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No coger con alguien del trabajo, ni prospectos

Pues aquí estoy de nuevo y les contaré lo que me pasó con un posible compañero de trabajo, yo sabía que no se quedaría, pero era lindo y aproveché la ocasión.



Ya saben, soy una niña en un trabajo de adulta, estudio contabilidad y apenas tengo 24 años, mi jefe no sabe que tiene un monstruo come hombres en su empresa, que le gusta pasearse muchas veces sin calzones, normalmente ando sin bra, tengo 4 amantes que según yo, no se conocen porque no viven aquí y me gusta andar completamente depilada, ya saben no sabemos que se puede presentar cada día... 175 cm. descalza, con mis tetas en su lugar y como subí solo un poquito de peso pues tengo el culo jugoso dicen.



Pues llego un chico nuevo a la empresa, más bien llegaron 4 nuevos pero me dejaron a este chico para entrenarlo, mientras lo escuchaba en su entrevista veía que era alguien listo guapo alto fuerte y olía rico, pensé desde que lo vi que nada pasaría ya que me tengo prohibido salir con mis compañeros y con mis jefes entonces lo recibí un poco de malas.



Me sacaba más de 10 o 12 años y la verdad aunque tengo a mis amantes y estoy satisfecha sexualmente ese tipejo tenía un no sé que se yo pero me que me hacía vibrar por dentro, bueno ya tendría tiempo casi 15 días para descubrirlo si es que realmente no se quedaría ya que si aceptaba el trabajo pues yo me quedaría con la duda. Siempre a mis compañeros que voy a entrenar soy muy seria y estricta y me hago un poco accesible ya que firman que aceptan el periodo de prueba y nos vamos todo el equipo a un bar así que bueno a ver qué pasa con el...



Hasta aquí se podría decir que todo es muy inocente, y que yo no habría actuado de una forma diferente a cómo lo hubiera hecho con cualquier prospecto de compañero que sintiera un interés marcado por el puesto. Pero al 4to día lo noté muy nervioso, no se podía concentrar en la conversación, y de pronto demostró incluso cierta timidez. Al poco quiso marcharse explicándome que tenía un compromiso muy importante que había olvidado. De los nervios tiro unos papeles, y yo sólo podía mirarlo con ojos de asombro, sin entender qué carambas estaba pasando. Al poco de que desapareciera fui al baño y al lavarme las manos me miré al espejo. Entonces me di cuenta de que con el calor y al llevar un sujetador muy finito la blusa también pues me marcaba poquito los pezones.



Entré a mi oficina súper excitada. Darme cuenta del porqué de su nerviosismo que hizo que un pequeño relámpago de placer naciera en mi entrepierna y me recorriera el cuerpo. Tenía la piel de gallina. Cerré la puerta de mi oficina, me recosté en la silla y empecé a fantasear. En fin estaba muy caliente así que mientras me tocaba le daba vuelta al asunto me imaginé cómo podría haber acabado aquella situación, lo cual me dejo muy caliente y bueno si no se quedaría pues ahí estaba ya mi oportunidad.



Mi cabeza empezó a recrear muchas situaciones similares y el como había quedado desnuda frente a ellos muchas veces sintiendo como recorrían las gotas de sudor por mi cuerpo, como he sido capaz de bailarle a alguien o dejarme untar bronceador por todos lados, o simplemente dejarlos actuar detrás de mí solo haciendo mi tanga de lado y en el mejor de los casos sin tanga de por medio. Cuando tocan mi puerta regreso de golpe a mi realidad. Ahora era yo la que estaba nerviosa. Me recompuse como pude y solo cruce los brazos en mi pecho mientras gritaba: ¡pase!



Era él. WTF? ¿Por qué había vuelto?



En mi desconcierto comente:



-¿No tenías una cita importante o algo así?



-Eh, no. Perdona, en realidad lo inventé.



-Aha continúa...



-No sé muy bien cómo explicarte por qué, ni si debería, pero creo que entra dentro de tu rutina que los nuevos se sientan atraídos por alguien tan inteligente y atractiva.



En mi cerebro yo trataba de asimilar que estaba confesando su atracción por mí, pero mi cara debía ser un incognito, así que intentó excusarse.



-Siento muchísimo si he creado una situación incómoda, no tenía que haber vuelto. Yo... yo sólo quería... no sé qué quería, sólo creo que exageré yéndome... Perdón, me voy... otra vez.



-No, siéntate, le dije.



-oook -dijo con mil dudas en su cara de adulto de 32 o 35 años jejeje.



De forma mecánica claro esta estire mis brazos que estaban cruzados; y si, mis pezones seguían marcándose, quizás un poco menos que antes, pero eran perfectamente visibles.



-¿Te veo nervioso, que pasa?



-¿Tengo realmente que contestar?



