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No me podré olvidar de ti (I)

Aeropuerto de Alicante, España. Ventanilla oficina de coches de alquiler Europcar. Me pongo a la cola detrás de la única persona que hay. Veo una chica de melena castaña.



Desde atrás la veo elegante. Traje de americana con falda de tubo gris oscuro



Taconazos...



Y sin poder evitarlo me fijo en su culo. Y sus caderas... mmm...



De repente da un golpe en el mostrador



Me saca de mi contemplación y me devuelve a la realidad



Joder que genio tiene esta mujer. Pienso



- No pueden hacerme esto. He de ir a Denia sin falta esta mañana. Le oigo decir



Caramba va donde yo también...



La oigo discutir con la chica de ventanilla escuchando la conversación.



Me meto en ella sin pensarlo y comento



Yo también tengo coche y voy a Denia esta mañana por trabajo...



Ireneta.



La mujer se gira y me mira extrañada de arriba abajo, con cara de enfado. Inmediatamente me fijo en sus ojos, grandes y verdes, con una mirada que intimida.



- Disculpe no pretendía molestar, he oído la conversación y al verla tan apurada y que íbamos al mismo sitio, me parecía que podía ayudar.



- Perdone pero no le conozco de nada, no creo que sea buena idea.



- Como quiera, yo solo quería ayudar.



Terminó de discutir con la chica de la ventanilla y cabreada se fue sin decir nada. Pasé por ventanilla, me comentaron que tendría que esperar aproximadamente una hora para poder recoger el coche ya que habían tenido problemas de logística, así que decidí ir a almorzar algo mientras hacía tiempo.



Estaba sentado tomando un café y un bocadillo mientras pensaba en la mujer de antes, en si mi propuesta a lo mejor había sido algo inapropiada, e inevitablemente en esos ojos verdes que me habían dejado helado. Estaba dando vueltas a la cabeza, cuando alguien me dio un par de toques en el hombro y al girarme me volvía a encontrar esos ojos verdes, la expresión de su cara era distinta, una sonrisa tímida asomaba y yo me quedé con cara de tonto mirando si saber que decir.



- Hola, soy Paula, disculpa antes estaba bastante alterada y tal vez no he actuado adecuadamente. Sí todavía sigue en pie, me gustaría compartir el coche con usted, también compartiríamos gastos por supuesto. Yo también tengo que ir por trabajo y me encuentro bloqueada.



- Ehhh sí, sí, claro. Me han dicho que tardarían una hora aproximadamente en darme el coche, puedo invitarla a un café? Me llamo Carlos por cierto.



Se sentó enfrente de mí y estuvimos hablando, los dos íbamos el fin de semana a Denia por trabajo, no profundizamos mucho en el trabajo de cada uno y la conversación fue un poco tímida. Era una mujer muy agradable, educada, tenía una sonrisa preciosa, sus ojos me intimidaban como no me había pasado antes, tenía un cuerpo trabajado y un pecho espectacular que intenté no mirar sin éxito.



Nos dieron el coche y nos pusimos en camino, la conversación empezó a fluir, descubrimos que teníamos puntos en común y opiniones parecidas, lo que hizo que el viaje fuera bastante agradable. Al llegar a Denia la dejé en su hotel.



- Muchas gracias, me has salvado, no sé qué habría hecho sin tu ayuda.



- No hay de qué mujer, ha sido un placer.



Me fui a mi hotel, preparé el traje que me pondría al día siguiente para el congreso y me fui a dormir, sin poder sacarme a esa mujer de la cabeza.



A la mañana siguiente, estábamos hablando varios compañeros antes de entrar al salón de actos donde se celebraba el congreso, cuando una voz de mujer llamó mi atención a mis espaldas. Me giré y allí estaba Paula, en un principio dudé si acercarme o no a saludar, pero a una mujer así no se la puede dejar de lado.



- Hola Paula, que casualidad no? Parece que al final los dos veníamos al mismo sitio.



- Anda Carlos! Sí que es casualidad sí.



Me presentó a dos compañeras con las que estaba hablando.



- Él es Carlos, mi salvador, si no llega a ser por él no habría llegado.



- Encantado!



Me presenté con dos besos y también me di el gustazo de darle dos besos a Paula. No sé si fue mi imaginación o mis ganas, pero los besos de Paula me parecieron cercanos a la comisura de mis labios y su mirada después de ellos casi me para el corazón.



- Por cierto Paula, el domingo volveré al aeropuerto por la tarde, si quieres puedo llevarte de vuelta.



- Pues todavía no lo había pensado, dame tu número de teléfono y te digo algo.



Bingo! pensé, me mandó su número de teléfono por Whatsapp y quedamos en escribirnos más tarde para ver qué haríamos el domingo.



