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Lo más que puedo hacer cuando salgo en viaje de negocios con una alta temperatura en los últimos días de la Primavera es acabar en cuanto antes los asuntos de negocio y ponerme a cubierto intentando no aburrirme.
Ciertamente que yo tenía previsto acabar en cuanto antes, lo más importante era estampar un montón de firmas a unos documentos, para eso me trasladé a la ciudad de Valencia donde estaba la notaria en cuestión y luego hacer unas visitas a ciertos sujetos que me están realizando unos trabajos concretos de construcción. Con esto de la construcción siempre hay que estar sobre el asunto para que no se eternice, aunque tengas un contrato que lo expresa «todo».
Bueno, a lo que vamos. Una cosa tengo clara: cuando vas a una ciudad que no es la de tu residencia habitual, hay que tenerlo todo preparado, en mi caso se encarga Miguel, un chico que me gusta mucho y me anima a que “aproveche el tiempo con cosas que valgan la pena”. Miguel es amigo, me gusta, lo quiero, me quiere pero, lejos de ser celoso, me prepara mis cruising para que me divierta con la única condición que se lo cuente todo. A todo eso añado que Miguel es hijo de la segunda mujer de mi padre, es decir, la mujer que ha puesto paz y alegría en mi familia. La recomendación de Miguel era:
— Te vas al Bar “Nunca digas No” en las inmediaciones de las Torres de Quart, aprovechando que por allí tienes uno de tus asuntos. Algunos te buscarán porque eres guapo, no les hagas caso. Te pides tu bourbon doble y esperas. Llegará un chico más guapo que tú, te reconocerá y sabrás que es él porque te mostrará su móvil con tu foto. Le invitas a una copa rápida para conversar algo e indicarle lo que deseas, y luego te sacará a otro sitio para que descanses y disfrutes. Paga todos los gastos que hagáis, a él ni se te ocurra pagarle porque no es puto, sino un buen amigo mío que folla divinamente, lo sé por experiencia. Déjate hacer... Ah, y en la noche no lo mandes a su casa, llévatelo a tu hotel...”
Al acabar todo, ya eran las 16:30, había comido con un tipo que me debía ciertos favores y quiso invitarme a comer agradecido. Vino con un hijo de 15 años al que, al parecer, su padre le había hablado mucho y bien de mí y el muchacho me miraba con simpatía. En un momento de la comida mi amigo ante su hijo me preguntó por las costas del abogado que puse a su disposición y le dije:
— Eres mi amigo, fue un favor y el abogado es de la empresa, ni que decir que no me lo preguntes más si quieres mantener nuestra amistad.
Dirigiéndose a su hijo dijo:
—Lo ves? así es el mejor amigo que tengo.
— Solo es un modo de devolver a tu padre algo de lo mucho que ha hecho por mí.
Hechos los debidos honores y tras invitar al chico a venirse en las vacaciones con otros muchachos, hijos de amigos comunes, a una travesía en yate por el Mediterráneo, nos despedimos y me fui al bar en cuestión dispuesto a no decir a nadie que No. Todo transcurrió como estaba previsto. Me senté, pedí un bourbon doble y esperé poniendo avisos por whatsapp. De pronto se presentó un chico guapo, algo moreno, bien formado, con una incipiente barba y bigote, ojos claros y vivos, cogote y laterales sobre las patillas muy afeitados y pelo ondulado en la parte superior, abundante, grueso, negro y sedoso; en fin, me pareció que no debía tener más de 17 años, y me saludó. Lo miré a la cara esperando que me mostrara el móvil y supe que no era él.
— Alexis tardará un poco en llegar y me ha mandado para que te acompañe hasta que llegue.
Me dio pena enviarlo a la mierda y dejé, mejor, le cedí el asiento frente a mí y lo invité:
— Qué deseas tomar? Te invito, le dije para ser educado.
— Si no te molesta, lo mismo que tú.
Llamé al camarero y le pedí lo mismo y unas gominolas. Cuando el camarero depositó sobre la mesa lo pedido el chico me agradeció sincera y fervorosamente la invitación. Me dijo que se llamaba Erik, me habló de ciertas peripecias familiares que le obligaron a trabajar por su cuenta.
— En qué trabajas?
— De momento en cualquier cosa...
—¿Qué?
— Recados, ayudas a remover muebles, atender a ancianos y...
— Y ¿qué?
— Todo lo que me pidan.
— ¿Todo?, ¿todo, todo?
— Si piensas en el sexo, también, sí; pero no lo he hecho como oficio nunca aunque tengo buen trasero y mejor delantera..., si esto me sirviera para vivir y ayudar a mi madre y hermanos menores, ¿qué podría hacer, si no?