-Sólo si quieres. Lo tenía bien agarrado...



Medio sonrió. Aproveché para proseguir normalizando la situación.



-Es totalmente normal que dos mentes o dos cuerpos tengan una atracción. La atracción es química. Sólo hay que saber encontrar los límites para esa atracción mientras se disfruta.



De pronto su cara cambió, sonrió abiertamente como entendiendo el juego que le estaba proponiendo, pero quiso asegurarse.



-¿estás hablando en términos generales o en mi supuesto práctico?



-En nuestro supuesto práctico.



Lanzó un suspiro al darse cuenta de que la tensión sexual era mutua, el cazador estaba siendo cazado.



De pronto desperté como de un sueño, y me di cuenta de que con la excitación del momento, yo sí estaba cruzando límites. Intenté volver al tema laboral.



-ok nos vemos mañana.



-disculpa y mil gracias. Nos vemos mañana, siento de verdad la incomodidad de la conversación, no era mi intención.



-Olvídalo.



Las horas pasaron volando. Lo vi atento en el entrenamiento. Se acercó a preguntar dudas junto a otros nuevos y me rozó más queriendo que sin querer la mano que tenía apoyada en el filo de la mesa de juntas. Lejos de asustarme me pareció divertido, y sonreí sin mirarle.



Llego el sábado y no pude evitarlo y me vestí a matar jajaja, eligiendo unos shorts blancos de mezclilla de esos abajitos de donde se acaba la nalga y con una blusa ajustada de licra morada con mi bikini abajo. Cuando entré a la oficina le cambió la cara. Me mordí el labio mientras sonreía triunfante por haber causado aquel impacto (nuevamente). Cuando terminamos el medio día fue a mi oficina. Tras dos golpes en la puerta y un pasa, apareció por la puerta.



-¡Hola ya una semana, sigues pensando lo mismo???



Mientras hablaba me levante a buscar un folder a una estantería, lo busque en el espacio más abajo dejando mi trasero al aire o sea mi culo a la altura de su vista. Cuando me levanté lo cache mirándome, y le sonreí con satisfacción.



Platicamos del que haríamos el fin de semana, al final yo sí que tenía planes, mi mejor amiga había decidido celebrar su cumpleaños bajo la temática años 20 para celebrar los 25 que loco festejo y más aquí en Playa del Carmen así que a festejar, mientras platicábamos y tímidamente nos tocábamos las manos para quitarnos la pena, o le rozaba con el pie la pierna como de casualidad. Cuando terminamos ya no quedaba nadie en el despacho así que pero le dije si podía esperar 5 minutos a que me cambiara y me diera su opinión sobre dos vestidos que tenía que llevar a una fiesta de los años 20, ya en confianza.



-¡Claro! Me encantan los años veinte, te daré mi más sincera opinión.



Fui al baño y me acompañó, me puse unos pantalones acampanados entallados a mi cadera de rayas grises con una camiseta blanca ajustada abrochados solo 3 botones y unos tirantes negros que me daban aspecto de mafiosa. Salí, y allí en el baño posé para él de perfil, de frente, por detrás 2 o 3 vueltas.



-¿Qué te parece?



-Me encanta. Estás total. ¿Es una fiesta de disfraces?



-No exactamente, es temática.



-Pues vas genial.



-Espera que te enseño el otro.



Me quede solo con la parte de abajo del bikini y como saben entre más pequeños y metidos en el culo para mí son mejores, me puse un vestido de flecos negros que se abrochaba por detrás. Salí del baño sujetando el vestido por la parte de delante pero con toda la espalda abierta dejando entrever todo lo que mi bikini exponía de mi trasero.



-¿Puedes abrochármelo?



Me miró y tardó un instante en reaccionar.



-Claro, claro. ¿Te subo la sierre entera?



-Sí, por favor.



Con poca dificultad subió el cierre hasta la mitad de la espalda. Era un vestido holgado que me daba un aspecto muy acorde con la época.



-¿Qué te parece?



-Me gustan los flecos -dijo tomando suavemente algunos a la altura del pecho, rozándome al hacerlo- pero creo que te pega más el look mafia del primero, este te hace demasiado mayor.



-Bueno, la verdad si apenas tengo 24 añitos.



-¿Cuántos años tienes?



-24.



-¿24? ¿En serio? Pues aparentas ser más chica de verdad pensé que eras más joven, caray y saber que una chica linda como tu sexy inteligente pudiera ser mi jefa wow, de verdad que si yo entrara esta noche a esa fiesta y te viera con esos pantalones si iría detrás de ti



Me reí. ¿Qué iba a hacer?



-Anda, desabróchame el vestido, que me has convencido. Me voy a poner los pantalones y la camisa blanca.



