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PAMELA PARTE 2
Continuación de algo fuerte de contar
Seguiré relatándoles experiencias fuertes que me ocurrieron hace un año por golosa y andar experimentando. Me llamo Nancy, tengo 35 años, mido 1.69 metros, delgada de piel blanca, cabello negro lacio ondulado, peso unas 125 a 130 libras, curvilínea de senos redondos medianos muy firmes pezones rosados y una cola espectacular; mis nalgas están paraditas y muy firmes medianas; estudie la carrera de ingeniera industrial en la Facultad Publica de la Universidad. Hace un mes conocí a Pamela una Ingeniera industrial como yo, pero de 40 años.
Podría hablarles de que cosas hacen que me excite y alborote pero en estos últimos meses he vivido ciertas experiencias, que han ido cambiando mi forma de pensar y sentir, y muchos temas que antes eran tabú hoy en día se han convertido en parte de mi vida y mundo de exploración sexual. Desde que me tomen bruscamente, me manoseen y sin contemplación me cojan y coman, me chupen mi conchita, hasta que me castiguen sexualmente como a una perra callejera. Eso es lo que me gusta actualmente, que me castiguen con rudeza y me posean de forma brusca. Adicional el que una mujer me desee y me fuerce a ser suya se estaba convirtiendo en una fascinación nueva para mí.
Pamela una mujer muy liberal, agresiva, mandona y posesiva; Pame! como comencé a decirle es una mujer imponente y elegante mide más de 1,80 mts. de altura, a lado mío ella es muy grande y con más fuerza que yo capaz de someterme y castigarme, castaña oscura con rulos, ojos marrones pero con un brillo y que trasmiten una vitalidad de esas que no se pueden dejar de sentir, de peso normal para su altura, y tiene buena forma unos enormes senos y una gran cola. Toda una morenaza.
A sus 40 años había logrado muchas cosas, comencé a realizar proyectos bajo su tutela como un segundo empleo. Eduardo y Mauricio habían vuelto loco mi cerebro y abierto mi sexualidad a niveles diferentes. Pero ni ellos habían imaginado lo que aquella vez viví con Pamela y lo que pasó de ser una sesión dominante y feroz a algo casi placentero pero con momentos de humillación y ultraje sexual.
Pamela y yo Seguimos viéndonos, me tomo un tiempo recuperarme para volver a intimar con ella o cualquier otro. Pera ella seguía siendo mi jefa y mi dueña. Siempre me mantuve en contacto con ella por celular o wasap. Si Si!!! a mí me gusta esto de gozar, de coger, de follar y ella es fantástica. Y lo mejor de todo es que logra envolverme en su mundo y me convierte en su puta y perra sin que yo pueda objetar nada. Su inteligencia y carisma te hace hacer lo que sea; y aunque se la da de tímida.
Y hasta cuando te tiene entre sus manos te abusa y domina como no se imaginan, la muy puta!. Su hermano era un baboso y ahora no sabía cómo mirarlo ni cómo comportarme ante él. Me había hecho suya sin consentimiento inicial pero disfrutándolo después.
Esa mañana llame por su celular a Pamela; está me respondió algo seca diciéndome pensé que ya no volvería a verte que habías dejado botado el trabajo niña.
-no Pamela no digas eso sólo me tomé unos días no me sentí muy bien o en condiciones de ir al proyecto- esas son excusas y no saldrán de mi bolsillo si quieres recuperar esos días en dinero tendrás que sudarlos.
Pamela por favor no seas así!! -Ay no niña no me ruegues, porque las únicas súplicas que me gustan sabes bien dónde y cómo las quiero- ya ven si vas a venir….
