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Categoría: Dominación

Mis inicios como amo (I)

Nota al Lector. A los que siguen mis relatos, verán que esta serie es distinta a las demás en lo que es el cuerpo, formato y duración, pero fueron los primeros pasos como escritor de relatos unos verídicos y otros inventados, y he querido dejarla así, intentando corregir algunos errores gramaticales que cometí en su momento. Como suelo decir cada cual es libre de creer sin son verídicos o no, eso ya es algo que dejó a elección del lector, y nunca discuto sobre ello.



Tengo 50 años y mi primer relato, totalmente veraz, se remonta a mis 23 años, yo en esa época trabajaba en un concesionario de camiones de una marca muy conocida de Suecia, trabajaba como administrativo comercial. Nunca he sido gran cosa físicamente la verdad, 1.75 de alto, algunos kilos de más, moreno y mirada expresiva. Acababa de cortar con mi novia de toda la vida, pues en nuestras relaciones sexuales a mí me faltaba algo, y ella siempre me decía que yo era muy bruto cuando las manteníamos.



Por distintos motivos, la empresa tuvo problemas y la marca se quedó con parte del concesionario, pero con la condición de que la dirección de la empresa pasaría a su control, por lo que en menos de un mes nos enviaron a una nueva gerente, sueca, afincada en España, casada (aunque el marido no vino) con dos hijos, morena, blanca de piel y ojos azules, y una prepotencia que iba por delante de ella.



Desde el primer día saco el látigo y empezó a echar a gente, reordenar los departamentos y a tratarnos con la punta del pie, como si fuésemos tontos o animales. A mi departamento le tocó el último pero el trato, igual que al resto, insultos, desprecios y vejaciones, total que en menos de dos meses se había ganado el odio de todo el mundo.



Y me tocó a mí, me pidió expedientes antiguos, papeles incluso de antes de que yo formara parte de la empresa y documentos que ni yo sabía que existían, pero por miedo a perder mi trabajo, supongo que como todos, aguantaba todas sus humillaciones, pero llegó la gota que colmó el vaso, un día se pasó un familiar mío a visitarme, como había hecho otras tantas veces en mi rato del desayuno, y delante de mi familiar empezó a darme voces y a llamarme tonto y otras lindezas, la verdad es que jamás le había pegado a una mujer pero os juro que en ese momento si en vez de ser una mujer es un hombre le hubiese cruzado la cara. Me encerré en mi oficina y traté de calmarme, pero cuando más lo intentaba más me enfadaba, así que llame a su secretaria y le dije que quería hablar con la Loba, que era como la conocíamos, al rato, sonó el teléfono de mi mesa y me dijo que cuando acabase mi jornada me esperaba en su despacho, así que las dos horas que quedaban se me hicieron eternas pero no me tranquilizaron para nada.



Por fin entré en su despacho, siempre sin luz solar, siempre esa odiosa lamparilla que más parecía una sala de interrogatorio que un despacho.



Al entrar, su secretaria se marchó y le dijo que si cerraba todo porque nos quedábamos solos, ella le dijo que sí, aunque no tardaría nada en “terminar con el individuo este”, palabras textuales, y eso a mi terminó por sacarme de mis casillas.



Ella sentada en su sillón, vestida sobria y tapando sus formas, siempre pantalón y ropas algo antiguas, me miraba como se mira a alguien a punto de ejecutar, así que sacando valor de todo el rato que estuve esperando y encendiéndome aún más, lo primero que le dije fue que era una mala zorra que lo único que le pasaba es que nunca le habían follado bien ni dado una buena hostia a tiempo, que era una niñata madura pero niñata y que al final iba a conseguir que alguien le cruzara la cara.



Conforme le decía todo esto, a ella le iba cambiando su cara de loba y se iba agachando más y más en su sillón, yo envalentonándome más seguía insultándola tanto que se echó a llorar y a pedirme perdón, al principio me desconcertó e incluso empezó a darme lástima, aunque eso fue un segundo, así que seguí llamándola de todo, hasta que le dije que ella era una zorra barata y que me la iba a follar allí mismo, la verdad aún no sé cómo me salió esa frase, pero su respuesta fue “sí mi Señor es lo que deseo”, yo no conocía el mundo de la dominación, pero al oír esa frase hizo que me empalmase y me excitase de una manera que jamás lo había hecho.



Sin pensarlo le dije que se pusiera de rodillas, cosa que hizo sin protestar.



