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A él eso le calentaba más y subía el ritmo. Entre gemidos le recordaba a mi madre lo guarra y lo zorra que era, que era una "calentorra" como todas, y que le perdían las maduras por lo guarras que eran follando… -“¡¡Oohhh, siiiií!! ¡¡FÓLLAME MÁS!!” Respondió mi madre dejándose llevar...
Mi madre encadenó ese orgasmo con otro aún más intenso. No podía dejar de correrse al tiempo que seguía oyendo las palabras que Sergio le decía al oído y que parecían ponerla tan y tan cachonda….Parecía una auténtica gata en celo para mi desgracia y yo no dejaba de alucinar con lo de esos amantes que debía haber tenido. ¿Quiénes serían esos otros hijos de puta que se la habían follado? De repente y en plena cópula, Sergio dio una estocada mucho más enérgica y profunda y el gemido que dio mi madre me asustó. Él le tapó la boca con una de sus manos forzando el apareamiento del semental a la hembra…
-“¡Ooohhh, nena! Has podido con toda… ¡Pssssshh, calla…no despiertes al chico y disfruta! Tienes mis 23 cm completamente dentro. Es el coño más cojonudo que he probado en mi vida. Tan estrecho y tan tragón al tiempo. ¡¡Oh siiií!!, qué gustazo me está dando metértela entera. Hacía tiempo que no la clavaba tanto, créeme. No todas se dejan. Goza de ella y sigue corriéndote, que ahora sí que tienes el coño bien abierto y listo para complacer…
-“Aaahhh, la siento en el cuello del útero…, noto todo el glande hinchado en mi vientre ¡Joder ahí nadie ha llegado!”
-“Lo sé, pero ¿A qué te gusta? Esto lo aprendí con una madurita como tú. Tú tranquila y disfruta con mis pollazos sin preocuparte por nada, ni por tu marido ni por tu hijo, que no se entera de nada…”
Sergio le decía que pensara sólo en su coño, en la polla que la estaba atravesando y en ella, mirándome a mí fijamente a los ojos. Que lo que tenía que hacer es gozar, que una jamona como ella había nacido para ser montada y que supo que estaba necesitada en cuanto la vio. Le preguntaba el muy arrogante si había gozado alguna vez tanto, que lo menos se había corrido ya tres veces mi madre….Ella le decía…
-“¡En mi vida he sentido nada igual! Con mi marido pocas veces llego al orgasmo…, normalmente tengo que acabarme sola”.
Oía todo esto entre gemidos y jadeos que me estaban volviendo loco. El muy cabrón le decía que cómo con un cuerpo como el suyo no salía a buscar más a menudo guerra fuera de casa, que iba a encontrar un montón de candidatos dispuestos a montarla. Parecía que quería hacer de mi madre una puta. Comentaba en plena embestida que tenía un cuerpo y un coño hechos para dar y recibir placer…, eres una mujer demasiado desaprovechada y los años pasan nena…
-“¡¡Si lo dices por tus amigos olvídate cabrón!!”
-“Pues estás demasiado desaprovechada, te mereces que te amen más…”
-“Ya lo sé, pero ahora… Solo me preocupa que mi marido lo note tan abierto…, mi coño va a necesitar un par de días para cerrarse”.
-“Aunque lo notase a partir de ahora mucho más abierto, seguro que no te dice nada”.
Que las casadas del pueblo a las que se tira se lo comentan, que cuando se las follan ahora en casa los maridos se extrañaban de lo dado de sí que lo tienen, pero que no les dicen nada….Lo cabrones se callan para no afrontar la cornamenta o las posibles consecuencias…. Decía que a una de Zaragoza que baja a veranear le hizo un crío hace dos veranos y que no viera cómo le sigue llamando pidiéndole más y más polla cada vez que baja al pueblo. Y el marido ahí como si nada….Menudo pedazo de cabrón que estaba hecho. Debía ser el semental del pueblo dispuesto las 24h a montar a todo aquello que llevase faldas…. Salí de la nube en la que estaba envuelto, abrí de nuevo los ojos y vi que seguía dándole bien duro sin apartar su mirada de mí. Volví a oír sus palabras con claridad…
-“Joder, y yo que pensaba que no iba a conseguir que te me abrieras de piernas, pero ha merecido la pena esperar. Follarte aquí me está dando un morbo que te cagas, tía. ¡Qué gustazo darte así de duro junto a tu hijo! Y es una pena que él no se esté enterando de nada… Me gustaría que te viese así, espatarrada y con la estaca de mi calibre dentro del coño de su madre… Joder que morbo que me viese como le hacía a su madre una buena barriga PREÑÁNDOLA...”
