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Nuestra amiga argentina y el pendejo (06)

Hay algunos que me han dicho que dudan de lo que cuento, los entiendo porque a veces, como lo que voy a contar hoy, todavía no sé cómo me animé a hacerlo, fue la adrenalina de hacer este tipo de cosas, que me provoca una calentura ¡que no me deja pensar! y prefiero arrepentirme de hacer las cosas antes de no hacerlas, aparte en realidad yo en general no las busco, me las proponen, como les pasa a muchas pendejas, solo que yo digo ‘si’.



Para no hacerla muy larga, la última vez que estuve con Martín, me propuso un juego, y era que yo me desnudara delante de él, y después me sentara en la cama y me masturbaba, mientras lo miraba, al principio me daba cosa, pero me termine calentando.



La cosa es que desde ese día me empezó a mandar whatsapp diciéndome de hacer lo mismo, pero con los amigos de él que me cogieron, al principio lo saque cagando, pero las conversaciones por whatsapp, fueron cada vez más fuertes, les copio solo algunas.



Martín: caro, pero no me mientas, te gusto lo que hiciste, desnudarte y tocarte delante de mí! terminaste acabando forra, no me mientas



Yo: no seas forro, eso ni me lo digas



Martín: imagínate hacer eso, con dos o tres amigos míos!!! Te calentarías mucho mas



Yo: basta nene, ya te dije que no, buscate a una puta!!!



Bueno así estuvimos hablando unos días, hasta que el jueves el pendejo me apuro (yo parecía la nena y él quien me manejaba).



Martín: OK. Hagamos de cuenta que me decís que no, pero si te pregunto algo me decís la verdad?



Yo: que verdad, decime



Martín: sé que te calentó estar delante de mí desnuda, tocarte, masturbarte, te costó al principio, pero una vez que te calentaste terminaste acabando



Yo: está bien, eso es cierto, y?



Martín: Supongamos que te respuesta es que no te vas a animar, ok?, me seguis?



Yo: ok te sigo



Martín: imaginate desnudándote delante de mis amigos, vos denuda, nosotros vestidos, y que solo te acariciemos, sé que eso te gusta y después yo te ayudaría a que te toques hasta que te empieces a calentar solita



Yo: y???



Martin: no te calienta la idea?? A lo mejor nunca más se te da para hacer algo así



Yo: la verdad, si me calienta mucho en pensar estar desnuda y tocarme delante de ustedes, pero no me animo



Martín: caro, no seas pendeja, ya no te insisto más, parece que tuvieras 15 años (el forro encima me toma de boluda), nos conoces sabes que no vamos hacerte nada que no quieras.



Martin: mañana te llamo y decidite, si no queres, todo bien, no te jodo mas, beso



Ahí termino la conversación, la verdad que pasé la noche sin saber que hacer, me gustaba la idea pero no me animaba, ¿saben qué hice?, sola en mi cuarto me desnude, me senté en la cama y me empecé a tocar, pensando en que me estaban todos mirando y acabe como una yegua (y eso que yo no soy de masturbarme seguido), no sé, la idea me gustaba y me tenía que decidir, en el fondo ¡sabia cual iba a ser mi respuesta!



Ayer llegó el día, me entra en whatsapp de Martín a las 12 h.



Martín: hola caro, te decidiste



(No quería quedar como una boluda así que me mostré segura, aunque estaba re nerviosa y asustada).



Yo: si, a que hora voy, cuantos van hacer?



Martin: grande nena, vas a ver que nunca te vas a olvidar de esto, soy yo con dos amigos, nada mas!!!



Yo: Ok pero pongo condiciones



Martín: dale nena, cuales



Yo: los celulares, los ponen en mi cartera, ni en pedo una foto, y si algo no me gusta, se termina todo



Yo: y no hay previa, estoy re nerviosa, subo a tu cuarto y empezamos, así de una!!! No aguantaría esperar, me entendes??



Martín: quedate tranquila nena, nadie va hacer nada que no quieras



Ya está, me había jugado, ni hace falta que les cuente como estaba, la adrenalina de no saber cómo se iban a dar las cosas me mataba de calentura. Me pongo una pollerita, una blusa, un saco de lana, un tapado largo y unas botas largas (sin medias) no quería tardar tanto en desnudarme



Salgo de casa, cada paso me mataba era como decir, falta cada vez menos, el corazón me latía a mil, pensaba en: ¿cómo me había animado?, pero la calentura de hacer algo así me mataba (siempre había pensado en algo así, como una fantasía ¡incumplida!).



