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Buenos días, otra vez los saluda Laura de Estrada trayéndoles una nueva aventura sexual junto a mi esposo Kike. Ya se enteraron cómo fue que iniciamos los intercambios homosexuales en nuestra relación y nuestras primeras experiencias. Y si no, pues los invito a leerlos, los nombres de los relatos los voy a apuntar al final de esta historia.
Pues bien, luego de probar la miel, el problema era conseguir los panales. No sabíamos bien en dónde buscar ni qué hacer para conseguir algo. Comenzamos a salir en pareja, nos íbamos a meter a bares, en donde yo era el foco de atención siempre. Lo malo es que yo no quería serlo, yo quería verlo a el siendo cogido por otros.
Entonces, cierto día, tuvimos una buena idea que estuvo en nuestras narices desde hacía mucho. Estábamos en la cama, después de hacer el amor, el aun tenía el consolador metido entre el culo, yo estaba agotada, me provocó 3 orgasmos deliciosos ese hombre. Empezamos a platicar, y el tema nos llevó a que lo quería ver enculado por otro nuevamente.
¿Y si nos vamos a meter a aquel bar gay?
¿Cuál? – me preguntó.
Aquel, en el que conocimos a Baldo y a Omar.
¡Mmmmmm!… ¡cierto, buena idea!
¡Qué tontos somos! Si queríamos que cogieras con un hombre, ese era el sitio para ir a buscarlos…
¡Por supuesto!
Aquello fue como descubrir el agua azucarada, pero igual nos emocionamos. Lo planeamos todo para el sábado siguiente, mis suegros se quedarían con los nenes, a ellos les encanta que se los dejemos, mientras nosotros nos iríamos a la capital con la excusa de tratar un negocio que le salió a mi esposo, el plan era perfecto.
Encontramos un hotel muy bonito, 4 estrellas, con habitaciones amplias y muy cómodas y con un lujo suficiente, sin llegar a ser excesivo. No lo sabíamos pero ese sería nuestro cuartel en futuras experiencias.
Nos arreglamos meticulosamente, no queríamos dar la impresión de ser los rancheros que éramos, más que todo para no ser reconocidos por algún conocido. Y nos fuimos al bar… (a propósito, se llamaba "Brocca").
Desde que entramos empezamos a buscar a nuestro antiguos amigos, Baldo y Omar, pero no los veíamos por ningún lado, aparentemente no habían llegado. Tomamos una mesa y pedimos bebidas, y desde el principio mi marido fue bombardeado por las miradas lascivas de todos los hombres circundantes, nos calentamos. Por mi parte también era observada por las mujeres presentes, me ponía nerviosa la posibilidad de que Bianca estuviera allí.
El ambiente estaba muy bueno, el lugar estaba bastante concurrido y todos parecía estar de cacería, la noche prometía. Entonces, un tipo guapísimo se acercó a mi esposo y lo sacó a bailar. Nos impresionó mucho, se trataba de un extranjero, un árabe que venía por negocios, muy, muy guapo. Moreno y colocho, con el cabello perfectamente recortado. Ojos muy oscuros y grandes, nariz delgada y un poquito larga, y una boca fina, muy sensual.
Se puso a bailar música electrónica con mi Kike, preguntándole cosas y sacándole conversación. Luego, sentí una mano detrás de mi, era una mujer, morena y muy hermosa, que me invitaba a salir a la pista. Bueno, no estaba allí para quedarme haciendo guardia en la mesa.
Bailamos un par de canciones y luego pusieron salsa, vi que mi esposo regresaba a la mesa con su pareja, mientras Alma (la mía) me tomaba de la cintura. Era muy buena bailarina y tenía una conversación bastante interesante, la verdad me estaba gustando. Pero no se vayan a hacer ilusiones, que en ese momento lo menos que yo estaba pensando era en tener relaciones con ella… al que quería ver era a mi esposo.
Después de un rato pedimos unas bebidas y ella me mostró las llaves de su cuarto de hotel, obviamente decliné la invitación sintiéndome muy halagada. Ella todavía insistió, tomándome de la cintura y apretándome contra ella, que apenas era un poco más altas que yo…
Venite conmigo… te la vas a pasar muy bien… – comenzó a acercar lentamente sus labios a los míos. – nos la vamos a pasar muy bien…
Si… me imagino… pero no puedo… que quede solo aquí…
¿Así, nada más? – y entonces pegó sus labios con los míos en un tímido beso de pajarito.
Ese beso lo sentí como si fuese el primero de mi vida, acto seguido Alma me insistió un poco más, hasta que decidió irse, no sin rozarme las manos con las suyas.