-“¿No ha querido nunca Joaquín tener más críos?”
-“Dime que siiií… Te quiero preñar este verano. Déjame que le haga un hermanito a tu hijo…”, decía el muy cabrón sonriendo y mirándome.
-“¡¡Estás loco, no puedo másss…!!”
-“Ni yo tampoco ¡Quería reventarte bien el coño en el primer polvo que ha sido todo un desvirgue el que te he hecho, ¿eh?”
-“En parte sí, ¡Aaaggghhh! la mitad de mi vagina estaba sin usar…”
-“¡Pero no voy a poder aguantar mucho más! ¡Te voy a llenar entera de leche! ¡Que polvazo que tienes cabrona!” Gritaba clavándome la polla salvajemente…
-“¡¡No, por favor!! ¡¡Dentro no te corras…, paraaa…!!”
-“Ya es tarde cariño, prepara el coño que estoy hasta arriba de lefa de cinco días sin descargar…. ¡Ojalá fallen las pastillas esas y le damos un hermanito a tu hijo…!¡Aaaahhh, qué gustazo me va a dar correrme en el mismo útero…. ¡Voy a preñarte Belén!”
-“¡No, por favoorr…! ¡Te lo ruego por Dios Santo…!”
-“Ya me viene y verás cómo te gusta. ¡Ahhhh!, ¡toma!, ¡toma!, ¡toma!”
Gritaba clavando su mirada en mí, al mismo tiempo que la insertaba con golpes cortos en el fondo vaginal de mi madre soltando a cada convulsión un grueso chorro de semen que le atoraba las trompas de Falopio. Sergio aumentó la fuerza de sus embestidas y pude ver como su espalda se arqueaba hacia atrás y los músculos de sus nalgas se tensaban. Estaba empezando a depositar toda su leche hirviendo en el coño de mi madre al tiempo que daba un bufido como el de un toro bravo asilvestrado. Debían ser unos intensos, calientes e interminables chorros porque mi madre comenzó a correrse de seguido con descontrol. Debía sentir cada uno de ellos, dos, tres, cuatro chorros…, y así hasta ocho (por lo que oí al cabrón de Sergio al día siguiente) y a cada cual más intenso, al tiempo que sentía esa majestuosa polla palpitar una vez y otra en su hambriento chocho…
-“¡Aaaahhhhh…! noto tu semen hijo de puta… te estás corriendo dentro de mí…”
-“¡Aaaahhhhhhhh! Sí cariño, ummmm…, y no veas que corrida”.
-“¡ahhhhhhhhh! Me estás llenando por completo, siento tu leche hirviendo… ¡Joder me corro de gusto cabrón…!”
-“¡¿Cómo te gusta, eh?! Ahhh, Toma lefa princesa…, toma más…”
-“Siiiiiiiií… me gustaaaa”.
-“¡Ahhh! Jamás me he corrido tanto. Me estás sacando hasta la última gota tigresa, ahhhh. Tenía que verte Joaquín aullar así y lo que está tragando tu coño, a ver si aprende a follarte en condiciones. ¿Imaginas su cara al verte así, aquí conmigo en plena monta?”
-“Dios mío, la leche que me estás echando dentro… De esta me preñas cabrón…”
-“Sí, tómala toda... directamente al útero, a ver si te preño... Te hacía falta, cariño. Las tías con conejos como el tuyo necesitan que las follen bien, en su casa o fuera de ella. A ti habría que llenarte el coño de leche varias veces al día para dejarte satisfecha… ¡Aaaahhhh! Quiero que seas mi putita…. ¡Aaahhhh! ¡¿Dime que me dejarás follarte bien duro y llenarte entera de leche cada vez que quiera… dime que lo harás…?!”