Ven hacia mí zorra, desabróchame los pantalones y chúpamela.



De rodillas y a gatas se acercó a mí y me la chupo, ¡digo que si lo hizo!, jamás había sentido tanto placer.



Ella siguió, aunque debido a mi excitación me corrí enseguida, pero no la avise solo le cogí de la cabeza y descargué todo mi semen en su garganta, advirtiéndole que si se escapaba una gota la castigaría.



Cuando terminé y vi lo que había hecho, me quedé paralizado, pero su siguiente frase fue “gracias Señor” y eso me hizo volver a mi actitud dominante.



Ponte de pie perra de mierda ahora te vas a tragar todos tus desplantes.



Lo que usted diga, diga mi Señor, contestó ella.



Quítate la ropa, y rápido que pareces una vieja así vestida, lo hizo sin levantar la mirada y ágilmente, y ¡sorpresa! Vaya cuerpo, pechos grandes con pezones aun mas grandes, con carnes pero sin estar gorda y totalmente depilada, tal y como yo muchas veces le había pedido a mi novia, total que me empalmé otra vez, así que la cogí del pelo, la levanté, quité casi todo lo que había en la mesa y empecé a follármela, insultándola y devolviéndole una a una todas sus vejaciones mientras le retorcía los pezones hasta hacerle algo de sangre, pero a la muy zorra le gustaba, y a mí más aún. Cuando me iba a correr se la saqué y la volví a poner de rodillas y me corrí en su cuerpo, y especialmente en su pelo. Cuando acabé le dije que se iba a quedar así hasta que llegase a su casa, y su tercera frase fue otra vez “sí Señor, lo que usted diga”. Le dije que se vistiese y que ya hablaríamos, pero cuando se levantó para hacerlo me entraron ganas de orinar, y aún sin saber porqué la cogí del pelo y la llevé a su servicio, la llevé de un tirón y sin más, al entrar, la metí en el plato de la ducha y le ordené que se pusiese de rodillas, ella me miraba con asombro y sin saber qué iba a pasar, una vez de rodillas le apunté a la cara y a su cuerpo con mi polla y empecé a orinarle, le ordene que abriese la boca y que lo que le entrase lo tragase. Cuando termine se fue a lavar pero se lo prohibí, me miró y fue la primera vez que habló más tiempo, ya que me pidió que la dejase lavarse pues había quedado con gente para cenar, ahí mi cabeza empezó a pensar e imaginar cómo putearla aún más, así que casi sin pensar le dije que no, que se vistiera y que iría a la cena así, tal y como estaba, sólo la autorice a cepillarse el pelo.



Empezó a vestirse, pero otra idea se me vino a la cabeza, y le dije que sólo los pantalones y la blusa, nada de ropa interior, me miro como suplicando pero no dijo nada, y al ver que yo no decía nada dejó la ropa interior al lado y se vistió.



Yo cogí su bolso, lo abrí, saque todo lo que había, ¡otra sorpresa!, llevaba un pequeño consolador con mando a distancia, y se me ocurrió otra idea. Le pedí el mando, me lo dio en el acto pues lo tenía en el bolsillo del pantalón la muy zorra, le dije que hoy yo también iba a cenar donde ella, pero a su costa claro, le abrí su monedero y le saque 10.000.-Ptas. Y le pedí el nombre del restaurante, me miraba aterrorizada pero obedeció sin rechistar y eso a mi me iba excitando aún más y me hacía ejercer aún más mi dominio sobre ella.



Me fui advirtiéndole que estaría cerca de ella y hasta la saludaría como empleado suyo que era y que, si se atrevía a lavarse o a cambiarse, el castigo sería terrible.



Continuará….



P.D. Todo lo anteriormente relatado es real, pero es algo que me ha demostrado al cabo de los años que el Amo o la sumisa no se hace si no que nace con esa condición, sólo que hay quien lo descubre y quien no. En esos tiempos no existía Internet y era el principio de los móviles. Así que mi desconocimiento sobre este mundo era total, y no dejaba de asombrarme mi actitud y mis reacciones, pero sólo sabía que me estaban saliendo como algo que hubiese hecho toda la vida y que me gustaba y sobre todo me excitaba.



También para la que se quiera iniciar y si son matrimonios sumisos aun mejor.



Ahora por diversos motivos me encuentro en Lisboa, si algún lector se encuentra por aquí y quiere ponerse en contacto conmigo que no dude en hacerlo.


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
  • Media: 3
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1240
  • Valoración:
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