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OBRERO NEGRO

Me llamo Liliana Brigitte, tengo 38 años de edad, te converso que hoy en la tarde me sucedió lo siguiente al recibir al señor que arreglaria la tubería de la cocina para arreglar una rotura que mantiene mojadas la pared y el piso. Le comunique a mi esposo que por favor llame al fontanero por una fuga de agua en la cocina. Suena el timbre de la puerta de la casa y se abre permitiendo el ingreso de un señor de unos 50 años de raza negra, muy fornido y alto, con una dentadura muy limpia y una sonrisa muy agradable y amable. Me encontraba con un pantalón de casa estrecho y una blusa liviana sin llevar brazier, que al caminar mis senos se movían libremente.



Ingresamos a la cocina y procedí a indicar todo lo que sucedía y el piso se encontraba totalmente con agua, me retire los zapatos y en pie descalzo con un trapeador retire el agua para el patio. El señor me indico que requería un balde, una toalla vieja y una lavacara, para comenzar a trabajar perforando la pared, hasta encontrar la falla del tubo de agua. Me indico que si necesita algo me llamaría.



Subí a mi dormitorio a secar mis pies que los tenía mojados. Se escuchaba como martillaba la pared y me intereso observar su trabajo. Al ingresar a la cocina me quede admirada al mirar que el señor se había quitado la camisa y estaba con una pantaloneta de color azul que hacia juego con una gorra. Su espalda se veía ancha, fuerte por el movimiento de sus músculos, al estar arrodillado se veía la línea media de sus glúteos al estar bajo la cintura. Regresa a ver pidiendo disculpas por estar trabajando con poca ropa, además por el agua que seguía saliendo. Me pide que le ayude a coger un playo para sujetar una tuerca del tubo mientras el cogía de otro lado una llave, hasta que un chorro de agua dejo salir al romperse el tubo mojándonos totalmente a los dos. Me sentía desesperada por el daño que podría ocasionar a los aparatos eléctricos y al piso de madera del comedor. El señor tomo un martillo doblando el tubo y dejo de salir agua. Nos arrodillamos los dos totalmente mojados y al mirarnos nos reímos con gusto, mientras limpiábamos el piso por el agua. Sentia su mirada que penetraba mi cuerpo y al darme cuenta me miro que mi blusa dejaba ver totalmente mis senos y mi pantalón mojado pegado al cuerpo dejaba ver mis nalgas, mi cintura y mi vulva siendo más visibles cuando realizaba la limpieza del piso. De mi salió un suspiro de angustia, mientras le observo al señor que su pantaloneta mojada permitía observar su paquete mas abultado. Al caminar me resbalo cayendo de nalga al piso y el señor al tomar mi brazo pierde el equilibrio quedando los dos acostados mirándonos, allí sentí en mi abdomen como su verga dura y grande estaba totalmente empinada, me abrazo inmediatamente y beso mis labios. No me resistí en absoluto me encontraba dispuesta a colaborar, comenzó a besar mi cuello, mis senos retirando la blusa hasta que sus mano recorría mi pubis hacia mis muslos, retiro mi pantalón mientras se quita su pantaloneta. Dejando ver una bella verga negra totalmente erecta. Mis sentidos se alocaron mientras besaba mi vagina introduciendo su lengua en un vaivén que me puso alocada de la emoción y excitación. Siento como su dedo comienza a hurgar mi culito poco a poco [poniendo saliva en sus dedos que estaban con mis líquidos vaginales. Una sensación especial recorrió mi cuerpo. Me sentía una muñeca ante un gigante. Separa mis piernas mientras su pene negro, grueso y duro comienza a jugar con mis labios vaginales, con mi clítoris y con mi culito, me siento que pierdo el sentido y pudor a lo que pueda suceder. Comienzo a jadear pidiendo que introduzca su verga hasta lo más profundo, comienza a introducir sintiendo como penetra poco a poco dilatando los músculos de mi chuchita, mi alegría es inmensa gritando de placer ante un eminente orgasmo que me produce dolor ante su embestida, mi gozo aumenta a cada momento mientras sigue con un bombeo continuo que me produce un fuerte orgasmo que vibra mi cuerpo. Se retira acostándose indicándome que me suba sobre el y que me siente directamente sobre su verga, abro mis piernas permitiendo que semejante verga negra y brillante inicie su ingreso a mi vagina. Soy yo la que comanda las embestidas en un sube y baja frenético, me encuentro caliente de mi cuerpo, mientras el señor toma mi cintura y comienza a subir y bajar mi cuerpo creando un orgasmo espectacular que no vacilo en gritar de satisfacción. Coge mi cintura con fuerza retirando su verga de mi chuchita, me mira sonreído indicándome que abra más mis piernas permitiendo que la cabeza de su pene comience a ingresar en mi culito. Me resisto a realizar pensando que me puede hacer daño, me indica que no tenga recelo y que colabore poniéndome relajada muscularmente. Pone saliva en sus dedos y comienza a estimular mi culito poco a poco, la sensación de satisfacción inunda mi cuerpo, luego pone su verga a la entrada de mi ano ingresando poco a poco ayudado por sus manos que tienen mi cadera, me indica que deje bajar mi cuerpo despacio y lo detenga cuando tenga dolor. Así lo realizo hasta que siento que su verga queda totalmente en mi interior, comenzamos un mete y saca suave mientras mi cuerpo comienza a sentir las emociones de un orgasmo violento me sacude sintiendo como los músculos del culo abrazan la verga negra del macho que me tiene ensartada completamente. Son momentos de locura hasta que me vira poniéndome en cuatro sin sacar su verga con un movimiento de meter y sacar que me pone a llorar al no saber controlar mi orgasmo, hasta que siento que deja su leche dentro de mi intestino. Grito y grito de la emoción. Siento como el sudor del señor negro caen a mi espalda y su gemido es intenso, se retira quedando acostado en el piso. Me dice que soy una verdadera hembra y que se siente feliz, miro su cuerpo y su verga flácida brillante. Se acerca y acepto un beso tierno mientras me indica que quiere darse un duchazo. En la ducha pongo jabón en su cuerpo musculoso y fornido, especialmente en su verga y testículos, volviendo a ponerse dura y bien erecta. Me abraza indicándome que ponga mis piernas sobre sus brazos, quedando mis nalgas abiertas y lista para recibir tan maravillosa verga que la introduce hasta el fondo sin ningún problema, es un mete y saca continuo que nuevamente aloca mis sentidos. Se queda quieto y siento como su leche blanca sale a mi profundidad vaginal. Me aloca mis sentidos besando sus labios carnosos. Nos secamos para vestirnos. Me agrado verle que estando desnudo se puso únicamente su overol de trabajo, todo estaba mojado. Termino de solucionar el daño indicándome que en dos días vendría a terminar con el arreglo de la pared.