— Cada uno sabe en su situación como actuar, yo no te juzgo.
— A ti se te ve buena persona, ¿a qué te dedicas?, —preguntó.
— Soy médico pero no ejerzo, me dedico a llevar las empresas de mi padre, junto con otro amigo mío y mi hermana.
Habían transcurrido 55 minutos y se nos acercó Alexis, me mostró mi foto y le dijo a Erik que ya podía irse. Indiqué a Alexis que se pidiera algo. Indiqué también que se quedara Erik que se puso contento. Alexis se pidió un cubata y nosotros repetimos de bourbon, como se es de religión segura.
— No es que necesite un plan para lo que vamos a hacer, pero asegúrate de dos cosas, tengo que descansar y relajarme y tengo que pasarlo bien; si puedes hacer esto, nos vamos donde tengas previsto los tres, si Erik puede, claro —así interrumpí el silencio que se había adueñado del ambiente.
— Erik no puede venir porque es menor, solo tiene 17 años, dijo Alexis.
— Perdona, toma y mira, lee en mi DNI la fecha de nacimiento y verás que ayer cumplí los 18 años, así que puedo no ir si no queréis, pero soy mayor de edad —se defendió Erik.
— Bueno, en vosotros está, por mí no hay problema, Alexis tiene la palabra que es quien me acompaña —dije para salirme de la discusión.
— Vamos los tres al mejor sauna de la ciudad y a la hora de cenar cada uno a su casa —dijo Alexis.
— Ahí podríamos llegar; en absoluto: vamos al sauna como dices, lo que me parece bien y luego os llevo a cenar al mejor restaurante de la ciudad, les propuse.
Nos levantamos al acabar nuestros tragos y en un momento escuché que Erik le decía a Alexis que si le parecía mal que se excusaba y no iba con “vosotros”, pero Alexis le dijo que no había problema, que harían como yo había indicado, pero sin caprichos propios, que tenían que hacer agradable “a esta persona que ha venido por asuntos graves y necesita descansar, relajarse y pasarlo bien”. Erik puntualizaba que yo había dicho dos cosas, pero Alexis le razonaba que yo había unido las dos primeras porque descansar y relajarse eran una misma cosa.
Entramos al sauna gay (callo el nombre por no hacer publicidad, por eso mismo tampoco daré mayores detalles de cómo es el sauna). Lo primero era desnudarnos, envolvernos en una toalla y nos fuimos a las piscinas, eso era relajarse. Jugamos en la piscina, chistes, conversación. No osaron entrar en asunto sexo ni me parecía que era de momento lo más importante. Sugerí pasar al calor húmedo unos 15 minutos para sudarla bien, me hacía falta. Volvimos a la piscina y luego les pregunté por sus opciones sexuales. Alexis me contestó que como era pansexual le daba a todo, hombres, mujeres, animales, incluso “al tarro de la mantequilla” (sic); Erik dijo que él se sentía homosexual, pero que no había tenido sexo con nadie, solo mamadas, concursos de meadas en grupos, masturbaciones con algunos amigos, pero que al menos “deseaba que alguien lo masturbara para ver la diferencia” (sic).
Yo les dije que era abiertamente gay y que pensaba que o con ellos, con los dos, o me buscaba a alguien para pasar la noche y si decidían venir conmigo al hotel después de cenar que ahora teníamos que jugar para entrenarnos.
Como aceptaron y de buen grado, en el sauna nos llenamos de besos al comienzo, parecía que los dos querían ganarse mi voluntad, pero yo les alenté en deseos y me puse a besarlos alternativamente, degustando sus lenguas. El joven Erik tenía la boca muy húmeda con abundante saliva o deseo, quizá fuera por la novedad de hacerlo con un desconocido, se le escapaba saliva abundantemente y decidí quitarle la ansiedad y me puse a masturbarlo. Alexis entendió y se puso a besarle toda su delantera desde el pubis hasta las tetillas y de ahí a la boca. El muchacho llegó a sus movimientos en los que ya no resistía, sentía sus convulsiones por mi mano y las veía por mis ojos y sonreí al ver la abundancia de semen que derramó muy alto, porque había dirigido su polla hacia arriba en perfecta vertical y cayó de regreso al abdomen, toda su lefa encima de su cuerpo. Alexis se la extendió por todo su cuerpo con sus manos como si le estuviera masajeando.