Llego a su casa y de una toco el timbre, si lo pensaba a lo mejor ¡me iba!, me abre Martín, ya les dije re nerviosa, él se dio cuenta, me abraza, muy tiernamente, ni siquiera me beso, solo quería darme seguridad, me pregunta: “Estas segura, quiero que lo pases bien” le digo que si, que nunca había hecho algo así, pero estaba segura en experimentarlo.



Subo al cuarto, saludo a sus dos amigos, que ya me habían cogido, ¡qué momento!, nos quedamos los tres en silencio.



Yo era la más grande y ¡no quería quedar como una boluda!, no sé cómo hice, pero tome la iniciativa y les dije: ”ok, voy hacer lo que les dijo Martín”



Estábamos todos parados, yo enfrente de ellos, me saco las botas, después el saquito de lana, y ahí empezó la parte más difícil, me saco la blusa, despacio, me desabrochaba los botones despacito, hasta que me la termine sacando, después la pollera y los miraba, bah, miraba sus pijas y como se las iban tocando, me quede así en ropa interior, que me miren y esperen ansiosos a que me sacara el resto, eso me calentó mucho, como me miraban, como esperaban verme desnuda, me sentí deseada, no se. Es ¡difícil de explicar!



Me doy vuelta, me saco el corpiño, y me vuelvo a dar vuelta, mostrándoles mis tetas, solo me faltaba la bombacha, no lo pienso, me la saco, y quede ¡desnuda delante de ellos!, me gusto, me sentía indefensa, desnuda, pero no por no tener ropa, sino, por estar así, desnuda, entregada, ¿me explico?, se acercaron, Martín me dice: “bien nena, muy bien” y los chicos me acariciaban la cola, las tetas, estuvieron un rato con sus manos acariciándome ¡todo mi cuerpo! Eso me calentó mucho, yo desnuda ellos vestidos ¡tocándome! Ya estaba mojada y caliente, solo querían terminar de hacer lo que tenía que hacer y después ¡sería de ellos!



Martín me lleva a la cama, me siento en la cama, apoyando la espalda en la pared y mis pies sobre la cama, dejando mi conchita a la vista de todos, ¿me explico? Y me empiezo a tocar, siempre mirándolos ¡ni yo podía creer lo que hacía!



Me empiezo a acariciar la conchita, las miradas de los chicos, era inexplicable, me la acaricio, junto con mis piernas, ya estaba muy mojada (siempre tuve la fantasía de hacer algo así), sola, casi sin darme cuenta de la calentura que tenía me empiezo a meter un dedo, me lo metía, me lo sacaba, ya estaba muy caliente, los chicos se empiezan a poner en bolas, ¡eso me calentó! Ver esas tres pijas hermosas paradas y que iban a ser todas ¡para mí!



Sigo así, ya estaba muy caliente, y había perdido el control de lo que podía pasar, se acercan y me empiezan a tocar, uno las tetas, otro las piernas otro la panza y yo masturbándome mientras tenía todas esas manitos que me tocaban, me acariciaban y me hacían erizar todo mi cuerpo, sentir tantas caricias juntas, porque eran solo caricias lo que me hacían, era hacerme sentir que me tocaban dulcemente, suavemente, me gustaba, me dejaba, cada vez gemía más, y más, como aprobando lo que hacían y dejando que me tocaran, ya mi cuerpo era de ellos, ¡yo no respondía por él!, hasta que terminé acabando como una loca, y me quede más caliente, más caliente y con ganas de pija.



Ni bien acabé, ya estaba, como les dije, como loca, como en otro mundo sin que nada me importe, ¿me explico? En la misma posición que estaba, le agarro la pija a uno de los amigos de Martín, el que estaba más cerca y se la empiezo a chupar (yo siempre la empiezo a chupar de a poco, primero unos besos, unos mimos y después me la meto en la boca) ¡pero esta vez no!, me la metí de una en la boca y se la chupaba desesperadamente, y él me empujaba la cabeza para metérmela más adentro.



Hasta que veo que Martín, se tira de cabeza en mi conchita, abro las piernas lo más que puedo y me la empieza a besar, el guacho lo hacía despacio y más caliente me ponía, lo único que quería era sentir algo ¡dentro!, hasta que me empezó a meter la lengua, con todas sus fuerzas, y yo ya no podía abrir más las piernas, él ya me las había levantado para podérmela chupar mejor, ¡por favor! ¡Qué placer!, encima el otro amigo se entretenía con mis tetas, hasta que Martin me la empieza a poner, y yo decía (cuando me sacaban la pija de la boca): “siiii, ¡así! ¡Cójanme así!, y Martín, me acuerdo que me decía: “¿te gusta putita así?, ¿qué te cojamos entre todos?” (que turro sabía que me gustaba y estaba entregada), “siii, pendejo siiii, ¡cógeme así!”, me la ponía, me la sacaba jugaba con mi calentura, hasta que el amigo me empieza a acabar en la cara y en la boca y yo también acabe de nuevo, gritando, agarrando la pija que tenía en la boca hasta dejarla ¡bien limpita!



