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MIS DIAS EN PRISION 3
DIA DIECISEIS
Era cerca del mediodía cuando por la puerta abierta de la celda entró. Un hombre fornido, mas bien joven. Negro como el azabache. Tendí no mas de cuarenta años. Estaba parado en el marco de la puerta como si ya supiese quien era yo.
Yo descansaba placido en mi cama. Tranquilo leía una novela de Ficción. El me miro sin hablar. Tenía el uniforme impecable. Note su bulto. lo mire y el me miro.
__¿Así que tu eres!__ dijo enigmático
__¡Yo soy!__ dije siguiéndole el juego. Avanzo en silencio. Sus brazos eran potentes.
__¿Eres Luli?
__¡Como corren las noticias!!
__¡Soy Pedazo!
__¡Lo sé!. ¡Eres un machote!__ sus labios gruesos brillaron. sus dientes eran perfectos.
Se puso al lado de mi. Miro hacia abajo. Me toco los cabellos.
__¡Eres joven!__ balbuceó. Note su dureza creciente.
__¡Tu también!__ me puse de pie. Vi que el se corría el cierre de su mameluco. Cayo hasta su ancha cintura. Unos pectorales lampiños aparecieron ante mi vista. El me tomo de la nuca y me llevó hasta su pecho formado. Los pezones estaban tan duros cuando los puse en mi boca, me hicieron volar. Chupe voraz. El gimió. Su tranca enorme dio un salto y choco contra la tela de la vestimenta.
__¡Creo que te molesta la ropa!__ alcance a decir
__¡Sigue chupando mis pechos anda!!__ me dijo el gigante y empujó mi nuca contra sus pezones erectos. Me ahogué. Pero mi lengua siguió lamiendo aquellos tesoros rocosos.
__¡Sabes que a mi perra nadie la puede tocar!¡Ahhhh!__ gemía Pedazo
__¿Qué quieres decir?__ me hice el ingenuo
__¡Que solo yo puedo tenerte!!__ diciendo así me fue quitando mi ropa. Yo ya estaba con mi verga dura. El apenas toco mi espalda. Nos acercamos a otra cama. Era la de el. Que era un poco mas grande que las nuestras. Me tiro sobre ella. Cola hacia arriba. me paso la palma de la mano. Deseando.
__¡Oh tu culo es hermoso!!¡Estoy deseando esto hace rato!!¡Hummmm!!__ acercó su cara a mis nalgas calientes. Su nariz se pego a mi olor. Lo tomo como juntando aire en sus pulmones. Eso lo extasiaba. Lego me acarició con la lengua. Primero muy quedamente. Luego Con más ardor. Sus gemidos se hacían notar. Hundió la lengua finalmente. Me la metió en lo hondo de mi ojete rebosante. Pasaba una y otra vez. Me humedecía. Me abría. Sabía que me gustaba. Mis suspiros también se agregaban al lugar.
Luego de unos movimientos que hicimos sacó su enorme tronco y me lo ofreció. Acerqué mi hocico. Mi saliva fue bañando aquel pedazo de carne. El mástil se irguió totalmente. Fibroso. Duro. Hermoso pedazo que yo me metí en la bocota. Abrí mis fauces y tragué lo que mas pude. El negro gozaba desarmado. Estaba muy caliente por el encierro que había pasado.
Sus bolas eran gordas. Las tragué jugando con ellas. El permanecía como en un sueño. se dejaba hacer a placer. Una vez mas llegó a mi culo. Ahora lo abrió con sus dedos gruesos. Di un respingo y salté de calentura. Sus dedos entraron. Mi lengua abrazaba la serpiente gigante. Mis dedos finos pasaban suave por las bolas. El hombre gemía agradecido. Pensé que largaría su leche de un momento a otro. No quise apurar su acabada. Por eso jugaba a tocarlo y dejarlo de tocar. Metía otra vez la cabezota de su vergón en mi boca.
__¡Ohhh perra dame tu boca, te la vas a tragar, ahhh!!
Empezó a convulsionar como desaforado. Temblaba. Su cuerpón entró en trance. Yo me aferré a la manguera mientras ríos de semen salían de su caño hinchado y tremendo. Tomaba pero me desbordo rápidamente. Sus gritos fueron disminuyendo. Luego su cuerpo fue quedándose quieto. Estirado en la cama. Su garrote semi vencido, aún seguía chorreando pequeñas gotas de líquido. Pase mi boca una vez más. El gimió y se retorció. Gruñendo.
__¡Oh necesitaba esto. Tienes una boca hermosa!!__ dijo. Me arrimé a su cuerpo. Los dos estirados. Uno al lado del otro. Era mucho mas grande y alto que yo. A su lado parecía un niño.
Me tomo de la pera y me zampo un beso. Metió su lengua a fondo. Saboreándome. Las chispas y el calor de nuestras lenguas hicieron que su espada volviera a ponerse dura. Con mi mano la tome. La rodee y apreté fuerte.
