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Ella venía de Veracruz, aquel estado glorioso de mi país, una morena de 1,58 cm, esbelta, bonitas piernas y muy guapa la verdad, lo que más me llamaba la atención era su peculiar acento costero, pero Ángela, era dueña de unas tremendas tetas, si grandes, de esas que parecen melones y combinado con su figura la hacían ser deseada por muchos en la oficina.
Siempre tuve una buena relación de trabajo con ella, de hecho, en algún momento fue mi supervisora, lo cual me gustaba ya que desde mi lugar me daba mi taco de ojo con sus tetas más cuando sus escotes pronunciados lucían por el pasillo, aunque verla cruzada de piernas enseñándome el liguero de las medias era también fenomenal.
Pero a pesar de todo siempre la respete, yo admiraba su forma de superarse, no dudo que sus encantos ayudaron, pero de venir de provincia y superarse hasta ser jefa de varias personas eso no cualquiera, por eso pese a que tal vez ella me daba entrada en ocasiones, yo no daba un paso más.
Ya a finales del 2013, Ivette andaba con Pablo y ya casi no nos veíamos, Maricela andaba con un vendedor de autos, Estela ya casi no me hablaba, en fin, tenía que ampliar mi baraja de posibilidades y ella vaya que si era una muy buena.
Cerca del mes de diciembre justo antes del 12 me quede platicando con ella hasta la noche, planeado las actividades del lunes, fue en eso que tome el valor de invitarla a salir, pese a que ella era muy buena persona, se corría el rumor que era la putita del dueño así que me arriesgué.
T: ¿Y qué harás mañana en la tarde?
A: ¡No sé, estoy libre!
T: Vamos a bailar, ¡claro si gustas!
A: Pues está bien, me parece, ¿a qué hora?
T: ¿A las 7 de la noche está bien?
A: Ok, ¿paso por ti o cómo?
T: Bueno, ¡nos vemos en el metro vale!
A: Ok, ¡paso por ti!
Ella traía un auto Bora blanco, por eso decía que pasaba por mí, yo honestamente estaba nervioso, me vestí casual y salí al lugar de reunión, estuve aproximadamente unos 15 minutos esperándola cuando me toco el claxon.
La espera valió la pena, cuando subí a su auto y la vi con un vestido entallado azul con un escote de lujo y unas medias color carne, se veía riquísima, nos saludamos de beso y abrazo y ella escogió el lugar.
En el trayecto ella hablaba y hablaba, pero yo no podía apartar los ojos de su sensual escote y sus grandes tetas, me moría por acariciarle esas piernas cubiertas de sus medias que las hacían ver exquisitas, finalmente llegamos al lugar, pedimos una mesa y unas cervezas para comenzar a calentar.
A: ¿Esta semana estuvo de locos no?
T: Si mucho, ¡pero ahora olvidémonos de eso!
A: ¡Tienes razón, salud!
T: Salud, oye pro cierto luces espectacular!
A: ¡Ay!! ¡Muchas gracias, jajá!
Comenzamos a bailar, ella baila muy bien, entre vueltas y acercamientos siempre trate de tocar algo de su cuerpo, ya sea sus ricas piernas o sus enormes tetas.
T: ¡Que excelente bailarina eres!
A: ¡Gracias! tú también bailas bien!
T: Pero no como tú, ¡jajá!
Ya más llegada la noche, el ambiente estaba mejor, ella se me juntaba mucho, me abrazaba yo aprovechaba para tocarle las piernas, ella no decía nada, le acariciaba de las rodillas a los mulos, y le besaba los brazos y la mejilla, ella me permití eso, de hecho, un par de ocasiones se sentó en mí, eso me puso duro, su aroma, su cuerpo, todo me idiotizaba.
Ya en la batucada mientras bailábamos pegaditos me atrevía a darle unos besos en su cuello y espalda, ella no los rechazo al contrario más se pegó a mí, fue entonces que la tomé de su cintura le di vuelta y le di un beso en su boca.
Nos perdimos entrelazando nuestras lenguas, sus labios delgados y suaves se sentían muy rico, mi lengua buscaba con desesperación la suya, ¡ella cerraba los ojos y me permitía tocarle las nalgas! Fue entonces que me atreví a proponerle lo que hace meses quería con ella.
T: Ángela, la verdad me encantas, ¡me gustaría pasar un momento más íntimo contigo!
A: Ay, jajá, me halagas y me chiveas, pero no sé qué decir, no me esperaba que me dijeras esto, no hoy, ¡jajá!
T: Pues piénsalo, no tienes nada que perder, ¡hasta la puedes pasar muy bien!
A: ¡Mmm! Ay compañerito, uhm, bueno vamos pues, pero que quede solo entre nosotros, recuerda que soy tu jefa, ¡jajá!
Salimos del bar y nos dirigimos rumbo a u hotel para cerrar con broche de oro la noche.
Apenas entramos a la habitación y nos fundimos en un agasaje de lujo, nos quitamos mutuamente la ropa, ella me besaba todo mi cuerpo, la verdad era intensa.
Nos acostamos en la cama y yo la deje solo con sus medias y su liguero, esas tetas eran más grandes aun sin brasear, comencé a sobarlas y apretarlas, que rico se sentía, parecía que estaba amasando algo, ella me acariciaba la verga con sus pies y sus manos que rico.
T: ¡Estas bien buena!!
