Soy Rubén y quiero contarles lo que me ha pasado con mi suegra. Les aclaro que el nombre de los tres está cambiado Tengo 52 años, actualmente casado con Marta de 44, mujer muy cálida y cariñosa, además de muy buena amante. Con ella nos hemos casado hace apenas un año, y los dos hemos tenido matrimonios anteriores. Debo contarles que desde siempre me he sentido atraído por las mujeres mayores que yo, y en especial las mayores de 60. Tal es así que las veces que he tenido aventuras han sido siempre con maduras.
El caso es que la madre de Marta, que llamare Isabel, tiene sus 68 años bien puestos y bien llevados. Mentiría si dijese a estas alturas que es una belleza, pero se mantiene muy bien, se cuida mucho, mas pileta y gimnasio, hacen que al menos para mí esté muy atractiva y yo había fantaseado varias veces, e incluso me he masturbado pensando en ella, pero había decidido borrar esos pensamientos y últimamente había logrado concentrarme en otras mujeres (también mayores que yo.obviamente). Nosotros vivimos en el interior y hace un par de meses Marta debió ir a la Capital (700 km de distancia) para una capacitación de su trabajo, y para ello partió el domingo por la noche para regresar el sábado siguiente por la mañana. Isabel muy amablemente se ofreció a quedarse en casa, para ayudarme, sea con la cocina o lo que fuere.Me pareció muy generoso de su parte, y debo decir que por un momento volvieron a mi algunas de esas fantasías.
El Domingo a las 22 llevamos a Marta a la Terminal de Ómnibus, y cuando se fue, subimos al auto e Isabel me dice: - Si vamos a tomar algo fresco? En mi cabeza empezaron a prenderse luces de colores. Era una noche muy calurosa, así que fuimos a una confitería que tenía unas mesas en la vereda y pedimos cervezas. Como yo debía manejar, apenas tomé un vaso de cerveza (aquí se ponen duros con el tema de los controles de alcoholemia), pero ella estaba muy relajada y bebió 2 o 3 cervezas. Mientras volvíamos al auto, ella tropezó y obviamente yo la contuve, tomándola de la cintura y allí sonó una alarma en mi cerebro.
¿Y si se cumplía mi fantasía hoy? Subimos al auto y las 30 cuadras hasta casa las hicimos charlando distendidamente y yo notaba en ella una expresión que no le conocía, una sonrisa entre cómplice y descarada que me desconcertaba un poco pero a la vez me excitaba. Llegamos, guardé el auto en la cochera y cuando llego a la sala Isabel que me dice que se tomaría otra cerveza, así yo podía acompañarla tranquilo ahora que ya estábamos en casa, lo cual me pareció una buena idea.
Ella se sentó en un sillón grande y yo lo hice a su lado, ya bastante excitado y sintiendo esa hermosa sensación de la verga que empieza a hincharse y a sentirse apretada por el slip. Con el primer vaso de cerveza le apoye una mano en su muslo, y la respuesta fue una sonrisa que invitaba a mas; la charla se hizo alegre, divertida. Yo decidí ir por más, así que por ejemplo le pregunte cuanto hacia que no tenía sexo, e Isabel con un suspiro me dijo que hacía demasiado tiempo, a la vez que me miraba fijo y me regalaba una sonrisa que terminó por derribar todas mis barreras interiores… y también las exteriores.
Decidido a jugarme el todo por el todo, le tomé la mano y le dije que me parecía un desperdicio que semejante mujer no tuviera vida sexual, y que estaba dispuesto a remediar esa situación.
Confieso que por un momento creí que se iba a negar, y se me cruzaron por la cabeza todas las consecuencias que ello podría tener, pero lo cierto es que se soltó de mi mano, sólo para abrazarme y darme un beso como pocas veces me han dado.
Su lengua es algo hermoso, ardiente, muy húmeda, muy suave y muy provocadora, primero fueron mis labios, los abrió poco a poco y fue metiéndola dentro de mi boca, al principio suavemente, después con mas ímpetu, hasta hacerme sentir el placer de un orgasmo oral.
Abrazados empezamos a recorrer nuestros cuerpos con nuestras manos, casi con desesperación; me desabrochó la camisa y me lamió todo el pecho, mordisqueándome las tetillas y jugando eróticamente con mis vellos, en tanto yo le quite su casaca primero y empece a lamerle los pechos, corriendole despacio el corpiño hasta encontarme con sus pezones grandes, oscuros, que a esa altura de la calentura ya estaban tensos, duros, invitando a que se los chupara.
Poco a ´poco nos fuimos denudandos, primero ella terminó de sacarme toda la ropa y se detuvo un largo rato jugando con mi verga que ya estaba durísima y empezaba a soltar el líquido preseminal, para pedirme que terminara de desvestirla.
Pese a mi ansiedad, lo hice muy lentamente, primero la pollera, y cuando tuve ante mi su cuerpo casi desnudo, tan solo vestido con una bombachita pequeña de encaje negro. Por un rato estuve acariciándole sus piernas, besandole alrededor de tan sugerente prenda, y empecé a pasar mi lengua bajo los elásticos, sintiendo el roce de su vello púbico.
