~~Hace
un tiempo que vivo en un edificio de apartamentos y por ello en él
tengo varios vecinos. Con algunos de ellos me llevo mejor que con
otros, pero en general no tengo problemas con ninguno. Esta historia
se inicia cuando se mudaron al edificio en donde yo vivía una
señora (Julia) con su hija (Lucía) .La señora
tendría entre 35 y 40 años y su hija era una adolescente
de entre 16 y 17 años. Ambas eran muy bonitas y la madre tenía
un estupendo cuerpo, el que había heredado su hija pues a pesar
de su edad estaba totalmente desarrollada aunque era un poco más
baja que su madre la que medía aproximadamente 1,70 m. Además
resaltaban sus bellas formas vistiendo provocativamente.
Yo cada vez que me las encontraba trataba de caerles simpático
y siempre halagaba su elegancia o su belleza cosa que a ellas les
agradaba pues siempre me lo agradecían sonrientes, y cada vez
que las veía también me extasiaba mirándolas
tan lindas eran, y sobre todo a la hija que con ese cuerpo y con esa
carita entre inocente y pícara me encantaba. No tardé
mucho tiempo en hacerme amigo de las nuevas vecinas por lo que empecé
a visitarlas a menudo y siempre ellas me atendían amablemente.
Un día fui a su apartamento con cualquier excusa las que inventaba
para poder verlas o estar con ellas y me abre la madre diciéndome
que está sola y si la podía esperar a que se diera una
ducha. Yo por supuesto le dije que la esperaba, en tanto trataba de
buscar un lugar de donde pudiera espiarla mientras se bañaba
pues, hacía tiempo que soñaba con verlas desnudas. Yo
esperé a que se dirigiera al baño y luego de unos minutos
me acerqué a la puerta del mismo. No esperaba tener tanta suerte,
pero la tuve, al intentar abrir la puerta pues ésta no tenía
puesto el seguro por lo que la pude abrir sin dificultad y manteniéndola
entornada podría observar sin ser visto. Poder ver a esa mujer
divina desnuda era demasiado lindo por lo que yo en mis ansias de
verla más de cerca abrí la puerta completamente y ella
me descubrió pero sin sorprenderse en lo más mínimo,
porque ya se había dado cuenta que la espiaba, me dijo –
Ya que estás acá puedes ayudarme a enjabonarme la espalda
– Yo casi no podía creerlo y me acerqué a ella
y tomando el jabón que me ofrecía empecé a hacer
lo que me pedía acariciando ese cuerpo con el que había
soñado tantas veces. Apenas toqué su cuerpo mi polla
se empezó a levantar y más aún cuando me dijo
que siguiera más abajo y pude acariciar las bien pronunciadas
nalgas de su culo y sus piernas perfectamente torneadas. Después
me sugirió que la ayudara a secarse y se cubrió con
una toalla por sobre la cual pude recorrer con mis manos todo su cuerpo.
A esa altura mi polla estaba a punto de explotar. Ella dirigió
la vista a mi entrepierna y notó lo que me pasaba pues el bulto
que tenía era imposible disimularlo por lo que dijo –
Se ve que estás muy excitado, vamos a tener que hacer algo
para calmarte – Dicho esto se sentó frente a mí
quitándome los pantalones. y luego al quitarme el slip mi polla
saltó hacia delante como una catapulta. Julia primero me la
acarició suavemente con sus manos y luego la besó y
abriendo la boca se la metió toda adentro empezando a chuparla.
Lo hacía tan bien que me encantaba y era tanta mi excitación
que no tardé mucho tiempo en descargar toda la leche acumulada
la que ella tragó con deleite diciendo – Que rica leche.
Lástima que no pueda quedarme pues tengo un compromiso al que
no puedo faltar, pero después hablamos – Entonces se
vistió marchándose.
Durante unos días no las vi pero al final me las encontré
al volver de unos trámites que debía realizar. Ambas
estaban preciosas pero sobre todo Lucía quien vestía
una minifalda muy corta que dejaban a la vista sus muslos y una blusa
semitransparente que dejaba poco margen a la imaginación. Yo
la miraba embobado y tanto ella como su madre se dieron cuenta de
ello aunque traté de disimularlo. Pues a pesar de tener un
cuerpo un poco más pequeño que el de su madre su frescura
y su juventud la hacían ver aún más linda.
Días después al encontrarme con Julia ella me dijo –
Por lo visto Lucía te gusta mucho – A lo que respondí
que sí por supuesto. Entonces me propuso – Yo te la
entregaría, pues ti también le resultas agradable, pero
antes tendría que hacerte una prueba porque sería una
lástima que después de estar con vos no quede satisfecha,
aunque por lo que vi el otro día no creo que pase pues tienes
una polla preciosa – Yo no supe que responder por lo que prosiguió
Mañana puedes venir a la tarde en que ella no está
a hacer la prueba Yo acepté entonces ella se despidió
quedando de vernos al día siguiente.
Entonces al otro día llegué a la hora convenida. Julia
se había vestido más provocativamente que nunca. Tenía
puesta una bata transparente y debajo de la misma solo llevaba la
ropa interior. Ésta era un conjunto de bragas y soutien rojos.
Además tenía un liguero y medias de seda haciendo juego.
Realmente estaba muy linda como se lo dije a lo que se sonrió
y tomándome de a mano me llevó a su habitación.
Apenas entramos en ella Julia se desnudó quedándose
solo con las medias y yo la imité quitándome toda la
ropa. Nos acostamos en la cama y nos empezamos a besar apasionadamente.
