El bullicio de la casa había llegado a su fin.
Todos habían salido y ella casi sin pensarlo expresó:
-¡¡¡Al fin sola!!!
Eligió sin prisas la ropa que se pondría:falda negra, blusa, ropa interior roja, medias , zapatos de tacón bajo.
Entró al baño y encontró como tantas otras veces el equipo de música. Buscó uno de sus casetes preferidos ... y se fue dejando invadir por la suave melodía.
Mecánicamnete colocó pasta dental sobre el cepillo.
La música lo envolvía todo...
Casi sin darse cuenta comenzó a sentir el calor de un cuerpo junto al suyo, el aliento en su cuello,en sus orejas, lo que hacía estremecer su piel. Unas manos tibias la tomaban por la cintura... en susurro una voz le decía:
- Me gustas ... me gustas mucho.
El calor se hizo sentir en la habitación y en su piel, su sangre corría velozmente por sus venas, su corazón palpitaba con prisa...
Las caricias, apenas perceptibles, descubrían centímetro a centímetro su cuerpo. La ropa fue quedando en el piso, completamente olvidada.
Unos dedos suaves la rozaban, buscaban sus labios, su cuello, sus senos, que sensibles a la caricia,se ponían tensos...y sus pezones erectos pedían más... más. Audaces fueron bajando por su vientre, se detuvieron en el ombligo un instante y continuaron su viaje hacia su zona más íntima.
El deseo, se iba haciendo cada vez más intenso, más ardiente...
Las manos de la mujer en tanto dibujaban el cuerpo del hombre, tan viril, tan suave, tan caliente... Desde la nuca comenzaron un periplo de placer por su rostro, su boca, su pecho que descubrió tras una remera. Se fue dejando caer hasta que su boca estuvo al alcance del cierre del pantalón que lentamente fue abriendo con los dientes..sintiendo el calor...el olor..la excitación del hombre. Finalmente el pantalón dejó al descubierto un par de piernas que fueron recibiendo caricias en su parte interna , hasta alcanzar los pies desnudos.
Los cuerpos se fundían uno en otro... Se miraban a los ojos... el deseo se asomaba a las pupilas... Sus bocas se buscaban... sus alientos se confundían...sus lenguas se rozaban apènas... se provocaban... se incitaban al beso largo, húmedo, profundo, largo, muy largo...
Fueron bajando ...comiéndose el cuerpo uno al otro... Ël se perdió en sus senos. Ella apretaba entre sus dedos el pene erecto... lo dibujaba con sus dedos en una caricia suave pero no por ello menos excitante.
La respiración agitada, el olor a deseo impregnaba la pequeña habitación.
Él, ahora sentado sobre el bidet, lamía el clítoris de la mujer que jadeante se abría en suspiros... en gemidos de placer... mientras los dedos del hombre la penetraban... la enloquecían.
Pero la mujer quería comer su hombre, así que de rodillas fue lamiendo ese pene que a cada caricia se ponía más duro, más dulce. Lo introdujo en su boca, se lo comió...
El ruido de la ducha, el agua tibia,aceleraba aún más el deseo. La tomó por la cintura y desde atrás la penetró una y otra vez...entraba por su ano...por su vagina...
Levantándola, la apoyó contra la pared metiéndose uno dentro del otro... el placer los desbordaba... los llevaba a un momento de máximo placer.
-No puedo más ... dame... dame
-Dame un orgasmo... dámelo ya...
-Síiiii. Síiii..
-Ahora gocemos los dos ...así..así..
Un clic... el casete terminó... la mujer fue alcanzada por la realidad.
Estaba sola... y en su soledad había descubierto otra manera de alcanzar ese placer que día a día se le escapaba de las manos.