AlGO FUERTE DE CONTAR

~~Hola, cómo están? Espero que muy bien. Quería hacerles saber de una experiencia realmente muy fuerte que me paso y que creo que sería placentero para mi contarla y para ustedes leerla.

 
 Me llamo Nancy, tengo 35 años, estudie la carrera de ingeniera industrial en la Facultad Publica de la universidad. De una familia absolutamente normal, eso al menos es lo que yo pienso. Sin grandes dramas ni complejos, ni adinerados ni pobres. Comunes.

Comunes salvo, en lo que a mí respecta, en lo relacionado en el tema sexo, ya que desde siempre, aún mucho antes de que mi vieja creyera que era oportuno hablarme del tema, me había apasionado todo lo referido a eso. Desde libros, revistas de todo tipo, es decir publicaciones médicas y serias y también las más alocadas, fuertes y absolutamente desprovistas de metáforas al momento de tratar el tema, siguiendo por películas, videos y chicas. Sí, me encanta el sexo.

 Podría hablarles de que lo que me hace excitarme hasta lo inimaginable es la forma en que me traten y que tan diferente con todas y sus variaciones. En realidad lo que me fascina es besar los labios de un chico, tocarlo, manosearlo y ser manoseada sin contemplación, que me coman mi conchita, aprieten y chupen mis tetas. Eso es lo que me gusta de los hombres su rudeza y su forma brusca a veces de poseer algo.

 Pamela es una compañera de la Facultad. Tiene 40 años y cuando la conocí, lo único que pensé, lo único que abarco toda mi cabeza fue una sola idea: y fue pensar lo  hermosa que era, para entonces ya Eduardo y Mauricio habían vuelto loco mi cerebro y abierto mi sexualidad a niveles diferentes. Se las describiré, a sabiendas que ni en un millón de intentos lograre siquiera acercarme a la realidad de su ser. Pame es una mujer imponente y elegante pero a la vez con mucha fuerza tanto física como de carácter, supongo que mide no mucho más de 1,80 mts. de altura, castaña oscura con rulos, ojos marrones pero con un brillo y que trasmiten una vitalidad de esas que no se pueden dejar de sentir, de peso normal para su altura, no tiene panza y tiene buena forma. No es ni un palo de escoba con vestido.

 Y lo de no ser un palo de escoba también lo digo por sus dos grandes relieves curvos. Tiene unas tetas de esas que hacen que hasta el profesor, en media clase, tenga que si o si posar aunque más no sea un instante sus ojos en esas protuberancias firmes, turgentes y capaz que hasta un poquito exageradas para su cuerpo. Vamos! Que tiene unas tetas de la puta madre! Para finalizar, su culo parece ser el resultado de un trabajo con paciencia y esmero de la madre naturaleza. Duro como la verga de los que se lo miran y firme como la intención de manoseárselo de los que lo tienen cerca.

 Así es que gracias un empujón de Eduardo que fue quien me la presento cizañándome siempre para ver hasta donde llegaría yo y que cosas era capaz de hacer, a mis deseos inculcados por mi cuarentón, me puse la tarea de conocerme y ofrecérmele a Pamela tal cual el quería sin saber a lo que me expondría. Decididamente montada en mi calentura es que prontamente entable relación con ella.

 Si Si a mí me gusta esto de gozar, de coger, de follar o como se diga, ella es fantástica. Y lo mejor de todo es que se lo da de tímida, de inocente, de casta, pero cuando te tiene entre sus manos te abusa y domina como no se imaginan, la muy puta!

 Eso hace que me excite casi tanto como cuando me chupa la concha mis cuarentones,  Eduardo y Mauricio ya me habían contado que a ella le gusta chupar la concha y que lo hace muy bien, aunque no estoy tan experta, tanto vale decir, que lo q el me dijera era como una orden para mí y si ella la chupa con unas ganas y una maestría que más da. En fin muy obediente accedí a trabajar algunos proyectos con ella y a ir involucrándome.

 El tema es que además tiene un hermano, de unos 30 años supongo. Baboso, medio denso, de esos que hacen tanto para disimular que tienen ganas de cogerte. Lo que yo no sabía era que entre ellos eran muy compinches, muy de darse una mano entre si y de hacer lo que pudieran para que el otro lo pasase de mil maravillas.

 Ya me enteraría.

Estando en casa de pamela me dijo;  Sabes que el otro día, en el ascensor, me apreté al supervisor tuyo al tal  Ignacio? Me comento en su habitación Pamela, sabedora de mis escasas dificultades para calentarme mal con relatos de esa temática.  No te puedo creer! Y que te dijo? Que puta eres! Y? que hicieron?. Le conteste mientras sentía que los pezones estaban mas preparados a oír lo que me iba a decir que mis oídos.