Cuando le saque la bombacha ya estábamos los dos al extremo de la excitación, mojados y muy calientes; entre caricias y besos le ofrecí mi verga junto a su boca pero me dijo que eso no , que no le gustaba, así que seguí con el juego erótico y llegué con mi lengua hasta su vagina. Todavía tengo presente el sabor de su néctar, algo que me embriagaba y me hacía chuparle mas y mas esa conchita deliciosa y así fue que tuvo su primer orgasmo. Pero la calentura iba in crescendo, por lo que no hubo necesidad de muchas palabras, antes bien cuando me puse encima de ella, naturalmente abrió las piernas y mi verga encontró el camino hacia su vagina y en cuanto entró, el calor de su interior me excitó aún mas.
No se cuanto tiempo estuvimos cogiendo, si recuerdo que lo hicimos en todas las posiciones posibles y ella tuvo un montón de orgasmos. Yo por mi parte también acabé un par de veces, pero era tal la excitación que a los pocos minutos volvía a estar listo para seguir. Cuando nos preparábamos para hacerlo una vez mas, baje nuevamente a besar su Monte sagrado, pero esta vez lo hice de modo que mi miembro quedara cerca de su cara; en realidad mi intención era que me masturbara, pero para mi sorpresa me pidió que le enseñe como chupármela, y me dijo que una sola vez en su vida lo había hecho, mal y por eso decía que no le gustaba, pero hoy conmigo quería probar porque confiaba en mi.
Le pedí que me besara la cabeza, y la primera reacción de ella fue decir que le encantaban mis jugos, y no necesité decirle nada mas.primero fue un beso, después unos chupones muy suaves que fueron creciendo en intensidad hasta que finalmente se metió toda mi verga en la boca y empezó a meterla y sacarla, mientras me decía:
-¡Que lindo me cojes por la boca!
El paso siguiente fue entregarnos a un larguísimo y placentero 69, hasta que los dos acabamos, cada uno en la boca del otro. Isabel ni preguntó.se tragó todo mi semen de una, y quedó relamiéndose. Ya eran mas de las 3 de la madrugada y estábamos cansadisimos pero seguíamos tan calientes como al principio, así que le propuse nos ducháramos juntos.
Si hasta ese momento su piel era un afrodisíaco para mi, no se imaginan lo que sentí al tenerla mojada entre mis brazos, era un estremecimiento que recorría mi cuerpo de arriba abajo permanentemente.nos besamos, le chupé las tetas hasta que gritó de gozo y de dolor, los pezones a esa altura eran como de 3 cm de largo y 2 de diámetro, duros, hermosos. Baje hasta su concha y se la chupé por milésima vez, y cuando estaba al borde del orgasmo hice que se diera vuelta y empecé a lamerle el culo. Según me dijo después nunca había tenido sexo anal, pero en ese momento abrió bien las piernas y dejó que mi lengua se deleitara y que muy lentamente empezara a entrar en ese agujerito maravilloso.
De pronto me doy cuenta que no tenía gel lubricante, y de pronto me vino a la mente una vieja película.Ultimo Tango en Paris.fuí hasta la cocina y por suerte en la heladera habia manteca. Con eso la lubriqué y empe4cé a dilatarla de a poco, primero la yema de un dedo, después el dedo, otro dedo mas hasta que ella me pidió que se la pusiera.
Le advertí que tal vez le dolería un poco, y así fue. Primero la cabeza deslizó casi sin esfuerzo, pero cuando empezó a entrar el tronco pegó dos o tres gritos de dolor, lo que hizo que casi me detuviera. Seguí muy despacio, muy suave y mi verga fue entrando en aquella cueva mágica, hasta que sentí que le apoyaba mis testículos en su culo, al tiempo que ella largaba un gemido de placer que me dio el vía libre para bombearle dentro con mas fuerza.
Les confieso que lo he hecho pocas veces por el culo, pero el gozo que me dio Isabel jamás lo había sentido, seguimos por un rato en el baño y después se la saque y fuimos al dormitorio. Allí la puse boca arriba con las piernas bien abiertas y volví a entrar en su culo; esta vez ya ni se quejó, solo me pedía que la penetre y que le avisara antes de acabar porque quería que la leche se la depositara entre las tetas, cosa que hice finalmente.
Nos quedamos dormidos, exhaustos, y dormimos abrazados. A las 7 de la mañana cuando sonó el despertador, sentí sus brazos alrededor mío y en un impulso llamé a mi Gerente a su casa para decirle que por un tema de familia muy importante no iba a ir a trabajar ese día y posiblemente algún otro día de la semana. Cuando Isabel escuchó esto me prometió que iba a ser la mejor semana de mi vida.y puedo asegurarles que así fue, pero el resto de la semana se los cuento otro día.
Muy bueno . hay otros relatos ?