Aquella noche se presentaba como todas, trabajando de vigilante en una urbanización, mi cabina a la entrada de la misma, mi único entretenimiento era una televisión, aunque por las noches lo único que hacia era contribuir al aburrimiento, a mis 45 años ya son muchas las noches de aburrimiento que he pasado, pero aquella noche iba a ser diferente, serian sobre las dos de la mañana cuando vi que un coche se acercaba, extrañado salí de la garita y espere a que aquel coche se acercara, cuando llego a mi altura se detuvo, puede ver que era una mujer la que lo codicia, iba sola y me acerque a la ventanilla para hablar con ella, me dijo que andaba perdida, estaba buscando la autovía hacia Córdoba y por muchas vueltas que daba no la encontraba, yo le comente que tenia un mapa, que entrara un momento en la garita y sobre el podía explicarle como dar con la autovía, ella se bajo del coche, era gordita, morena y un poco mas bajita que yo, pero un buen culo y unas tetas que a pesar de la ropa que llevaba se veían bien grandes, entramos en la cabina y saque el mapa de un cajón, lo extendí sobre la mesa y empece a explicarle como salir de allí.

Ella pego a mi para ver lo que le estaba explicando, y yo no pude evitar mirarle el tremendo canalillo que formaban sus tetas, ella dándose cuenta de aquello, sonrió y me dijo, veo que te gustan mis pechos, bueno es que se ven bien buenas, entonces ella sin yo esperarlo se quito el jersey y los dejo a mi vista, ya que el sejetador que llevaba apenas si cubría una pequeña parte de ellos, yo no pude evitar el comenzar a manosearlos y loco como estaba por tenerlos en mi boca, descubrí sus pezones y comencé a chuparse los, eran grandes y carnosos, oscuros y yo los chupaba con tremendas ganas, ella soltó un pequeño gemido y note como empezó a acariciarme la poya por encima del pantalón, como es normal empezó a hincharse, mientras yo seguía a lo mio, enfrascado en aquellos tremendos pechos, ella mientras comenzó a bajarme la cremallera del pantalón y a liberar mi polla de su prisión.

Empezó a jugar con ella y a masturbarme, yo estaba cada vez mas alterado, así que comencé a desnudarla, aquel cuerpo relleno, generoso en todos sus rincones, me puso a cien, ella respondió quitándome la ropa, yo ya solo pensaba en follarme aquel hermoso coño y la puse encima de la mesa, ella abrió sus grandes muslos y dejo el paso libre a mi polla, que en cuanto vio aquel espectáculo se lanzo, entro rompiendo, con fuerza, sintiendo la humedad y el calor de aquella cueva, y empece a empujar con todas mis fuerzas, empezamos a gemir los dos, ella pedía mas, mas fuerte amor¡ mas fuerte¡, yo ponía todo mi ímpetu, se la clavaba cada vez mas, nuestros cuerpos chocaban y sus carnes se movían como si de un mar embravecido se tratara, y eso me gustaba,ver a ese cuerpo me ponía cada vez mas burraco, al rato de estar follando como locos, ella se incorporo, me tumbo en la mesa y comenzó a chuparme la polla, dios¡ que manera de chupar¡ se la metía entera en la boca y su boca absorvía con gran avidez, mientras que con una mano me masajeaba los huevos, yo acariciaba aquel tremendo culo y fui introduciendo el dedo en su coño.

Ella me la chupaba mientras yo la volvía loca masturbandola con mis manos, de repente ella me cogió, me tiro al suelo y sentó su coño en mi polla, un grito de placer nos salio a los dos, verla encima de mi,ver esas grandes tetas moviéndose como locas era una locura, sentir su peso sobre mi, y sentir mi polla bien calvada en ella, comenzó a moverse como quiso, hasta que acelero tanto el ritmo que me fue imposible aguantar el orgasmo, me derrame dentro de ella, fue un espasmo total, mi cuerpo se tenso y soltó todo el chorro con gran energía, si si si, dámelo todo¡, llena mi coño de tu leche¡, decía mientras yo la complacía, al terminar estaba totalmente desecho, ella se levanto y comenzó a vestirse, yo aun no había recuperado el aliento, y ella me dijo, venga muéstrame como salir de aquí¡, me levante, me puse la ropa y le explique como encontrar la autovía, nos dirigimos a su coche, me dio un beso, a sido un verdadero placer, me dijo, subió a su coche y se marcho. Desde entonces espero que alguna noche vuelva a perderse y verla otra vez.