Me desabrochó poco a poco el vestido, como si no quisiera terminar de bajarlo. Sentí su respiración en mi cuello, y un bulto que se pegaba entre mis nalgas. Instintivamente al sentirlo curvé la espalda elevando ligeramente mi culo y descendiendo suavemente. La cremallera estaba totalmente bajada. Me besó el cuello, sus dedos recorrieron cosquilleando mis brazos desde mis hombros hasta mis muñecas para terminar apretándolas al mismo tiempo que echaba para delante su pito para que lo sintiera mejor y más cerca. Esa sensación me hizo querer sentir todo eso dentro de mí. Estaba muy excitada y sabía que estaba yendo demasiado lejos con todo esto. Estaba medio desnuda con un posible compañero en el baño de la oficina. Pensé que podrían despedirme por ello, y me excité todavía más.



Dejé caer el vestido al suelo y me separé de él. Ahí estaba yo, en tanga y tacones, apoyándome en la ventana del baño. Quería que me viera, que admirara mi cuerpo, quería que se le pusiera tan dura mirándome que me la pudiera meter incluso sin lubricar. Aunque en realidad, ya estaba empapada. Él no dijo nada, pero se metió la mano en el pantalón quería sacarla, yo la quería ver y probarla se sintió muy bien por detrás.



-Creo que no es justo que yo esté en ropa interior, y tú todo vestido...



Se mordió el labio sonriendo. Pensé que estaba perdiendo la cabeza por cogerse a una niña de 24 años. Se quitó la camiseta, y pude ver que sin estar fuerte, tenía un cuerpo atractivo, o quizás era sólo mi excitación. Se desabrochó el cinturón y se bajó el pantalón y el bóxer a la vez. Un pito grueso rico y muy erecto se asomó. Mi clítoris palpitaba tan fuerte que tuve que presionar un poco por encima del tanga curvándome de placer, echando la cabeza para atrás mientras se me escapaba un gemido. Él lo tomó como una invitación a acercarse. Me besó. Le devolví toda la pasión que subía desde mi panocha y me tomo en brazos. Me metió dos dedos que entraban y salían deslizándose fácilmente por lo mojada que estaba. Sin darme tiempo a nada me hizo la tanga de lado y me la metió. Día un brinco abrazada a su cuello por lo inesperado y porque sentí como su animal casi me partía en dos. Me tomo por la cintura y me puso en horizontal moviéndome rápidamente. Estaba a punto de venirme, sin darme tiempo a llegar cambió la posición.



-¡No, carajo! estaba a punto...



No me dio tiempo a decir nada más porque me tapo la boca, me dio media vuelta y reclinó mi espalda. Su animal estaba otra vez dentro de mí. Apoyé las manos en la pared para evitar caerme por la fuerza de sus embestidas. Así llegué a mi primer orgasmo y me retorcí de placer. Me temblaban las piernas, pero él no paraba. Siguió embistiendo y al ver que apenas podía estar de pie, me dejó en el suelo sin dejar de meter y sacar su pene. Con ayuda de mis manos me incorporé y levanté mi pecho y mi abdomen del suelo, el aprovechó para jugar con mis tetas, me sentía a su disposición, y seguía tan excitada como antes de venirme. Sacó su pito y me dijo que tenía miedo de terminar dentro.



Tome su pitote con mis manos y me metí la punta en la boca, empecé a chuparle la punta con pequeños besos, y luego poco a poco succionando con mi lengua jugueteando con la cabezota, ya me lo estaba comiendo entero. Él me tomo por la cabeza y empezó a moverse rápidamente. En el silencio del baño sólo se oía el sonido de mi boca succionando su pito intentando seguir el ritmo que marcaba. Oí sus gemidos, y desprevenida, lo siguiente que sentí fue toda la leche en el fondo de mi garganta, tragué todo!!! Y seguí succionando más pausadamente. Me la saqué limpiando hasta la última gota que colgaba de la punta. Él se apoyó en el lavabo para conservar el equilibrio.



Sin mediar palabra, se agachó y empezó a comérmela. Me volvió a agarrar por sorpresa y eso me excitó todavía más. En pocos minutos me estaba revolcando y gimiendo tras mi segundo orgasmo. Fui un trofeo más de ese tipo que había orgasmeado a una niña 2 veces.



Volví a la realidad, la excitación desapareció y un sentimiento de culpa me inundó, el me leyó la cara.



-Yo busqué esto desde el primer momento y no podríamos trabajar juntos...



No dije nada. Tome mi Bikini y me vestí frente a él, me puse el disfraz que él me escogió mientras observaba como me miraba con deseo y frenesí, le pedí que eso quedara solo entre nosotros y claro le dije que si tenía algo del tema pues lo esperaba en la fiesta...



Él sonrió y me dijo.



-Somos sólo dos cuerpos y dos mentes que se atraen, tú marcas los límites...



Sigue siendo mi pecado temporal...


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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