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Categoría: Incestos

Noche vieja también buena, buena

Por decisión familiar unánime noche vieja también se celebraría en casa de mi cuñada, bueno, lo habían decidido las mujeres pero ya sabéis. A mi no me hacia mucha gracia por lo sucedido en noche buena con mi cuñada, y quien leyera mi relato anterior sabe de que hablo, pero habiéndose ido mis padres fuera a pasar el fin de año no me quedaba otra opción.

A eso de las 10:00 Rosa me dijo que íbamos a recoger a sus padres y comeríamos todos donde su hermana, por eso de echar una mano. A las 11:00 empezó la trifulca madre e hija porque mi suegro se había ido de vinos y mi suegra, que nadie la había avisado, ya tenía la comida hecha. Finalmente y con buen cabreo, Rosa decidió que nos íbamos nosotros a comer donde su hermana, y que por la tarde recogeríamos a sus padres.

Llegados a casa de mi cuñada fui testigo de dos hechos sin precedentes, uno mi cuñada con delantal y dos nos dio dos besos al llegar y a mi de regalo me acaricio el paquete.

Cómo era habitual el calor era insoportable así que me quité el jersey y tomé asiento en la cocina y atónito miré a mi cuñada por detrás. Debajo del delantal llevaba una camisetina rosa y unas mallas negras muy apretadas, mucho mucho. Al agacharse se apreciaba con perfección su zona íntima y de no ser por que asomaba la goma del tanga por encima de la cintura, hubiese jurado que no llevaba ropa interior. En la cocina una y otra vez se agachaba a por algo de los armarios, cuando fui al salón fue en busca del gato y se agachó para acariciarlo, incluso cuando fui al baño entro delante y se agachó para coger una toalla y cambiar la del lavabo. Pero lo malo es que cada vez que se agachaba me miraba de reojo y con sonrisa pícara.

En un último intento de huir de ella me fui al último reducto que en aquella casa me quedaba, una terraza cerrada que era el único sitio en el que se me permita fumar, pero dos minutos después allí estaba ella, ya sin delantal, me pidió un cigarro alegando que había vuelto al vicio, y al encenderlo y aspirar la primera calada se estiró para exhalarla dando un perfecto "do de pecho" lo que yo creía que era una camisetina rosa era un sujetador deportivo y muy ajustado y al contraste de temperatura de salir a la terraza se le pusieron los pezones como escarpias. Las mallas estaban tan apretadas que por encima de la entrepierna se apreciaba el relieve de un corazón bordado en el tanga y al estar las fibras de las mallas tan estiradas se veían puntitos rojos en la forma del bordado. Ella, en lugar de darme las gracias por el cigarro, se sentó en mis rodillas y me abrazó aplastando sus tetas contra mí cara pero de buenas a primeras apareció por allí el gato. Se agachó para acariciarlo y yo no pude evitar el estirar mi mano hasta alcanzar aquel culo tan rico y que como sabía de noche buena estaba muy prieto, al notarla relajada fui bajando mi mano hasta meter mi dedo corazón por el hueco de entre sus muslos y deslizarlo adelante y atrás. El gato quería marchar pero ella lo sujetaba como excusa para estar agachada, y sin dejar de vigilar la puerta, incidí más fuerza con mi dedo hasta llegar a atravesar la costura, localice un punto caliente y fui metiendo el dedo poco a poco y ella empezó a acompañar con movimientos pélvicos, tras un par de minutos ella se detuvo y empezó a temblar su culo y por mi dedo empezaron a escurrir gotas de placer. Cuando soltó al gato saqué mi dedo y mientras ella se iba lo deslice por debajo de mi nariz.

Cuando termine de fumar, y fueron tres cigarros seguidos, ya estaban esperándome para comer, mi cuñada se había cambiado de ropa y supuse que por lo del agujero del pantalón, llevaba un vestidito de verano que ni fu ni fa pero sólo con mirarla me ponía a cien. Durante la comida hablaba con Rosa como si nada hubiese ocurrido pero en un momento dado la conversación giro inesperadamente:

-esta noche, después de llevar a los papas a casa, Rober y yo saldremos a tomar algo, podíais venir.

-no hemos traído ropa para salir.

-no importa, cuando Rober valla a por los papas vas con el y coges ropa.

Yo había permanecido callado e interviene.

-mejor vamos Rosa y yo a por tus padres.

-no majo, no... tu tienes que hacer el pescado, que te queda muy rico.