Fui a su casa algo sumisa, llevaba puesta una camisa de trabajo y un pantalón de tela algo ajustado. Al entrar la vi siempre imponente me saludó de un tórrido beso en la boca dejándome su labial en mis labios. Enseguida nos fuimos en su camioneta al proyecto, alcance a preguntar por su hermano y ella no me dijo nada de él. En el proyecto estaban los trabajadores empezamos a organizar todo y dirigir ella se dirigió a otro sitio y me dejó allí en pocos minutos me llamo al celular y me dijo, que linda te vez perrita llorona, quiero que te saques la tanga, yo le respondí donde como Pamela me pueden ver.
-siguió insistiendo y me dijo anda ve atrás donde se cambian todos y se guardan los materiales ve allí bájate ese pantalón sácatela y vuelve y regresa a donde te pueda ver-
-y la tanga que la hago tráela en tu mano- -obedecí y fijándome que nadie necesitaba algo me fui a una parte del proyecto de hangar donde se guardaban materiales y cambiaban los obreros, mire a ambos lados entre y me saque las botas y me empecé a quitar el pantalón hasta sacarme mi tanga blanca de licra. Al poco rato cuando empezaba a acomodarme escuche ruidos y me apure. Al salir era uno de los trabajadores que venía en busca de algo.
-la llame y le dije ya-
-ella me dijo nos vamos deja la tanga en la mesa y vete al carro te veo allá, desconcertada le pregunté por mi tanga y ella me dijo: déjala y ve para el carro, obedece niña-
Estando en el carro de pamela me dijo; Sabes, creo que uno de los muchachos encontró tu tanga, creo que fue el Moreno pijudo, Pamela le dije! y ahora, Pamela, Me dijo no te preocupes No creo que la bote, jajajaja, con lo que te desean allí, mañana vas y se la pides. No te puedo creer que me digas eso! Y que te digo? Que eres puta y que la tanga es tuya no mía!!! o que quieres que yo la pida???, perra son tus empleados también! Y qué hago?. Le conteste. Mientras sentía que su respuesta seria más aterradora.
Una vez en su casa, me dijo y que vas a hacer vas mañana por ella sí o no, es un buen pedazo de pija? Una pija esta buena siempre. Aunque vos no sé qué mierda esperas para metértela mira que me debes bebe, y si vez en este proyecto hay muchos machos con ganas de fornicarte. Y bien saldarías cuenta así conmigo.
Así como Pame!!!, sabía que era mi castigo por perderme 3 días. –bueno dándome un buen espectáculo porno mi niña.
A esa altura yo ya estaba caliente, ella lo sabía y lo confirmo al pararse detrás de mí en la habitación y al pasar sus dedos sobre mi pantalón, buscando humedecer mi coño. Cada vez que me hacía eso era para ponerme caliente y después querer cogerme. Después de todo quedaría haciendo lo que ella decía. Vivía como una pendeja de 15 años estando al lado de Pamela, con la diferencia que en vez de terminar pajeandome o muriéndome de la calentura como una de esa edad, terminada cogida como una puta de película porno; por ella o por cualquiera que ella quisiera ese era el juego de ella.
Mmmmm como te pones amor! Déjame saber a qué sabes hoy Nancy, con qué facilidad te calientas perra. Para Pamela! Que aún no sé qué hacer. Yo sé que vas a hacer te llevaré allí y te dejaras coger por mí en medio del proyecto y yo te la recupero mi perra. Además cuando te a importado dónde estamos perra para coger o calentarnos, recuerda que te conocí dándoselo a un tipo en un parking? Que no se te olvide que a mí no se me olvida... Turra, Así que déjate de tonteras! Ella tenía razón.
Muchas veces ella y yo habíamos salido en el preámbulo de acceder a sus locuras empujada por Eduardo y me había dejado meter dedos y todo en mi concha, había quedado con las tetas prácticamente al aire y sin importarme mucho quien miraba o donde estábamos.
Yo para evitar discusiones o alguna patanería de Pamela le dije lo que ella quería oír, hagámoslo como dices, pero con la ropa puesta sí? Mi propuesta más que nada encerraba la intención de coger con ella, recuperar mi tanga y hacerlo con ropa para que nadie más nos viera y si ella se ponía creativa fuera lo menos, la idea era saldar cuentas y hacer menos gravoso el tema. Perfecto! Entonces dijo ella.
