~Esto pasó el viernes que jugó Colombia:

Salía de mi of a las 2 pm. Como era de esperarse toda la movilidad estaba de cabeza. En la estación Gobernación opté por unirme a cientos de personas que estaban esperando transmi. Pasaron uno, dos, ya en el tercer bus que me servía, decidimos entre varios abrir la puerta a la fuerza y "acomodarnos" como pudiéramos.

Ya adentro, me topé de frente con un negro (l@s afro ufff una de mis debilidades, más no la única!). Le calculo unos 32-33 años, 175 aprox, serio y hasta mal mirado y con una figura interesante: nada de músculos exagerados, simplemente un man entre grueso y delgado y que gracias a la camiseta de Colombia que llevaba puesta, se le ceñía al cuerpo y bueno me hacía mirarlo. Por algunas cicatrices en sus brazos y manos creo que se desempeña en alguna actividad de esfuerzo físico como la construcción.

Pasaron varias estaciones y todo muy normal, ya cuando hubo movimiento en el bus, me tocó reacomodarme y quedé al lado de él. Como estabamos cogidos de la misma barra horizontal, de un momento a otro me dí cuenta que nuestras manos estaban muy cerca. En una de las paradas una señora pasó y casi me lleva, me alcancé a coger de la barra y quedé tocándole la mano, sin embargo los dos las separamos de inmediato. Siguió el movimiento de los 1000 pasajeros que llevaba el bus y varias veces nos volvimos a tocar la mano hasta que ninguno la quitaba y por el contrario, a veces, con algún hueco como excusa nos rozabamos descaradamente.

En una de esas Brasil metió el primero y bueno seguía la euforia del futbol.

Aunque no había contacto visual, su mano delataba su complicidad, por eso y porque gracias a un viaje a Tumaco (donde aprendí a conocer en cierta medida a l@s negr@s de esa región) ví que el man estaba jugando en esto. El maletín me pesaba y lo bajé al piso, pero obviamente no podía soltarlo y bueno mi mano quedó al tocándole la pierna, dura, yo simplemente me la imaginaba (así como el resto de su cuerpo formado del día a día). En cierto momento decidí poner el maletín entre mis pies y con la mano libre, intencionalmente, fui rózandole disimuladamente el abdomen. Sabía que era un riesgo, porque el man podría haber actuado de alguna manera inesperada, sin embargo confié en la lectura que había hecho.

Le toqué el abdomen y eso lo hice muchas veces, asegurandome que nadie se diera cuenta, aunque después vi que había una señora mirandome jajajaja. Como vi que se dejaba tocar, le toqué el pecho, apretándole las tetillas. Paré por un momento y me dí cuenta que el man se acomodaba como para que a mi me quedara más fácil la tarea. Cuando vi eso, ya no iba a su torso sino que decidí buscar su verga. Cuando empecé a bajar la mano, el man pensó que lo iba a robar y empezó a revisarse los bolsillos jajajajaja, al darse cuenta que tenía todo, permitió que yo siguiera avanzando hasta que llegué a su verga. La tenía dormida, sin embargo después de algunos movimientos se le empezó a despertar.

Ufff que delicia, en varias cogidas me di cuenta como se le iba endureciendo hasta que alcanzó su punto máximo. Le calculo unos 19 o 20 cm y de un grueso considerable. Paré, me tocó contestar unas llamadas y cuando volví allí, ese juguete seguía muy duro. Después de otro movimiento de gente, el man me sorprendió al quedar muy bien acomodado detrás mio poniendome su verga, aprovechaba cada hueco o movimiento que hacía el bus para empujarme con ese juguete. Así seguimos hasta la estación donde yo debía bajarme, empecé a avanzar hacia la puerta y vi que él también lo hacía, me bajé y él también, en ese momento no cruzamos miradas, pero luego me dí cuenta que él volvía a esperar el mismo bus, es decir esa no era la estación en la que debía bajarse. Nos acercamos, cruzamos un corto pero formal saludo e intercambiamos números.

Ya cuando llegué a la casa de mis amigos, Colombia iba perdiendo y terminamos fuera del mundial

 
Decidí borrar el número del man porque creo que lo mejor de esa historia es que quedó ahí, en ese mundo de morbo que se mueve en transmi.