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Categoría: Parejas

NUESTRO PRIMER ENCUENTRO

Esta historia que voy a narrarles no es como tantas otras que alguna persona haya vivido o escuchado con anterioridad, en buena medida resulta ser el fruto de mi imaginación. Esta imaginación está dada porque hace varios días, visitando algunos sitios de contacto he conocido a una pareja con la cual coincidimos por tener los mismos intereses y las mismas expectativas de un encuentro real para saciar todas nuestras fantasías. Pero imaginación al fin, aún no he podido lograr siquiera ponernos de acuerdo para todo esto hacerlo realidad, por eso, divagando en mis pensamientos se me ha ocurrido escribir esta historia.

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Navegando por la red como a diario hago, en uno de los sitios para contactos personales encontré un perfil que me llamó mucho la atención, porque en más de un 90% coincidíamos en nuestros gustos y preferencias, sobre todo en la parte sexual. Ambas parejas soñamos con tener un encuentro donde participe alguna que otra persona, mas bien otra chica, para hacer un hermoso trío y viajar por un hermoso mundo de amor y fantasías sin tabúes. Después de escribirnos en varias oportunidades, hablar sobre nuestros gustos, nuestras formas y sobre todo la discreción que este encuentro debía tener, no lográbamos ponernos de acuerdo en que también mi novio participara del encuentro, pues ellos solamente deseaban encontrarse conmigo; al fin, acordamos encontrarnos en uno de los bares que han abierto últimamente por el malecón cerca de las 8 de la noche del sábado. Como ya de antemano nos habíamos intercambiado fotos el reconocimiento fue mutuo, después de los besos y abrazos de rigor ocupamos una de las mesas, pedimos cervezas para los cuatro y comenzamos una animada charla sobre todos los pormenores que habían antecedido a este encuentro. Entre nosotros existían muchas coincidencias que también las comentamos, hasta nuestros nombres se asemejaban, ya que el mío es Mayra y el de ella María y los novios, ambos se llamaban Ernesto, A no ser por el color del pelo María y yo parecíamos hermanas, solo que ella tenía además unas libritas más que yo, que soy bastante delgada aunque muy bien formada. Como habitualmente lo hago tenía puesto unos jeans y una blusa de tirantes bastante escotada, María venía vestida como para la ocasión, un vestido corto pero bastante amplio donde mostraba todo el encanto de sus piernas muy bien torneadas. Entre risas, conversaciones, cervezas, burlándonos de los que ocasionalmente por allí pasaban fue transcurriendo el tiempo sin apenas darnos de cuenta. Fue el novio de María el que se percató de la hora y propuso marcharnos de allí hacia cualquier otro lugar. María le propuso por que no ir para su casa, ya que estaba sola y podríamos seguir charlando, bebiendo y hasta podríamos bailar un poco. La idea fue aceptada por unanimidad y así lo hicimos, después de atravesar el túnel de la bahía y andar unos cuantos kilómetros llegamos hasta casa de María, un apartamento ubicado en el último piso de un moderno edificio de apartamentos, muy bien arreglado y lleno de detalles por todas partes, excepto la cocina y el baño el resto del apartamento estaba todo alfombrado, por lo que cuando fuimos a entrar nos insistió en que nos quitáramos los zapatos, además, que así estaríamos más cómodos. Tomamos asiento en unos cómodos sofás en la sala. Ernesto puso un poco de música mientras María se dirigía a la cocina en busca de alguna bebida, en instantes regresó acompañada de una botella de Habana Club sin abrir aún con cuatro copas y una vasija con hielo. –Esto es lo único que tengo para brindarles—, ya habíamos estado tomando cervezas, pero en esos momentos cualquier cosa estaba bien para continuar nuestra improvisada fiesta. Después de haber servido las copas como cortesía y hacer un brindis por nuestro encuentro me pidió la acompañara hasta su cuarto para que me pusiera alguna ropa de ella más cómoda, ya que el jeans me quedaba bastante apretado. Los hombres se quedaron platicando en la sala mientras nosotras fuimos a cambiarnos de ropa. A insistencia de María me puse una pequeña