Una calurosa noche de verano fuí con un grupo de amigas a la disco de siempre, quedamos con mi novio de encontrarnos allí, llevabamos apenas 1 mes de conocernos, nunca nos habiamos tocado apenas una que otra caricia mas por respeto que por otras cosas. Al pasar las horas el fuerte sonido de la música, los tragos las palabras nos llevaron a conocernos un poco más de lo que hasta eso conociamos, salimos de aquel lugar y sin pensar nos fuimos a unos matorrales que estaban detrás del lugar allí comenzamos a besarnos, como nunca antes lo habiamos hecho, nuestras manos recorrian nuestros cuerpos calientes y deseosos del otro, de pronto él me quita mi camisa y con su lengua recorre mis pechos, que sensación más exquisita, termina por quitarme mis pantalones y yo los suyos el roce de mis manos con su "rambito" era asombroso sentir a su miembro en mi cuerpo era espectacular me tiró sobre el suelo que estaba lleno de hojas y piedras y se abalanzo sobre mí, me abrió las piernas y me introdujo todo su sexo en el mío ¡¡Increíble!!, sentirlo completo dentro de mí, su entra-sale entra-sale era perfecto hasta que llegó el gran momento yo desde abajo miraba la luna y lo miraba a él, en esos momentos pensaba que era el ser más extraordinario que existia al hacerme sentir así.. y entre todo eso la música a lo lejos la oscuridad de la noche, sus gemidos sus besos en mi cuello sus manos que me tocaban completa llegué a lo máximo y él conmigo, fué excelente e inolvidable... esa fué nuestra primera vez...
Pronto les contaré nuestra segunda vez mas relajada y mas audaz...
me gusto tu cuento, pero no creen que los matorrales no es el lugar mas adecuado para tener relaciones,por mas caliente que uno este y menos si es la primera, pero se nota que ambos son bien fogosos y me los imagino alli entre piedras y pastos haciendo el amor y ella jugando con tu rombito