Por la noche, estaba en mi habitación cotilleando su foto en el Whatsapp, salía en una foto en bikini en la playa y me di cuenta de que mi imaginación se había quedado corta, era una diosa. De pronto su estado en línea cambió y paso a escribiendo, se quitaba y volvía a escribir continuamente como si no supiera que decirme.



JulioG



Yo tampoco acababa de decidirme si decirle algo. Pero al final pensé que no perdía nada por decirle algo. Siendo cordial... no tendría que tomárselo a mal...



- Hola. Que tal la noche?



Y me quede ahí esperando embobado mirando la pantalla.



Se me hizo eterno el momento



Al final apareció su mensaje.



- Hola. Aquí algo aburrida en la habitación.



- Jajajaja pues como yo. Menudo par estamos hechos.



- Bueno es normal no? Después de un día de trabajo...



- Sí la verdad es que algo cansado sí que estoy.



- Nos hacemos algo de compañía jejeje.



- Sí eso es cierto. Es agradable.



- El qué?



- Pues tu compañía. El poder tenerte al otro lado de la línea. Compartir este momento al menos. Si no estaría medio dormido estirado en la cama y viendo la tele.



- Jajaja pues como estoy yo ahora



- Oye y si salimos a tomar algo



Tal y como mandé el mensaje me preocupé. Pensé que podía ser atrevido. Casi no nos conocíamos. Y además tardó en contestar. Lo que me dio mala espina.



- Pues no sé qué decirte. Es muy tarde...



- Bueno era una idea. Lo entiendo.



- Pero oye. Por qué no?



- Bien!!



Se me abrieron los ojos como platos al ver su respuesta. No pude evitar ser espontaneo con mi bien!!



- Dame 20 -30 minutos y me recoges?



- Vale perfecto. Te espero en el coche en la puerta de tu hotel.



Joder!! Me puse nervioso. Me levante como un rayo y me metí en la ducha. Me enjaboné deprisa. Algo de desodorante... y ahora que ropa me pongo? Traje a estas horas no es apropiado. Mmm... va venga camiseta negra, jersey gris marengo de pico encima, vaqueros y los zapatos negros de suela gruesa. Me miro al espejo y me veo bien. No es que sea un guaperas. Eso lo tengo más que asumido. Pero al menos me voy manteniendo en forma. Moreno y pelo de punta, 1.70m y constitución de talla M jajaja al menos el salir al parque a hacer ejercicio y el yoga hacen su efecto. Me pongo las gafas y salgo pitando



Ireneta.



Llegué a la puerta de su hotel y me esperé apoyado en el coche a que saliera, aún nervioso como un flan estaba deseando que saliera. Le envié un mensaje para que supiera que estaba abajo.



- Estoy en la puerta pero tranquila no hay prisa.



- Perfecto, termino de ponerme guapa y bajo jeje.



- Si es por eso no creo que vayas a tardar mucho.



Yo andaba haciéndome el disimulado con el móvil para no parecer impaciente y en una de estas que levanté la cabeza, la vi que ya estaba a escasos metros de mi coche.



- Guau!



Fue lo único que supe decir mientras miraba con cara de bobo.



- Hola Carlos, qué tal?



Se acercó y me dio dos besos. Llevaba un vestido negro, con taconazos negros que le hacían unas piernas y un culo espectaculares.



- Hola guapa! Ahora muy bien, te parece si vamos a cenar?



- Claro, me muero de hambre.



- Si te parece elijo restaurante, me han recomendado uno que al parecer está muy bien.



- Me parece bien, aquí no sabría dónde ir.



Subimos al coche y nos fuimos en dirección al restaurante que me habían recomendado, la conversación fluyó con mucha facilidad y el ambiente muy agradable.



Llegamos al restaurante, era un sitio elegante y según me habían dicho era lo mejor de la ciudad.



Durante toda la cena Paula se mostró muy natural y los dos estábamos realmente a gusto. Los dos coincidíamos en que éramos solteros, trabajábamos en lo mismo y teníamos gustos muy similares. Una botella de vino después y ya en los postres, yo inocente pensaba que la noche se acababa.



- Bueno ha estado bien la cena no? Me dejas que te invite?



- Todavía no nos vamos a casa no? Me parece bien tú pagas la cena y yo pago unas copas ahora.



- Ah pues, me parece perfecto.



- Claro es muy pronto todavía, tú bailas?



- Creo que me defiendo.



- Genial! Ahora veremos cómo te defiendes, a las malas siempre te puedes dejar llevar.



Me sonrió y me guiñó un ojo, me sacó una sonrisa y me ató un nudo en el estómago. Qué mujer! Pensé. Se levantó para ir al baño antes de irnos y al pasar por mi lado deslizó sus dedos por mi cuello. Me sentía un poco tonto, creo que no estaba reaccionando como debía, me ponía nervioso y creo que ella lo notaba. Pensaba muchas cosas que decirle, algunas más directas y otras más discretas, pero esos ojos y esa mirada tiraban por tierra mi estrategia.