 No mucho, en 5 pisos no se pueden hacer milagros, pero alcance a sobarle un poco el paquete por sobre la ropa y mientras me metía la lengua hasta donde podía, me manoseo estas dijo a la vez que se levantaba las tetas desde abajo, agarrándoselas sobre la blusa.

 Pero llegaste a darte cuanta como la tiene?

 Si, un buen pedazo. Qué se yo? Una pija esta buena siempre, Aunque vos no sé qué mierda esperas para meterte una acá bebe, si vez en este proyecto hay muchos machos con ganas de fornicarte, al estar sentada frente a ella, con las piernas abiertas y con una pollera mini falda, nada tardo ella en levantarse y venir donde yo estaba.

 A esa altura yo ya estaba caliente, ella lo sabía y lo confirmo al pararse detrás de mí y al pasar sus dedos sobre mi tanga ya medio húmeda.  Cada vez que me contaba algo así era para ponerme caliente y después mandarme a coger y eso yo también lo sabía entonces me calentaba el doble, por un lado por el relato que me narraba y por otro, porque sabía que después de eso, tenía que buscarme una excelente cogida tal cual lo hacia ella. Vivía como una pendeja de 14 años estando al lado de Pamela, con la diferencia que en vez de terminar pajeandome o muriéndome de la calentura como una de esa edad, terminada cogida como una puta de película porno. A veces por cualquiera.

 Mmmmm como te pones amor! Déjame saber a qué tienes gustito hoy Nancy con qué facilidad te calientas perra.  Para Pamela! Estamos en tu habitación, tenemos que irnos en media hora para la oficina y el pajero de tu hermano anda por la casa.

 Desde cuando te importa dónde estás perra para coger o calentarte, recuerda que te conocí dándoselo a un tipo en un parking? Turra, el sábado vi como teresa te hizo una paja y te chupo la coneja esa tuya pálida  y no me dijiste nada de estas tonteras! Tenía razón, el último fin de semana que habíamos salidos nos habíamos ido de farra con Mauricio y teresa y me zarpe en los reservados, termine acabando a toda voz, con tres dedos de teresa en mi concha, las tetas prácticamente al aire y sin importarme mucho quien miraba.

yo para evitar discusiones o alguna patanería de Pamela le dije lo que ella quería oír, hagamos algo, nos confortamos entre las dos, pero con la ropa puesta sí?. Mi propuesta más que nada encerraba la intención de coger con ella y hacerlo con ropa, cosa que me encanta, más que algún tibio intento de hacer menos gravoso el tema.  Perfecto! Entonces acomódate me dijo, contra el respaldo de la cama perra, abre las piernas y córrete la tanga que quiero ver tus juguitos salir de tu  concha, bebe.

 Si amor, cómeme la conchita como tu quieras. Hacedme acabar como la puta que soy para vos! Dale que quiero empaparte toda esa carita con mis jugos antes de irnos.  Decir que zambulló sus dedos en mi concha es poco. A los dos segundo estaba delirando al sentir que  su lengua estaba en mi entrepierna, comiéndome el clítoris, lamiendo mis labios vaginales, chupaba con fuerza la entrada de mi cueva para hacer salir mis líquidos y tomárselos como si fueran la fuente de la vida e intentar, casi sin poder del todo por la posición y la ropa, lamerme el agujerito del culo.

 Chúpame toda Pame, dale! Chúpamela bien que después quiero yo intentar  comértela a ti!

 Si amor, ahora vas a tener mi concha para que te la comas y me chupes el culo también. Me decía mientras con una mano había subido por dentro de mi ropa y me apretaba una teta y me pellizcaba el pezón.  No aguante más. En medio de esa espectacular lamida de concha, con las piernas abiertas de par en par, sentada contra el respaldo de su cama, con mi tanga más metida, de lo normal y acostumbrado en la zanja de mi culo, mis tetas siendo obscenamente manoseadas y viendo sus ojitos por sobre mi entrepierna, acabe como una reverenda puta.

 Me pareció que hasta ella se sorprendió de la cantidad de jugo que me salió, el cual bebió, lamió, sorbió y trago como solo ella lo hace.  No podía moverme después de ese polvo. Pamela hacia que lo comúnmente putita que soy, quedara como la actitud de una abuela cansada y agotada, después de agarrarme y darme así, como para que tenga, guarde y reparta. Pero gracias al cielo, ahí no termino la cosa. Ella tenía puesta una especie de bata, de esas que se usan para estar antes de vestirse digamos. Bata que a esta altura ya se había abierto y dejaba ver esas tetas preciosas apuntando hacia delante, su vientre todavía firme y  su cosita brillante por los flujos que habían emanado de su cueva durante la lamida que me dio.