Como les dije, yo ya había perdido el control, no me importaba ¡nada!



El otro amigo de Martín, se acuesta y me dice así (de esto me acuerdo bien): “veni Caro, cabálgame que lo haces muy bien”, me subí arriba suyo, me puse de cuclillas (es una de las posiciones que más me gusta, lo conté mil veces), me enterré esa hermosa pija y empecé a saltar, si, saltaba, casi hasta le araño ese hermoso lomo que tenía, yo ya transpirada, despeinada, entregada, y así seguí saltando hasta que Martín me hace apoyar sobre este pendejo, dejando mi colita a su disposición, ¿me explico?, y me empieza a besar la cola, mientras el pendejo me seguía cogiendo, yo ya toda mojada, Martín (que es pendejo pero no boludo), me mete un dedo, dos y sin perder un minuto la pija, ¡ME ESTABA COGIENDO LOS DOS! Yo ya no me podía mover, ya al poco tiempo el dolor de que me metiera la pija en el culo fue placer, me empezaron a bombear los dos, como animales, sin piedad y yo solo gemía de placer, y los dejaba, hasta que siento cada vez más grande la pija de Martín hasta que su leche calentita me llena ¡la cola! Y ahí sí, me la metió con toda su fuerza por la cola para sacarse ¡toda la lechita!



Al toque acabo otra vez, como una yegua y antes de que termine de acabar (ese orgasmo mío fue muy largo) el pendejo que me estaba cogiendo también acaba.



Yo no daba más, la verdad estaba destruida, ni siquiera me lave, la lechita que me salió de la cola quedó en la sábana, pero me importo ¡un carajo!



El primer pendejo que acabó (porque ya había pasado un rato y estos pendejos de mierda se ponen de nuevo al palo ¡enseguida!), se me acerca, me besa, se pone al costado mío en la cama, me agarra la mano y la lleva a su pija, hermosa ¡como las de todos! Y a eso no me iba a negar, se la empiezo a acariciar y al toque ¡se le paró!, me agarra la cara y me lleva a que se la chupe, yo obediente y sumisa se la empiezo a chupar, quedando de nuevo ¡en cuatro!



Siento y veo las manos de Martin que me empiezan a acariciar mis tetas y los dedos de su amigo que empiezan a jugar con mi cola, no me importaba, lo deje, me gustaba sentir esos dedos, y más sabiendo lo que venía después, cosa que no tardó mucho en empezar a meterme la pija ¡en la cola! Y con mis gemidos le demostraba, que a pesar que hacía muy poco que me la habían hecho ¡me gustaba!



El pendejo se ¡desespero!, él nunca me la había hecho, me bombea como un salvaje y me acabo otra vez ¡en la cola!, me doy vuelta y Martín junto con el pendejo al que se la estaba chupando, de a uno me la empiezan a poner en boca, yo les agarraba una pija con cada mano, y me turnaba para meterme una y otra, y así hasta que los dos juntos me llenaron la boca y la cara ¡de leche! Y mientras me hacían eso de la calentura que tenía, porque el otro pendejo me tocaba la concha ¡acabe de nuevo!



La verdad es que no daba más, y creo que los pendejos tampoco, bah, si esperábamos un rato ¡seguro se les paraba de nuevo!, pero me pasó lo que muchas veces me pasa.



Nos quedamos un toque en la cama los cuatro, yo ya me empecé a enfriar, ¡ya me habían cogido mucho!, hicieron conmigo, ¡lo que quisieron! Y yo me dejé, ¡y me gustó!, pero una vez que se me pasa la calentura re loca que tenía…



Voy al baño, me lavo la cara (estaba toda encastrada), me lavo la cola, me miro al espejo y la verdad yo sola me hablaba, diciéndome: “¿qué hice?” ni yo lo podía creer, me quedo un rato en el baño, tenía una mezcla de felicidad, tranquilidad (como nos pasa todas después de semejante cogida) y aunque no lo crean también vergüenza en tenerlos que ver de nuevo. Una vez que se me pasa la calentura, no me da aparecer en bolas.



Martín me golpea la puerta del baño, me pregunta: ”¿todo bien Caro?” le digo que si, que me traiga la ropa, me vestí (no quería ya salir desnuda), la locura ya había pasado, salgo del baño, saludo a los chicos, me dicen que me quede un rato más, que tomábamos algo, nada más, pero no, la verdad es que me quería ir.



Martín me acompaña a la puerta, me pregunta: “¿todo bien Caro?” le doy un beso en la boca y me fui.


Datos del Relato
  • Categoría: Orgías
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