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La estancia en Irapuato estaba siendo de lo mejor, Diana se había convertido en mi nueva amante, aprovechábamos cada momento para coger, a veces mientras todos estaban jugando en el patio de atrás, yo la tenía en cuatro en el cuarto de lavado dándole con fuerza, mientras se preparaba la cena yo miraba desde el cuarto de escoba mientras Diana me daba un rico oral, estábamos desenfrenados.
La adrenalina por ser descubiertos aumentaba todo, en las noches ya dando la madrugada, me metía a su cama donde cogíamos sin hacer ruido, me corría una y otra vez dentro de ella o en su boca o en su cuerpo, me tenía loco la prima de Lety y a Diana no le importaba que cogiera primero con Lety, siempre y cuando cogiera con ella.
Y ahí nos vamos hasta la última noche que pasaríamos ya que al día siguiente regresábamos a la ciudad, ella en la tarde me comento que me tenía una sorpresa, acordamos que todo sería en la noche, cuando los demás estarían en la cena de despedida que nos regalarían.
La cena estuvo muy bien y Lety y su primo empezaron a alcoholizarse, yo no la detuve, yo tena mis propios planes y Felicia no estorbaría ya que ella estaba cansada y haciéndose cargo de los pequeños.
A eso de las 2 am, Lety continuaba bebiendo y Enrique andaba súper perdido, con una seña de ojos, Diana me dio la señal para subir a su cuarto, le dije a Lety que iría al baño y de ahí a recostarme, con unos minutos de diferencia entre a la habitación de la prima Diana, que ya me esperaba con un conjunto de lencería riquísimo.
D: ¡Hola, te gusta!
L: Uhm, ¡te ves espectacular!
D: ¡Lo compré para lucírtelo!
L: Uf, ¡gracias, que detalle, te ves súper caliente!
Y no era para menos, un conjunto de un brasear que apenas cubría sus pezones en color rojo y una diminuta tanga color rojo de encaje me genero una erección potente.
Me acerqué lentamente mientras me quitaba mi camisa, la hermosa prima me esperaba en la cama levantando sus piernas mostrándome lo jugosa que se miraba. Un beso apasionado le daba mientras mis manos acariciaban su abdomen y su vientre, ese vientre que tal vez ya tenía algún producto de parte de nuestras embestidas sexuales. Mis dedos exploraban su suave piel blanca, mi lengua y la suya se enrollaban y nos ahogábamos en la lujuria del amor filial.
D: ¡Te voy a extrañar!
L: Basta, ¡sabes que siempre volvemos y además puedes ir a casa cuando guste!
D: ¡Y en tu casa podremos hacer esto?
L: Si no en algún hotel, ¡pero cuando gustes puedes ir!
Dicho eso, continuamos explorándonos mutuamente, ella besaba mi pecho, bajaba su lengua por mi abdomen y me despojaba del pantalón, abajo la música sonaba, eso me daba confianza para poder disfrutar una vez más los encantos de Diana.
Ella bajó lentamente mi trusa y comenzó a juguetear mi verga la cual ya estaba súper dura, la puso en medio de sus tetas y comenzó a hacerme una “rusa” de ensueño, sus duros y firmes pechos me daban un gran placer al subir y bajar, la punta de mi verga llego a su boca, con su lengua jugueteaba mi glande, luego le daba pequeñas mordías, para después introducirlo entero a su boca.
L: ¡Ah, nena, uf!
D: ¡Papi, uhm!
Más rápido me masturbaba con sus ricas tetas, yo gozaba el trabajo que me hacía, la nena lo hacía muy bien, a sus 19 años me enseñaba que tenía experiencia.
Unos minutos después cuando mi verga ya estaba súper dura ay sacando liquido pre seminal, Diana la metí a su boca y me dio una súper mamada, metía toda mi verga a su boca. Ella apenas si podía respirar, pero seguía tragándose entera mi polla caliente.
Yo también quería probarla, así que la acomodé para un 69, su vagina estaba arriba de mi cara, hice aun lado su tanguita húmeda y metí mi lengua en su concha, haciéndola rollo probaba sus fluidos y estimulaba su clítoris, la tomaba de las nalgas para empujarla más a mi boca y ligeras mordidas le daba en sus labios vaginales, luego introduje dos dedos para palparla, los metía con velocidad, mi lengua succionaba su clítoris y mis dedos exploraban el interior de ella.
Por su parte ella continuaba comiéndose mi dura verga, lamia mis huevos, su lengua probaba toda mi pelvis, mis entrepiernas para luego meter de un solo golpe mi verga a su boca.
Finalmente, venia lo más rico, la puse en cuatro y ella inclinándose más me ponía un trasero enorme, banco, en forma de corazón, donde notaba como su vagina escurría y me pedía ser sometida.
D: ¿Ya me la metes?
L: ¡La quieres!
