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Categoría: Incestos

No se la perdoné a mi sobrina

Tengo tres sobrinas, muy hermosas y cariñosas conmigo.

Samantha es la mayor. Con ella me llevaba a todo dar.

Mi sobrina mide 1.60, es de blanca, con un trasero bien formado y respingón, pechos medianos, piernas de lujo.

La verdad es que no sé qué les den a las jovencitas hoy en día, pero se desarrollan muy rápido.

Sami. Como le decimos de cariño; cosa que, para su edad, que tampoco la aparenta, esta deliciosa.

Esto comenzó cuando mi hermana llego a quedarse a casa de mi mama unos días por las vacaciones de semana santa.

A Sami siempre le ha gustado usar shorts, acompañados de unas playeras o blusas escotadas.

Me pidió que la acompañara a comprar unas cosas al centro de la ciudad de México. Obviamente acepte.

Ese día llevaba un short bastante sugerente; pues casi se le salían las nalgas, también traía puestas unas medias de color negras; que aun así se le transparentaba su suave piel.

Aproveche para llevarla en metro y de ese modo darle unos arrimones a ese trasero; pues, aunque sea mi sobrina me excitaba su manera de vestir y aun sus curvas.

Rozaba mi verga en su culito cuanto podía, a veces discreto y otras muy descaradas.

Sentí que mi mente me traicionaba, porque Sami para su culito al sentir mi erección en su trasero.

Al verificar que no era alucinación mía.

Me frotaba en ella como si me la estuviera cogiendo.

Casi me desmayo al ver y sentir su mano que rozaba mi fierro.

Así que mi mano hizo lo mismo con su trasero y parte de sus muslos.

No sé si la gente se dio cuenta, pero la verdad yo estaba al mil de calentura.

Al bajar del andén, mi sobrina me tomo de la mano como siempre y como si nada hubiese pasado, hicimos aquellas compras, llegamos a la casa y todo normal.

Ya en la noche se organizó una pequeña fiesta con brindis y toda la cosa.

Samantha me pidió sin que nadie viera le pasara una copa.

Luego pidió otra y así. Hasta que pronto la note algo borracha.

Nadie se dio cuenta, todos los familiares y uno que otro amigo o vecino estaban en lo suyo.

Le dije que la acompañaría a su recamara, para que no se dieran cuenta de que bebió.

Ella acepto.

Ya en la recamara se acostó en la cama. No sé si fue por el alcohol que tomo, pero se armó de valor haciéndome saber que se dio cuenta que yo la había manoseado y arrimado en el metro.

Antes de contestarle me dijo también que le gusto y que estaba excitada.

Eso me dejo frio.

Ya sin decirle nada le di las buenas noches; pero al acercarme a besar su mejilla se movió y ¡zaz! Me planto tremendo beso que me dejo sin aliento.

Me limite en solo observar de como con una sonrisa se quedó acostada.

Eres una niña mala. Tendré que castigarte. Le dije.

Ella contesto ¿así? pues pruébame.

Me le fui encima como si le hiciera cosquillas, pero Sami volvió a agarrarme a besos.

Ya sin hacer nada más, pase mis manos por todo su cuerpo, abriéndome paso a través de su ropa.

La muy puta estaba mojada y eso lo supe porque vi su panti con su manchón de humedad.

Pronto le quite su pantaleta, yéndome sobre su puchita.

Sami comenzó a jalarme de los pelos; así que subí para besarla.

Le puse seguro a la puerta por cualquier cosa.

Regresé y poco a poco me la empecé a coger.

En parte me decepcione porque mi sobrina ya no era virgen y mi fantasía es cogerme a una primeriza.

Se puede decir que me comí esos ricos pezones rosados, que tanto le veía sin que se diera cuenta.

Sami estaba tan excitada que me pego una mordida en un hombro. Eso no me importo, lo único que quería era gozar de esa niña que con ese cuerpo ya era toda una mujer.

Le pedí que se pusiera en cuatro, para darle más placer.

En cada clavada le abría sus nalguitas para verle el hoyo.

Como es de costumbre, ensalive un dedo y se lo metía poco a poco en el culo.

Pues total. Ya me las había dado ¿No?

Dispuesto a romperle el culo, le puse mi palo a la entrada de su ano y se la empecé a meter.

Uuuff!! Solo decía.

Así que pa´dentro.

Ella soltó un grito áspero, pero aun así no deje de cogerme su culo.

No podía, o más bien no quería que esto terminara; aunque tenía el nervio de que nos cacharan o que algo más pasara.

Aun así, eso me excito a tal grado que le avente toda mi leche en ese precioso y virgen culito de mi sobrina mayor.

Ya cansados se tiro en la cama aun desnuda con las piernas abiertas.

Al terminar de vestirme, manosee ese bello cuerpo por última vez.

Antes de salir vi que Samantha ya se había dormido.

Cosa que me espanto, porque entonces esto fue una violación. Y peor aún, pa´colmo borracha.

Al día siguiente ella me hablo como si nada hubiese pasado.

Yo estaba muerto de los nervios, porque dijera algo de que me aproveche o una mamada de esas.

Sami se portó como siempre conmigo, pero aun así no quería ni verla.

Ya para no hacer más largo esto.

En la tarde que se fueron, mi hermana y mis sobrinas se despidieron de nosotros con besos y abrazos.

Al despedirse mi sobrina de mi me dijo que si quería repetir lo de anoche.

Jajaja. Pinche Samantha le conteste.

Vladimir escritor.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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