Ese domingo fuimos al proyecto de hangar que estábamos remodelando, el seguridad nos dejó pasar sin pero alguno; de inmediato saco las llaves y nos dirigimos a ese cuarto de depósito donde se guardaban herramientas y se cambiaban los obreros, se percibía una combinación de olores a 7 machos, a sudor, y a humedad. Ella encendió una pequeña lámpara y se acercó a mí.
El cuarto era tan húmedo y caliente, que después de unos minutos una enseguida empezaba a sudar, las paredes de ladrillo y madera, y un techo no muy alto. y se escuchaba un silencio que me hizo darme cuenta que nadie podría escucharme, por más que gritara. No lo niego tenía algo de temor, Pamela me dijo eres la mujer más sexy y buena que me he comido. De pronto me tomo del cuello y me manoseo por encima de la blusa mi cuerpo, yo vestía un brassiere rojo de encaje que resaltaba mucho mis pechos, tanto como si fueran dos esferas perfectas.
Acomódate me dijo, contra el respaldo del sofacama perra, abre las piernas y quítate la tanga que quiero ver tus juguitos salir de tu concha, bebe.
Si amor, cómeme la conchita como tú quieras. Hazme acabar como la puta que soy para vos! Dale que quiero empaparte toda esa carita con mis jugos antes de irnos de este sucio lugar mal oliente a macho. Decir que zambulló sus dedos en mi concha es poco. A los dos segundo estaba delirando y gimiendo al sentir que su lengua estaba en mi entrepierna, comiéndome el clítoris, lamiendo mis labios vaginales, chupaba con fuerza la entrada de mi cueva para hacer salir mis líquidos y tomárselos como si fuera el agua de la fuente, pasaba su lengua con tal fuerza que enrojecía los pliegues de mi agujerito del culo.
Chúpame toda Pame, dale! Chúpamela bien, quiero comerte tu concha!
Si amor, ahora vas a tener mi concha para que te la comas y me chupes el culo también. Me decía mientras con una mano había subido por dentro de mi ropa y me rasgaba el sostén que ella misma me había regalado para manosear mis tetas, pellizcando mi pezón. No aguante más. En medio de esa espectacular lamida de concha, con las piernas abiertas de par en par, arrodillada en ese sucio sofá contra el respaldo atada de manos a cada extremo, con mi concha y mi culo más caliente que de costumbre, mis tetas siendo obscenamente manoseadas y viendo sus ojitos por sobre mi hombro, me chorrie como una reverenda puta. Fue un gran orgasmo.
Me pareció que hasta ella se sorprendió de la cantidad de jugo vaginal que me salió, el cual bebió, lamió, sorbió y trago como solo ella lo hace. No podía moverme después de ese polvo. Pamela hacia que mi cuerpo quedara con espasmos y convulsionando débil después de aquel orgasmo más putita de lo que comúnmente soy. Pero ahí no termino la cosa. Ella tenía puesto una especie de vestido largo de botones, de esas que son de tela muy suave; abierto a tres botones en la parte superior dejando ver esas tetas preciosas y su cosita brillante por los flujos que habían emanado de su cueva.
Yo seguí desparramada recuperándome, amarrada de ambas manos una a cada extremo del respaldo del sofacama mohoso y sucio, cosa que ella aprovecho para pararse sobre el colchón, caminar unos pasos, arremangándose su vestimenta hasta la cintura y suave pero decididamente colocar su entrepierna sobre mi boca, apoyando un pie en el respaldo y otro en el colchón del sofacama, yo con mi boca abierta como los pajaritos que esperan la comida; boquiabiertos y desesperados. Comete esta concha, Nancy, cómetela toda, chúpamela que la sorpresa que te aguarda es el premio máximo. Me dijo yo no entendía bien que me quería decir, pero poco me importo en ese momento, al instante posterior de poder oler su aroma vaginal.
