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Categoría: Maduras

Natalia... La fiebre del amor

SINOPSIS: Al aceptar la invitación de sus amigos, un joven conoce a madura mujer, quien despertó a sus instintos reprimidos…



 



ECSagardez



La desnudez de Natalia me tenía cautivado. Su cabello corto, rizado y negro era una delicia acariciarlo. Su rostro era sorprendente en su delgadez, con una nariz afilada y unos labios delgados que invitaban a ser besados. Sus turgentes senos con una aureola negra alrededor de sus pezones contrastaban con la blancura de su piel…



Olvidaba decir que sus ojos eran cafés y estaban vestidos con unas hermosas pestañas y unas cejas bien depiladas, lo cual la hacían verse hermosa… Pero en el recorrido de ese desnudo cuerpo, el hoyuelo de su ombligo era algo sin igual, porque de ahí partía en un triángulo, bien delineado, una matita de vellos púbicos que terminaban en su entrepierna para ofrecer al espectador, que era yo, el cuerpo más sensacional que hubiera conocido en mis 20 años de edad.



Sus piernas lucían sin ninguna marca de grasa, bien torneadas por el excelente trabajo de gimnasia y el caminar insistentemente de su casa al trabajo y viceversa… Sus pies, bien cuidados eran una invitación constante a besarlos y poseerlos con esas uñas bien recortadas y apenas un color rosa como aderezo a ese manjar, llamado Natalia.



 



II



¿Cómo la conocí? –sería la pregunta-. Recuerdo que un sábado, el cansancio de las actividades del día me deparaba un buen descanso. La verdad no tenía intención de salir a "huesear" con mis amigos. Aclaro que ese término se utiliza en Veracruz, México, cuando se buscaba una fiesta y sin ser invitados nos introducíamos con la intención de sacar a las chicas a bailar y claro con la recompensa de muchas bebidas heladas y un plato de exquisita comida… Pero no nos desviemos del relato…



Serían las 9 de la noche, cuando llegaron mis amigos Jorge, Isidro y Sergio, para invitarme a salir… Debido al intenso calor me encontraba en pantalón corto y una playera, cuando oí sus silbidos, sólo me asomé por la ventana y les dije que no pensaba salir a divertirme…



Sin embargo, mi amigo Jorge insistió tanto que no pude contenerme y les indiqué que pasaran por mi en 30 minutos en lo que me bañaba y arreglaba…



 



III



La media hora pasó rápidamente y de nuevo se hicieron presentes a través de sus silbidos… Así que me despedí de mi abuela Faustina, quien como siempre me dio su bendición y la recomendación de que me fuera con cuidado y no llegara tarde… Le di un beso en la mejilla y salí por la puerta del zaguán…



Con mis amigos me encaminé a un baile que Sergio ya había escogido y llegamos, como siempre, sin conocer a nadie. Pero de inmediato tuve la sensación de que alguien me miraba y sin pensarlo mucho busqué el sitio de donde partía esa mirada y no pasó mucho tiempo para descubrirla…



Era Natalia, una mujer de escasos 38 años, quien me hacía señas como si me invitara un refresco, por lo que dejé a mis amigos que reían y hacían chistes para encontrarme con esa mujer, cuya belleza ya me había cautivado…



Al acercarme a ella la invité a bailar y aceptó de inmediato, el conjunto musical tocaba un mambo, así que traté de ofrecer mis mejores pasos, lo cual la hacía reir y gozar de lo lindo. Se notaba en su rostro que había encontrado en mi a una pareja de baile…



Después de varias interpretaciones musicales donde se tocaron diferentes ritmos, el grupo le dio un vuelco a su repertorio y comenzaron las románticas… Así que no pude eludir bailar con Natalia bien repegadito. Por lo que al sentir su cuerpo pegado al mío, mi verga respondió de inmediato y emprendió una lucha con mi truza y pantalón para salirse del lugar…



Natalia… No hizo ningún intento de separarse… Mi atrevimiento de tomarla de la cintura para mantenerla pegada a mi cuerpo le agradó y se dejó conducir… No obstante, su rostro se veía encendido por el deseo de copular con ese joven, con el cual había coincidido, pero que no tenía el gusto de conocer…



 



IV



El sudor perló su frente… Y sus manos se tornaron sudorosas por el nerviosismo que le embargaba… En la plática surgió que era divorciada y que el problema había sido por no poder darle hijos a su expareja, quien ya había resuelto su vida y ahora era el feliz padre de dos criaturas…