Me dirigí a Alexis por haber entendido y le hice unas metidas de mano a su polla sin desear masturbarlo. Adiviné que Alexis quería algo más de mí, y le permití que me comiera la polla y me masturbara, entonces era Erik el que me iba besando todo el cuerpo. Pero a la hora de eyacular Alexis que lo sintió metió su boca y cubrió mi polla para tragarse todo mi semen. Dejó a Erik en ayunas. Invité a Erik a un 69 y poniéndose Alexis detrás de mi cabeza penetro con su polla el culo de Erik. Nos vinimos al mismo tiempo Alexis y yo y poco después Erik de quien me comí su lefa semi salada pero un poco ácida. Erik se puso a besarme tumbado sobre mi y me hizo degustar restos de mi propio semen que me gustó más por estar acostumbrado. Comenzamos una sesión de tocamientos genitales y presiones en el ano con los dedos, peroro deseaba sexo mayor en la noche y era una especie de secreto para ellos.
Así nos quedamos en las ganas y, tras ducharnos, nos fuimos a cenar. Cenamos en un restaurante desde donde se veía toda la ciudad y el mar y la playa. Eran las 11 de la noche cuando salíamos de cenar y estábamos paseando por el Paseo Marítimo. Hacía muy buena noche y en cuanto a gente parecía el día, todos paseando.
Nos dirigimos los tres al hotel. Nos acostamos juntos. Follamos entre nosotros a tope. Ni hace falta dar detalles, solo que Erik recibió su segunda follada por mi parte, es decir el certificado y conformación de la pérdida de su virginidad, como él decía. Por mi parte recibí una doble penetración simultánea. Como nunca me lo pasé con estos chicos. Los detalles del sexo en el hotel lo dejémoslos para otra ocasión.
Es claro que Miguel sabe elegir amigos. Alexis vino a ser un auténtico maestro incansable; la juventud y apetitos de Erik eran desbordantes. Nos manifestaba su satisfacción por haber estrenado su culo con nosotros, se sentía satisfecho y tanto hablaba que le dijimos que fuera más discreto.
A las 11 de la mañana despertamos, nos duchamos juntos y salíamos de la habitación al borde de las 12; los invité para comer en el restaurante del hotel y previamente reservé habitación para tres para esa noche, todo en conformidad con mis amigos. Alexis quería llevarme a otra sauna para variar, pero le dije que la misma porque ya sabíamos qué hacer en cada lugar, Les pareció bien, pero regresamos al hotel un poco antes para poder viajar yo al día siguiente. ¡Qué noche! Adivinaron que lo que quería esa noche era sexo a reventar y me complacieron, otra doble penetración, me dieron por la boca, por el culo. Hasta llegué a decirles:
— Haced que esto se parezca a una violación.
Lo hicieron y cuando me tocó follar a Erik se la metí de golpe, noté su dolor por el movimiento y su grito estentóreo y sin descanso lo follé furiosamente desde el primer instante. Cuando acabé en su interior, me miró sonriéndome y me besó apasionadamente, muy apasionadamente. Con Alex, experto en todo incluso en tarros de mantequilla, no hubo sorpresas ni yo con él ni él conmigo, sexo brutal pero conocido y pienso que estudiado por los dos. Luego quise ver a Erik follando a Alexis y este soportó muy bien las embestidas de Erik que lo hizo magistral. Alexis me invitó a acercarme y se puso a mamarme la polla que de nuevo comenzó a elevarse, pero sé que no hubo tanto semen como en las veces anteriores, tanto por mi cansancio como por la boca de Alexis que se lo tragó con facilidad.
El balance fue de un triple empate, nos quedamos exhaustos, sin semen, con los culos abiertos y durmiendo muy recogidos, fui el último en dormirme, Erik se durmió en mi pecho y con su boca hacia la mía y Alexis se durmió muy pegado a mí, su polla la notaba en mi pierna izquierda y su pierna izquierda entre las mías. El sudor y el aliente de los dos llegaban a mi olfato, mucho semen que estaba por la cama y nuestros cuerpos. De no haber sido por el cansancio no me hubiera dormido con esas dos personas tan encima de mí.
Me acompañaron los dos al aeropuerto. Me llevé a Alexis aparte y le dije si tenía alguna necesidad económica, como quería comprarse un iPhone X, le regalé su precio y algo más. Lo mismo hice con Erik: le di la misma cantidad que a Alexis y así no perdería las ganancias de estos dos días, pero que no le cobrara nada a Alexis. Se abrazó a mi cuello para besarme y le dije al oído: “si alguna vez quieres venir a trabajar a Madrid, me lo dices y te haré una plaza en una de las empresas”. La respuesta no se hizo esperar y aceptó sobre la marcha.
El sexo muchas veces es un medio para conocer gente que vale la pena y poderles ayudar. Erik ahora está en la Facultad de Medicina porque quiere ser médico y ayudar a la gente, alterna sus estudios con el trabajo. Alexis trabaja de jefe de sección en la oficina de nuestra empresa recién instalada en Valencia, su ciudad.
Abril de 2018
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