Recuerdo que era tarde en la noche. Creo que ella tenía unos diecisiete años más o menos. Estaba Parada al lado de mi silla en el bus. Su cuerpo era espectacular. Me paré para dejarla sentar y para quedar bien con ella. Ella me sonrió, me dio las gracias y se sentó. Desde donde yo estaba veía su escote. Tenía unos senos rellenos, redondos, grandes y muy juntos. El bus iba algo lleno y la gente empezó a empujarme contra ella por lo que mi pene empezó a rosarse con su hombro.Yo no podía esconder el placer que eso me producía. Ella se volteo a mirarme y yo le devolví la mirada con la cara roja. Ella me volvió a sonreír. Levanto su mano tocándose primero las costillas, luego las tetas y luego el brazo. Después la deslizó por mi pantalón, sobre mi miembro y la llevó hasta la mano que llevaba colgando. Me tomo de la muñeca y se paró. Me rodeo y me jalo para que nos bajáramos del bus.

Cuando nos quedamos sobre el andén acercó su cuerpo al mio y me dijo que le gustaría ir a algún lugar en el que pudiéramos estar solos. Pero antes de que pudiera reaccionar me llevó hasta un callejón no muy escondido y puso mis manos sobre sus pechos. Yo empecé a apretarlos y a besarle el pecho. Quería sentir su sabor en mi boca, sentir todo su cuerpo con mis manos y que su calor abrazara mi cuerpo.

Me desabrochó el pantalón, se resbaló lentamente hacía abajo mientras sacaba mi pene para metérselo en la boca. Y empezó a chupármelo con pasión. Yo estaba a punto de enloquecer. Sentía como se me estremecían mis piernas así que tuve que arrodillarme. La obligué a acostarse contra el piso y le abrí las piernas subiendo mis manos bajo su falda. No tenía ropa interior puesta. Estaba completamente húmeda y no pude contenerme un segundo más. La penetré de un solo empuje, metiendole toda mi verga lenta y completamente. Mi cadera se movía por instinto entrando más y más en sus deliciosos jugos. Necesitaba ir cada vez más rápido pero me contuve. Saqué mi pene y la volteé mientras gemía retorciéndose de placer. Jalé su cola hacia mí y empecé a besársela introduciendo mi lengua en su cola. Entonces me ayudé con los dedos y le abrí el hueco un poco más. Luego volví a penetrarla en medio de un grito ahogado que salía de su boca. Ya podía detenerme. La forma en que me apretaba y la fuerza de mi carne rogándome por alcanzar la cumbre me hizo experimentar el mejor orgasmo que jamas soñé.
Me quedé sobre ella jadeando un buen rato disfrutando de la sensación que aún recorría mi cuerpo. Después ella se volvió hacia mi apartandome un poco y sonriendo esa picara sonrisa que me conquistó desde el comienzo. Me dio un beso en la nariz, se paró, se arregló la ropa, el pelo y se fue.
Eso fue todo pero cada noche vuelvo a revivir la escena, disfrutandola de comienzo a fin.Solo sueño con volverla a encontrar una vez más.