Ella no se había desanimado por seguir la vida y se dedicaba a su trabajo como jefa de cajeras de una institución bancaria, por lo que se sentía a gusto, ya que por su mismo empleo, había tenido la suerte de hacerse en propiedad de una casita en una de las calles céntricas de la ciudad…



Las horas en el baile transcurrieron, la música seguía en todo su apogeo y poco a poco los invitados comenzaron a despedirse de los anfitriones. Hasta que llegó el momento de la despedida…



Fue Natalia, quien tuvo la iniciativa de invitarme a su casa para seguir la fiesta… Pero ya mis deseos carnales habían aflorado como animal salvaje, despertado por el entusiasmo de lograr el poseer a esa hermosa mujer madura…



 



V



Me despedí de mis amigos, quienes se retiraron para dejarme el camino libre, mientras yo tomaba un taxi acompañado de Natalia, quien le dijo al chofer a dónde debía dirigirse… El trayecto no demoró ni diez minutos…



En lo que yo pagaba el servicio, el taxista no pudo evitar echarle una mirada displicente a Natalia, quien se veía sensacional con ese vestido color miel que pegado a su cuerpo no dejaba mucho a la imaginación…



Cuando traspasamos el umbral de la puerta de su casa… Ella posó ligeramente sus labios en los míos y mi respuesta fue un beso furtivo… Me invitó un refresco de cola con hielo, mientras ella se tomaba una cerveza "Superior"…



Nos sentamos en el sofá de la sala y comenzó el flirteo… Ella con las preguntas de rigor: qué si tenía novia, qué si andaba con alguien y si estudiaba en ese momento…



Luego de darle las respuestas apetecidas… Me acerqué a ella y le tomé el rostro para posarle en sus labios un apasionado beso al cual no opuso resistencia, porque entreabrió sus labios para permitir que mi lengua se introdujera y serpenteara en su boca hasta entrelazarse con la suya… Un grandioso ósculo donde ella me demostró su avidez por hacer realidad sus fantasías sexuales reprimidas…



 



VI



Ella se levantó del sofá y tomándome de la mano me invitó a seguirla hasta su aposento… Ahí pude observar una cama king size cubierta con un edredón azul cielo y unas almohadas con fundas del mismo color… Era fascinante ver la coquetería de esa habitación que demostraba la femineidad de Natalia y su buen gusto… Se respiraba en el lugar un suave aroma a incienso oriental…



Me senté en el borde de la cama y la sujeté de la cintura para besarla a través de la tela de su vestido… Ella lanzaba ligeros gemidos y poco a poco mis manos descendieron para levantarle el vestido y pude ver el bikini beige que portaba…



Mi cabeza descendió para internarse en su entrepierna y lamer su prenda íntima…



Ella seguía jadeando y dio rienda suelta a sus deseos reprimidos, por lo que su bikini recogió la humedad que despedía su vagina… Fue algo, en verdad, tan indescriptible, pero a la vez tan lleno de gratas sensaciones…



El enorme deseo que ya sentíamos por hacernos el amor nos indujo a desnudarnos… Así que le bajé la cremallera del vestido que estaba en su espalda y lo dejó caer con una gran sensualidad a sus pies que ya estaban fuera de las zapatillas y pude ver por primera vez la belleza de sus pies y sus senos…



 



VII



Como un naúfrago me apoderé de sus senos y los chupé, relamí y mordisqué ligeramente, teniendo como respuesta gemidos que iban en aumento con el pasar de los minutos…



La coloqué en la cama y pude disfrutar de su desnudez a través de la pequeña lámpara que lanzaba una luz tenue, pero que me permitía gozarla en todo su esplendor…



Con sus manos me pidió que me acercara y como un esclavo obedecí a mi dueña y puse mi cabeza entre sus piernas para lamerle sus vellos púbicos, comerme sus labios vaginales y, posteriormente, introducir mi lengua hasta encontrar su clítoris, el cual chupé sin misericordia alguna, hasta arrancarle no un grito, sino un bramido de bestia salvaje, como signo de que había tenido un orgasmo…



 



VIII



Sus manos recorrieron mi desnudo cuerpo… Sus labios se apoderaron de mis tetillas y las chupó hasta hacerme sentir algo delicioso… Pero lo mejor fue cuando llegó a mi verga y se la introdujo, de una sola acometida, en su boca que se sentía caliente…



Como si la fiebre del deseo se traspasara a sus labios para chupar mi tieso pene como si en ello se le fuera la vida… Sus lamidas siguieron por varios minutos… Por momentos se la introducía toda y en algunas ocasiones lamía mis testículos… La sensación inundaba mi cuerpo de placer desenfrenado…