Sinceramente sentía que los músculos de mi vagina y culito latían por el gusto de tener más sexo con el señor negro. Me vestí únicamente con un short muy pequeño y una camiseta para esperarle a mi esposo, quien al verme me abrazo y beso con pasión, indicándome que me quite el short y camine únicamente con la camiseta hasta llegar al dormitorio. Cuando subía las gradas para ir al dormitorio mi esposo ponía su mano en mi chuchita, causándome excitación, al llegar me acuesto en la cama abriendo mis piernas, se desviste dejando ver su bella verga que me agrada mucho, mira mis labios vaginales indicándome que los mira hinchados y más rojos, le indico que me siento excitada y que quiero su pene dentro de mi chuchita, se coloca ingresando fácilmente en mi chuchita mojada por la leche del señor negro, su verga inicia en un mete y saca continuo permitiendo que suelte un gruñido de satisfacción, mientras muevo mis caderas y subo mis nalgas, me encuentro muy arrecha y doy rienda suelta a mis emociones, hasta que siento que deposita su leche en mi vagina dejando salir un susurro de alegría. Nos quedamos quietos besándonos hasta que su verga se sale por lo flácida que se pone cuando eyacula dejando salir la leche de mi cavidad vaginal. Nos ponemos a conversar muy abrazados, hasta que comienzo a estimular con mi mano su verga mojada hasta ponerla dura y continuar con un bombeo dentro de mi culito que igualmente ingresa fácilmente por lo dilatado que aún se encuentra, siento sus huevos chocar en mis nalgas hasta que un gruñido me hace saber que deja su leche dentro de mi intestino produciéndome un orgasmo muy agresivo, quedando satisfecha con otra buena culiada. Bajamos a cenar y luego a dormir profundamente.



Suena el timbre de la casa y es el señor negro que viene a terminar de arreglar la pared que estaba mojada. Nos vimos con una sonrisa de satisfacción, nos dimos un beso profundo desvistiéndonos inmediatamente mientras besábamos nuestros cuerpos por todo lado que podíamos, sentía su olor característico de la raza negra que me ponía más excitada, comienza besar mi chuchita mientras su dedo seguía el trayecto del culito. Me siento muy excitada diciendo que me introduzca su verga maravillosa rápido que tengo muchas ganas, me acuesta boca arriba abriendo mis piernas y pone su verga erecta a la entrada de mi vagina jugando con mis labios vaginales y clítoris, mis sentidos se alocan agarrando su verga y empujo mi cadera hasta sentir como ingresa dilatando los músculos vaginales, mi alegría se fusiona con un orgasmo de locura que no paro en gemir mientras continuamos bombeando y bombeando despacio y luego rápido hasta que mis sentidos estallan por un fuerte orgasmo mientras su leche inunda mi cuerpo. No resisto más y grito de la alegría. Pone su cuerpo en mi pecho besándonos y besándonos mientras siento que sin salir su verga esta flácida saliendo el semen por mi chuchita. Le pido que se pare comenzando a chupar y chupar su hermosa verga negra hasta tenerla nuevamente fuerte y erecta. Me pone en cuatro y comienza a introducir un, dos y tres dedos con saliva en mi culito hasta que introduce su pene paulatinamente hasta que mis sentidos se alocan de la emoción por un fuerte bombeo que no resisto su pleno orgasmo, nos movemos alocadamente hasta que deja salir su leche en mi intestino. Mis piernas flaquean y mi cuerpo no resiste tanta emoción, me quedo totalmente cansada. Mientras el señor negro se viste y decide continuar con el trabajo.



Subo a darme una ducha y limpiar mi cuerpo, mientras siento como los músculos de mi vagina y de mi culito aun laten por tan hermosa culiada. Suena el teléfono siendo mi marido indicándome que me arregle por cuanto tenemos una invitación a un almuerzo y que vaya vestida para la ocasión. Me arregle y le pedí al señor negro que cuando termine su trabajo deje cerrando la puerta principal y diga cuanto es el valor de su trabajo. Me indico que no me cobraría, que había sido un gusto conocer a una perfecta hembra blanca.



Nos despedimos con un abrazo y beso.


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