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Mis putachas (Cap. 3): Las nuevas putachas

Después de que Sofía una de las nuevas Putachas del Ama se arrastrara a sus pies, el Ama pregunto dónde se encontraba la recamara principal, ya que desde ese instante iba a tomar posesión de ella ya que por obvias razones no se iba a rebajar a una recamara de menor calidad. Sofía suplicó permiso de ponerse en pie y después para poder hablar y así serle posible conducir a su dueña a la que hasta un día antes fuera su recamara y que desde ese instante y por jerarquía pasaba a ser de su nueva DIOSA.



A la putacha Sofía únicamente le fue autorizado guiar a su Ama hasta la recamara principal pero caminando como la perra que es o sea a cuatro patas. Al momento de que la putacha Sofía empezó a indicar el camino, el Ama hizo escucharse un chasquido con el cual las otras Putachas comprendieron que se hicieran cargo de llevar el equipaje para después desempacar y acomodar sus cosas a la brevedad.



Una vez que el Ama aprobó la distribución ubicación, tamaño y vista de la recamara, ordenó a las Putachas que arreglaran todo mientras que ella disponía de la putacha Sofía para abanicarle mientas ella plácidamente descansaba frente al televisor. La putacha suplico autorización de retirarse e ir en busca del abanico de plumas con el cual solo su Ama era digna de ser abanicada. El Ama solo le concedió 2 minutos para estar de regreso con él, ya que no estaba acostumbrada a que ninguna de sus Putachas no estuviera preparada para cualquier exigencia que el Ama dispusiera.



Sofía salió más que rápido y en tan solo un minuto y medio ya estaba de regreso para cumplir cabalmente su primera obligación de putacha los pies de su dignísima Ama. Al poco tiempo llegaron las otras Putachas caminando como perras para informar a su dueña que su aposento estaba listo para cuando ella deseara retirarse a descansar cómodamente



El Ama venia cansada del viaje empresarial por lo que se retiró a su nueva recamara no sin antes ordenar a su trio de Putachas le preparan algo de cenar y se la llevaran a la cama, y mientras ella disfrutara de su alimentos las demás le sirvieran como las viles putas que eran todas, una le abanicó, otra le chupo los pies y Sofía fue asignada como su baño portátil. Ya lista para dormir, antes de retirarse las Putachas a sus jaulas que el Ama tenía, les ordenó tener todo listo y limpio para desayunar el Ama en punto de las ocho de la mañana.



Dos de las Putachas se retiraron sin dar la espalda a su dueña al mismo tiempo que le reverenciaban, mientras que Sofía dormiría echada a los pies de la que antes fue su cama y que ahora solo se le permitiría dormir echada en el suelo como la perra que ella había elegido años atrás pero nunca se animó a servir de puta de una verdadera misstres. Más o menos a las 3 A.M. el Ama se despertó con ganas de orinar por lo que de una patada despertó a la putacha y darle la orden de beberse su orina.



A Sofía al ser la primera vez que bebía orines, le costó trabajo no solo tragarlo, sino aguantar su aroma, sin embargo su actual condición jerárquica no le daba derecho ni de respirar, por lo que solo pudo aguantar y beber todo. Después de descargar todo el exceso de orina que el Ama guardaba en su vejiga volvió a dormir plácidamente mientras que la putacha le quedó el hocico apestando a porquería y media, y así tuvo que dormir nuevamente.



A las seis de la mañana se empezó a escuchar movimientos, lo que alertó a Sofía y le recordaba que era tiempo de empezar con sus demás obligaciones, por lo que aun apestándole el hocico tuvo que empezar su día. Se fue a bañar pero fue tan fuerte el aroma del orina de su Ama que ni con enjuague bucal se le quitaba ese apestoso aroma.



Al llegar con sus compañeras Putachas al verla le preguntaron ¿pero qué te pasó, porque traes esa cara? Sofía respondió “a nuestra diosa le dieron ganas de orinar a las tres de la mañana y tuve que tragar toda su orina” y ni con enjuague bucal se me quita este aroma. Lizbeth dijo “ya te irás acostumbrando mamá, al principio es difícil, ya después aprendes a paladearlo y hasta terminaras disfrutándolo como yo lo hago ahora, además si te portas servil, ella no te trata tan mal como crees. La putacha Sofía dijo “tal vez, pero mientras este aroma me está matando.



La putacha azafata dijo a sus dos compañeras, yo aprovechando mi entrenamiento de azafata le iré a servir el desayuno a nuestra DIOSA; Lizbeth dijo, yo te acompaño una de mis obligaciones es despertarla lamiéndole los pies y bañarla, Lizbeth dijo y tu Sofía ponte a limpiar la casa de nuestra Ama que buena falta hace. Sofía preguntó ¿y tú desde cuando me llamas Sofía y me dictas que hacer? Lizbeth respondió ahora estás a mi nivel, eres una putacha, así que tu papelito de madre ha desaparecido, ahora esta es la casa de nuestra Ama y ella es la que nos gobierna ¿te quedó claro Sofía? Ella respondió me ha quedado más que claro en que me convertido para ti y de qué lado estas ahora. Lizbeth dijo pues si ya lo entendiste apúrate con tus tareas que pronto vendrá nuestra Ama y no tolera a las esclavas perezosas como tú, así que vamos ponte a trabajar.



Sofía no podía creer lo que había visto y escuchado, su hija de la que ella había dicho disfrutar de la vida, se había convertido en una simple puta a los pies de una mujer que decidió someterla y ahora a su propia hija la consideraba como un simple objeto a los pies de su Ama a la cual no solo debía servir calladamente, sino que además debía hacerlo bien, había perdido a su hija y le habían presentado a una extraña.



Como 20 minutos más tarde Lizbeth regresó a la estancia y vio que Sofía estaba arrodillada a la mitad y le exclamó ¡no te dije que te pusieras a trabajar!, eso estoy haciendo, pero veo que perdí a la que fue mi hija, ella solo respondió tú me dijiste que disfrutara al máximo la vida ¿recuerdas? Bueno eso hago, o ¿de donde crees que aprendí a ser una putacha, si te acuerdas de todos los hombres que pasaban a tu cama diario verdad? Sofía se dio cuenta del grave error que cometió al decir eso, sin embargo ya no había marcha atrás. Sus vidas habían cambiado para siempre.


Datos del Relato
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