Así bebe, así! Méteme la lengua, pásamela por mi coño de ébano, lámeme cual chocolate, dale que quiero llenarte la cara de mi leche, dale. Mmmmmm, lsssshhh, mmmmm.
Que rico que la chupas, dame más, has que acabe en tu jeta, dale que te gusta comer concha bebe! Dale! En medio de esta faena, cansada de la posición en que estaba, me zurraba de manera que me quedaba aún más abierta de piernas, dejando mi propio culo y concha al aire, ofrecida a la vista de quien entrara al maldito depósito de aquel hangar en remodelación, ya que además mis manos no se despegaban del respaldar del sillón tipo sofacama, estaba bien amarrada de las muñecas por nada del mundo podía zafarme.
Así estábamos cuando Pamela hizo un gesto con la cabeza, luego de haberla girado hacia atrás, mirando a la puerta de madera de aquel asqueroso depósito. No le di mayor importancia. MAL HECHO.
. De pronto entraron 3 hombres asumí que eran obreros y se me acercaron, uno tenía un cuerpo atlético, con la piel blanca y ojos oscuros. No parecía albañil, pero me miró fijamente a los ojos y me dio miedo; el segundo era moreno, de ojos casi negros, fornido y calvo, vestía una camiseta gris, el tercero de los hombres, era un tipo muy flaco, y muy alto, tenía en la piel un color bronceado cenizo, y unos ojos grandes que me ponían muy nerviosa, tenía una mirada penetrante, y olía mucho a sudor. Pamela se retiró lentamente a una silla a ver el show. DEJANDOME SOLA AMARRADA Y ASUSTADA.
Todos comenzaron a reír, yo no decía nada, solo observaba, Pamela sonreía ella había planeado todo…
El moreno se quitó la camiseta gris que tenía, se agacho y se acercó a mí y me mordió despacio, los labios vaginales de mi conchita, y la acaricio con su lengua fuertemente. Esa combinación de miedo y excitación me confundía. No podía entender eso que sentía. El flaco, comenzó a quitarse el pantalón de jeans, después la camisa a cuadros azules, hasta quedar desnudo completamente. Se puso detrás de mí y pego el pene en mis nalgas, pude sentir lo caliente del miembro, así como pude sentir como se excitaba cuando lo sobaba en mi culo fuertemente. Su pene era chiquito, pero muy grueso como un pepino,, tenía un color rosa. Agarro mi falda y le rompió el cierre, esta cayó hasta mis rodilla, dejando al descubierto mis nalgas medianas y respingadas, ya no traía mi diminuta tanga roja de encaje, así que se pegó a mi culo lengüeteándolo. Después me dijo al oído: te va a gustar lo que te vamos a hacer INGENIERA.
El moreno se acercó a mí, ahora ya estaba desnudo, olía mucho a alcohol, y a un perfume de menta con sudor. Pude ver su pene, era de un color mulato, estaba totalmente erecto, me pareció muy largo y delgado, y sus huevos eran tan grandes como peras, comenzó a golpearme las nalgas con él, como si estuviera cacheteándome. Me dijo: Zorra y comenzó a besarme las caderas, y me mordisqueaba las nalgas comenzó a olerme y a chuparme nuevamente mi rajita.
De mi coñito rosado de tanto chupeteo, salía un rico olor a sexo caliente y un fluido muy viscoso. Me daba la impresión de que ya no podría aguantarme el placer que sentía. Me miraban mis tetas enrojecidas, por el manoseo, me seguí sintiendo muy confundida, no podía hacer más estaba atada de manos, seguía resistiéndome, pero era inútil, el blanco puso su pene en mi boca bruscamente. El pene era grueso y mediano, y estaba muy duro, era de color blanquito, y una vez que estaba en mi boca comenzó a empujar mi cabeza bruscamente hacia enfrente y para atrás; después empezó a gritar como animal cogiendo, y los demás seguían murmurando algo que no podía escuchar. El moreno quito al blanco de en frente de mí, yo pensé que quería que se la chupara, pero me dijo: Chúpame los huevos perra.