Natalia, ya no resistió más y me pidió que me acostara… Fue ella, quien tuvo la iniciativa de montarse y como gran amazona cabalgó sobre mi, transportándome a un éxtasis donde se pierde la noción del tiempo y el espacio…



Sus movimientos fueron, por momentos, precipitados… Pero en otros buscaba tener ritmo… Subía y bajaba, gemía y jadeaba, comenzó a lanzar improperios, entre ellos:



— Cógeme negrito lindo… Soy tuya… Eso era lo que buscaba… Una buena verga para seguir siendo una gran puta…



Yo no alcanzaba a comprender por qué esa reacción… Pero estaba gozando de tal manera que no dudé en dejar a Natalia que asumiera la iniciativa de ese acto de fornicación…



Ella siguió cabalgando a su joven jamelgo… Cuando de pronto sus ojos parecían salirse de su órbita… Se dejó caer para que mi verga se hundiera en toda su extensión y lanzó un grito que debió escucharse en varias cuadras a la redonda…



Se había corrido en forma espectacular y quise moverme para incrustarle más verga… Pero no pude, porque en ese instante llegaron mis descargas de esperma que rebotaron en las paredes vaginales de Natalia, quien relajada dejó caer su cuerpo sobre el mío y posó en mis labios los suyos, para un sonoro beso…



 



IX



Mi respuesta no se hizo esperar y de nuevo le introduje mi lengua en su boca, respondiendo de inmediato a la invitación de juguetear con la suya y la mía…



Cuando mi verga comenzaba a ponerse flácida, luego del intenso polvo que nos habíamos echado… Ella se separó y la buscó para limpiar los restos de sémen con su boca… Pero la reacción fue de que nuevamente mi verga se empalmara y sin darme tiempo a una respuesta de mi parte, se sentó y se la intodujo hasta el fondo…



Sus jadeos encendían todos mis sentidos y me hacían disfrutar los movimientos de sube y baja que ella realizaba… Era curioso, pero a Natalia le gustaba jinetear y sentirse la dueña de la acción amatoria…



No dije nada… Le hice creer que era un inexperto… Pero es que no podía evitar sentirme en las nubes por estarme cogiendo a esa hermosura de mujer que había despertado en mi hondas pasiones…



Ella continuó con sus movimientos, sin descanso alguno se la sacaba hasta la punta del glande para dejarse caer sin compasión hasta en repetidas ocasiones… A cada penetración, ella lanzaba sus gemidos con mucha fuerza… Lo que inducía que estaba gozando…



Su cintura se convirtió en una licuadora, cuando empezó a hacer movimientos rotatorios, pero a la vez subía y bajaba… No tengo las palabras adecuadas para decir que ambos estábamos gozando, ella por lo grueso de mi verga y yo por la forma en que montaba esa amazona…



De pronto su rostro se transformó en una máscara de intenso placer… Había llegado otra vez al clímax de la pasión y lanzó otro grito, producto de tener un tercer orgasmo, pero con fluidos que mojaron mis muslos…



Esa nueva experiencia de haber sido mojado por esos fluidos femeninos, me produjeron una oleada de intenso frenesí y de nuevo le ofrecí la fuerza de mis descargas de esperma, para que se confundieran en un acre olor a sexo consentido…



 



X



La noche había sido placentera… Nos fundimos en un abrazo y así desnudos nos quedamos dormidos hasta el amanecer, cuando un rayo del sol penetró a través de la ventana de esa recámara…



Natalia fue la primera en despertar y por un instante jugueteó con mi verga, quizá con la finalidad de ponerla en acción, pero el cansancio del dia anterior y la fatiga provocada por la intensa noche de sexo, no lograron el propósito de aventarnos el mañanero…



Se levantó y se metió al baño para darse una ducha… Se cambió de ropa y salió de la recámara… Mientras yo dormía plácidamente…



Horas después, me despertó con un beso. Pero en sus manos llevaba una charola con ricas viandas y sólo me dijo lo siguiente:



— Anda negrito lindo… Para que recuperes tu potencia…



Los dos sonreímos por el comentario y tras ingerir los alimentos que amablemente me había ofrecido… Me bañé, vestí y me despedí de ella en la puerta con un beso… No sin antes prometerle que el siguiente sábado estaría de nuevo a su lado para disfrutar de la fiebre del amor que la noche anterior ambos habíamos experimentado…



 



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Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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