A: ¡Tú también estas bien papacito!
Su acento me calentaba más, me dirigí a lamerle las tetas, las chupaba recorría sus enormes melones y sobre todo me perdía mordiendo y chupando sus pezones oscuros y grandes, que estaban tan parados que me picaban los ojos.
Bajé lamiendo su abdomen y le besaba sus muslos, le acariciaba las piernas que me ponían más duro con esas medias que traía puestas, Ángela disfrutaba todo lo que le hacía, me dirigí a su coño depilado y comencé a darle besos a sus labios vaginales y a sus entre piernas.
A: ¡Que rico, uhm!!
T: ¡Me encanta tu coño!
Le metía dos dedos y la palpaba en círculos, le apretaba el clítoris y lo llevaba a mi boca, succionaba sus fluidos saldos, ella se retorcía riquísimo, acariciándome la cabeza y pidiéndome que no me detuviera.
T: ¡Uhm, que rica!!
A: ¡Ah!!! ¡No pares, ah!!
Logre sacarle un rico orgasmo, sacaba fluidos como si su coño fuera una fuente, yo disfrutaba de sus sales y gozaba sus espasmos.
A: ¡Que rico, uhm!!!
T: ¡Te toca!
Me senté en la orilla de la cama y ella se arrodillo debajo y comenzó a darme una sobada de verga con sus suaves manos, luego coloco mi pene en medio de sus tetas y me hizo una masturbación de lujo, sus tetas se sentían tan rico, apretaba fenomenal, también lamia mi cabecita y succionaba mis fluidos, era una buena mamadora.
T: ¡Angelita, uhm, que rico!
A: ¡Que buen camote tienes!
Su boca se abría y mi verga desaparecía en ella, sus chupadas eran muy placenteras, me tenía gozando bien, me hacía falta una buena chupada y ña jefa lo hacía de lujo.
¡Llego el momento de penetrarla! La acosté en la cama y de Misionero comencé a metérsela, me empujaba suave mientras me daba gusto mordiendo sus tetas, ella se abría rico, me permitía meterle mi gruesa verga por completo.
A: Ah, si, que rico, ¡ah!!
T: Uhm, ¡aprietas fenomenal!
Levantaba sus piernas y me abrazaba con ellas, se movía como lombriz dándome aún más satisfacción, le metí las manos por debajo y apretaba sus duras nalgas y continuaba con el mete y saca que subía más de velocidad.
A: ¡Que rico, uhm!!
T: ¡Ángela!!! ¡Uhm!!
Le doble las piernas hasta que sus rodillas chocaron con su cabeza, en cuclillas comencé a metérsela mientras le besaba sus pies, el hecho que trajera medias puesta más me excitaba, una tras otras la embestía y ella solo gemía y disfrutaba mi verga.
T: Que rico, uhm, ¡que rico!!!
A: Agh, no pares, ¡uhm!
Me acosté en la cama y le pedí se diera sus sentones, ella dándome la espalda comenzó a dejarse hacer en mi verga de forma dura y rápida, eso me dolía un poco, pero me daba mucho placer.
Disfrutaba arañándole la espalda y apretando sus muslos, le jalaba el cabello y me movía también para que le entrara hasta el fondo.
T: Que rico, ¡no pares!!
A: ¡Que dura!! Agh!!
Ahora se dio la vuelta y me comenzó a cabalgar bien rico, yo acariciaba sus enormes tetas, les daba apretones, le daba mis dedos y ella me los lamia, se movía en círculos y de adelante hacia atrás, ¡qué manera de cabalgar! ¡Me tenía viendo la luna!
T: Te mueves bien rico, ¡uhm!!
A: ¿Te gusta?
T: Me fascina, continua bebe, ¡no pares!
A: ¡Si, uhm, agh!
Sus tetas rebotaban a cada cabalgada, se acostaba encima mío y movía su cadera tan rápido que me sacaba fluidos amas no poder, nos besábamos, me mordía el cuello, me mordía los pezones, Ángela era muy buena en esto y me estaba dando un rico momento inolvidable.
T: ¡Ponte en cuatro!
A: ¡Ay sí, me encanta así!
En esa pose se veía fantástica, primero masajeaba sus nalgas y acariciaba sus piernas, sus pies y sus muslos, le besaba la espalda, coloque la puntita en su entrada y ella solita se hacía para atrás para sentir mi reata.
Empecé a embestirla rápido, le daba con fuerza, apretaba sus tetas que en es apose se sentían aún más grandes, ella gemía y se movía, ambos hacíamos nuestra parte.
A: ¡Agh, que rico, no pares!!
T: Toma, uhm, que rico coges, ¡uhm!!
Estábamos extasiados, me aventaba a ella con fuerza, ella escurría estaba teniendo otro orgasmo, apretándole el cabello me comencé a mover con fuerza y violencia hasta que finalmente comencé a venirme dentro de ella.
A: ¡Ay!! Sácala, uhm!!
T: ¡Uf!!! ¡Lo siento!!!
A: Ah, uhm, que rico, ¡ah!!
T: ¡Ángela!
El orgasmo fue maravilloso, quedé encima de ella besándole su nuca y cuello, reposamos juntos, ella me decía que no debí venirme dentro ya que no nos estábamos cuidando y ella es muy fértil, pero eso no me importo, una vez reposados volvimos a coger y así no la pasamos hasta el amanecer.
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