 Yo seguí desparramada recuperándome, contra el respaldo de la cama, cosa que ella aprovecho para erguirse, pararse sobre el colchón, caminar unos pasos, arremangarse su vestimenta hasta la cintura y suave pero decididamente colocar su entrepierna sobre mi boca, que la esperaba como los pajaritos esperan la comida, boquiabiertos y desesperados.  Comete esta concha, Nancy, cómetela toda, chúpamela que hoy tienes premio. Me dijo sin terminar de entender bien que me quería decir, pero poco me importo al instante posterior de poder oler su aroma vaginal.

 Así bebe, así! Méteme la lengua, pásamela por el culo, lámeme el ojete, dale que quiero llenarte la cara de leche, dale.  Mmmmmm, lsssshhh, mmmmm.

 Que rico que la chupas, dame más, has que acabe en tu jeta, dale que te gusta comer concha bebe! Dale! En medio de esta faena, Pamela hizo con sus pies que me quedara aún más abierta de piernas, dejando mi propia concha al aire, ofrecida a la vista de quien entrara a la habitación, ya que, además, mis manos no se despegaban del respaldar de la cama por nada del mundo porque les puedo asegurar que estaba flojita.

 Así estábamos cuando Pame hizo un gesto con la cabeza, luego de haberla girado hacia atrás, mirando a la puerta. No le di mayor importancia. Mal hecho.  Un instante después una especie de mango enorme de carne hirviendo, largo, duro y venoso se me emita hasta llegar a la puerta misma de mi útero. Pamela trabo mi cabeza con sus piernas y me tomo de las muñecas a la vez que me dijo:  Ahora amor vas a saber que es una verga. Mi hermano te va a coger como a vos te gusta, bien hasta el fondo de tu concha y vas a gozar como una perra. No dejes de comerme la argolla y déjate meter esa verga que te va a gustar. Tenía razón en varias cosas. Gozaba como una perra, después que se me paso el susto de la primera impresión, no pensaba dejar de lamer su concha y el hermano, aunque baboso y pesado, tenía una verga de unos 22 cmts de largo y unos 5 cmts de ancho que me hacía sentir cosas que nunca había vivido.

 Me estaban violando y me gustaba una barbaridad. Creo que ni Eduardo pensó que esto sería asi; Pamela me forzaba a chuparle la concha y el hermano metiéndome su verga hasta los huevos, que chocaban con el colchón de la cama al momento de enterrármela.

 Viste que te gusta la verga Nancy? Viste que te iba a gustar tenerme adentro? Tienes la cuevita empapada de lechita tuya y  estrechita como me gusta en un rato la vas a tener llena de leche de macho! Y bien abierta, Recitaba su hermano mientras con sus buscaba la forma de dejar mis tetas al aire. Mucho así no podíamos aguantar ninguno de los tres. Y así fue que después de perforarme la concha durante unos diez  o 15 minutos, dándome verga como a una puta de la calle, sin contemplación ni delicadeza alguna.

 Ahí me viene la leche bebe! Cómo te voy a llenar, amor! Te la voy a dar toda adentro para que esta noche en tu casa te hagas una buena paja pasándote los deditos por la concha bien llena de mi leche espesa!.  Como te viera tu marido perra.

 Si, llénale la concha de leche que yo acabo con eso, dale. Acabale que quiero verle como le sale la leche por la concha de lo llena que se la vas a dejar!. Acoto Pamela, mientras sus ojos a duras penas continuaban en sus órbitas.
 Y vos también vas a acabar, hermanita puta. Mira lo que te hago. Dicho lo cual, sin sacarme su pinga de la concha, de un solo movimiento, enterró su lengua en el culo de su hermana, a milímetros de mi lengua enterrada en su vagina. Tener una verga así de grande y por la fuerza dentro mía, estar sometida por mis muñecas por Pamela y ver como su propio hermano le metía la lengua en el culo fue demasiado para mi.

 Le empape la verga a ese hijo de puta como si de la concha me saliera un mar de flujos. Grite en la puerta de la micha de Pamela como una desaforada que me gustaba, que aaaahhh, que me han hecho. Ella lejos de sorprenderse, se chorrio de flujos en mi cara, gritando y bufando como un maratonista al final de la carrera.

 Casi al unísono y sin separarme ni un instante de la concha de Pamela, a el le comenzó a latir aún más fuerte su enorme verga dentro mío, salía y entraba cada vez más seguido y más fuerte, chocando su pubis contra el mío. Luego de lo cual, sin poder gritar mucho ya que me tenían presionada a la vulva de pamela, me inundo la micha de leche con una fuerza y con semejante cantidad que creo que hasta la saboree así como estaba. -ahhhh siiii toma mi leche perra!!!!- me grito mi concha se desbordo llena de su lechita, el hermano de pamela sacó su verga y me deje caer en la cama estaba exhausta y convulsionante;  de mi concha salía leche, que me escurría por mis blancas piernas enrojecidas de los brutales y salvajes envestidas que ese salvaje me había dado.