Salimos del restaurante, dejamos el coche allí y nos fuimos dando un paseo a unos bares que nos habían recomendado para tomar unas copas. Al llegar Paula pidió un par de copas para los dos y empezó a bailar, yo me quedé mirándola sin ser capaz de moverme en un principio.



- Te dejas llevar? - susurró en mi oído.



- Claro.



Pegó un último trago de su copa, yo hice lo mismo y acercó su cuerpo al mío para bailar.



De golpe me inspiré y me solté a bailar con ella música estilo salsa. Los dos nos reíamos y aunque no sé muy bien cómo se veía desde fuera parecía que íbamos bastante sincronizados.



- Sabes, dicen que si una pareja se entiende bailando, en la cama también.



Me lo dijo al oído, pues con la música alta era la única forma de poder hablar entre nosotros, y al separarse de mi me echó una sonrisa pícara. Se puso de espaldas a mi, moviendo su culo delante mío, con mis manos en sus caderas, me acerqué a su cuello, lo olí y le hablé al oído.



- Por lo que veo tú bailas muy bien y sabes moverte muy bien. Por cierto también hueles muy bien.



Se giró, me plantó un beso en los labios y siguió bailando con su sonrisa pícara. El baile siguió subiendo la temperatura, en mi pantalón ya podía apreciarse y a estas alturas de la noche yo no pensaba disimularlo.



JulioG.



Ese beso me dejó al principio descolocado. Pero luego me di cuenta de que me abría las puertas para no ser tan comedido como hasta ahora. Se me quitaron todos los reparos que durante la cena me habían frenado y me habían hecho dudar en ser más atrevido respecto a insinuarme con Paula. El nudo de mi estómago se iba deshaciendo. Los nervios iniciales se diluían. Y esos ojos ya me tenían cautivo. Bueno aparte de la sensualidad que me transmitía.



Toda ella me estaba calentando. Su mirada principalmente. Sus guiños y sonrisas. Y lo que realmente me perdía era el roce de su cuerpo. Joder. No podía evitar la tremenda erección que me sobrevino. Paula me había excitado. Tremendamente. Todo se me juntaba. Sus visión, su contacto, sus palabras al oído...



Oí como cambiaba la canción y ponían una bachata.



Esta es la mía, pensé.



Sin dudarlo la cogí de la cintura y la empecé a llevar. Pegada a mi. Más cerca. Muy cerca. Ahora la tenía contra mi pecho. La conducía en el baile. Me gustaba tenerla así. Tan cerca. Le daba alguna vuelta sorprendiéndola. Hasta que en un momento el que giré fui yo poniéndome detrás de ella. Siguiendo los pasos pero pegado a su espalda. Pegado a su culo. Una mano la deslice hacia su abdomen pegándola más a mi. El momento era sensual. Acerque mis labios a su cuello. Quería que notara mi aliento. Y la besé. Dejando posados mis labios en su piel.



Mmm... se le escapo un suspiro



Le bese por el otro lado. Para después muy rápido pasarle fugazmente la punta de la lengua. Se dejaba hacer. La atracción era mutua. El roce de mi entrepierna con su culo me estaba poniendo malo. Y ella cada vez estaba más pegada a mi miembro. En ese momento me habría gustado acariciarle los pechos. Lástima que había demasiada luz y numeroso público.



De repente cambio la música y Paula se giró.



- Parece que estas contento eh?



- Bueno esto es obra tuya. Mira como me tienes.



- Sí yo habré colaborado pero el bulto es tuyo jajaja



Se me acerco y me plantó un beso. Pero esta vez no fue breve. Fue apasionado. Largo. Cargado de erotismo. Metió su lengua en mi boca. La encontró. Y se enlazaron durante unos segundos que me parecieron interminables. Pero agradables. Mucho. Deliciosos. Tremendamente sensual. Joder esta chica me estaba atrapando. Me gustaba. No por el hecho del contacto. Del beso. Esos ojos me tenían fascinado.



- Qué te parece si nos vamos? Le propuse.



- Sí? Ya? Y a dónde piensas llevarme? Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.



- Mmm... te doy a escoger. El coche. Asientos parte trasera. Tu hotel. O el mio.



- Jajaja. Se le escapó espontáneamente.



- Venga vamos para el coche y luego a mi hotel.



Apuramos el último trago que nos quedaba.