Estaba excitada y muy emocionada, la mujer me dejó su número de teléfono y la sensación de sus labios sobre los míos, ¡increíble! Y en la mesa, Kike ya estaba en pleno agarre con su amigo, besándose de lengua hasta el fondo. De repente, el tipo se percató de que los estaba mirando y se molestó mucho, increpándome con una seña grosera, actuando como si fuese el dueño de mi marido. Me molestó mucho, y a Kike también, que ni bien pasaban 2 minutos se deshizo de el.
¡Agradable tu amiguito! – le dijo con sarcasmo.
Si… mucho… la verdad desde que me habló por primera vez lo vi bastante pesado.
Lástima lo guapo… de nada le sirve…
Es que es muy presumido y arrogante… está bien bueno pero presumido y arrogante. Se llamaba Yussuf y era egipcio, tiene una empresa en Guatemala.
Era árabe… ¡qué raro! Los 3 árabes que conocemos son muy amables Kike.
Si… pero de seguro nos tocó un partidario de Osama Bin Laden.
Yussuf nos siguió viendo de lejos, con miradas de odio que nos molestaron mucho. Temía que fuera a querer pegarle a mi marido, hay hombres muy estúpidos que no aceptan la derrota. Le pedí que por favor nos fuéramos, otro dia podíamos regresar a buscar algo, en realidad no había prisa.
El estuvo de acuerdo conmigo, así que salimos, pero pronto vimos que ese tipo nos seguía. Afortunadamente un viejo conocido se nos apareció.
¡Kike, Laura! ¡Qué sorpresa!
¡Omar! ¡Qué gusto de verte! – si, que gusto, porque Yussuf se quedó atrás cuando lo vio.
¡No pensé encontrármelos hoy, la verdad!
Nosotros tampoco, te buscamos a vos y a Omar pero no aparecieron por ningún lado…
Omar está de viaje, y yo andaba en unos compromisos. Pensé que mi noche iba a ser aburrida… pero ya veo que va a ser llena de acción… si tu señora está de acuerdo Kike…
De acción… ¡y de mucho sudar! – le dije pícara.
Nos dirigimos a nuestro carro y subimos, yo manejaba, a mi lado iba Kike y atrás Omar, estábamos muy calientes. Ellos 2 no se contuvieron y comenzaron a besarse y a tocarse. Me calenté más de ver a mi marido siendo manoseado por ese hombre.
Llegamos al hotel y subimos a la habitación, ellos no paraban de agarrarse y manosearse. Y al nomás entrar, Omar me dijo "con tu permiso Laurita" y tiró a mi marido sobre la cama. Inmediatamente lo comenzó a desnudar, el lo veía con los ojos encendidos, excitadísimo, y yo me senté en una silla frente a ellos, igual de caliente.
¿No quéres participar? – me preguntó Omar.
No, no… hoy solo quiero ver…
Nunca he tenido público. – pero la inmensa sonrisota que puso me indicó que no le molestaba en absoluto.
Despojó por completo a Kike de su ropa y lo hizo arrodillarse frente a el, mientras a su vez se desnudaba, dejando su nervudo cuerpo moreno de 182 cm de altura totalmente visible a mis ojos. Kike se estaba engullendo su verga, metiéndoselo hasta la garganta y sacándolo lentamente, asegurándose de brindarle Omar el mayor placer posible. Este lo tomaba del pelo y manejaba su cabeza como si fuera… algo con lo que pudiera pajearse la verga. Me daban ganas de estar en su lugar, pero decidí no moverme, quería quedarme al margen ese día.
Kike le mamó la verga como por 10 minutos, estuvo a punto de hacer acabar varias veces, pero el se la sacaba para evitarlo, aun no le quería regalar su semen. Luego lo puso de pié y lo besó con pasión y furia, le gusta mi marido a rabiar.
De un empujón lo tiró sobre la cama, comenzando a meterle los dedos entre el ano, lo que le encantaba a mi esposo. Me volteó a ver, no sé bien en realidad que expresión tenía, pero tal parecía que era de locura, de extrema excitación. Estaba tan caliente que no me di ni cuenta de cuando abrí mis piernas y me puse a acariciar mi clítoris y mis senos sobre le vestido. Estaba sentada justo a la orilla de la silla, así que la visión de mi sexo tenía que ser más que clara.
¡Oooohhhh!… ¡Omar!… ¡¡OMAR!!… ¡matémela ya… rompeme el culo! – le decía mi esposo como una puta embramada.
Omar apuntó su pene parado y duro (de 19 respetables cm), previo ponerse un condón, y se lo enterró de un solo empellón. La sorpresa le arrancó un gritito a mi esposo, y luego gemidos cuando se lo comenzó a meter y a sacar. Kike abría sus piernas y las separaba en el aire, mientras se aferraba a los fuertes brazos de su amante, que estaba parado frente a la cama, sosteniéndose a los lados del cuerpo de mi amado.