Coloco mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamerle los huevos con mi lengua, tenía un olor muy feo y fuerte a sexo, pero sus huevos se sentían calientes y carnosos, eran muy grandes y su pene era muy largo y delgado, tanto que comencé a excitarme, aun así me forzaban a hacer lo que ellos querían. El que no parecía albañil y el flaco me abrían de piernas aún más. Atándomelas cada una a un extremo del sillón.
Entre ellos decían que ya no pondría resistencia que me gustaría, yo estaba empapada y toda excitada. Se treparon al sofacama los tres y comenzaron a jalarse el pene, el flaco tenía uno chico pero grueso, y el que no parecía albañil lo tenía de tamaño y grosor mediano, estaban bien calientes y erectos. Podía ver en sus caras un gesto de placer, poco a poco comenzaron a eyacularse en mí, estaba bañada en semen, el olor a semen era muy fuerte. Me excitaba lo caliente del semen, y me excitaba más como se iba escurriendo desde mis pezones hasta mis piernas y como iba corriéndose hacia mi vagina, donde lo sentía caliente. Después con sus manos comenzaron a manosearme y a embarrarme todo el cuerpo con el semen. Me tocaban las tetas, la cintura, las caderas, el culo y la vagina. Se veían un poco cansados, y se levantaron del sofacama.
De pronto entro el hermano de Pamela mi agresor sexual favorito y comenzó a acariciarme, en la habitación se percibía un fuerte olor a mi sexo, lo cual lo excitaba más, parecía una orgía de animales en celo. Yo pude percibir otro olor a sexo, era fuerte y al mismo tiempo ácido, una combinación de olor a leche caliente, con sudor, él me estaba metiendo sus dedos sin piedad en mi concha, comencé a gemir de placer y uno de ellos me dijo: Eso te gusta eres una zorra.
Sin darme cuenta comencé a pedir más, cada vez más fuerte, más intensamente. Mis gemidos eran cada vez más fuertes que decidieron taparme la boca, con la tanga perdida. Sentí desesperación y quise escaparme. Pero unas manos grandes, pesadas y muy rasposas, me manoseaban el culo, y sentí que me metían en el ano unos dedotes. Hacían un movimiento que causaba dolor y excitación, el calor de esos dedos y la forma en que me tocaban hizo que me viniera Cerré los ojos y quise gritar, de dolor y de placer.
No lo hice porque algo dentro de mi seguía produciéndome miedo. Esas manos eran las del moreno. El hermano de pamela me decía: quiero meterte mi verga por tu vagina. Se trepo al sofacama y comenzó a metérmela fuerte y furiosamente, y se balanceaba hacia mi empujándose, empecé a sentir como estaba eyaculando dentro de mi, yo estaba muy excitada pero el miedo me impedían disfrutar libremente, hasta que retiro su pene de mí y me desato.
El flaco se acostó en el piso y me grito: Móntate Puta. Me subí sobre él y me penetro, de pronto sentí como sus manos fuertemente abrieron mis nalgas. El moreno se hincó detrás de mí, comenzó a chuparme y bésame el culo, Yo sentía como su lengua me mojaba, y como entraba en mi culo. Era una excitación constante y no llegaba al orgasmo. El moreno me penetro por el culo, al principio sentí un fuerte dolor que fue desapareciendo mientras mi culo se lubricaba. Los tres nos movíamos al mismo ritmo y gemíamos de placer. Los dos hombres me manoseaban con movimientos salvajes. Me tomaban de la cadera y se impulsaban hacia mí. Yo estallaba en orgasmo cuando ellos se vinieron dentro de mí pararon y me los sacaron. Era tanto semen que me escurría de la vagina y el culo.
