~~Nuestra amistad era increíble. Ella mujer casada, yo hombre soltero. Nos convertimos en mejores amigos en poco tiempo. Cuando conocía a su marido también se hizo buen amigo mío. El me confiaba, y dejaba que su mujer saliera a todas partes. La verdad es que era todo muy inocente. Yo le contaba de mis aventuras y a veces problemas con mis varias novias. Ella me aconsejaba y también confiaba en mi sus asuntos matrimoniales, buenos o malos.
Tres años después, en el verano del 2003, sucedió algo que cambio todo. Yo estaba en una relación mas o menos seria, pero frustrado al ver que no agarraba vuelo a ser algo mas fuerte. Yo quería mucho a mi novia, pero me tenia intranquilo muchas dudas y sospechas sobre ella. Era un poco misteriosa, pero a la misma ves ella era divertida y la pasábamos bien. Yo le contaba todo a mi mejor amiga, Alicia. Notaba que ella se preocupaba al verme preocupado por mis asuntos con mi pareja, y hacia todo lo posible para ayudarme a distraerme un poco.
Llego un tiempo en que Alicia no encontraba trabajo, y logre conseguirle un puesto de secretaria en mi trabajo. Todo estaba bien, hasta que note después de unas semanas que ella me seguía un poco mas de lo común. Me llamaba, me visitaba en mi oficina, me mandaba email a cada rato. Las conversaciones empezaban a tomar un aire de insinuaciones y piropos que me dejaban pensando mucho.
Un día ya la cosa era obvia. Yo le estaba gustando y me di cuenta que todo este tiempo me había estado gustando Alicia, simplemente que yo no me lo admitía.
Pero la empecé a ver de otra forma. Tuvimos varias conversaciones cuando salíamos almorzar y nos tratábamos de convencer que era algo pasajero y que era una locura sentir atracción entre nosotros. Pero una tarde ella paso a mi oficina, y yo me atreví a decirle que cerrara la puerta con llave. Me sorprendí al ver que me hizo caso. Me decía, No Oscar, no podemos. La mire firme en sus ojos, y me largue. Le plante nuestro primer beso. Que momento inolvidable. Nos besamos como enloquecidos. Le acariciaba la cara al besarle y notaba que eso la ponía a cien! Mil besos en su cuello, y la abrazaba como para no soltarla mas.
Le desprendí su blusa, y me calenté al ver esas tremendas tetas que casi reventaban su brassiere. Siempre se las había notado, pero nunca las tuve tan cerca a mi cuerpo. Se las masajeada y ella cerraba sus ojos mientras me abrazaba el cuello. Mi verga no demoro mucho en crecer. Ella apretaba su cuerpo contar el mío para sentir el bulto en mis pantalones. No aguante mas y me desprendí y saque mi verga al aire libre. Ella la miro y dijo Dios mio, Oscar! Que estamos haciendo? Me agarro y empezó a masajéala. Que rico se sentia mi pinga en su mano. Yo le empecé a chupas sus tetas que no se en que momento le habia sacado su brassiere. Tenia unos pezones grandes y rosados oscuro. Ella gemía cuando se las mordía. Le metí la mano debajo de su falda y gran sorpresa al ver que no tenia usaba patíes. Su bollo estaba limpiecito, nada de pelo.
Le toque los labios y note que ya estaba chorriando sus jugos vaginales. Suavemente le metí un dedo en su vagina y ella gemía descontroladamente. Su cara estaba roja, y suspiraba con el mete y saca de mi dedo.
No Oscar esto puede ser! Perdóname mi amor! Se vistió ligeramente, me beso y salio disimuladamente apurada de mi oficina.
Esto se repitió 6 o 7 veces mas, cada vez quedábamos a la mitad y terminábamos frustrados los dos. El miedo de cruzar una línea prohibida nos frenaba cuando arrancábamos con nuestra calentura.
Una noche nos juntamos para ir a tomar un café, pero yo como veía que todo lo sucedido le causaba mucha angustia, decidí actuar como si nada y portarme como el amigo que siempre fui. Ella manejaba su automóvil, mientras yo controlaba la música y hablábamos como siempre. Paramos por una luz roja, y mientras esperábamos de repente me dijo Desprende tus pantalones Me quede frió. Te lo digo en serio me reafirmo son una sonrisa diabólica.
Apenas lo desprendí, ella con su mano derecho me saco el pene al aire libre. Se endureció al primer contacto con su mano derecha, mientras que con las izquierda manejaba el auto. Me miraba y me sonreía por el espejo. El placer era increíble. Alicia me pajeaba con un intensidad y a la misma ves aceleraba el auto. La alta velocidad y la mano experta de Alicia se combinaban para darme un placer. Veía las luces de los autos y los edificios que pasaban como rayos. El aire que entraba por las ventanas abierta me hacia sentir como que estaba volando por las nubes. Mientras, Alicia no aflojaba su mano. Me subía y bajaba la piel de mi verga que estaba durísima. Ella le prestaba mucha atención al la cabeza que estaba roja oscura y mojada con el pre semen que se escapaba por la punta de mi pito. Me desparramaba el pre semen para lubricar bien la cabeza que ya tenia forma de un hongo grande. En un momento me soltó el pene y jugaba con mis pelotas.
Mi amor parece que hay mucha leche, ya te voy aliviar de todo eso
Yo no podía contestar. Solo cerraba los ojos y me concentraba en el placer que sentía. En un momento escucho que Alicia se reía. La mire pero no entendía que le causaba tanta risa. Cuando miro para mi lado derecho veo un auto de Policía que viajaban a la par nuestra, pero alcanzaban a ver lo que sucedía en nuestro auto. Alicia no me soltaba. Parece que la situación la excito mas porque empezó a pajearme mas fuerte que antes. Yo sentía como la leche me hervía en las pelotas y sabia que en cualquier momento me iba a correr.
Ali, me voy a correr, te voy a ensuciar el auto si seguimos asi le dije.
No importa, córrete cuando quieras me contesto.
Los policías ya iban adelante de nuestro auto, sin darse cuenta la paja que me estaban haciendo en publico. Yo veía el próximo semáforo en la distancia. Ya no aguantaba mas. Correte mi amor, correte me dijo Alicia. En ese momento dispare varios chorros de leche, cayendo por el interior del carro y en la mano de Alicia. Justo cuando el orgasmo se tranquilizaba llegamos al zemaforo que cambiaba aluz roja para nosotros.
Disculpa por ensuciar tu coche, Ali
No te preocupes. Te gusto mi amor?
Si, Ali, fue fenomenal
Alicia me miro fijamente, y puso su mano en su boca y se trago mi leche.
Mmm amor, que rica leche.
La luz cambio a verde y doblamos para meternos a un cafè donde de inmediato íbamos a usar el baño para limpiarnos. Justo al entrar nosotros, salian los mismos Policías de la ruta.
Nos miraron y nos saludaron, Buenas noches señorita, caballero
Buenas noches le contestamos.
Ellos siguieron y al cerrarse la puerta Alicia y yo nos miramos y empezamos a reirnos.
Tuvimos muchas aventuras, pero eso lo cuento en otra oportunidad.