Ya había visto a Tito coger antes, pero siempre de lejos. Y la única vez que yo estuve cerca, fue participando junto a el, por lo que estar allí, inmóvil, masturbándome, mientras Kike berreaba como un desesperado, me provocó un calor anormal que subió desde mis genitales hasta mi vientre, me aceleraba el corazón y me ponía duros los pezones, casi me dolían.
Kike volteó a verme, y al notar la tremenda excitación que cargaba, ofreció sus labios a Omar, que los tomó con los suyos en un profundo beso. De reojo me continuaba viendo, y yo no me perdía detalle alguno. Los embates del hombre Sus embates se iban haciendo cada vez más fuertes y bruscos, y Kike gemía, Omar también… ¡este último bufaba como un toro en brama, montado sobre su sumisa e indefensa baquita! Podía ver con toda claridad el grueso de su cabeza taladrándole sin piedad. Y yo lo disfrutaba como una loca, como una sucia y asquerosa puta que se divertía mirando como otro hombre partía en pedazos a su esposo, que era la más corriente y barata ramera.
Cansado, aparentemente, de esa posición, el moreno tomó de los pelos a Kike y lo subió hasta la cabecera de la cama, le dio vuelta y lo puso en 4. Colocó su verga sobreexcitada en la entrada del dilatado hoyo de mi amado y empujó con violencia. Nuevamente entró sin ningún problema.
Kike se olvidó por completo de mi presencia y se entregó por completo a las embestidas de Omar, recibiéndolo y gritando a viva voz.
¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!…
¡¡¡PERRA, AGUANTAME QUE TE VOY A PARTIR EN DOS!!!
¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!!
Baldó lo montó como un loco, lo penetraba con muchísima fuerza aferrándose a su cabello como si se tratases de riendas, jalándoselo hacia su cara, susurrándole al oído lo puto y perro que era.
Perdimos la noción del tiempo, no se por cuanto tiempo lo apaleó, pero si que fue una cogida larga y dura. Pero no podía durar por siempre, cuando estaba a punto de terminar, Omar jaló con muchísima violencia del cabello a mi Kike, levantándolo de la cama y dándole la vuelta, acercó su pene a su cara y explotó sobre el. Los gruesos chorros de su espeso esperma se estrellaron contra su cara, tomándolo desprevenido. El primero dio contra su frente, el segundo en su mejilla izquierda, el tercero sobre su boca ávidamente abierta.
Terminada su faena, se puso de pié al pié de la cama y se quedó observándolo, triunfal y victorioso, sabedor de que esa noche había sido el dueño total y absoluto de la persona de mi amado compañero, de su dignidad y su feminidad. Había hecho de el lo que quiso. Solo mis gemidos orgásmicos le recordaron que yo seguía presente.
¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!…
¡Laurita, perdoname!, ya se me había olvidado que estabas aquí…
Me dijo que le había encantado coger con mi esposo, que era el culo más gordito y dulce que se había comido, un culito caliente y goloso.
Me dan jalón al bar, tengo que ir por mi carro. – nos dijo.
Como obviamente no dejó en condiciones de manejar a mi marido, me ofrecí a llevarlo, no son antes darle un beso profundo a Kike, que aun jadeaba con el culo bien abierto. Nos fuimos platicando con Omar de todo un poco, le conté de mi afición a ver a mi esposo siendo empalado por otros, y le comenté de la primera vez, aquella ocasión en la finca de Javier. Se sintió sorprendido por mi abertura y dijo que le daba gusto por mi y por Kike… pero especialmente por el, je, je, je…
Antes de bajar metió su manota entre mis piernas y me arrancó un fuerte orgasmo a base de un constante e intenso frote. Traté de sacarla de allí, pero al final me dejé, a esas alturas, ¿para qué negarme?
A ver qué día vuelven a venir y los invito a mi casa… no a dormir, je, je, je, je…
Bueno… te avisamos…
Se bajó, se fue a su carro y yo regresé con Kike.
Bueno mis amigos, hasta aquí llega mi historia, espero que les haya gustado. Como siempre, me gustaría leer los comentarios que tengan sobre esta historia a mi correo electrónico, garganta_de_cuero@latinmail.com. Gracias y besos. ¡Ah!, y a continuación les pongo la lista de las historias que he publicado y que pueden leer para comprender mejor nuestra vida, besos…
"Mi Esposo se Entregó", "Nos Dejamos Llevar" y "Las Playas de Monterrico".
Fin.
Garganta de Cuero.
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