Hace unas cuantas noches escuché en un programa de radio, la versión de un oyente relativa a unos sueños eróticos. Nada más escuchar las primeras frases “me puse de oreja”, pues me sorprendió las tremendas coincidencias de los detalles que contaba, muy parecidos a los que yo experimenté.
Apenas terminó ese oyente, comenzaron a llamas otros que, al igual que yo se dieron por aludidos.
Ahora dudo que sean sueños normales. Porque todos recordamos las mismas partes del sueño.
El sueño comienza viéndome plácidamente dormido en mi cama, reconozco perfectamente mi habitación, se aprecian todos los detalles. He de aclarar que duermo solo. Me veo despertar por las caricias de una hembra espectacular, de unos treinta años aproximadamente, bella y sensual, pero ligera como el viento y maleable como el humo, pero consistente, capaz de materializar en sensaciones, caprichos y avatares de un perfecto acto de amor.
Bien, esa fantástica bruja, me despierta acariciándome los genitales, yo adopto la forma más cómoda para facilitar su trabajo, a continuación me acaricia el pecho y me besa, y me habla al oído, y me dice que estamos en la zona de los sueños donde todo es posible con solo desearlo, que me deje llevar , que ella hará el resto.
Totalmente desnuda, se recoge el pelo en la nuca; sentada en mi abdomen, me coge las manos y las posa en sus muslos, siento un calor y una suavidad jamás antes apreciado en otra mujer. Recorro su cuerpo, sus pechos turgentes desprenden el aroma más puro y tierno, a la vez sensual. Se inclina sobre ni cara e introduce uno de los pezones en mi boca, comienzo a chupar y noto que un chorro dulce se desliza hacia mi garganta, lo trago sin pensarlo; el chorro es abundante y se derrama por las comisuras de la boca. Me dice que es el alimento del amor, que el otro pecho lo reserva para el final y que ahora le toca a ella alimentarse.
Se desliza hacía abajo besándome hasta llegar a la verga, la besa, la lame suavemente dejando abundante saliva, luego me chupa los testículos, tratando de estimularlos, succionando reiterativamente, sigue sobándome la verga varias veces y se dispone a lamerla, provocándome un placer infinito e indescriptible, me corro abundantemente, y siento como traga el semen.
A continuación se tiende a mi lado y se limpia la boca con un incoloro pañuelo. Me pregunta que cómo quiero comenzar la penetración y por donde, yo no contesto nada, entonces se vuelve a subir encima de mi, y sin que ninguno de los dos ayudase, la verga se introduce sola en su ardiente y húmeda vagina. Como una máquina de follar, comienza a moverse deliciosamente, al poco rato se acelera y siento que vuelvo a “correrme”, ella se retuerce se gusto y yo eyaculo otra vez abundantemente, en cada golpe un grito...
Una vez repuesta, y con la verga aun dentro, se inclina para ofrecerme el otro pecho, se repite la misma faena anterior, al final me limpia la boca a besos, se tumba a mi lado y me dice al oído que duerma tranquilo, que volvería otra noche.
Yo me veo dormir. Por la mañana recuerdo perfectamente el sueño, pero el aspecto de la cama delataba la batalle que se desarrolló, pensé que era producto de los movimientos mientras soñaba. Pero, me sentía satisfecho, igual que otras veces (los mismos síntomas), deseaba realmente que volviera ese sueño o lo que fuera.
Al compararlo con los relatos de los demás, comprendí que fue una noche bruja y que realmente hice el amor con una fantasma de carne y hueso.
La historia se repitió idénticamente a los cuatro días.
Ninguno de los oyentes refirió la falta de dinero de sus cuentas, a través de extracciones en el cajero. Comprobé en el banco y todo el proceso de extracción era normal y la hora coincidía con la supuesta correspondiente a la terminación del sueño.

Tengo que confesar que temo que cuando no quede fondo en mi cuenta bancaria qué pasará.