Otro día más!!!, me dirigía al curro, cada vez lo hacía con menos ganas, solo pensar en montarme en ese metro, atestado de gente, se me revolvía el estómago. Intento mentalizarme que solo son 20 minutos desde el origen hasta mi destino y que con un poco de suerte puedo hasta sentarme, que poquito le pido a la vida.
En fin, había que hacerlo y por más vueltas que le diera la cosa no iba a cambiar o al menos eso creía yo. Me gusta colocarme apoyado en las puertas que comunican los vagones, es difícil que molesten, ya que está prohibido utilizarlas, pero claro, había gente también en ese lugar, me acerque todo lo que pude al que yo considero mi sitio y allí me quede parado.
Tras un corto periodo de tiempo, comencé a ponerme nervioso, en un primer momento supuse que era el "va y ven" de los vagones, nada más lejos de la realidad, aún incluso parado el tren, estaba notando como alguien se estaba restregando detrás de mi, enseguida me di cuenta de que era un tío, no por que me diera la vuelta para comprobarlo, sino por el abultado paquete que yo sentía tras de mi.
No sabía lo que hacer, nunca me había sucedido tal cosa, mi capacidad de reacción estaba anulada, era incapaz de darme la vuelta y llamar la atención a ese sujeto y si os tengo que decir la verdad me estaba gustando. Que movimientos tan controlados tenía ese cerdo, de arriba hacia abajo muy lentamente,y hasta se permitia el lujo de darme pequeñas embestidas, vamos, que si llego a tener bajados los pantalones me la clava. De repente noté como me estaba empalmando, me dio mucha verguenza, empecé a fijarme en la gente que tenía en frente, nadie miraba, seguidamente, a los de mi derecha, tampoco nadie lo hacia, y por último, los de mi izquierda, tres cuartos de lo mismo; los de detrás no me preocupaba, ya se encargaría él de disimular, supongo. No aguanté más, quise marcharme, tenia unas sensaciones dificiles de controlar, me estaba imaginando dandome la vuelta, poniéndome de rodillas y comenzando a mamársela como un poseso, metiéndomela en la boca y chupándosela hasta que se corriera en ella.
No pude retirarme, noté como unas manos me agarraban la cintura, al muy cabrón le estaba gustando (obvio) tanto como a mi y no quería que aquello acabara. Sentí como agarraba mi mano derecha y se la metía por dentro del chandal, supe que era esa ropa por el tacto y por la facilidad con la que llegue hasta ese pedazo de polla, ¡¡¡dios¡¡¡ que trozo de mienbro, no me abarcaba la mano, comenzó a dirigir los movimientos, suaves, muy suaves, sabía lo que quería y como lo quería, se acerco a mi oido y empezó a emitir unos pequeños gemidos, imperceptibles para los demás pero a mi me estaban deshaciendo. Aumentó sutilmente los movimientos y en pocos instantes se corrió, lo que pudo salir por esa polla, parecía que no se hubiera corrido en semanas y lo tuviera guardado para mi, que manantial de semen depositó en mi mano.
Rápidamente con la otra mano, saqué un pañuelo que tenía en el bolsillo y me limpié, no podía creerme lo que acababa de hacer, de repente paró el tren en una estación y salí a toda prisa, no era mi parada, ni falta que hacia que lo fuera. Necesitaba asimilar lo que me había sucedido. Muchas cosas cambiaron en mi vida y precipité acontocimientos que os contaré en otro momento, si vosotros quereis.
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