En el desván de la disco.



Las discotecas se convirtieron en mi lugar de aventura del #1, más allá de la cachondería que contiene el lugar de mis 20 añitos a mis 28 fue uno de mis lugares favoritos, me excita su ambiente y estar rodeada de esos extraños pan el conjunto de esas situaciones, así como para estallar de éxtasis, lujuria, perversión, erotismo me invitaban a querer sentir emociones nevadas o poco casuales; hasta llegar al nivel de querer sentir un miembro extraño o de un extraño en mi boca, erecto en toda su extensión por la tremenda excitación que pudiera provocarle.




Hace unos años en una Discoteca de donde vivo; resulta Que yo algo soltera ni tan comprometida ni tan ennoviada me fui a bailar con Roberto y otra pareja de amigos, Nahir y Jorge ( que los dos tenían sus novios de más de dos años y andaban de free). En la entrada de Medusas, un lugar muy alternativo de calle uruguay donde la música es muy variada y los ambientes super festivos, había un tipo llamado Gustavo que estaba guapísimo. Rubio, alto, fornido, super bien vestido, ya sabes, un cuero para recibir a la gente. Ya nos conocíamos de lo mucho que frecuentaba yo el lugar, a veces sola, y nos habíamos cruzado un par de veces en la disco y en atrás comunes del bar, el vio y la terraza del lugar; pero nada importante.

El era el Dj resident del lugar y a pesar que muchas veces había más de un Dj en tarima y artistas el era el dijo fijo de la discoteca.



En esa ocasión, baile y baile y como siempre fui el centro de atención, me encanta bailar y que me miren. Eso a mi ex novio nunca le molesto, al contrario, le excita saber que otros me desean. Ya avanzada la noche y con una buena cantidad de drinks encima, él me miraba mucho desde allá arriba de la tarima y Roberto quien supuestamente iba a ser mi date” ni por enterado de se estaba dando el más bien estaba en su onda con los tragos de vodka y la música; estábamos tomando en una mesa en la parte más cercana a la tarima de lo más cómodos, Magda y yo continuábamos bailando, mientras Jorge y Roberto platicaban y entre que lujuriaban cuanto podían en la disco; debo decir que ya para entonces yo me sentía muy cachonda.


Como ya había dejado de entrar la gente, Gustavo andaba dando la vuelta por ahí, me observaba y yo le dí entrada con mis movimientos sensuales y con la mirada. Se acerco sin importarle que viniera acompañada y de pronto ya estaba bailando con las dos. No me preocupo lo que pudiera sentir mi pareja, realimente estaba disfrutando el momento, además no pretendía que pasara nada. Pero el empezó a decirme cosas riquísimas al oído, me dijo que bailaba muy rico y que le gustaría verme bailando desnuda. Me pregunto que cómo era posible que mi novio me permitiera estar sola siendo una chica tan guapa. En pocas palabras me calentó diciéndome cosas al oído. Mi amiga ya se había dado cuenta del ligue, y me apoyo bailando con los dos para que no fuera tan obvio, entre las dos lo aplastábamos y el nos rozaba a ambas con su pene, estábamos prendidísimos. Me tomo de la mano y me dijo ven, yo lo seguí pero a su vez jale a mi amiga para que nos siguiera; (ya que ella era mi tapadera para la mayoría de mis acciones y mi cómplice en todo y para todo), además que de igual manera con Roberto no existía nada sólo algo de momento y ya.


Nos condujo a una escalera a un costado de la cabina. Yo subí detrás de él , pero Magda se quedo en el descanso, podía observar la pista y ver que nuestras parejas no se habían dado cuenta de nada, o si lo hicieron, no lo tomaron en serio.


El final de la escalera nos llevo a un desván, lleno de cosas raras que habían servido para la decoración del lugar, había un sillón de terciopelo rojo, tipo Luis XV, el aún tenía tomada mi mano y yo lo seguía bailando, frenética.



