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Categoría: Fantasías

Nos encantaría que mi viejo se estuviera cogiendo a la comadre

  Version de ella , espero que mas cachonda

 

Dice mi compadre que le encantaría que mi viejo se cogiera a su esposa,  y déjenme decirles por qué. Es que el compadre  ya lleva varios meses de estarme cogiendo   ,  y bien rico, yo   no soy  una vieja ni estoy muy buena, pero lo que le encanta es que tengo unas tetotas bien grandotas pero... lo que más le gusta de mi es lo caliente y lo cachonda que soy... Ya saben, todo empezó poco a poco, diciéndome "¿entonces qué comadrita, cuándo me da una probadita?, no hay que ser envidiosos, no hay que dejar que el compadre acapare, total que no se le va a hacer daño a nadie", etc., etc. Al principio, yo respondía "ay, compadre, cómo será..., no vaya a ser que mi viejo se de cuenta de que anda tras de mí, no se vaya a enterar la comadre y nos metamos en un problema, usted siempre tan bromista" y puras de esas. Hasta que, en una ocasión, se le hizo..., yo pregunte “bueno compadre y ¿si le cumplo su antojo, ya no va a seguir insistiendo y me va a dejar en paz?". Y me contesto “mire comadre, si de verdad se me hace, nada que la dejo en paz..., la hago mi entrega” y yo le dije “ay, compadre, la verdad, ya me tiene con pendiente, ¿de verdad quiere, o nada más me esta vacilando, jugándome una broma?”. Ya al verme que me puse seria, me respondió ,  “no comadre, lo digo en serio, ya ve que hay que pedir para recibir” y ya le dije  “bueno compadre y ¿dónde y cuándo?”. No voy a decirles a qué me dedico  , si no, capaz que se la huelen quién puedo ser, al menos los que me conozcan..., así que solo   diré que paso mucho tiempo en la calle y sin tener que darle cuentas a nadie de donde ando. Así pues, no hubo problema para que un día nos fuéramos a un hotel, donde pasamos como tres horas, bien calientes, unos palos bien sabrosos y para el tercero, ya le estaba mamando la verga sin que me lo pidiera; por su parte, el me mamo la panocha, las tetas y hasta me pico el culo con los dedos. Ya después de varias salidas, yo misma le dije, ya cuando íbamos al hotel de costumbre “oiga compadre, se me antoja que vayamos a uno de esos moteles con cama de agua y toda la cosa y sobre todo, con películas porno? , de esos que se ven por la salida a la carretera, ¿no se le antoja?” El encantado, dice que le emociona mucho ver una película bien cachonda cuando se esta cogiendo a una vieja y por   supuesto , a mi también me gusta  mucho, ya habíamos pasado la etapa de que en cuanto pasábamos la puerta del cuarto, nos encuerábamos y a coger, ahora tomábamos las cosas con más calma. Así, en esa ocasión y como ya lo hacíamos  seguido , me   abría de piernas y me desabrochaba el escote, para que se me vieran las tetas y así nos pusimos a ver la película un rato, el metiéndome mano bien padre y yo, sobándole la verga por encima del pantalón, luego nos encuerábamos y ¡¡a coger!!. Después de un tiempo de esto, se dio cuenta   como que murmuraba algo cuando me estaba metiendo la verga, así que puso atención, acercándome el oído y pudo escuchar que decía “pinchi, pinchi, pinchi, pinchi, pinchi...”, volteando a ver la película, donde se estaban cogiendo a una güera entre tres cabrones..., hasta que dije “¡¡ay, güey!!”