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Nacimiento del harem (Cap. 9)

Las familiares de las perras madres sorprendidas de lo que su propia familia estaba haciéndoles preguntaron a que se debía esta actitud hacia ellas, sin embargo más les valió no haber abierto la boca, ya que de una buena bofetada sus ahora traidoras familiares les hicieron guardar silencio diciéndoles que en el reino de su Ama no se habla sin previa autorización. Sus familias al recibir semejante bofetada las dejo tan sorprendidas que no supieron que decir, y decidieron no preguntar nada por el miedo a ser ganadoras de otra buena bofetada.



Las perras madre les preguntaron si estaban entendiendo su nuevo estilo de vida; ellas por miedo de recibir otra menuda solo agacharon la cabeza mirando al piso humildemente, estaba más que claro que esas mujeres ya no eran su familia. A los pocos minutos de que las perras sometieran a sus ahora ex familias apareció la dueña absoluta de ese gran reinado de control y sumisión absoluta, las perras al notar que su Ama hacía su entrada se arrodillaron a sus pies y con humildad dijeron a su dueña “Ama aquí le entregamos a nuestra familia como nos fue ordenado por usted”, las familias no podían creer lo que estaban escuchando de cómo sus hijas las estaban entregando a una vida de esclavitud total.



El Ama respondió a sus perras que veía con agrado el que cumplieran con tanta rapidez la tarea que se les había encomendado realizar; las perras solo respondieron diciendo “Ama nuestra felicidad está en verla complacida con nuestro servicio a sus pies”. El Ama se acercó a las nuevas reclutas y les ordenó arrodillarse a sus pies, las nuevas reclutas se resistían a aceptar esa situación de ser esclavas, sin embargo al ver que las perras empezaron a levantar la mano, sus familiares recordaron el bofetón y no querían recibir otra bofetada sin motivo alguno, por lo que terminaron arrodillándose todas ante la que se estaba convirtiendo en su nueva dueña.



El Ama aprovecho al ver a todas esas oprimidas mujeres que habían sido victimizadas por sus familias, Su Majestad con su apariencia de todo poderosa se dirigió a su nuevo grupo de perras y preguntó sus edades y si sabían realizar actividades de limpieza doméstica, las nuevas perras aun con miedo respondieron afirmativamente y resultando que las edades de todas ellas comprendían entre los 20 y 40 años como máximo.



Su Majestad se alegró al saber sus edades y dijo que sus edades eran muy convenientes, las nuevas esclavas preguntaron porque era tan conveniente; el Ama dijo “a callar perras, aquí la que habla soy yo y ustedes están solo para obedecer mis órdenes”, las nuevas perras callaron, no fuera a pasar que les cruzaran la cara de nueva cuenta.



Su Majestad dijo desde mañana perras serán anunciadas como esclavas domésticas y todo el dinero que recauden será entregado a su dueña ¿les ha quedado claro?, las esclavas asintieron afirmativamente moviendo la cabeza ya que tenían prohibido articular palabra alguna. Su Majestad hizo que se presentaran sus otras perras para ordenarles que promocionaran a sus inútiles familiares como esclavas domésticas, las perras respondieron “como usted ordene Majestad”.



Al día siguiente no tardaron las perras en promocionar los servicios que las nuevas perras tenían ordenado cumplir, no pasó mucho tiempo antes de que sonara el timbre de la entrada preguntando por los servicios de perras domésticas que estaban ofreciendo, su Majestad les dijo que había tres maneras de contratar los servicios, las futuras clientas preguntaron qué tipo de planes les ofrecían, el Ama dijo que las perras domesticabas eran únicamente en plan de renta, sin embargo los diferentes planes de renta era por semana, por mes y que las perras estaban muy bien entrenadas para satisfacer a sus patronas en todo.



Las vecinas quedaron complacidas al saber que las perritas domésticas sabían atender a cualquiera como si se tratara de reinas, el Ama les dio una prueba gratuita para que checaran la calidad de las perras, las vecinas pidieron algo muy humillante a tal grado que pensaron que se negarían sus futuras esclavas, sin embargo las perras obedecieron a la perfección y sin reclamo de nada; al contrario se comportaron como ovejas que van al matadero, totalmente mansas.



Las vecinas quedaron impresionadas del nivel de calidad de atención de las perras, por lo que sin dudar preguntaron qué tipo de planes de servicio les ofrecería el Ama. Ella les dijo que tres planes de renta y que eran los siguientes:



• Renta por día



• Renta por semana



• Renta por mes



El plan de renta por día se dividía en dos, ya fuera día completo o medio día y que dependiendo de cuantas horas se ajustaría el costo de renta. El costo era por hora.



El plan semanal se hacía un pago al momento de llevarse a las perras y podría renovarse el contrato al final de la semana, en ese plan ya no se cobraba por hora, sino que el costo era por día.



El plan mensual se realizaba de igual manera al llevarse a la perra y debía cubrirse el costo en los primeros cinco días de cada mes, si el pago no se efectuara en ese periodo sería recuperada la perra y se ofrecería de nueva cuenta a modo de renta a otra persona. Las nuevas clientas optaron por el plan de renta mensual aceptando las condiciones establecidas por el Ama, se les hizo firmar un contrato renovable donde se comprometían a cumplir con todas y cada una de las clausulas ya expuestas con anterioridad.



Al firmar los contratos, el Ama ordenó a las perras madre que empaquetaran a sus ya ex familias, el Ama dijo a sus clientas metieran sus autos para encajuelar a las perritas y no hacer notorio el embalaje, las clientas aceptaron la sugerencia metiendo sus autos para abrir la cajuela. Las perras madre preguntaron a su dueña como debían empaquetarlas, Su Majestad les dijo que debían amordazarlas para acallar ruidos, atarlas de las muñecas pero con las manos a la espalda, así no podrían tirar algún golpe para defenderse y por último atarlas de los tobillos para evitar el escape. Las perras acataron la orden y las empaquetaron según las indicaciones de su dueña, una vez empaquetadas fueron metidas a las cajuelas para que evitaran saber la ubicación exacta de donde estarían sirviendo,



Las clientas al ver tal organización para la entrega de la mercancía pagaron gustosas, y antes de irse, el Ama les recomendó no sacar a las perras de la cajuela hasta estar dentro del garaje para evitar supieran donde estarían desempeñándose, las clientas agradecieron el consejo, pagaron y se retiraron para estrenar a sus nuevas perritas, ya que les esperaba mucho que limpiar en jornadas dobles de ocho horas dando un total de 16 horas laborales. Apenas las nuevas amas llegaron con sus perras a casa, se les puso collares y las desnudaron como a toda sumisa para después ponerlas a limpiar toda la casa a cuatro patas.


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