-“No sé…, me moriría si Joaquín o Mario se enterasen de esto…”
-“Tú tranquila que no tienen que saber nada. Tu marido confía en mí y ya ves que follada con tu hijo delante y ahí está sin coscarse de nada…”
Tras acabar de correrse en ella, dejó caer su cuerpo sobre mi madre. Ella seguía con las piernas alrededor de sus caderas y con la polla de Sergio empalándola. Las manos de él buscaban sus pechos, jugaban con sus pezones, pellizcándolos y tirando de ellos, y su boca buscaba la de mi madre. La besaba con auténtica lascivia. Después comenzó a besar su cuello, a lamerlo, para enseguida bajar y volver a succionar sus todavía erguidos pezones. Hasta hoy yo sólo había visto unas tetas como las de mi madre en la tele y ahí estaba el muy capullo disfrutando aún de ellas. Las chupaba y mordisqueaba diciendo que eran fantásticas pero que las quería probar llenas de leche, que así deberían de ser la hostia. Qué cabrón, la sola idea de que preñase a mi madre me volvía loco. Comenzó a susurrarle al oído…
-“¡Oh, nena! ¡Eres fantástica! Eres de esas pocas tías que se vuelven locas de placer al sentir que se están vaciando en ellas... Joder que manera de correrte según te estaba llenando el chochito, ¿eh? Con los espasmos que dabas me has exprimido lo cojones como ninguna antes”.
-“¡Eres un auténtico hijo de puta! ¡Joder cuanta leche eyaculas so cabrón! ¡Eres un burro corriéndote!” Decía mi madre consternada pero con cierta aprobación…
-“¡Dios, lo que vamos a disfrutar tú y yo! Dime que te gusta sentir el calor de la leche dentro, princesa, dímelo…” Mi madre le acariciaba la cara con ternura satisfecha.
-“Nunca había tenido tantos orgasmos seguidos. Mi marido siempre se corre dentro de mí, pero no sé si es porque acaba enseguida o porque no me echa poca cantidad, pero nunca había sentido algo así. Has hecho que me vuelva loca de placer y con él apenas llego…”
-“Nena, si no te corres en casa es porque Joaquín no te sabe follar. Tú eres el sueño de cualquier tío, una maciza que busca polla fuera de su casa”.
-“Pero no soy una buscona so cabrón…”
-“No digo que lo seas, pero por si fuera poco eres MULTIORGÁSMICA. Y me encanta haber sido yo quien te haya demostrado que lo eres… Lo que vas a gozar a partir de ahora. ¿Te apetece echar otro? Ya ves que no se me baja…”
-“Ahora no, es tarde. Sácamela ya. Si se despierta Joaquín y ve que no hemos llegado va a sospechar…”
Vi como el hijo de puta desenfundar su pollón del chocho de mi madre. Era increíble que después del polvo que la había echado siguiera con ella así de dura. Se incorporó y volvió a pasar al asiento del conductor. Volví a hacerme el dormido mientras mi madre recuperaba sus braguitas y su sujetador de mi asiento. Podía oírles mientras se vestían. Él decía que no le cabía en el bóxer de lo tiesa que la tenía y mi madre entre risitas le respondía que no le extrañaba, con ese tamaño. Él le respondió que era ella la que se la ponía así y que bien que la había gustado. Que tetas como las suyas no eran fáciles de encontrar pero que pollones como el de él tampoco. Sergio arrancó el coche y cuando comenzó a moverse volví a abrir los ojos. Al salir de la explanada del polideportivo para entrar en el pueblo, pude ver un poco alejado el coche de sus amigos y a estos subiéndose a él. ¿Qué hacían aquellos dos allí? Los muy cabrones sabiendo lo que iba a pasar se habían acercado a verlo todo. ¿Habrían visto la follada salvaje que le había dado a mi madre cuando consiguió que se abriese de patas? La sola idea de que esto fuese cierto me corroía por dentro…
Al día siguiente me desperté a las tantas. Cuando salí al jardín allí estaban Manuel, Sergio y el ingenuo de mi padre que hablaba con él. Mi padre le preguntaba que cómo lo habíamos pasado. Llegué hasta ellos cuando Sergio respondió con una sonrisa burlona en su cara…
-“De "PUTA MADRE" Joaquín”
-“¿verdad Mario?”