bata de dormir, muy linda y con encaje por todas partes, de un color violeta pálido, me quedaba un poquito holgada pero muy cómoda, ella se puso otra similar color beige. Ambas salimos del cuarto al compás de la música que estaba puesta y los hombres al vernos quedaron sorprendidos y asombrados, los ojos se les pusieron que parecían bizcos. Casi parecía se habían puesto de acuerdo, pues al mismo tiempo los dos comenzaron a aplaudirnos, lo que nos dio ánimo y entusiasmo para seguir bailando. Entre tragos y música estuvimos las dos bailando por mas de media hora, improvisando coreografías, pasillos, vueltas y vaya a saber cuantas cosas más hicimos en esos momentos tan agradables. La botella de ron llegó a su fin y comenzaron las lamentaciones, porque realmente en esos momentos era cuando aquello comenzaba a ponerse bueno. Ernesto mi novio preguntó donde podría comprarse otra botella, le dieron la dirección y bajó en busca de ella, el otro Ernesto en tanto se dispuso en la cocina a preparar algo de comer para acompañar la bebida, nosotras continuamos bailando empapadas de sudor, cuando la música se detuvo María aprovecho para encender los ventiladores que tenía en la sala y cambiar el CD, poniendo ahora uno de música más suave y romántica. Las batas se nos pegaban al cuerpo por el sudor y en la parte de los senos se transparentaba bastante, sobre todo a María que tiene senos mucho mas grandes que los míos. Al hacerle esta observación se echó a reír de forma maliciosa y apagó la luz de la sala, quedando iluminada solamente por el reflejo de las luces de la cocina y el baño.
Comenzamos a bailar nuevamente la música que estaba puesta, María adoptó la posición del hombre y me apretada fuertemente contra ella, en ocasiones me pasaba la mano por la cabeza, me acariciaba el pelo y no se cansaba de decirme palabras de elogio por lo largo y suave que lo tenía, delicadamente apoyó su cabeza en mi hombro mientras continuaba acariciándome la cabeza y el pelo. En un momento me pareció que algo me decía, pero hablaba tan bajo que no la escuchaba bien, acerqué más mi oído a su boca y en vez de palabras sentí que su lengua se introducía en mi oído de forma muy delicada y después me daba un beso. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y la piel se me puso como carne de gallina, entonces fui yo quien nuevamente con mi oído busqué su boca, lo cual ella entendió de inmediato, haciéndose más prolongadas sus caricias y sus besos en mi oído, cuando fui a cambiar la posición de la cabeza hacia su otro hombro nuestras bocas se encontraron ligeramente, sin proponérnoslo y sentí el calor de sus labios buscando los míos, como en ese momento y quedaba de frente para la cocina vi que Ernesto continuaba enfrascado en sus preparativos, que no nos estaba mirando y aproveché para depositar mis labios en los de María, dándonos un profundo beso. Era la primera vez que besaba a una mujer, tal vez por la suavidad de sus labios, por la malicia con que lo hicimos, me resultó extremadamente agradable, tanto que volví a buscar su boca, ella me sujetó la cabeza fuertemente, dejamos de bailar y nos unimos en un profundo y prolongado beso, María buscaba mi lengua con ansias y yo le correspondía mientras deslizaba mis manos por sus senos y su cintura. --Así no se vale...— Nos dijo Ernesto quien nos observaba extasiado desde la cocina, María lo llamó y también él me dio un largo y profundo beso, pero me gustaban más los labios de María. Al rato llegó mi novio con dos botellas de ron y protestando por lo lejos que quedaba la tienda donde lo habían enviado. Para ponerlo contento me acerqué a él y le di un fuerte beso y un abrazo, María no se quedó detrás, con el pretexto de ella también pagarle el gesto que había tenido le dio un beso y un abrazo, ante tal sorpresa las botellas por poco van al suelo al no ser por le intervención de Ernesto, ---Déjame ayudarte, no sea que nos quedemos sin bebida... sigue, sigue ahí cobrando por tu viaje a la tienda que yo ya cobré una parte de mi trabajo en la cocina...---, Ernesto no alcanzaba a entender lo que el otro Ernesto quería decirle, pero María no le dio tiempo pues lo volvió a besar nuevamente de forma bastante prolongada...