. EL dejo  de bombearme la verga y me pregunto “¿qué onda, comadrita?, ¿qué se trae?”, yo me puse colorada y le conteste “nada, compadre, nada, usted sígale y no me deje a medias, sígale”. Nuevamente,   empezó a    clavarme la verga despacito, señalándome “bueno pero si quiere un buen palo, tiene que seguir diciendo lo que estaba diciendo pero en voz más alta, entre más alta, más duro se la meto” así que  empecé a decir “pinchi, pinchi, pinchi, pinchi , pinchi, pinchi, pinchi”. De malora, el me pregunto “¿qué onda comadrita?, ¿para qué dice eso?”, enseguida le eche una mirada de lumbre y me repitió , dejando de cogerme  “¿para qué dice eso?” y agarrando la onda, yo le respondí “pues para que me la meta” y el, siguiendo con la misma onda, me pregunto “¿qué le meta qué?”, le conteste “pues qué ha de ser..., ¡¡la verga!!”. Al oír eso, me dio una buena metida de verga y dejándomela bien adentro me repitió “¿qué le meta qué?”, le  conteste “la verga, otro empujón”, entonces me pregunto “¿qué cosa?”, le respondí “la verga, empujonzotes, verga, verga, verga, verga” y el me  la clavaba, me  la clavaba, me  la clavaba, me  la clavaba. Luego, cambiándole un poquito, me pregunto “¿dónde quiere que le meta la verga?” y sin perder un segundo, le dije “en la panocha” y me repitió “¿dónde?” y casi le grite “¡¡en la panocha!!”. De nuevo, me cambio la pregunta “¿y para qué quiere que le meta la verga en la panocha, comadrita?”, le conteste “pues para que se venga y me aviente los mecos en la panocha, compadre, cójame, cláveme la verga, lléneme la panocha de mecos, aviéntemelos, compadre”. En eso, se vino y yo  también, diciendo como antes “pinchi, pinchi, pinchi, pinchi, pinchi, pinchi, pinchi”. Ya descansando, me cuestiono “¿y eso, comadre?, ¿qué onda?”, le conteste que eso de decir malas palabras me excitaba mucho pero que al compadre, como es medio estirado el güey, no le gustaba, así que me aguantaba. Me comento que después de lo que estábamos pasando, era el colmo que no le tuviera confianza, digo, teniéndome confianza para darle las nalgas y a veces, hasta de ofrecérselas y no tener confianza para decirle que tiene ganas de echar chingados y adiciono “a ver comadrita, platíqueme cómo esta eso pero con un chingo de malas palabras”. Tomando aire,   le dije “bueno compadre, pues chingue a su madre el tren, si ya estamos en este pinche pedo, qué jodidos” y añadí  “pues si, verá, ya hace tiempo, antes de casarme con el cabrón del compadre, estaba dándole las nalgas a otro güey y no es que estuviera ni bueno, ni vergudo, más bien normal el cabrón pero cogía bien chingón y lo más a toda madre es que él me trataba como una puta, el muy hijo de la chingada”. Ese tipo me decía “órale cabrona, ábrete de patas que te voy a dejar ir la pinche reata hasta bien adentro de la puta panocha” y seguí con mi relato “luego, ya en cuatro patas, me empinaba y él me insistía ,  pero ábrete las nalgas con las pinches manos, qué verga? , todavía que te voy a poner tu cogida y quieres que este batallando, órale, ábrete la panocha jalándote los pinches pelos”. Continué platicándole “yo le hacía caso y me abría la rajada lo más que podía y entre eso y lo mojada que la tenía, al momento que me dejaba ir su palo, no mame compadre, de un solo chingazo me lo clavaba hasta los pinches huevos y luego, a limar como debe de ser, agarrándome las chiches y diciéndome, órale piruja, a coger, ordéñame la verga con la panocha, así, así, bien chingón que te voy a dejar ir los mecos hasta la punta de la chingada”. Yo le  decía “con esto, yo tenía para venirme a toda madre pero él todavía seguía con sus chingaderas un rato hasta que decía, chingue su madre el puto tren..., me vengo, chingado y se venía el muy cabrón, con unos pinches empujonzotes y unos chisguetotes de mecos bien cabrones Para entonces, el  ya estaba en la gloria, diciéndome “¡no mame, comadre!, mire nada más como me tiene la pinche verga otra vez..., ahora quiero que se aviente todas las chingaderas que se sepa pero montada en la verga...”