-“¿A que lo pasamos "TETA"? Yo por lo menos…” No lo podía creer.
Dudaba de si aquel cabronazo respondía con segundas o me lo parecía a mí…. En mi cabeza, aún aturdida del alcohol, se repetían sin cesar (PUTA MADRE, TETA...) y me recordaban lo ocurrido la noche antes. Fue al ver la forma en que nos miraba a mi padre y sobre todo a mí, ese brillo en sus ojos, esa sonrisa y la forma en que se tocaba el paquete cuando comprendí que ese pedazo de cabrón estaba disfrutando ahora casi tanto como anoche follándose a pelo a mi madre… No sabía ni dónde meterme cuando oí a mi padre…
-“Ya me ha dicho Belén que te dejó probarlo anoche. Te quedarías a gusto, ¿no? Con las ganas que tenías…”
-“¡Joder Joaquín, vaya si lo hice! Lo "probé a fondo". Ocasiones así no las tiene uno todos los días. No tuve que insistirle mucho para convencerla…”
-“Qué va, hombre. Si ya le dije que tú eres mucho más hábil y que se dejara llevar. ¿Y qué te pareció?
No podía creer nada de lo que oía. La conversación que llegaba a mis oídos debía ser paralela a la que mi padre pensaba que mantenía con el macarra de los cojones. Y éste seguía y seguía aturdiéndome con lo que decía…
-“La hostia, Joaquín. Increíble. Te lo digo en serio. Si ya disfrutas con sólo ver por fuera ese pedazo de carrocería, una vez que te has "metido dentro" no veas, es un "auténtico gustazo" ¡Como le entran la marchas!”
-“Ah sí, ¿eh? ¿Qué te pareció cuando te metiste dentro?” Preguntó mi padre sin sospechar nada de lo ocurrido.
-“Me pareció fantástico Joaquín, aunque me sorprendió su tamaño…”
-“¿Y eso?”
-“Joder, no imaginaba así a un modelo de esa gama…. La impresión que tuve al entrar es que era "demasiado estrecho", lo imaginaba mucho más amplio. Decía sonriendo el muy cabrón aludiendo claramente al coño de mi madre, y el cornudo de mi padre seguía y seguía…
-“Pues te aseguro que es más amplio de lo que parece en un principio. Aun no lo he usado nada detrás, pero para los que disfrutan en la zona delantera la sensación es envolvente tanto que no se nota la velocidad a la que se va en crucero”.
-“No, si fue al principio, en cuanto "monté" tuve la sensación de envoltura acojonante. Pero oye, "entrar dentro" y "sentir el tacto de esa piel", ¡fue para "correrse de gusto", Joaquín! ¡Qué suavidad! Ese pedazo de hijo de puta gozaba con lo que decía.
-“Te gustó el acabado, ¿eh? El pack de cuero es una pasta pero merece la pena”.
-“Ya te digo…En cuanto me "acoplé", sentí ese tacto y cómo se adaptaba a mí, comencé a flipar. Mira que he probado modelos, pero ninguno así… Y tienes razón, cuando llevas rato dentro se te quita la impresión de poca amplitud. Fue al montar. Luego te das cuenta que es amplio de cojones… Estoy convencido de que tienes razón y que los de delante van de primera en él. Oye no te digo que no que sea un modelo especial para Dos delante y uno atrás”.
-“Te lo voy a tener que dejar otro día, joder. Que parece que te gustó y que sabes apreciar los detalles de un modelo de alta de gama…”, seguía el tonto de mi padre.
