Como les comentaba, en el relato "La desfloración de Rita", en la categoría "primera vez", una tarde recibí una llamada de ella, en la cual me dijo que el siguiente día llegaría a la capital de la república, para solventar unos asuntos del trabajo como maestra de la escuela, y que estaría libre al filo de mediodía. La fuí a traer para almorzar juntos, estaba muy hermosa, con unos jeans, apretados que marcaban su fina cintura, y su espectacular culo redondo y parado, así como sus piernas largas y torneadas que se dibujaban en lo estrecho de las mangas del pantalón, su blusa pegada aprisionando esa bolas de carne que amenazaban con romper los botones, en el trayecto de las oficinas de educación, al parqueo donde tenía el automovil, todos los hombre sin excepción que encontrabamos en el recorrido, volteaban a verla. Nunca la había visto vestida así, y ella me confesó que había salido con otra ropa pero que en el baño de la oficina de la linea de transportes se había cambiado, porque si no,
mi tía la despellejaba viva, y que se vestía así para agradarme.

Como había dicho en casa que regresaba ese mismo día, telefoneó mintiendo, para indicar que el documento se lo entregaban hasta el día siguiente, esa tarde paseamos por la ciudad, fuimos a ver una película, y a la nueve de la noche nos fuimos a dormir, no si antes comprar un lubricante íntimo, ya que era la segunda vez que la iba a coger. Duchandonos empezamos con los juegos, ella enjabonandome y yo a ella, ya en la cama se prendió a mi verga a lamerla por arriba y por abajo de la punta hasta la base de su nacimiento, chupaba la cabeza y los huevos, mi verga estaba ya toda ensalibada, durísima y las venas perfectamente marcadas, y rojiza, nos pusimos en un 69 y lamí su raja mojada, tibia, chupaba su clítoris robusto, y tragaba sus jugos espez
sos, deliciosos, no pude contenerme y le eyaculé en su boca, ahora ya le gustaba el semen, se lo tragó todito, la coloqué boca arriba, y empezé a mamar sus chiches morenas y durísimas, su vientre, sus piernas rollizas y largas, y luego su vagina hasta correrse. Mi pija estaba a punto, me llené de gel lubricante, y lentamente y con dificultad, pulgada a pulgada ´me fuí abriendo paso en su canal estrecho, tan estrecho que en la piel de la pija sentía la rugosidad de sus musculos vaginales que apretaban mi pene como queriendolo estrangular, entraba todo y despacio lo volvía a topar en el fondo de su cueva, se arqueaba de placer, hasta que gimió fuerte apretó con sus piernas mi cintura para venirse en un orgasmo, yo seguía entrando y saliendo despacito, era divino sentir el deslizamiento de mi organo en su estrechita cueva lubricada, ella me acomopañaba con un candencioso ritmo, y nuestra lenguas se unían en una sola, nos mordíamos suavemente los labios, sus ojos grandes y oscuros brillaban de placer, sentía en mi pecho sus pezoncitos duritos, y chapoteo de nuestros vientres por el sudor, casi al mismo tiempo nos venimos los dos en suspiros jadeos y grititos de placer.

Media hora después estábamos dándonos gusto nuevamente, ella volvió a correrse, yo a pesar de tenerla durísimoa le daba y daba y no alcanzaba el orgasmo, me coloqué suficiente gel en la pija y en mis dedos para dilatarle el culo, y cuando estaba lista la penetré, delicioso agujero caliente, poco a poco se amoldó a mí, y en embestidas hasta el fondo la llené de leche. Esa noche prácticamente no dormimos no se cuantas veces cogimos, tuve suerte de no preñarla, después de esa vez pasaron cinco años para volver a coger, ella ya casada pero eso ya será una historia del futuro.