Después de un ratito yo me dediqué a chupar sus senos
como si fuera un bebé y ella me pedía Sí chupame
las tetas, mi amor – Yo hice lo que me pedía y luego
fui bajando la cabeza hasta llegar a su vagina la que recorrí
con mi lengua y al encontrar su clítoris lo besé y chupé
haciéndola llegar al orgasmo. Después hicimos un 69
y ella me chupó la polla pero no me dejó acabar pidiéndome
– Metémela toda adentro, no me hagas esperar –
Yo de un solo embiste se la clavé hasta el fondo y empecé
un mete y saca frenético en tanto ella gemía de placer
hasta que ambos nos corrimos y yo le llené la concha de leche.
Gracias a sus manos y su lengua expertas no tardé en tener
la polla nuevamente a tono entonces acostándome boca arriba
ella se sentó sobre mí y le fui metiendo mi polla en
su culo, empezando a meterla lentamente pero se ve que ya estaba acostumbrada
a follar por atrás pues mi polla entró hasta el fondo
sin ninguna dificultad. Julia subía y bajaba cada vez más
rápido hasta que nos corrimos y se la dejé adentro hasta
que mi polla fue perdiendo su dureza. Nos besamos nuevamente y nos
quedamos acostados descansando. Entonces Julia me dijo – Pasaste
la prueba por lo tanto te voy a entregar a mi niña, pero como
es virgen trátala con delicadeza pues aún no tiene experiencia
– Dicho lo cual Julia y yo quedamos que vendría al día
siguiente después de que llegara Lucía de sus clases
en el liceo. A continuación agregó – Yo me voy
a ir, así están más cómodos, pero no te
preocupes por ella que va a estar preparada – Me saludó
y me retiré hasta el otro día. El viernes, que era el
día siguiente, llegué antes de lo acordado, tantos eran
los deseos de tener a Lucía entre mis brazos. Cuando llegué,
ella aún se estaba por cambiar, pero igual estaba preciosa
con su camisa liceal desprendida que dejaban ver el comienzo de sus
senos y la minifalda del uniforme que dejaba al descubierto sus piernas.
Julia al poco tiempo de que llegué se despidió de nosotros
deseándonos que la pasáramos bien marchándose
alegremente.
Cuando Julia se fue Lucía y yo pasamos a su habitación.
Después que entramos en ella la tomé entre mis brazos
y la besé en los labios, besos a los que ella correspondió
y nuestras lenguas se juntaron. Luego de besarnos la fui desnudando
quitándole la camisa y la falda y después su ropa interior
hasta quedar completamente desnuda y yo la miraba extasiado al ver
ese cuerpo tan lindo y pensando en que yo sería el primero
en poseerlo. También me desnudé y acercándome
a ella la empecé a acariciar por todo su cuerpo y estaba encantado
de acariciar esa piel tan suave y fresca, luego me detuve en su concha
y tomando sus manos las llevé a mi polla, la que ya estaba
empinada y ella la tomó sin oponer resistencia recorriéndola
con sus manos. Entonces la hice sentar en la cama y le puse la punta
de mi polla en sus labios, ella comprendió enseguida lo que
yo deseaba y abriendo la boca se la metió chupándola
suavemente y a pesar de su inexperiencia lo hacía muy bien,
tan es así que pronto me corrí y Lucía como una
buena niña se tomó toda la leche sin desperdiciar una
gota. Después de esto la acosté en la cama y con mis
manos y mi lengua nuevamente recorrí todo su cuerpo hasta llegar
a su conchita la que lamí hasta que ella empezó a gemir.
Luego me puse sobre ella y comencé a penetrarla, de pronto
mi polla chocó contra su himen. Yo la miré a los ojos
como preguntándole si quería que siguiera y ella asintió
por lo que se la metí toda adentro. Ella sintió el embate
porque se irguió con un pequeño grito, yo la besé
y nuevamente nuestras lenguas se unieron. Se la metía y sacaba
suave y lentamente. Al poco tiempo noté que lo estaba disfrutando
por lo que aceleré el ritmo corriéndome en su cuerpo.
Ella también llegó al orgasmo pues se veía en
su cara que lo había gozado. Descansamos un ratito pero yo
no quería dejarla hasta estrenar su culito virgen. Por lo que
en cuanto me repuse la puse en cuatro patas y le di un beso negro
ensalivando todo su culo. Luego le empecé a meter mis dedos
en él para que se la dilatara. Hecho esto le metí mi
polla un poquito en su culo, la dejaba un ratito para que se acostumbrara
y luego se la sacaba para volver a metérsela y cada vez se
la metía un poco más. A Lucía le dolía
pero también deseaba sentir toda mi polla adentro por lo que
se abría lo más que podía para facilitarme la
metida. Así poco a poco logré metérsela toda
dejándosela adentro hasta que se acostumbrara. A ella se le
llenaron los ojos de lágrimas pero poco a poco las lágrimas
de dolor dieron lugar al placer, yo entonces empecé un mete
y saca y nuevamente llené su cuerpo de leche. Después
descansamos y luego de muchos besos y caricias nos despedimos.
Por supuesto que después de ese día seguí follando
con Lucía siempre que podía la que en poco tiempo se
convirtió en una experta. Algunas veces también lo hacía
con Julia pues a ellas no les importaba que así lo hiciera,
y a mí menos, además yo podía satisfacer a las
dos. Y como dicen en mi país mientras el cuerpo aguante.