Se llenaron las copas nuevamente y de un solo sorbo nos la bebimos. María propuso entonces que cada uno de forma individual debía hacer una demostración de baile comenzando por los hombres, se cambió el ritmo de la música por otro más movido y los hombres fueron haciendo sus demostraciones, cuando concluyó en novio de María esta dijo: ---¡¡Que hombres más aburridos éstos, tu verás ahora lo que es una demostración de baile!!—, sustituyó la música salsa que estaba puesta por una tecno subiendo aún más el volumen del equipo... María hacía los giros movimientos y contorsiones más indescriptibles para darle vida a su baile y ser la ganadora, cuando estábamos todos muy divertidos disfrutando de aquello su novio me haló por un brazo y dijo que era mi turno, que tenía que hacerlo superior a ella, que tenía que hacer algo más relevante para poder convencer al jurado. Ya con tantas cervezas y tragos en mi cabeza solo de caminar daba tumbos, no era casi necesario que bailara, pero si eso era lo que ellos querían, eso era lo que iban a tener. Pedí a María me buscara un disco de Merengue o una Cumbia que son mi fuerte de verdad y como toda una maestra comencé a bailar, ya me imaginaba en los escenarios al estilo de Selena dando todo de mi y haciendo lo posible por ser la ganadora, pero las caras del jurado no eran muy convincentes que digamos, por lo que tenía que emplearme más a fondo, entonces fue cuando me vino una idea a la cabeza, aunque un poco descabellada tal vez, cambiaría totalmente la opinión del jurado... Tomé al novio de María por un brazo y parándolo frente a mi lo obligué a bailar conmigo bien pegado para lo que yo le hacía movimientos provocativos pegándome a su entrepierna, en instantes sentí como enseguida se le endureció, nos miramos riéndonos, acerqué mi cabeza a su oído y le pedí me quitara aquella bata, de momento dudó en hacerlo, pero en un abrir y cerrar de ojos ya me la había quitado, quedándome solo con la tanguita que llevaba puesta, mis movimientos fueron más frenéticos y provocativos sin despegarme de él... María al ver aquello le gritó: ---dale, dale lo que ella quiera---. Mi novio solo miraba y sonreía, el sabía que tarde o temprano ese era el rumbo que tomaría aquella fiesta, además que estaba complaciendo un gusto mío, una idea que entre ambos habíamos elaborado desde hacía ya algún tiempo. Ernesto comenzó a pasar su manos por todo mi cuerpo, en un principio por mis hombros y brazos, pero a medidas que fue tomando confianza me acariciaba las nalgas y mis senos, apenas podía contenerme ante aquellas caricias pero mi objetivo era ganar la competencia a toda costa. María no perdía tiempo y en una de las oportunidades que miro para el sofá también se había quitado su bata y se encontraba encima de mi Ernesto acariciándolo y besándolo, como eso no era lo que habíamos acordado en principio me sentí un poco celosa, pero las manos de Ernesto que no cesaban de recorrer mi cuerpo cada vez me ponía más caliente... Como que María ni Ernesto nos estaban prestando atención me tiré a fondo y comencé a desabotonar el pantalón de mi pareja de baile... El para abreviar mi operación se hizo cargo de despojarse rápidamente de la prenda, me sorprendí al ver que no llevaba puesto calzoncillos, dejando a mi vista todo su cuerpo al desnudo. Nuevamente se pegó a mi y comenzó a pasarme su miembro por entre mis piernas excitándome aún más, con un gesto rápido y bastante lejano al ritmo de baile que llevábamos me puso de espaldas a él y comenzó a besarme por el cuello y acariciarme los senos, tomé una de sus manos y la coloqué sobre mi concha para que palpara lo húmeda que ya la tenía, nuevamente recorrió mi cuerpo con sus manos pero al llegar a la cintura tomó mi tanguita y me la quitó, ya la situación había subido bastante de tono... María y mi Ernesto no cesaban de besarse y acariciarse mientras su novio me disfrutaba a plenitud... De pronto un grito nos dejó inmóviles a todos:

--¡Ernesto!— era María que se había puesto de pie súbitamente y estaba junto a nosotros.

–¡Esto no era lo que habíamos acordado, a Mayra yo la quería para mi, para complacer tus gustos, y ahora resulta que mira como la tienes---.

–Mira María, nada puedes decir porque hace rato te estoy observando y no la estás pasando nada mal, tu también estás disfrutando—,

--Si, pero no he llegado a ese extremo—

Pensé que la fiesta terminaría allí mismo, pues la cara que había puesto María no dejaba opción para imaginar otra cosa. Pero ocurrió algo bien distinto. María me separó de Ernesto, me tomó entre sus brazos y apretándome contra su cuerpo me repetía una y otra vez --¡Quiero que seas mía, para mi sola primero!—, al mismo tiempo que me colmaba de besos y caricias. Mi Ernesto solo hacía reírse de lo que estaba sucediendo y yo en medio de aquella situación. Mientras nosotras bailábamos y nos acariciábamos el novio de María se colocó detrás de mi para hacerme sentir toda su erección mientras me besaba el cuello y los hombros...entre unas y otras caricias me tenían casi al borde de gritar de desesperación y placer. Unas manos muy hábiles separaron suavemente mis nalgas y sentí como poco a poco algo iba penetrando en mi interior, la música había cesado y ni siquiera de cuenta nos habíamos dado, los movimientos de Ernesto se volvían ya casi frenéticos disfrutando de mi sexo, alcancé a hacerle una seña a mi novio y este asumió la misma posición detrás de María, penetrándola de inmediato, sus redondas nalgas de movían de forma lujuriosa como buscando que llegaran a lo más profundo de sus entrañas. –El que se venga sale del juego— dijo María, por lo que los movimientos de los hombres cesaron su intensidad y sentí cuando Ernesto me sacaba lentamente su miembro, mi novio al ver esto también trató de hacerlo pero María le gritó: --Si me la sacas ahora te mato, que me estoy viniendo—, me apretó más fuerte contra ella y su boca buscaba la mía con desespero, --Dame la lengua, dame la lengua que me vengo coño....así....así.....asíiiiiiiiiiiiii—, sentí como temblaba ante sus espasmos provocados por el orgasmo mientras no cesaba de jugar con mi lengua, yo estaba ya casi a punto de explotar, porque Ernesto me había dejado a media, no aguantaba más, me acosté en la alfombra, abrí las piernas todo lo que podía y comencé a rogar que no me dejaran así, que alguien me la sacara rápido mientras comenzaba a darme fuertes masajes en mi clítoris, estaba fuera de mi, el alcohol estaba haciendo sus efectos, María se me tiró encima y comenzó a pasar su pelvis sobre la mía con un ritmo muy bueno y excitante, nunca había tenido esa experiencia y me resultaba muy agradable, su boca jugaba con mis senos y lamía mis pezones con mucha pericia, en pocos minutos logró que entre suspiros y gemidos me viniera, me vine como nunca antes, hasta me asusté al sentir como la leche me salía a chorros como si fuese un hombre, María se apartó para ver aquello y todos quedaron sorprendidos y maravillados ante aquel asombroso orgasmo.

Con la ayuda de todos me incorporé del suelo y me senté en el sofá, María me extendió otra copita de ron, para que relajara tensiones según ella, comimos algunos de los bocaditos que se habían preparado y al cabo del rato el novio de María comentó: --Todo parece indicar que el juego se acabó y sin embargo nosotros nos quedamos en eso, así que vayan preparándose de nuevo o tiren una moneda para decidir cual de las dos se hará cargo de nosotros--, --Eso es muy fácil dijo María, continuemos donde mismo nos habíamos quedado, pero eso sí ahora deberán ponerse preservativos para que el juego llegue hasta su final--, Ernesto fue al cuarto, trajo los preservativos y después de ambos colocárselos volvimos a situarnos como estábamos y continuar bailando, María acariciándome, Mi Ernesto detrás de ella y su novio detrás de mi, en pocos segundos de baile y caricias sentí como el miembro de Ernesto se había endurecido y desesperado buscaba mi concha, mi Ernesto por su parte se veía que ya tenía bien clavada a María porque esta se movía y meneaba a su gusto. Esta vez los movimientos de los hombres eran más lentos y acompasados con el ritmo de la música. Nuevamente comencé a excitarme y sentía la necesidad que me penetraran más y más profundo, pero Ernesto sabía lo que estaba haciendo y no quería poner fin a su obra, mi novio cada vez se veía más excitado bombeando a María con fuerza, la tomó por la cintura, la separó de mi y la hizo arrodillarse en el sofá abriendo a fondo todo el esplendor de sus lindas nalgas, a medida que la bombeaba le daba unas suaves nalgaditas que poco a poco y a petición de María se fueron haciendo mas fuertes, ya tenía las nalgas rojas como un tomate, Ernesto me pidió tomara la misma posición y comenzó a hacerme lo mismo, con una mano me daba nalgadas y con la otra me tomó el pelo como si fuese las riendas de un caballo, mientras me bombeaba gritaba –Corre mi yegüita corre que ya estamos llegando--, tremendo era el placer que me estaba proporcionando y sentí que de un momento a otro me volvería a venir, pero deseaba hacerlo los dos juntos, y así fue, en cuanto Ernesto me dijo que se estaba viniendo mis chorros de leche volvieron a salir, fue una sensación indescriptible, pues a pesar del preservativo sentía como su leche caliente estaba dentro de mi y al mismo tiempo como brotaba la mía, lo que hacía que mis orgasmo se convirtiera casi en interminable, mi novio aún no se había venido y la cara de María reflejaba dolor mas que satisfacción, para no complicar más aquellas situación me coloqué junto a María en la misma posición y pedí a mi novio que terminara conmigo, mientras acariciaba a María, casi exhausta, cuando estaba casi a punto de pedir auxilio, sentí como mi novio al fin se venía y descargaba en mi vagina todita su leche.