Me recostaron con la cara al techo mientras el moreno me penetraba por el culo, el que no parecía albañil comenzó a penetrarme por la vagina. La presión que sentía de los dos penes me excitaba, yo comencé a gritar y a gemir, mi clítoris estaba a punto de estallar, y el roce con el vientre del que no parecía albañil, me excitaba más.
El hermano de Pamela se paró sobre mi cara y metió su pene en mi boca y comencé a chupárselo. Los otros dos hombres me seguían cogiendo, me manoseaban, me mordían las tetas, y los pezones. El hermano de Pamela comenzó a venirse, mientras me gritaba: Trágatelo perra, trágatelo. Estaba gozándolo, cuando empecé a sentir en mi cuerpo algo caliente, sentí como iba llegando otro orgasmo, me estaba viniendo, mi vagina se contraía y apretaba más los penes que me estaban cogiendo. Mi vientre temblaba mientras se venían, el hermano de Pamela se retiró de mi boca, y el moreno comenzó a venirse, era tan fuerte que pude sentir un chorro de semen entrar por mi culo. El que no parecía albañil me tomo de la cadera y comenzó a jalarme hacia él. En su cara se veía el placer que tenía al eyacularse en mí, y comenzó a cogerme más rápido y más fuerte. Yo que pensé que ya había llegado al clímax, volví a excitarme.
Este hombre me agarraba de los muslos y me jalaba hacia él, pude sentir como su pene tocaba hasta el fondo de mi vientre. Volví a calentarme, mi vientre y vagina se contraían; el sentía como latía mi vagina y se excitaba cada vez más. Comencé a gemir como una perra en celo, los demás hombres nos miraban asombrados, de que yo pudiera seguir tan caliente y excitada por tanto tiempo. Sentí que la vista se me nublaba, y sentí como si mi vientre explotara con un grito de placer me deje ir cuando llegue al orgasmo. Una vez en el clímax, no podíamos parar, era cada vez más intenso, hasta que por fin terminamos. Los dos dejamos ir un suspiro de placer, Yo estaba más satisfecha que nunca. El salvajismo, la vulgaridad, el peligro, y el miedo que representaban esos hombres, me liberaron y me hicieron sentir más mujer que nunca, me sentí necesitada, utilizada, y ultrajada. Yo estaba muy cansada ya. Me recostaron en el sofacama y me ataron, sin pensarlo me quede dormida.
Cuando desperté seguía desnuda y atada, me quise levantar pero el moreno y el flaco estaban encima de mí. Pamela me dijo: -Que paso zorrita, andabas desatada anoche. Yo le dije que me tenía que ir, antes de que amaneciera; Y Pamela me dijo: zorra todavía me la tienes que mamar. Yo seguía abierta de brazos y piernas, y atada a cada una de las esquinas del sofacama pero esta vez de frente. Y mirando al techo, Pamela puso sus dedos en mi boca y comenzó a metérmelos con fuerza. Podía sentir en mi garganta, sus dedos con sabor entre dulce y amargo del semen que había eyaculado mi vagina, Cuando termino se salió, yo forcejeaba para soltarme, ellos se pajearon hasta que se vinieron y la arrojaron en mi boca. Podía sentir el olor a sexo y a semen. Me desataron; comencé a vestirme con lo que quedaba de ropa tome un saco que allí había me cubrí mis senos y al salir, me di cuenta que estaba comenzando a amanecer.
Al salir le pregunte a Pamela la hora y me dijo son las 5:30 de la mañana. Me dijo móntate en el carro y Rápido manejo hacia mi apartamento, silenciosamente entre, Alex estaba dormido. Me limpié lo que pude, me acosté en la cama, y me quede dormida, hasta las 8 de la mañana que sonó el despertador.
Leoxxx00 01-12-2017 07:10:30
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invitado-Caliente 40 30-11-2017 23:41:48
Me gustó el relato excelente me puso a mil. |
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