. yo lo acomode feliz, boca arriba y apuntándome la panocha, me deje caer, dándome un sentón que me mandó la verga hasta el fondo, al tiempo que decía “verga, panocha y huevos, verga, panocha y huevos”, el me dijo  “no comadre, todas las chingaderas que se sepa”, ahí empecé a decir “verga, culo, chiches, nalgas panochas, pelos, huevos, cabrón, chingado, pinche puta, burdel, piruja, coger, culear, mamar la verga, mamar la panocha, besar el culo, pinche culero, cabrón, ojete, cornudo, pendejo” y brinque y brinque en su pinche verga. Cuando senti  que se venía, empece a gritar “me vengo como una puta, chíngueme, compadre, enméqueme, cójame, me vengo, chingado, me vengo”. En ese momento, el compadre me  solto el pinche lechazo y yo me deje caer hacia adelante y me quede como si me hubiera desmayado, estremeciéndome constantemente... Al recobrarme un poco, le dije “¡qué bárbaro, compadre!, ¡qué chingón palo me aventó!, hace un chingo que no me venía así, no, cabrón, ahora sí soy su entrega, compadre, lo quiero siempre entre las piernas”. Y así es, les ponemos los cuernos a los compadres bien seguido, siempre con esas pláticas con un chingo de chistes, bien mamones algunos pero con chingados y putos a lo pendejo..., nos vale madre que no tengan chiste pero que sean bien cachondos, somos bien cachondos y bien cabrones. A veces, me raya las nalgas y los muslos con un marcador, o con la pluma y nos vemos al día siguiente, nada más para revisar que no se borre lo que me puso en la piel; yo me voy  sin lavarme y me pongo a coger con mi viejo , con  los mecos del compadre adentro, me pone en las nalgas como si fuera mi fierro de marcar vacas, chiquito y luego se lo enseño al día siguiente y las pláticas antes, después y durante las cogidas, nombre, bien chingonas... Como por ejemplo “oiga comadre y ¿a quién tiene ganas darle las nalgas?” y le respondo a quien, luego me pregunta  “¿y a este otro?”, le contesto “no compadre, a ese nada más le quiero mamar la verga”, etc. A veces, yo le estoy mamando la verga, de pronto me la saco de la boca y le pregunto “oiga compadre ¿y cómo cuánto le cobra una puta por mamarle la verga como yo?” o “¿cuántos palos se le pueden aventar a una puta?”, o “¿cuántos cabrones le meterán la verga a las putas diario en un burdel?”. Entonces sigo una vez más, diciéndole “oiga compadre, ¿su vieja y mi viejo también estarán cogiendo con otros cabrones?, qué bueno que lo estuvieran haciendo porque los pinches cuernos están a toda madre”. De ahí nos surgió la idea, pensando “¡qué bueno que su  vieja se estuviera acostando con el pendejo de mi viejo !, se imaginan que después de una platicadita, llegáramos al acuerdo, ¡qué cabrones!, todos poniéndonos los cuernos y escondiéndonos, ni madre, cabrones, ahora sí vamos a coger con los compadres, que sea delante unos de otros, se imaginan ir a la playa y desde que se sale de aquí, ir con la pareja cambiada, cogerme al compadre  pero enfrente de su vieja y de mi viejo??”. Esta es una de nuestras   fantasías, la otra es que alguna vez escuchara esta historia u otra como esta pero en boca de una mujer, uno entra a ciertos sitios de Internet y supuestamente son de latinos pero como no se oye nada en la mayoría, pues no se escuchan estas deliciosas palabras que se oyen riquísimas en la boca de una chava bien caliente. Lo mismo pasa en las películas porno de mexicanos o mexicanas, no dicen estas deliciosas malas palabras como lo hacen en las películas en inglés, ahí les dejamos eso a los productores de películas porno mexicanas, no sé, creo que sería un éxito…
Datos del Relato
  • Autor: juanolmos
  • Código: 64133
  • Fecha: 04-02-2022
  • Categoría: Fantasías
  • Media: 3
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5151
  • Valoración:
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