-“A ver si es verdad, Joaquín…. Que un modelo así es para disfrutarlo joder y es un crimen que lo tengas ahí "sin usar" (decía riendo el muy cabrón). Yo estoy dispuesto a hacerle un buen rodaje este verano si quieres... Iba a estar todo el día "montado" en él y te lo iba a dejar suavizado, verás la diferencia cuando lo usases tú”.
-“Tampoco quiero que me lo quemes, ni me lo gripes, que aun esta casi en rodaje…”
-“Tranquilo que cuando lo cojas tú no te va a parecer el mismo…, ahora está como agarrotado aún, y yo estoy dispuesto a hacértele un buen rodaje. ¿Qué me dices?” Le respondió mirándome y sonriéndome descaradamente.
-“Bueno, deja que lo piense…, que miedo me das…”
-“Tú confía en mí Joaquín”.
-“De todas formas tengo que estar de Valladolid a aquí y a Madrid estas vacaciones, o sea, que lo voy a montar a placer si Dios quiere…Este fue el primer encuentro que tuvo ese verano, al que siguieron otros más no siendo presenciado por mí. El muy cabrón incluso ha hecho que mi madre cayese en su seducción un par de veces más, pero no ha permitido que participasen sus amigos, según me comentó Carlos hace unos días. ¡Se auspiciaba un mes de follada tras follada! Mi madre nunca se había visto en otra como esa aprovechando las ausencias de mi padre atendiendo a la obra, a las fincas de la familia en el pueblo y su negocio en Valladolid.
Hace poco más de una hora que se marchó Sergio, mi marido y mi hijo se marcharon temprano para visitar la finca del “Agentillo” y les llevaría toda la mañana. Serían las 9:30 antes del almuerzo cuando apareció mi macarra Sergio preguntando por mi marido y una cosa nos llevó a la otra y tras almorzar en mi cocina me puso mirando para Cuenca… Bueno tras corrernos, él dentro de mí como de costumbre me tomé mi tiempo, permitiéndome tomar un relajante baño hasta que la fría temperatura del agua, me hizo salir de la bañera de forma apresurada. Terminaba apenas de secarme cuando sonó el timbre de la puerta. No esperaba a nadie, y el hecho de que fuese el timbre de la puerta de la calle trasera, en vez de la principal me sorprendió, fui hacia ella mientras me cubría con una ligera bata de seda. Debía ser alguien que viviera en la calle donde vivían cuatro vecinos de edad avanzada y tratarse de algo urgente ya que el sonido del timbre se volvía apremiante. Abrí la puerta y viendo a la persona que llamaba, debí quedarme con la boca abierta por el asombro. Ante mí se encontraba Manuel, alto, fuerte con sus 50 años diría yo, cara muy seria y con rasgos como cortados a hachazos, propietario de un par de ojos azules, que me miraban con frialdad casi inhumana, como seguramente miraría un médico forense al cuerpo inanimado mientras practica una autopsia. Todo en su conjunto impresionaba, pero lo insólito, lo anacrónico, era la camisa de cuadros pasada de moda…vestía de varios colores. Se presentó a sí mismo, con una voz cortante.
-“Venía a ver si ha vuelto Joaquín estamos parados en unos detalles”, dijo.
-“Pues aún no ha vuelto con Mario…, ya estuvo Sergio hace una hora y le dije que mi marido no volvería hasta el medio día…” y continuó.
-“También deseaba hablarle sobre su relación con Sergio… vengo como padre preocupado por mi hija, la novia de Sergio. Mi hija está preñada de seis meses, y a Sergio lo tenía centrado en su futura familia hasta ahora… Sé de buena tinta que entre ustedes dos…”. Quedé paralizada por unos instantes. “De modo que ya usted debe suponer por qué he venido, le agradecería me concediera unos minutos”.
Sus palabras me dejaron helada, Sergio y yo habíamos echado un par de polvos, pero no éramos amantes y nunca me había hablado de que tuviera novia formal además de preñada… También es verdad que nunca se lo había preguntado. La situación era verdaderamente incómoda, más todavía hablando ante la puerta de mi casa, así es que le invité a pasar hasta el salón y sentarse.