Después de tomarnos otras copitas nos fuimos todos al baño a ducharnos juntos, aquello también resultó ser fantástico y espectacular, ya que por el estado avanzado de los tragos, la confianza mutua que ya nos teníamos y los deseos de experimentar cada vez más cosas, se no ocurrían las situaciones más inverosímiles. De verdad no sabía como en tan breve tiempo podíamos haber llegado a tener tanta compenetración y confianza mutua, pues en nuestros días es bastante difícil encontrar personas que gusten compartir libremente y sin tabúes.

Mi novio no cupo en la bañera por ser esta un poco pequeña y volvió a retirarse para el sofá de la sala, dejándome a merced de María y su novio, quienes se empeñaban en discutirse cual me bañaría mejor. María con manos muy hábiles recorría todo mi cuerpo con la enjabonadura mientras que su novio colocado detrás de mi se encargaba de acariciarme por el cuello y con su miembro ya erecto nuevamente me lo pasaba una y otra vez entre las nalgas, María retiró todo el jabón de mi cuerpo y pidió a su novio le mostrase su miembro por entre mis piernas, aquello resultó ser una verdadera locura, pues mientras me besaba y lameteaba mi concha también lo hacía con la polla de su novio, Ernesto me acariciaba los senos y mis pezones estaban a punto de estallar por la excitación. Con gran habilidad María me introdujo el dedo pulgar y con el resto de la mano tomó el miembro de su novio masturbándonos así a los dos a la vez, yo me agaché un poco hasta alcanzar su vagina y comencé a masturbarla también, aquello era verdaderamente delicioso. Cuando estábamos en el climax, casi por llegar al orgasmo entró mi novio y sentándose en la taza del baño incitó a María para que con la otra mano se encargara de él, y así fue, una inigualable paja colectiva, pero por lo estrecho de la bañera resultaba un poco incómodo, por lo que Ernesto propuso continuar mejor en la sala. Una vez allí nos tendimos todos en el piso para estar más cómodos y continuamos nuestra faena, solo hubo un pequeño cambio, en lugar de María masturbarnos a Ernesto y a mi a la vez, ahora ella se encargaba de mi solamente y yo de su novio. Surgió entonces la idea de encender las luces para disfrutar mejor lo que estábamos haciendo, hasta ese momento no había observado con suficiente claridad el miembro del novio de María, aunque ya había dado buena cuenta de él, resultaba casi imponente por su tamaño y grosor, con razón me sentía tan llena cuando lo tenía dentro y aunque mi Ernesto no se quedaba muy atrás, el de él era un poco mas delgado. A ritmos muy suaves, como para tratar de que aquello no terminase nunca continuamos masturbándonos por un buen rato, María propuso entonces adoptar una nueva posición para continuar con nuestras locuras, ella y yo hicimos entonces un 69, pero reclinadas sobre nuestros costados, al tiempo que nuestros respectivos novios se encargaban de cogernos por detrás. Nos convertimos en un amasijo de carne humana jadeando, gimiendo y de vez en cuando se escapaba algún grito de placer o alguna exclamación pidiendo más a su pareja. Con la cara de María bien apretada entre mis piernas y sin dejarla escapar dejé salir toda mi leche nuevamente y le ordenaba se la tomase toda, sin dejar una gota, ella accedió gustosa y así lo hizo, esto provocó en todos los demás una gran excitación, pues de inmediato sentí como María también me llenaba la cara de leche al mismo tiempo que en mi interior corría un río de leche caliente de Ernesto. Nos quedamos todos tranquilos en esa posición, cansados, exhaustos, hasta que yo rompiendo la tranquilidad me dirigí al baño a asearme de nuevo, así lo fueron haciendo uno a uno y posteriormente fuimos a la cama, donde todos unidos en un abrazo, dormimos hasta el amanecer, para el cual faltaban ya pocas horas. Fue una noche inolvidable de placer sin fronteras. Quedamos en vernos en otra oportunidad para repetir la experiencia, pero aún estoy en espera de que esta historia suceda realmente si al fin logramos ponernos de acuerdo.
Datos del Relato
  • Autor: Plastilina
  • Código: 1306
  • Fecha: 06-02-2003
  • Categoría: Parejas
  • Media: 6.29
  • Votos: 42
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3318
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Charles
invitado-Charles 09-02-2003 00:00:00

Es realmente formidable esta historia, seria muy bueno verse involucrado en una situacion similar para pasarla bien y sin rollos.

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