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Oferta telefónica, telefonía fija y adsl

~De nuevo vuelve a sonar el teléfono, son las cinco de la tarde, de nuevo soy despertado durante mi serena y placentera siesta, que estaba disfrutando tras haber comido y visualizado un video guarrete, de dos chicas lesbianas merendándose mutuamente sus clítoris con una cadencia interminable y preciosa de representar que me hizo correrme mucho antes de tiempo, dejando todo mi frontal inundado por cuatro calientes y furiosos chorros de líquido seminal, que me hicieron caer dulcemente en brazos de Morfeo.

De nuevo escucho una voz femenina, esta vez no era del otro lado del charco, sino nativa española, cosa muy rara pero tampoco tan rara, estando como estamos en la situación de crisis profunda que vivimos, hasta las españolas se ponen al otro lado del hilo telefónico para tratar de convencernos si puede ser que cambiemos de compañía telefónica para disfrutar de más alta velocidad ADSL y otras ventajas telefónicas, llamadas a móviles y algún que otro canal de televisión privado a buen precio.

Como siempre, la dejo que hable, la escucho atentamente, sus ofertas telefónicas son apetecibles, le doy negativas pero “no muy convencido”, ella insiste, yo me dejo llevar por sus ofertas, pone voz mimosa, una voz mimosa de una joven que está calenturienta, aunque ella no lo está (todavía, pero no le faltará mucho), yo también comienzo a poner voz cariñosa, yo, que sigo en pelotas, debido a que me he meneado la polla hacía relativamente poco tiempo, y también debido al calor que hace, que me apetece estar completamente desnudo y acariciarme los huevos mientras esa voz femenina me está hablando de la forma que lo está haciendo, empiezo a sentir que se me endurece la polla nuevamente, le sigo rechazando sus ofertas, que me parece que son de precio un tanto alto, ella sigue insistiendo, desconozco si tanta insistencia sería para tener motivo de denuncia, pero me da igual, el estado en que me encuentro me da pie a seguir hablando con ella.

En un momento dado veo que deja de insistir, yo, diplomáticamente, y ya con la polla a mil le digo que, siento mucho el tiempo tan precioso que le he hecho perder, pero que tiene una voz muy bonita..., ya me la estoy meneando, me han salido mis primeras gotas preseminales y mi glande aparece y desaparece con mis movimientos manuales, ella me agradece mi gentileza, siento un tono un poco más cariñoso que el de antes, creo por su entonación que ya no me va a colgar en por lo menos cinco minutos más, que volverá a intentar realizar su trabajo e insistir con su finalidad, convencerme para que me cambie de compañía.

Le sigo indicando que no va a conseguirlo, que lo único que va a conseguir si sigue hablándome de esa manera es de que me corra, puesto que se me ha endurecido mi miembro solamente de escucharla hablar y me la estoy meneando, ella me indica que también ha tenido esa sensación en sus pezones, que gracias a mis gentiles piropos se ha comenzado a sentir muy mojada, y que en esos momentos estaba yendo en dirección al servicio, por el camino hablaba y hablaba como una cotorra, como si hubiera conseguido su propósito, me la imagino con sus pezones totalmente endurecidos, dirección al baño, dispuesta a deshacerse de sus bragas..., cada vez la tengo más dura, mientras trata de hacer como que me convence, le pregunto si se puede mover de su mesa de trabajo, cosa que me confirma con un “si” camuflado entre sus ofertas telefónicas.

Me indica que está en el baño y que se había quitado sus faldas, se había abierto de piernas pero antes... se había cortado su tanga, no tenía tiempo para bajárselo ni nada, simplemente con unas tijeras, había dado un corte en su parte más fina y lo había roto, me reveló que de su coñito estaba emanando muchísimo líquido también, tanto líquido que podía introducirse cualquier cosa de tamaño indefinido en su interior, le pregunté si era la primera vez que hacía eso, evidentemente no era la primera vez, también me reveló que sus compañeras de trabajo tampoco eran unas mojigatas y que también se habían ido al baño, aprovechando que tenían su diadema telefónica..., para darse un meneo y relajarse cuando habían dado con algún que otro salido que la había puesto a mil.

