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MODOSA CON EL CULO VIRGEN

MODOSA CON EL CULO VIRGEN

Virgen por la vagina, desvirgada por el culo.

Este relato ocurrió hace un tiempo, cuando estuve estudiando en Granada, alquilamos un piso tres compañeros de clase, uno era de Huelva como yo y el otro de Sevilla. En el piso de enfrente había también estudiantes, cuatro chicas de Cádiz.

Pronto hicimos amistad con ellas, se llamaban Noelia, Susana, Marisa y Ana. Pronto hicimos amistad, y cada uno de nosotros acabó liándose con una de ellas, salvo Ana, Noelia y Marisa se enrollaban con mis amigos, y Susana conmigo, no éramos parejas, solo que cuando nos daba el punto pues teníamos sexo, las fiestas se hacían muy a menudo, y cuando están sucedían Ana se iba a dormir pues no le gustaba eso, aunque cada uno se metía en una habitación.

Una noche, Susana no estaba pues se había ido a Cádiz, así que me quedé sin pareja, mis dos compañeros se metieron en sus cuartos y yo permanecí en el salón hablando con Ana, tenía el pelo castaño suelto, con su bella cara expectante, con una camisa blanca arriba que dejaba adivinar sus redondos pechos medios, y un pantalón azul de chándal abajo que dejaba entrever sus curvas. Yo tenía una copa de Martini, y la botella al lado, era lo más fuerte que había en la casa de las chicas, poco a poco fui entonándome, incluso sintiendo una leve euforia debido al alcohol. Pronto Ana empezó a hablar de sus creencias, de que era virgen y que pensaba que eso no se debía hacer hasta el matrimonio, yo me puse a reír, le dije que era una tonta y le empecé a hablar de sexo, del placer y la satisfacción que provoca, esto hizo que me excitase, pero a ella también le gustaba.

Minutos después y tras hablar un poco más sobre temas relacionados con el sexo, me acerqué un poco más a ella, al rato otro poco, y al ver que no me repudiaba la besé, después pasé mi mano por su cadera y segundos después me abalancé sobre ella, haciendo que se tumbara en el sofá, su mente se sobresaltó, pero su cuerpo sintió el deseo de seguir y de dejarse llevar. Al rato me incorporé y me senté junto a ella, con la cara muy cerca, seguimos hablando, con nuestros labios casi pegados. Llegó el momento en que le pregunté que si era verdad lo que decía de que nunca había visto o tocado un pene. Ana respondió que no, y que nadie había tocado su cuerpo; sonreí y exclamé que era una lastima porque poder hacerlo con ella estaría muy bien. Inmediatamente ella me dijo ruborizándose que deseaba seguir siendo virgen.

Pasados unos minutos empecé a besarla de nuevo, a la vez deslicé mi mano por debajo de su camisa, acaricié su barriga y después metí la mano por debajo del sujetador. Ana no dijo nada, estuvimos un rato así, besándonos apasionadamente y dándole un buen manoseo a sus senos. A continuación me incorporé, me senté en el sofá y le dije que mirase, seguidamente empecé a quitarme los pantalones, después el slip y salió mi erecto pene. Ana miraba entusiasmada, le dije que esa era mi verga, se quedó inmóvil tumbada, debía de estar bien lubricada, esto hizo que se sobresaltase, soltó el pene e inició la maniobra de ponerse de pie, pero entonces le puse una mano en el hombro, impidiéndole que se levantara, y acto seguido acerqué mi pene a su cara y le exigí que se lo comiera.

Estaba un poco asustada, no sabia que hacer. Aún estaba excitada por los descubrimientos sexuales, así que acercó su boca a mi polla, entonces agarré su cabeza con mi mano y la empujé hacia mí, metí mi verga en su boca, estuvo a punto de atragantarse, pero aguantó e incluso saboreó mi pene. Tras el primer contacto empecé a mover mi polla dentro y fuera de su cavidad, mientras le acariciaba los senos, yo estaba muy excitado, pero ella igualmente estaba muy caliente, sus pezones estaban duros.

Pasados unos minutos ella tomó la iniciativa: sus labios formaban una o, los tenía cuidadosamente en la punta de mi miembro, y movía la cabeza en círculos, después colocó los labios ajustándolos al tronco y empezó a recorrerlo, primero por un lado y después por el otro, seguidamente cogió la punta de mi pene suavemente entre sus labios, con giros rápidos, besándolo tiernamente y tirando hacia atrás de mi piel, permitiendo que el glande se deslizara completamente en su boca,presionando el tronco firmemente entre sus labios. Después formó de nuevo el círculo con sus labios, besando todo el largo de mi pene, succionando, su lengua aleteaba por toda mi polla, golpeando a veces con ella mi glande. Tras esto, Ana abrió la boca y permitió que mi miembro penetrase en su boca tan profundamente como pudo, después lo presionó, chupándolo, a la vez acariciaba mis testículos, para ser su primera vez lo hacía muy bien.

Una vez que quedé saciado de su boca, me solté de ella y le dije que iba a la cocina, que se desnudara mientras tanto. Cuando regresé, ella no se había atrevido a desnudarse completamente, aunque se quedó en ropa interior sentada en el sofá, yo había cogido la botella de aceite. Ana preguntó por lo que le iba a hacer, le respondí que algo que no iba a olvidar, la cogí de la mano y la llevé a su cuarto, una vez allí, le dije que se pusiera a cuatro patas sobre la cama, ella obedeció mientras miraba mi pene, le pregunté si le gustaba, no respondió y le dije que pronto iba a estar en su culo.

Me puse detrás de ella, aparté sus braguitas sin quitárselas, y pude ver su coñito virgen, lleno de pelos. Le acaricié el coñito un poco, era el primer hombre que le veía el coño, estaba caliente y mojado, ella soltó leves gemidos. En ese momento le dije que íbamos a empezar, entonces empecé a echarle aceite en su culo, y cuando fue suficiente, le introduje un dedo. Ella tuvo un escalofrió por todo el cuerpo, le dije que se relajase, que no la iba a desvirgar del coñito, que iba a disfrutar, que iba a jugar un poco con ese dedo, después metería otro y finalmente mi verga. Seguí metiéndole y sacándole el dedo hasta que le introduje otro, eso le dolió un poco pero no se quejó, a la vez que hacia esto le acariciaba su rajita, así estuve unos instantes.

Cuando pude notar que estaba preparada, le ordené que me dijera que quería que la follasen, ella no dijo nada pero seguía gimiendo, otra vez le ordené que me dijese que deseaba ser follada por el culo: Permaneció callada hasta que me dijo que se lo hiciera. Nuevamente le ordené que me dijese que quería que me la follase por el culo, de lo contrario iba a parar. Ana rápidamente me respondió que no parase, y después me dijo que le follase el culo.

Entonces aceleré, le dije que se preparase que me iba a correr dentro de su culo. Comencé a moverme más rápido, le estaba destrozando el culo, ella gemía más fuerte, hasta que metí mi pene con gran fuera hasta el fondo y después empecé a soltar chorros de semen. Permanecí con mi polla dentro un rato hasta que la saqué, se podía observar su ano enrojecido, y saliendo de su interior chorros de semen. Tras esto ella se fue al baño, yo me vestí, y cuando llegó me fui a mi casa.

Al otro día ella me dio las gracias por dejarla virgen, me dijo que le dolía un poco el culo, que no se podía sentar muy bien, pero que le gustaba eso de tener sexo por el culo y seguir siendo virgen.
Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
  • Media: 5.6
  • Votos: 45
  • Envios: 2
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