapas, verdad? - Rosa se reía picarona mirando a S.
- Te han contado todo, veo.
- Pues sí. ¿Quieres quedarte con nosotras a tomar el sol?
- No no puedo. Además no tengo bañador -quería comprobar hasta qué punto estaba algo organiazado a mis espaldas.
- No te preocupes, que te dejo un traje de baño de mi padre.
Ella subió a buscarlo y tuve la sensación de que S. no le había contado nada de mi interés por la escena de la piscina.
- Oye, yo no le he dicho nada, ¿eh?, ha sido ella la que te ha invitado... pero no te emociones, creo que no se desnudará estando tú delante.
Rosa bajo con el traje de baño y ambas salieron a la piscina. Allí Rosa se quitó el vestido que llevaba y se quedó en bikini de dos piezas.
- ¿queréis ir a la habitación a cambiaros? -preguntó al vernos sin saber qué hacer.
- No- fue S. la que reaccionó - yo me cambio aquí mismo. Total...
- Pues yo también... si a tí no te molesta, claro- le contesté.
Rosa hizo un gesto como que le daba igual.
Así que nos empezamos a desnudar. S.me miraba divertida. Al verme el sexo semi-excitado un poco más grande que en estado de reposo pero no erecto, se rió.
- ¿Has visto qué cosa tan bonita?- le preguntó a Rosa.
- No, no quiero mirar, a lo mejor él se ofende -respondió riendo, pero lo cierto es que se recostó sobre su tumbona y me miró descaradamente la polla.
- Pues sí es bonita -le contestó- si no te molesta que lo diga -termino mirandome a los ojos.
- No, no me molesta- esta vez era yo quien no sabía cómo actuar. El maestro estaba actuando como un vulgar alumno.
Mi polla estaba crecida, pero no empalmada. Hacía poco que había depilado los huevos y el culo. Y el pelito lo llevaba corto, de modo que la impresión era superior. S. tenía ya puesto su traje de baño y con la mano derecha cogio mis testiculos como sopesándolos...
- Está muy suave. No te lo pierdas -dijo a Rosa sin mirarla.
Rosa se levantó y se puso de rodillas. S. la imitó. Yo no podía creerlo. Tenía a dos chicas en bañador tocándome la polla. Mi erección era ya total.
- Veo que le gustamos S.- dijo Rosa poco antes de meterse la polla en la boca con toda naturalidad, como quien saborea un helado.
Su boca era fresca y suave. Su lengua sabía lo que hacía. S. cogió mi sexo lo sacó de la boca de su amiga y se lo metió en la suya. Rosa se reía:
- ¡Qué egoista! Todo para tí...
Yo me veía cumpliendo un sueño de todo hombre... pero no sabía qué hacer... Cogí a Rosa de la cintura con intención de prepararla para una penetración de ensueño... pero reaccionó de forma inesperada:
- No, majo. A mí no me la metes tan fácil. Te hago una chupadita porque eres amigo de S. y es una bienvenida a esta casa. Pero nada más.
S. no podía aguantar la risa. Yo creo que ambas estaban más divertidas que excitadas. S. se sumó al juego:
- Pues a mí tampoco que me la metes hoy, guapo. Yo te la chupo, si quieres, por acompañar a Rosa por que estamos en su casa y no quiero dejarla sola, pero nada más. Te corres y nos dejas tranquilitas tomando el sol.
Yo la miré por saber si iba en serio.
- De verdad - dijo S.
- Eso es todo lo que hay, si quieres lo tomas y si no lo dejas -siguió Rosa.
- Como queráis - no supe cómo hacerlas cambiar de opinión, así que me concentré en disfrutar de lo que había: dos lolitas en bikini arrodilladas a mis pies mamandomela polla.
Yo quería correrme en la boca de Rosa, quería conocer su reacción. Pero fue S. la que se adelantó:
- A Rosa le da asco el semen, así que sé respetuoso con la anfitriona y avisa. Bueno, a mí me da igual, pero eso ya lo sabes.
- ¡Eh!, que igual hoy hago una excepción y lo pruebo... -dijo Rosa para sorpresa de ambos- pero sólo un poquito, ¿eh?. No te pases, porfa - terminó mirandome a los ojos...
- Vale - la idea fue de S.- que se corra en mis tetas y tú coges con el dedo un poquito para ver si te gusta... -yo sabía que a S. le encantaba que me corriera en sus pechos y sentir ahí la leche caliente, de modo que sabía que no le estaba haciendo ningún favor a su amiga.
S. que quitó la parte de arriba del bikini y ese fue el momento en que quisé cumplir sus órdenes, saqué la polla de la boca de Rosa y me vine sobre los pechos recién liberados de S.
S. esta vez estaba más interesada en la reacción de Rosa que en mí corrida, algo raro porque suele ser muy cuidadosa en terminar todo muy bien.
Rosa se inclinó sobre S. para ver bien mi leche.
- No es mucha- dijo en tono crítico.
Estuve a punto de esplicarle que la víspera me había descargado dos veces y que eso, cumplidos los treinta, se nota... pero enseguida me recobré y me dí cuenta de que no debía dar explicaciones.
Así, según estaba, Rosa se acercó al pecho derecho de S. y sacó su lengua y toco el pecho de S. ligeramente por un par de segundos.
- ¿Qué te parece? - le pregunto S. sin percinir el hecho de que le había lamido un pecho.
- Bueno, pues no es tan asqueroso. Pero tampoco le veo el placer que tú le encuentras...
Pero a pesar de sus palabras Rosa no escupió mi semen, si no que lo tragó. Y ése es un detalle que a un hombre no se le escapa.
No sé si me creeréis que Rosa se dió media vuelta y se tumbó como si nada hubiese pasado. S. se limpio sus pechos y se tumbó en la tumbona que quedaba libre. Yo me duché, me dí un baño en la piscina, salí a secarme al sol y al poco rato me fuí.
- No te quejarás del recibimiento que se te da en esta casa, ¿eh? - me dijo Rosa ya en la puerta-. Dale las gracias a S. que ella me lo ha pedido...
Sólo entonces caí en la cuenta de lo evidente. S. había preparado esta escenita para mí y yo fui tan ingenuo que creí que iba surgiendo sola y no me dí cuenta de nada.
Fue una cura de humildad. Un maestro debe seguir aprendiendo siempre...
Como lo prometí, he leído tu relato, y como favor personal te digo que lo continúes, ¡qué te parece?