Con Mirta y Roberto habíamos hecho varios encuentros sexuales con intercambio y todos los adornos.

Un sábado nos invitaron a ir a una quinta de Rincón (nosotros vivimos en Paraná). Allí los cuatro nos encontramos con Rubén. Mi mujer, debajo de una fina solerita con tirantes iba totalmente desnuda.

Tomamos una copa y comenzamos a desnudarnos. Roberto y yo sentados en una cama y Rubén en otra. Nuestras dos mujeres comenzaron unas mamadas de la ostia, turnándose con los penes. Rubén y Roberto son circunsidados por su religión y tienen unos garrotes memorables, yo tengo uno bien discreto. Roberto y yo comenzamos a coger a nuestras mujeres, pero mi amigo enseguida la sacó para hacerse unas pajas tremendas. Yo salté sobre Mirta y Rubén se tiró sobremi mujer. Ella, Silvina, tubo un gran orgasmo a los dos o tres empujones de Rubén. Estaba tan caliente con él que no podía aguantarse. Reformulamos el encuentro y Mirta, que había organizado la orgía para coger con Rubén, se montó sobre él y con palabras de los más calientes y soeces pedía que le hiciera todo lo imaginable. Rubén dobló su cabeza y comenzó una sesión de lenguas con Silvina que estaba acostada de costado. Roberto se puso de "cucharita" con mi mujer y le metió ese enorme tronco hasta las bolas. Al ratito Silvina tuvo otro orgasmo violento y dejando un momento la boca de Rubén dio vuelta su cabeza y dijo: - Qué verga divina que tenés!!! -

Como Mirta seguía subida sobre Rubén, mi mujer quedó a la espera y yo propuse a Roberto penetrarla ambos por la concha. Yo le entré por atrás y él por delante. Mi mujer sólo jadeaba. Al rato eyaculé y la saqué y Roberta se la metió más profundo todavía. Debe haberle llegado hasta el cuello del útero.

Descansamos un rato y luego pasó lo que ya se veía venir.

Silvina, enloquecida se montó en Rubén y no se separaron en toda la noche. Me contó que tuvo 6 orgasmos y cree que el macho también, que no se la sacó ni un momento.

Mientras, Mirta me pajeaba, me la volvió a mamar y se la puse por el culo. Roberto seguía con sus monumentales pajas.

Al amanecer del domingo volvimos nuestra casa y seguimos cogiendo todo el día. Silvina estaba imparable y no se podía satisfacerla por su tremenda calentura.

Una semana después combinamos con Rubén para delicia de mi puta esposa. en esa ocasión se echaron dos polvos, hubo doble penetración porque yo la culee mientras Rubén la cogía y ella se sentó sobre mi boca con todo el semen de su amante en el sexo para que yo lo bebiera..

Nunca más lo vimos.