Le terminé aclarando que yo no era un salido, sino que esa tórrida tarde estaba especialmente caliente y, sobre todo, que desde hacía un buen rato estaba masajeándome mis testículos y mi polla se había endurecido en cuanto iba hablando con ella, me aclaró también que lo comprendía, que no era tampoco su primera vez y que en otras ocasiones, había terminando quedando con su interlocutor, caso de que hubiera coincidido la estancia en la misma ciudad que la persona con la que hablaba, que no era la primera vez que también le ponía los cuernos a su esposo con algún macho ibérico que la había halagado de tan buena y caliente manera.

Así comenzamos una conversación caliente en la que mi polla aparecía y desaparecía cuanto más y más meneaba mi mano a su alrededor mientras hablábamos, y así en la distancia, la joven con la que hablaba me contaba que sus dedos habían entrado en el interior de su cuerpo a través de la placentera hendidura que tenía entre sus piernas y que sentía que le estaba llegando todo el placer que podía imaginar al figurarse que mi polla estaba entrando hasta los mismos huevos dentro de su mojada vagina, eso me hizo dar un respingo propio de la próxima emanación de semen de mi puntiagudo volcán que volvía a estar repleto de tan grumoso líquido, ufff, le hice saber que iba a correrme pronto, ella lo sentía por mi respiración, yo también lo sentía por la suya, le pedí que me acercara los sonidos de su vagina a través del micro que poseía la diadema telefónica, cosa que hizo sin dudar y empecé a escuchar los movimientos que realizaban sus dedos de entrar y salir de su chorreante coñito, me preguntó si lo escuchaba bien, yo me estaba volviendo majareta ya al escuchar eso, le indiqué que escuchaba también al lejos sus gemidos desesperados, me imaginé agachado entre sus piernas y mi lengua entrando en tan rica cueva, al decirle esto sentí sus pulsaciones que subieron más todavía, y me pidió que si podía ser, que ella quería escuchar como mi prepucio hacía aparecer y desaparecer la cabeza de mi capullo tan chorreando como estaba también, y se lo puse al micrófono de mi teléfono inalámbrico, el movimiento de mi mano sobre mi polla también hacía que saliese ruido de como si estuviese pisando un charco, pero no era eso, sino el subir y bajar de la piel sobre el glande, que estaba más mojado que nunca, al haber salido alguna gota más de líquido preseminal, la efervescencia era inminente, pronto saldrían otra vez los chorros del placentero mogollón de líquido seminal que me volvería a hacer temblar de placer, volví a colocarme el teléfono en el oído y empecé a escuchar sus gemidos, se estaba corriendo como una loca, había empezado a gritar, sus gemidos le sabían a poco, es estaba diciendo que su coñito había atrapado sus dedos, que no podía parar de disfrutar, que había sentido un orgasmo absolutamente espiritual, como si un fantasma se la hubiera follado, yo le indiqué que también casi había sentido lo mismo, que me imaginaba que una boca fantasmal me había comido toda la polla y estaba empezando a soltar chorros y chorros de espermatozoides al aire, la corrida había sido genial también.

Después de agradecernos tan placentero rato de placer me dijo que era su hora de fumarse un cigarrillo, que lo hacía tras cierto número de llamadas, pero que esta vez también lo hacía como si hubiera echado un polvazo del que después se suele echar el cigarrito, que nunca había tenido un orgasmo como ese y que necesitaba descansar, se puso su falda, tiró el tanga en la papelera donde suelen dejar sus compresas y se marchó a fumarse un cigarrillo no sin antes desearme una buena tarde e indicarme que sabía mi número de teléfono, por si acaso... algún día le apetecía llamarme para convencerme que cambiara a su compañía telefónica para la que trabajaba... o no...

Yo le dije que tratara de hacerlo cuantas veces quisiera... pero... que no esperara grandes cosas... a no ser que... sintiera algún que otro picor en su entrepierna y le apeteciera... que yo la convenciera de otra manera...

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