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Categoría: Confesiones

Natalia

Por asuntos laborales entrevisté a una chica colombiana de 24 años de nombre Natalia el día de ayer en mi domicilio. Sus ojazos color miel y sus carnosos labios carmesí me cautivaron y me levantaron el asta a tope mientras la entrevistaba. Intenté comportarme lo más profesional que pude y centre la plática en lo referente al trabajo. Conforme le explicaba los pormenores de las responsabilidades del puesto fui lo más correcto que pude pero los nervios me empezaron a traicionar cada que la volteaba a ver y veía como ella, divertida de mis nervios, me sonreía coqueta.



Al final de mi verbo la giré, miré una vez más sus hermosos ojos y le pregunté: "Dudas, preguntas?"



Ella, traviesa y divertida, hizo una mueca coqueta y traviesa con sus hermosos labios y sonriéndome me dijo "No, todo claro don Jorge".



La dejé sola llenando unos formularios y salí de la oficina y me dirigí hacia el cuarto de huéspedes, justo al lado de la oficina. Llegado allí me bajé los pantalones y calzones de golpe hasta los tobillos, me senté en la orilla de la cama, llené de abundante saliva mi mano y comencé a masturbarme frenéticamente pensando en ella. Guau, voltee a verme al espejo y allí yacía la imagen de un hombre maduro en solitario con los pantalones en los tobillos y con el falo más tieso que un roble en primavera jalándosela a dos manos con cara descompuesta de orgasmo. Los sonidos encharcados de saliva de mi mano pecadora deslizándose por sobre el tronco y glande de mi hermosa verga comenzaron a parecer demasiado obvios y el volumen era suficiente para que, con atención, Natalia se diera cuenta de lo que su posible empleador hacia a unos pasos de ella. Me pasó por la mente que Natalia supiera a esta altura lo que hacía y el temor de ser descubierto y la posibilidad de ver a Natalia asomarse por la puerta abierta y verme en esas fachas pensando en ella en solitario soliloquio muy íntimo, me provocaron una adrenalina tal que de un espasmo poderoso empezaron a salir borbotones de espeso esperma que se alojaron en suelo, pantalón, cama, testículos y mano y que me arrancaron varios gemidos que renuncie temerariamente a callar y que dejé salir al natural para que mi posible nueva empleada tuviera la seguridad de lo que acontecía a unos metros de ella.



Tardé en sobreponerme a tan intenso orgasmo unos minutos que usé en limpiar el desastre que había ocasionado, mi DNA yacía batido por todos lados y al final usé una pequeña parte de mi esperma para acomodarme el cabello a modo de gel y salí a revisar que Natalia hubiera ya terminado de llenar los formularios. Al entrar en la oficina Natalia estaba sentada sin hacer nada y los formularios yacían listos y organizados a un costado suyo.



- Terminaste? - le pregunté con tono despreocupado.



- Terminé hace mucho Don Jorge, lo estaba esperando - me contestó con un tono sospechoso que no pude interpretar al momento.



Después de una plática casual me ofrecí a conducirla al tren mientras platicábamos de cosas sin importancia.



Al llegar a la estación me bajé a abrirle la puerta y nos despedimos con un beso, como si fuéramos amigos. Se encaminó hacia la estación y, de repente, se giró para mirarme con cara radiante y traviesa y me dijo: "Sé lo que hiciste el verano pasado". Y se marchó moviendo el culo sensualmente.


Datos del Relato
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