Ya tomado el café mi cuñada insistió varias veces hasta que Rober y Rosa se fueron y cuando volvió a la cocina yo tenía puesto el delantal y pregunte por el pescado que tenia que cocinar. Ella se río y mientras me quitaba el delantal me dijo que el pescado ya estaba hecho, luego como una semana antes tiro de mi hasta su habitación y allí empezamos a besarnos. Otra vez sin darme cuenta estábamos desnudos en la cama, ella sentada a horcajadas encima de mi, me agarraba el pelo mientras mi lengua se enseñaba con sus pezones y sin previo aviso se dejó caer completamente metiéndose mi polla hasta el fondo. Yo levanté mi cara buscando su boca pero ella miraba hacia arriba intentando aspirar más aire del que podía. Empezamos a movernos al unísono mientras sudábamos como cerdos y mientras ella me sujetaba por el pelo yo respiraba fuerte contra su cuello y no me soltaba de su culo. El placer se derrochaba pero yo no aguante ni cuatro minutos sin terminar y después de recuperar el aliento ella se levantó chorreando y dijo:

-si estabas cachondo, si.

- llevas todo el día perreandome. Qué esperabas?

- no te preocupes, ya me tomaré la revancha.

Habiendo recuperado el aliento nos vestimos y fuimos al salón donde, sentados en el sofá, apoyó su cara sobre mí hombro, me agarro la mano y sólo se movía para darme un besito de vez en cuando, yo me acojone y pensé:  yo solo quería sexo!!!

Cuando Rosa y Rober llegaron mis suegros no venían y las dos hermanas empezaron a discutir. Rober y yo nos escapamos a tomar una copa y luego me dijo que nuestro suegro había llegado "cocido" y la bruja se había cabreado, por eso no habían venido.

Cuando volvimos a su casa las damas habían puesto ya la mesa y se habían ataviado para la velada que empezaba con la cena. Mi cuñada llevaba un vestidito de raso en amarillo suave que sólo se ceñía en la cintura y combinado con unos zapatos blancos que parecían fundirse con unas piernas interminables, blancas y de aspecto sedoso le quedaba genial. Yo no presté mucha atención a la comida ya que mi cuñada se había sentado junto a mi y cada vez que se movía yo podía mirar muy dentro de su vestido, también estaba jugando con su marido por debajo de la mesa y cada vez que estiraba la pierna yo rezaba para que se le recogiera mas el vestido y poder ver, otra vez, lo que allí debajo se escondía, pero no se me logró.

A eso de las 23:30 Roberto empezó a preparar su espectáculo pirotécnico, costumbre que había heredado de su abuelo valenciano, y me propuso varias veces que bajase con el pero no me hacia mucha gracia pasar frío para hacer algo que no me entusiasmaba.

Después de tomar las uvas todos nos felicitamos pero mi cuñada, en lugar de darme dos besos, me dio un beso y un lengüetazo en el lóbulo de la oreja y cuando se dio la vuelta para felicitar al gato apretó su culo contra mi. Rober volvió a insistir en que bajase con el pero llamo mi madre para felicitar el año nuevo. Cuando volví al salón solo estaba mi cuñada asomada a la ventana y cuando pregunte me dijo que Rosa había bajado con Rober para grabarlo todo, que todos los años gastaban una pasta y ni lo grababan. Yo me acordé de lo sucedido en el sofá por la tarde y me acojone, llegue a plantearme bajar con ellos, pero al volver a mirarla se había subido el vestido hasta la cintura y menudas vistas, llevaba unas medias blancas que terminaban a medio muslo con unas ligas de puntilla y decoradas con lacitos rojos y en su culo, perfectamente contorneado, no había tanga, ni bragas, ni nada. Me dijo - anímate, tómatelo como un postre de un año qué termina bien o como aperitivo a un año qué empieza aun mejor.

Yo me acerqué por detrás a ella y cuando fui a agarrarla me dijo que esperase, que Rober miraría para asegurarse de que ella miraba. Me puse junto a ella y cada vez que Rober miraba hacia arriba yo la acariciaba el culo. Cuando vi a Rober encender una pequeña antorcha me puse tras ella y al escuchar la primera detonación arremeti, ella gemia entre dientes y yo la sujetaba por las caderas mientras Rober encendia mechas y Rosa lo grababa. Estábamos disfrutando poco a poco cuando sonó el teléfono y yo me acojone y me retiré. Era su madre para felicitar el año nuevo pero ella soltó el teléfono nada más decir hola, se sentó en el sofá y recostandose un poco flexiono las piernas hasta llegar a poner los pies en el asiento, luego las abrió y estiró los brazos hacia mi, yo me saqué la polla y al lio. Ella se mordia el labio inferior mientras que yo acariciaba sus piernas y gemia cada vez que me acercaba, los dos estábamos disfrutando como la primera vez y  bajé la parte superior de su vestido para ver cómo sus tetas iban y venían a cada empujón pero no alcanzaba a lamerlas. Ya llegando a mi final noté que ella me sujetaba con sus piernas y mientras yo descargaba ella agarraba con fuerza un cojín del sofá y lo estrujaba con su mano derecha. No me soltó de allí encima hasta haber salido la última gota y después de relamerse el labio superior yo acaricie su brazo, su culo y su pierna dándole un beso. Terminamos de vestirnos cuando Rober y Rosa llegaron para irnos a tomar unas copas. Y como creo que me enrollo mucho  lo del día de año nuevo ya os lo contaré.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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