–“¿Que desea tomar?”, pregunté mientras me servía una copa de Coñac, presentía que la iba a necesitar. –“Lo mismo que usted me respondió”, sin dejar de mirarme fijamente.
Le tendí su copa para dejarme caer literalmente, sobre el sillón y, en completo silencio, los dos nos observamos durante unos minutos. Después comenzó a hablar… -“Como le he dicho, soy un padre preocupado, el chico ha dejado los malos vicios, pero ahora temo los retome y se pierda definitivamente. Mi hija ni Sergio nada saben de esta visita, pero no voy a permitir que mi hija, así como ambas familias sufra por su causa. Su relación tiene que terminar hoy mismo”.
El tono de su voz era ofensivo, más que sus palabras y su fría mirada. En un instante pasé de la sorpresa a la ira, y sin desearlo realmente, defendí a Sergio, como si ya estuviera al tanto de su relación formal. Me di cuenta, de pronto, que mi bata apenas me cubría, y en un primer impulso quise levantarme y dejarle solo mientras me vestía. Algo me detuvo pese a todo, y permanecí sentada, sin hacer ningún esfuerzo ni intento de cerrar la larga abertura de la bata que mostraba mis piernas ampliamente. El constructor se dio cuenta, y haciendo un gesto de asombro las miró fijamente, sin dejar por ello de soltarme su manido discurso sobre mi inmoralidad y el daño que les hacía a ambas familias. Ya estaba harta de él, me volqué hacia la mesa de centro para coger un cigarrillo del paquete, y al hacerlo, los paños de la bata se abrieron aún más mostrando mis abundantes carnes que tanto atraen a los hombres. Sus ojos me siguieron, vio perfectamente mis tetas y por un momento interrumpió su discurso, para reanudarlo con críticas más exacerbadas. Pude echarlo de mi casa, pero aquella fría mirada me puso furiosa…
Me propuse probar hasta donde era capaz de mantener su postura. A partir de ese momento entablamos una peligrosa partida, un desafío descarado y para ello, sentada frente a él, fui abriendo mis piernas lentamente, mostrándole al hacerlo, que estaba desnuda debajo de mi bata. El tono de mis replicas también cambió, de agresiva pasé a ser insinuante, dulcifiqué mi voz, le sonreí por vez primera mientras con una de mis manos comencé a acariciar mi cuello. Sin dejar de mirarle sonriente, mi mano se introdujo bajo las solapas de la bata para acariciar mi teta izquierda. Su cara se petrificó al momento, dejó de hablar y se hizo un silencio denso. Mis manos continuaron su andadura, la bata completamente abierta le mostraba mi cuerpo desnudo. Se puso en pie bruscamente, parecía dispuesto a marcharse y no quería permitírselo. Me puse en pie, a la vez y la bata se deslizó por mis hombros hasta caer al suelo. Desnuda y erguida permanecí ante él, sin que se atreviera a dar un solo paso hacia la puerta, sin que dejara de mirarme, aunque ya no era a los ojos a los que miraba. Por mi parte, me daba cuenta de que aquel témpano de hielo, duro y peligroso, se estaba derritiendo por momentos. Avancé hacia él y apoyé mis manos en su pecho, le oí decir…
-“¡No lo haga! ¡Por favor, no lo haga!” Pero ya nada podía contenerme.
