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Categoría: Masturbación

Noche

Antes que nada me gustaría presentarme, yo soy Noche, actualmente tengo 24 años, cabello negro, hasta la cintura, soy delgada, pero tengo buen cuerpo, mi piel es muy blanca y es por eso que mi novio, Jorge me puso el mote de Noche.



De Jorge les voy a hablar, llevamos mucho tiempo juntos y lo quiero mucho, pero debo decir que es un cachondo de mierda. Para él el sexo es hobby, pasión, diversión, deber y como van las cosas se le va a volver trabajo también.



Para que entiendan de qué les hablo les voy a contar cómo nos conocimos... Yo estaba en último año de secundaria, tendría unos 18 años entonces, y estaba en un periodo de mi vida en el que pensaba que era lesbiana.



Poco antes de salir a vacaciones, se puso de moda organizar fiestecillas clandestinas en los salones de clase cuando todo el mundo se había ido, mis amigas y yo nos organizamos una para bebernos una botellas de vodka que alguien le había pillado al papá. Todo salió a pedir de boca y las botellas pronto se acabaron y cada chica empezó a salir para sus respectivas casas. Al final sólo quedamos yo y una compañera en el salón, ella estaba muy ebria y se había quedado dormida en el suelo del salón. Yo me ofrecí a ayudarla, aunque mis pensamientos eran otros. Apenas me aseguré que todos se habían ido me acerqué a Angélica (una pelirroja de 17 con un rostro tan hermoso que me caliento de sólo recordarlo) y empecé a acariciarla, primero en el rostro y al ver que no despertaba fui bajando por su camisa hasta tocar sus tetas, le desabotoné los tres primeros botones, de manera que podía ver su sostén y mientras me acariciaba por encima de mis bragas con una mano le palpaba los pezones con la otra. Ella se acomodó boca arriba de manera inconsciente y yo aproveché para levantarle la falda, al ver sus braguitas blancas me calenté muchísimo, tanto que humedecí las mías. Así que me las quité para poder darle vía libre a mis dedos. Me paré encima de ella, de modo que tenía las piernas abiertas y ella, dormida aún, parecía mirarme mientras mis dedos acariciaban mi clítoris y entraban en mi coño. Me hubiera corrido ahí mismo de no ser porque escuché un ruido, me asusté y corrí a esconderme detrás de la puerta del salón. Entonces entró Jorge, al parecer él también había estado en una fiestecilla y tal vez oyó los ruidos. Cuando vio a Angélica boca arriba, con las bragas al descubierto y la camisa entreabierta se dio la vuelta y pude oír cómo le decía a sus amigos que se fueran sin él, que se iba a quedar a acabar una tarea. Ellos se rieron y le dijeron que se iba a pajear por haber estado viendo revistas porno toda la tarde. Él entró de nuevo al salón y dijo en tono irónico "ni se imaginan la paja que me voy a hacer", se acercó a Angélica y le dio unas palmadas en la cara, al ver que no respondía sonrió con lujuria y se arrodilló junto a ella.



Yo había quedado bien escondida, detrás de la puerta podía ver y oír con claridad lo que pasaba y al parecer Jorge no se había percatado de mi presencia. Él le desabotonó lo que quedaba de la camisa y empezó a tocarle las tetas mientras sacaba de su pantalón la polla más hermosa que ha existido sobre la tierra, Angélica usaba un sostén de los que se abrochan por el frente y cuando él se dio cuenta no tardó dos segundos en soltarlo, liberando las hermosísimas tetas, con sus pezones rosados invitando a chupar. Jorge se masajeaba la polla mientras la acercaba al cuerpo de Angélica, primero a sus tetas, luego a su vientre y finalmente se la pasó por la cara, hasta que hizo que los labios de Angélica la tocaran. Apenas sintió esto Angélica emitió un pequeño gemido e intentó abrir los ojos. Jorge se quedó pasmado, pero Angélica volvió a dormir. Él se arrodilló frente a ella se la fregó otro rato y después se puso en cuatro (o mejor, en tres porque su mano derecha parecía no querer soltar esa polla) sobre ella y empezó a decirle todo tipo de obscenidades "toma esto putita de mierda, zorra, ¿te gusta mi paquete no?, ¡eres una sucia!", luego acercó su polla a sus tetas, la metió entre ellas y empezó a frotarla mientras se las tocaba con suavidad para que no se fuera a despertar, luego se arrodilló de nuevo, esta vez junto a su rostro y se acercó, le besó los labios y le susurró algo que no alcancé a oír. Después le acercó de nuevo la polla a la cara y se corrió allí mismo. El semen le caía en el rostro a Angélica, y seguía tan dormida que yo ya empezaba a pensar que tendría que llevarla al medico.



Jorge se guardó la polla, le limpió el rostro con un pañuelo lo mejor que pudo y salió de allí corriendo. Yo salí de mi escondite y me disponía a maldecir la madre del cachondo que se había pajeado frente a mi indefensa amiga cuando noté que mis flujos caían por mi pierna. Miré a Angélica, con las tetas al aire, con su faldita levantada, con un fuerte olor a semen en el rostro y empecé a masturbarme de manera frenética hasta que tuve un orgasmo increíble.



Vestí a Angélica y la llevé al baño casi arrastrándola, donde le lavé el rostro con la excusa de que se había vomitado. Hice que se tomara varios cafés de la maquina hasta que volvió en sí y nos disponíamos a salir cuando recordé que no me había colocado las bragas de nuevo. Regresé al salón, pero no las pude encontrar por ningún lado. Sospechando lo peor dejé la escuela para llevar a la pobre Angélica, quien seguía hablando del sueño erótico que había tenido...



Si les gustó escríbanme y les contaré lo que pasó después.



Noche


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