Al salir del local la cogí por sorpresa y la apoyé contra la pared. La besé intensamente. Esta vez la que llevaba la iniciativa era mi lengua. Buscaba la suya. Quería sentirla de nuevo. Apretaba mi cuerpo contra el suyo. Y se fusionaron nuestras bocas. A la vez que mis manos exploraban por primera vez su cuerpo. Acariciaba sus caderas. Su costado. Hasta que pude acariciar uno de sus pechos. Y la otra se entretenía en rozar primero su culo para enseguida acariciarlo intensamente. Paula abrió sus piernas. Nuestros sexos se tocaban. Se rozaban. La corriente sexual que nos atravesó a los dos fue intensa. Cuando dejé de besarla en la boca y lo hice en su cuello se le escapo otro suspiro. Seguí besándole por su clavícula y oí un nuevo gemido.



- Vámonos. Venga. Si no, no nos vamos a controlar y vamos a dar aquí el espectáculo.



- Jajaja. Si vámonos.



Ireneta.



Aceleramos el paso de vuelta al coche, en un par de ocasiones Paula quiso parar en sitios donde no se nos veía mucho para tomarnos unos minutos.



- No tienes prisa por llegar? - Le pregunté.



- Sí, pero no puedo permitir que esto baje por el camino, es mi obra no? No estaría bien descuidarla. - Respondió en mi oído mientras pasaba su mano por mi entrepierna encima del pantalón.



Deslicé mi mano por su pierna subiendo poco a poco su vestido, entrando en la cara interna de sus muslos y para cuando estaba a escasos centímetros de su ropa interior, mordió mi labio, se separó de mí, me cogió de la mano y mordiéndose el labio me invitó a seguir andando de camino al coche. Puff esta chica acabará conmigo.



Por fin llegamos al coche y salimos en dirección a su hotel, en las paradas en semáforos Paula aprovechaba para besarme y yo aprovechaba para acariciar sus piernas.



Llegamos al hotel, entramos en el ascensor, Paula se apoyó en la pared con sus piernas ligeramente separadas, me puse delante de ella con nuestros cuerpos muy pegados, besé su cuello, la agarré por el culo y restregué mi erección contra ella. Ella me suspiraba en el oído y me agarraba del pelo con una de sus manos para que no separara mi cabeza de su cuello.



El ascensor llegó a la planta, salimos rápidamente y entramos en su habitación. Al entrar puse a Paula de cara contra la puerta de la habitación, besé su cuello mientras bajaba la cremallera de su vestido y bajé lentamente con besos por su espalda. Dejé caer su vestido, dejándola con su conjunto de ropa interior granate de encaje y sus tacones negros. Agarré sus pechos desde su espalda y disfruté de las vistas desde su clavícula, una de mis manos se fue acercando a su tanga, cuando una vez más me paro en seco.



- No estamos en igualdad de condiciones.



Se giró, me quito el jersey y la camiseta, rodeó mi cuello con sus brazos entre besos y deslizó sus manos desde mi hombro por mi tórax y mi abdomen hasta llegar a los botones de mi pantalón vaquero, los desabrochó mirándome a los ojos, me dejo en calzoncillos, acarició y apretó mi polla por encima de la ropa interior.



- Me encanta, se ve bien dura



Desabroché su sujetador, lamí sus pezones y ahora ya sí metí una de mis manos dentro de su tanga. Soltó un pequeño gemido al notar el contacto de mis dedos recorrer sus labios, estaba empapada, quería, necesitaba follármela. Bajé su tanga, ella bajó mi calzoncillo y empezó a restregarse la punta en su clítoris mientras me masturbaba.



- Puff vamos a cama, necesito metértela. - Le dije.



- Tranquilo no tengas prisa.



Llegamos a la cama, me empujó, me dejó sentado, se arrodilló y se la metió en la boca, me la chupó durante un par de minutos, me incliné hacia atrás para ver cómo me la chupaba mientras me miraba con esos ojitos.



Paró y se sentó encima de mí a horcajadas, me dejó unos minutos para bajar pulsaciones, mientras nos besábamos y le comía los pechos. Agarró mi polla, la dirigió para metérsela, gimió y su cuerpo se estremeció con la primera penetración, poco a poco fue cogiendo ritmo entre gemidos. Su cabeza estaba pegada a la mía, gimiéndonos a la cara, con una mano yo la agarraba del culo y con la otra la sujetaba por el cuello. Para cuando noté que a los dos nos faltaba poco para corrernos, la levanté, ella seguía moviéndose, la tumbé en la cama, me quedé entre sus piernas, penetrándola con embestidas fuertes y profundas haciendo que sus pechos votarán con cada penetración. Aguanté como pude hasta que clavó sus uñas en mi espalda, gimió con fuerza, y yo me corrí dentro de ella notando las contracciones de su vagina.



Me tumbé a su lado mientras recuperaba la respiración y normalizaba el pulso.



- Joder ha sido espectacular.- Dije ente suspiros.



- Ha sido? No cariño, esto aún no ha terminado.- Me dijo con una sonrisa.



Continuará...



Este relato está hecho fruto de la colaboración de dos autores. Esperamos que os guste y lo disfrutéis.



JulioG.


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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