Los botones de su indumentaria fueron saliendo de su ojal en la camisa, desabroché su pantalón, y al hacerlo, mis manos tropezaron con su flamante cipote, de un tamaño brutal… “De tal palo, tal astilla” debía medir lo menos ±20 cm, con un grosor solo comparable a la de su yerno. La aprisioné entre manos, era lo único en él que permanecía erguido, todo el resto se había derrumbado. Mirándole a los ojos me fui agachando hasta que mi cara quedó a la altura de su verga, una maza gruesa y larga. Mi boca se apoderó de ella, y en ese punto, su cuerpo recobró el movimiento…, inició un movimiento lento con su pelvis follándome la boca, la sentía más profundamente en mi garganta, creciendo, palpitando y horadando mi galillo. Ninguno de los dos hizo el intento de separarnos continuando durante varios minutos mamando, lamiendo y lengüeteando su glande, cuando bajaba haciendo un reguero de saliva en su tronco me encontré con un par de orondos cojones súper cargados de lefa presta para alimentar a algún conejo hambriento, no hubo ni una palabra, ni un mal gesto que intuyera que no le gustara la felación. El hombre se perdía entre jadeos al tiempo que le succionaba huevo a huevo metiéndomelo en la boca como si deseara extraerlo fuera de su escroto… Volvía a tragarme su polla sosteniendo sus pelotas, masajeándolas y dando un buen castigo a su capullo hinchado, mientras mi mano derecha pajeaba el prepucio del señor constructor.
Me puse en pie y tirando de su mano le llevé hasta mi cuarto, hasta hacerle caer sobre la cama, y solo entonces me dediqué a mirarle. De rodillas sobre la cama, junto a él, inicié un lento recorrido por todo su cuerpo, con mis manos y mi boca. Me di cuenta de que ya era otro muy distinto del que llamó a mi puerta, este era un macho caliente…, aquel un témpano de hielo, y mientras lo pensaba y por primera vez, me tomó entre sus brazos… -“Ahora te toca a ti”, dijo, y me sentó en el colchón mientras él se arrodillaba, abrió mis piernas y comenzó a besar mis muslos por su parte interior, subía y subía haciéndome desear su lengua en mi coño, pero cuando llegaba saltaba hacia el otro muslo y me dejaba con las ganas una y otra vez, hasta que en una de ellas puso toda su boca en mi coño atragantándose mi mullida vulva y pude sentir por fin su lengua caliente sobre él. Sus labios chupaban, su lengua jugaba y yo me volvía loca de placer sacándole el clítoris de su capuchón con mis dos dedos índice y anular para que lo estimulara. Sus dedos empezaron hurgar en la entrada y yo empujaba, y me frotaba ansiando sentirlos dentro de mí, primero uno, apenas la puntita y poco a poco fue metiéndolo entero, después el otro, yo ya estaba a punto de correrme así que cogía su cabeza y tiraba de su pelo intentando compaginar las embestidas al ritmo que necesitaba y así sentí crecer el orgasmo dentro de mi hasta que estalló violentamente con su deliciosa boca y sus dedos dentro de mí. Continuó hurgando en mi vagina mientras soltaba chorros de fluidos con gran presión atolondrándome por momentos de gozo de esa gran corrida…, convulsionaba y expelía todo a un tiempo sintiendo un deleite embaucador. Me permitió un minuto de descanso mientras subía besando mi vientre, mis tetas sumiéndose en mamar mis pezones y succionarlos a degüello, terminando en mi cuello suavemente hasta posar sus labios en mi boca. Sus caricias fueron despertando mis ganas de nuevo, ganas de ser atravesada por el mostrenco de pollón que el caballero portaba cual daga mora curvada de rigidez acerada…, ahora quería sentirle dentro de mí. Bajó su mano a mi entrepierna comprobando las condiciones y metiéndose entre ellas comenzó a tocarme mientras pasaba su gordo ariete por los pliegues de mi vagina. Poco a poco metía la punta, se quedaba quieto y volvía a sacarla, repitió esto varias veces creándome una expectación apenas soportable con la idea de que en pocos instantes la tendría toda dentro de mí. Cada vez entraba un poco más y yo no podía resistir la tentación de empujarle hacia mí, quería tenerle dentro y cogerle el trasero con mis manos para sujetarlo firmemente a la vez de rodearlo con mis piernas para que no se pudiera escapar.