Se sentó y me observo mientras yo levantaba lentamente mi vestido mini, negro, de tela suave, con un poco de vuelo que a cada caderazo dejaba adivinar mis nalgas. El baile se había vuelto completamente sexual, yo tocaba mi tanguita y metía los dedos entre mis pliegues, para retirarlos después y llevármelos a la boca. Me dijo: ven , chúpamela. Me arrodille y busque entre el zíper de su pantalón un magnifico miembro que superaba en mucho otros que había tenido en mis manos. A mis 21 años de edad ya había visto algunos después de haber sido desvirgada tan joven por Pablo a quien aún recordaba en mis sueños húmedos y fantasías privadas.
Lo lamí lentamente, desde la punta hasta la base de sus testículos que estaban durísimos. Aquello era delicioso, no me cabía completa en la boca, me lloraron los ojos cundo me lo comí todo. Gustavo estaba extasiado, me preguntaba que quien me había enseñado a hacerlo tan rico. Me tomo de la cabeza y me incorporo, quede de pie frente a él, sentado, busco entre mi vestido e hizo a un lado mi braga. Toco mi clítoris y yo sentía que en ese momento me venía, así que me lamío mi sexo y poco a poco introdujo su lengua en mis labios vaginales; saboreando todo ese mar de fluidos que comenzo a bajar junto a mis jadeos y gemidos. Era de locura, tuve un orgasmo delicioso que me convulsiono aprisionando su cara entre mis piernas. Le exigí que me penetrara. Me atrajo hacía él y me senté a horcajadas ofreciéndole mis pechos que besaba como loco. Su aliento era delicioso, nos tragábamos a besos, mientras el me jalaba con una mano mi cabello largo recogido en una coleta impecable y con la otra me sonaba con rudeza uno de mis nalgas divididas por el hilo que llevaba color negro de encaje en la parte de al frente.


Me la quería meter y en ese momento le pedí que se pusiera un condón, yo estaba a mil pero aún así se lo pedí. Me dijo que no traía pero que no importaba, que necesitaba venirse en mí. Tenía su mano casi completa dentro de mi vagina y yo había alcanzado un segundo orgasmo que me hizo reaccionar. Sin darme cuenta Magda nos miraba desde la puerta del desván excitadísima de lo poco que había visto. Entre toqueteos caricias eróticas Gustavo me convenció de metérmelo así tal cual, me hizo treparme encima de ese pene duro y grueso haciéndome venir cual primeriza inexperta cabalgue ese grandioso pene por casi media hora; pero yo me tenía que ir así que se la chupe lo más rico que sabía hacerlo y se vino a borbotones en mi boca, lo trague saboreando el amargo sabor y se lo limpie para poder subirle su bóxer ajustable de algodón, se venía monísimo recién venido. Me alise el vestido y baje de lo más natural la escalera notando que la puerta estaba entre abierta y La recordaba cerrada completamente.


Mi amiga continuaba esperándome al final de ella y me dijo " qué bárbara, que puta eres". Nos reímos y fuimos a la mesa. Mi Date” me recibió con un beso muy cachondo que seguramente le supo a semen porque se me quedo viendo tratando de adivinar algo en mí que le confirmara lo que estaba pensando. Por supuesto que no dije nada aquel momento que deseaba se repitiera era mi secreto de la noche. Salimos al estacionamiento Nahir nos llevo en su auto a la casa de Roberto la cual contaba con una cochera por donde entramos, a gatas sin hacer ruidos ella se fue con José sin hacer ruido alguno deseándote suerte; una vez dentro de la cochera polvorosa, brinco en mi y me hizo el amor en el asiento viejo de un auto que era parte de la cochera tal cual sofá.
En ese momento. Me sabía delicioso su pene ya que me había quedado con la sensación de vacío. Hicimos el amor hasta en el piso de la cochera sobre una toalla vieja cerca del auto mientras el me preguntaba si me estaba gastando le contaba que había pasado un tiempo sin coger. lo ví que estaba como loco, parecía un animal y eso me encanto.



Esa noche cogimos dos veces ya que el estaba muy excitado con el hecho de que había estado un tiempo sin coger sin siquiera saber que esa noche el Dj me hacia cogido en aquel polvorozo desván; un par de encuentros más recurrimos a esa historia para excitarnos a la hora de coger ya que lo nuestro era más de quita frío que de amor, pero creo que nunca supo igual será porque faltaba lo sucedido, ya que en otras ocasiones yo inventaba historias para excitarlo.