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Categoría: Confesiones

Para no morir de estres en la oficina

Hace ya un par de meses que cambié de trabajo, vena a este despacho a probar suerte y a recuperarme de un bache económico que tras la pandemia tuve que enfrentar, en embargo la suerte a todos nos sigue y valla que el destino es grande que, justo llegué a un magnífico lugar, Damián, un antiguo cliente de la firma donde antes trabajaba es el hijo de dueño del despacho un tipo en sus treintas con un porte elegante pero igual que yo con serios problemas en la cabeza.

En alguna ocasión Damián me encontró cogiendo con una de mis asistentes en la oficina y luego de que eso sucediera me dijo que también quería hacerlo, pero fue un fin de semana en la que nos llevamos a Regina a un hotel elegante de la ciudad de México para darle una cogidota entre los dos que la pobre estaba adolorida de no dejarla descansar.

Entonces, cuando supe que Damián era alguien quien vería del diario, pude contactarlo y éste emocionado me dijo que me mudara a la oficina junto a la suya entonces la primera frase que salió de su boca era un pensamiento que yo ya sabía que diría.

-Ay que traer unas putas o no mi Lic.

Ambos con una sonrisa burlona nos abrazamos y nos tomamos un par de wiskis, eran apenas las diez de la mañana cuando su celular sonó y me dijo que lo acompañara al área de las salas de juntas.

Ya presentía lo que nos esperaba y siendo ambos compañeros de la perversión fuimos entonados al último piso del edificio y ambos entramos sigilosos a la sala más pequeña y alejada del despacho, un ventanal grande y una mesa con seis sillas, y en el fondo una mujer alta con ojos claros y pelo castaño vestida en un abrigo de gabardina tipo inspector de policía.

-Mira nada más lo que te traje contador, una rica francesita para que nos saque bien chulo el veneno.

En efecto una linda francesa de 1.70 con las piernas largas y las nalgas redondas una cara fina pero unas tetas de campeonato que con verlas en el escote luego quise aventarme en ellas. La saludamos de beso en la boca y ella sin dudarlo puso sus manos en nuestras vergas.

En un momento Damián le aflojo el cinturón de su abrigo y lo abrió para verla completa, estaba completamente desnuda y ver sus ricas tetas blancas nos puso frenéticos a ambos, el y yo nos miramos a los ojos como para sortear que lado nos tocaría a ambos, Damián se colocó detrás de ella y yo me fui sobre su boca para probar nuevamente sus labios. Apretaba sus tetas con mis manos mientras mi compañero abría sus nalgas besando su cuello, la chica solo gemía delicioso mientras ambos nos íbamos desnudando.

Finalmente, los tres desnudos estábamos manoseando y besando a nuestra acompañante, luego de eso la tumbamos en la mesa, ella estaba boca abajo y yo me fui a su boca, Damián le abrió las piernas y como perro endemoniado comenzó a darle unas mamadotas en el culo, yo sentía su saliva mojar mi verga y jalaba de su cabello para clavarle mi pene hasta la garganta, estábamos vueltos locos jadeando y escuchando sus gemidos, cuando ella se dio la vuelta para estar boca arriba, seguía mamando mi verga pero ahora yo apretaba sus enormes tetas mientras que Damián le levantó las piernas y le pegaba unas chupadas desde el culo hasta el clítoris, le metía sus dedos y fuertemente los movía haciendo que la chica gritara, fue en uno de esos fuertes tallones cuando la chica reventó en un gemido soltando un chorro de fluido caliente mi verga entraba con furia en su garganta mientras que mi compañero estaba siendo empapado por los jugos calientes, en ese momento el caminó a donde estábamos y puso su verga en la boca de nuestra puta, me fui a sus piernas y aun sintiendo las contracciones de su orgasmo le clavé mi verga hasta el fondo, me movía sintiendo como su panochita se mojaba con cada bombeada, de pronto él la jaló de las manos para que se pusiera de pie, se colocó frente a ella y puso su verga en sus tetas ella estaba en cuclillas haciéndole una rusa mientras yo me masturbaba.

-Prepara ese culo David, porque pronto vamos a ponernos bien calientes.

Abrí las nalgas de la exquisita francesita, no había necesidad de echar saliva pues estaba completamente empapada, mi verga fue entrando despacio hasta quedar completamente es su ano, gemía y con más fuerza yo la bombeaba mientras sus tetas seguían frotándose en la verga erecta se Damián.

En ese momento él se sentó en un pequeño sofá, comprendimos sus intenciones y entonces ella se le montó encima, nos acomodamos y nuevamente penetré a la chica por el culo para hacerle una rica doble.

La chica nos apretó con sus manos intentando meterse ambas vergas hasta el fondo, nos quedamos un momento inmóvil y sentimos como unos chorros calientes resbalaban por sus muslos, en cuanto a Damián no dejaba de mamar sus tetas mientras yo le jalaba el cabello y le daba unas cuantas cachetadas. Entonces ella nos dio de manotazos, quería sentirnos y con fuerza comenzamos a movernos, al principio de forma irregular pero no tardamos mucho en acoplarnos. Le dábamos verga con fuerza mientras no desatendíamos sus tetas ni su boca.  Era tan caliente la escena que tuve que salirme un momento para volver a agarrar el ritmo.

Entonces ese hombre se cambió de agujero, así montada la clavaba por el ano mientras ella lo cabalgaba entre fuertes gemidos, yo contemplaba aquella imagen y un nuevo aire me vino al cuerpo, me acomodé nuevamente como estaba, Damián saco su verga del culo de la mujer y volvió a meterlo en su vagina en ese momento nuevamente me fui con fuerza dándole por el culo.

Continuábamos como bestias dándole fuertes embates, ella gemía y se mojaba con gritos cada vez más desesperados, ya era el momento donde ambos sentíamos no resistir más y nos movimos con todas nuestras fuerzas, ambos casi en sintonía nos venimos dentro de ella explotando como locos en chorros de leche caliente. Nos seguimos moviendo hasta dejar todo nuestro semen dentro de la chica y poco a poco nos fuimos incorporando.

Ambos nos sentamos en una silla mientras la mujer deliciosa estaba sentada en la mesa escurriendo en fluidos y sudor, luego de uno momento comenzamos a vestirnos y Damián en secreto le daba su recompensa, ya vestidos nos tomamos otro trago y convenimos que esto era el inicio de varias ocasiones donde le daríamos rienda suelta a nuestras calenturas.

-Prepárate mi Licenciado, que en estos días vienen dos chicas cubanas que están para morirse.

Y en efecto no tardó mucho en citarme en un hotel para estar con esas diosas, pero esa, es una historia para otro momento y concluyo esta diciendo: que amo mi trabajo y las escapadas que mi patrón me deja para no estresarme mucho en la oficina.
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