Por fin me la metió entera tras la quinta o sesta punzada….Me cabalgaba mientras no dejaba de besarme, me encantaba ver su cara mientras se movía buscando mi placer y el suyo. Nos giramos y quede encima de él, no podía parar de moverme de frotarme contra ese hombre, sus manos agarraban mi cintura y acompasaban el ritmo, me dejé echar un poco hacia atrás. Pude volver a sentir como crecía dentro de mí esa sensación indescriptible de cuando sabes que va a suceder de nuevo, y sucedió….Quedé rendida tumbada sobre el macho por unos instantes. Mi cuerpo se erizó con sudores que calaban mi dermis por completo, pero enseguida recuperé el aliento y estuve dispuesta a hacerle chillar tanto que los vecinos tuvieran bien claro que es lo que estaba pasando. Le dije que se sentara y abrazada a su cuerpo, me movía mientras no dejaba de besarle cortando su aliento. Mis piernas le rodeaban y apoyándome en los brazos me eché hacia atrás para que aparte de sentir pudiera disfrutar de la vista. La verga con una anchura demencial me abría el coño como nunca otra polla lo hizo a excepción de su yerno Sergio. Partida en dos ese semental me atravesaba hundiendo su mazo hasta la raíz y llegando a la boca de mi cuello uterino.
Su respiración se aceleraba con cada embestida y su ritmo también, cuando creí que era el momento le tumbé de nuevo y me puse en cuclillas moviéndome violentamente subiendo y bajando sobre el eje grueso y firme del macho entrando en mi coño con suma facilidad…, y yo abierta de piernas enterrándome la deliciosa polla que me estremecía….Sentía su capullo rozar cada pliegue de mis paredes internas al tiempo que acompasaba sus sacudidas. Su cara se tenso, sus músculos, su vientre todo su cuerpo, el sudor empapaba su frente y arqueándose empezó a correrse mientras sus suspiros subían de volumen llegando a soltar un berrido de culminación. Percibí cada chorro de leche en mi ajada vagina, el hombre descargó no menos de seis chorretones de lefa espesa en mi fondo vaginal…, sentía como se acumulaba el semen con el de su yerno en mi fondo uterino y tras unos segundos del último su cuerpo se relajó debajo de mí. No me moví durante unos escasos minutos dejándola dentro disfrutando de esa gozosa semi inconsciencia. Tumbada encima, dejé que el sueño y el cansancio acudieran a mi cuerpo, me deslice a su lado y nos quedamos adormilados cada uno a un lado de la cama separados.
Noté como por mi chocho se derramaba el sobrante de semen que mi conducto no podía albergar. Al final caí en un profundo sueño con mi vagina rebosante de esperma y un gusto saciante en mi vientre, la verdad nunca imaginé tener tanta leche contenida en mi coño…, esos dos sementales eran una fábrica de producir lefa industrialmente y esa mañana coincidieron en vaciar sus almacenes de esperma en mi hambriento conejo. Mi mente no paraba de pensar que lo había hecho era lo correcto, de esta forma los tendría a los dos callados por este asunto, Suegro y yerno no serían capaces de delatarse habiendo caído en la misma tentación sabiendo que… “Donde está la olla, no se mete la polla”. Así como el lio familiar de sus mujeres si se enterasen del tema. A la media hora ya no estaba a mi lado, pero a esas alturas tomé la decisión irrevocable de romper mi relación con Sergio y olvidarme de follar con cualquiera del pueblo…, estaba muy salida Sí, lo reconozco, pero estaba viviendo al límite pudiendo desgraciar a mi familia, mi posición social y económica, así como la vergüenza con mi hijo de que creyese que su madre es una zorra, o la puta del pueblo…. Habían sido dos semanas de una aventura que Ya estaba por terminar. Me centré en mi hijo y en los acabados y organización de la casa del pueblo, había que pintarla, pero antes se debía de hacer una limpieza de trastos en desuso de los que se encargaría mi hijo Mario. Los albañiles ya terminaron y mi esposo esa semana se marchó el miércoles dejándonos el encargo de la limpieza y pintura, para volver el fin de semana… Nunca sospecharía lo que en esos dos días iba a ocurrir, si me lo cuentan no me lo creo…
CONTINÚA...
Este es mi correo... trovo_decimo@hotmail.com por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!
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