D: ¡Si, dámela!
L: ¡Ahí voy nena!
La tome de su cadera y lentamente la penetre, sus suspiros me aceleraban, pero, aun así, solo la metía despacio.
Sentía como apretaba mi verga, apoyándome en su espalda empecé a subir mis embestidas, le apretaba los muslos para luego apoyarme en ellos y continuar penetrándola.
L: Oh, Diana, ¡tienes unas nalgas de lujo!
D: ¡Mas, uhm!
L: ¡Toma, uhm!
D: ¡Ah, así, que rico!
Como si la estuviera arrestando coloque sus brazos, me excitó ver la imagen de ella empinad con los brazos atrás y como toro la embestía más fuerte.
El ruido de mis embestidas era fuerte, ya me había olvidado que aun su hermano y mi esposa estaban despiertos, solo quería seguir montando a la rica mujer.
Me acosté y Diana subió a cabalgarme, se movía fantástico, mis manos acariciaban su abdomen, subían en medio de sus tetas para después apretarlas con fuerza, ella me acariciaba los brazos, se apoyaba en mis muslos para cabalgarme aún mejor, el ruido de su vagina era fantástico, miraba como mi verga desparecía en su vagina caliente.
L: Diana, uhm, muévete, ¡que rico!
D: ¡Me encanta tenerte adentro, ah!
L: ¡Si, toma, uhm!
D: Así, ¡que verga más rica!!!
Estábamos tan metidos cogiendo que no nos percatamos que el ruido había desparecido, ahora estábamos yo sentado en la cama y ella encima de mí abrazándome con sus ricas piernas y mientras la penetraba dándole ricos empujones, le mordía sus pezones y le daba unos besos de lengua.
La acosté en la orilla de la cama y levante sus piernas, empuje mi verga con fuerza y la embestía con velocidad, me daba gusto probando el sabor de sus pies y lamiéndole las pantorrillas, para apretar sus ricas piernas las cuales me fascinaban, el ruido de la cama rechinando estaba en nuestra contra, pero estábamos tan metidos cogiendo, que eso paso a segundo término.
Ahora estábamos en la pose de misionero, pero yo me empujaba con fuerza, nos besábamos, nuestro sudor se mezclaba, Diana me susurraba al oído y yo más me excitaba y más me empujaba a ella, sentía su vagina triturar mi polla, en unos movimientos de foca, ella no aguanto más y por fin conseguí que se viniera.
D: ¡Ah, dios mío!!!
L: ¡Si, así mami!
D: ¡Luis, me matas, ah, que rico, esto es lo mejor, agh!
L: ¡Quiero que te tragues mi semen!
D: Si papi, dámela, ¡dame tu leche!
Me empuje un poca más a ella, ella movía su cadera deliciosa, su orgasmo se alargó y yo comenzaba a prepararme para expulsar mi leche, Diana continuaba moviéndose delicioso, mi verga se estaba empezando a inflar, la mordía y nuestros gemidos ya eran altos de sonido y la cama rechinaba tan fuerte, que era cuestión de tiempo que nos descubrieran.
Sentí que llegaría pronto, así que saque mi verga de la rica vagina de Diana y me puse de pie encima de la cama, ella se sentó y puso su cara debajo de mi polla que en un par de movidas comenzó a expulsar semen llenándole su cara y sus ricas tetas.
L: ¡Ah, nena, uhm, toma, toma!
D: ¡Uhm, rico, uhm!!!
Estaba extasiado, mi verga seguía expulsando semen, fue entonces que mire hacia la puerta y ahí de pie, estaba Lety, que miraba atenta como su prima se tragaba mi leche.
No hice nada, el orgasmo no me dejaba amover, Diana llevó mi verga a su boca, ella no se percató de la presencia de Lety y seguía tragándose mi verga.
Lety no hizo nada, solo sonrió y cerró la puerta, terminé de correrme y me quedé recostado un rato con Diana, desconcertado salí de la habitación de la prima y entre a la mía, Lety desnuda me estaba esperando.
L: Oye, ¡déjame explicarte!
Le: ¡No digas nada, ven, ahora me toca!
Me lancé a Lety, ella estaba súper excitada por haberme visto coger con su prima, cogí con Lety como loco, luego regresé a coger con Diana una vez más, mientras mi esposa miraba como cogía a su prima.
Terminé casi al amanecer, ya en mi cama y hablando con Lety, Lety me confesó que no tenía que reclamarme nada, que ella había cogido con Enrique y su mujer, eso me excitó demasiado, mientras yo me cogía a su joven prima, mi esposa disfrutaba con su primo y su esposa.
Ese viaje a Irapuato fue inolvidable, Diana a veces viene a la ciudad y como se lo prometí le doy verga hasta cansarme, ella ya está comprometida, pero eso no nos detiene y Lety siguió cogiendo con su primo, pero eso ella se los contará.
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