__¿Quieres probarla?__ me preguntó
__¡Claro, dámela de una vez!!__ dije yo totalmente sacado.
Me tomo de los brazos y entendía que quería que me sentara sobre el. Muy despacio quedé a caballo del negro. Jugué con su serpiente. La guie hasta mi hoyuelo abierto ya. Lo apoyé en la entrada. En tanto tomaba sus tetillas y las frotaba. El gemía ardiente.
El mástil se fue hundiendo. Yo gemía y daba ayees de dolor. Un poco exagerando para que sintiera que era mi macho total. Note que su mirada era de sorpresa y de poder. El creía que me tenía en su red. Eso era lo que yo pretendía.
Me enterré la poronga. Lentamente comencé a cabalgarlo. Iba y venía con el sable clavado. Gimiendo y prometiéndole fidelidad y amor eterno. Pedazo hervía de calentura. Sudaba copiosamente. Mis manos se aferraban a sus pectorales. De vez en cuando bajaba y nos besábamos húmedos y salvajes.
__¡Cógeme papi. Eres mi macho. Dame tu poronga. Eso es clávame, así, así ahhh!!!__ le gritaba en la oreja y el se ponía cada vez más duro. Mi leche manaba de mi pija que saltaba para todos lados. El desparramaba lo que caía en su estómago y su pecho. La crema era usada como una bendición. Se frotaba y luego volvía a abrir mis nalgas mientras su hierro desmesurado entraba dando brincos en mi ojete que echaba humo.
Pasaba sus dedos por mi pecho y me daba pellizcos en las tetillas. Eso me encantaba. Ponía los ojos en blanco. Su taladro continuaba penetrando y bombeando sin descanso.
__¿Te gusta mi poronga?
__¡Claro papi!!!__ mientras decía esto me fundía en un beso con el. sus gruesos labios estaban mojados. Nuestras salivas corrían de un lado a otro. Su serrucho seguía hundido en mi.
La mecha seguía hundida en mi. Pedazo se regodeaba al sentir mis gemidos, casi sollozando, rogándole que siguiera penetrando con su gruesa vara. Sus labios gruesos me enloquecían. Mi cola se abría para el. Frenaba con sus garras el vaivén de mis saltos sobre su tranca divina.
Recién era de mañana y la cogida que me daba me estaba matando. Aullaba de placer. No tenía idea de donde estaban mis compañeros de celda. Tal vez sabían que no tenían que aparecer por allí.
__¡Oh Luli tu culito es perfecto para mi!¡Me haces gozar mucho!__ me decía Pedazo deteniéndose un instantes es sus embestidas.
__¡Acuéstate de lado, ven!__ salté de su vara y quedó moviéndose mojada. El muñeco parecía eléctrico. Me coloqué dándole la espalda. Entro nuevamente en mi. Suavemente me la metió toda otra vez. Lancé un largo suspiro de muerte y lujuria que me envolvía el cuerpo y los sentidos.
Estaba mareado de tanta locura que me hacía sentir aquella vergota maravillosa.
Pedazo apuro sus embestidas. Me clavaba enteramente. Me poseía de forma brutal. Sus bolas golpeaban mis carnes. Sentía su respiración en mis orejas. Mordía de vez en cuando mi cuello. Largaba su saliva en mis hombros. Poseído por una extraña fiebre que lo consumía y me transmitía su enfermedad.
La tranca me recorría el canal. Se hinchaba. Sentía como mis flujos chorreaban por mis nalgas. Se escapaban de mi dilatado anillo. Flop, flop era el ruido que retumbaba en la celda, amén de nuestros gemidos salvajes.
Mordiendo mi cuello bañado en agua comenzó a llenar mi culo de buena y abundante leche. Eso hizo que yo me corriera otra vez, lanzando mi líquido por toda la cama y las sábanas que ya eran un despojo de fluidos y manchas sexuales.
El me sostenía apretando mi pecho. Sus manos fuertes me agarraban las caderas. Pasaban por mi verga. Palpaban mis huevos. Volvían al pecho. Me besaba el cuello. Todo esto sin dejar de besarme. Lanzando fuertes ronquidos que venían de muy adentro de su pecho inflamado de placer.
Chupaba mis orejas. Yo no podía moverme. El peso de su cuerpo me aplastaba. Su vergón todavía latía dentro de mi. Con mi mano llegué y tocaba sus bolas. Jugaba con ellas. Pedazo disfrutaba de todo aquello. Se dejaba hacer. Totalmente erotizado y caliente.
__¡Me haces disfrutar!¡Eres terrible!__ susurraba en mi oído
__¡Tu también me has hecho pasar momentos increíbles!
__¡Y los que vendrán!¡Es una promesa!!
En eso estábamos cuando aparecieron en la puerta de la celda Banana y Garrote que sonriendo hablaron
__¡Luli te busca el director Sanpietri!
__¿Que quiere?
__¿Quién sabe?¡Solo dijo que te llamáramos!
__¡Está bien!__ dije y me fui incorporando. Sacando de mi culo ensanchado la tremenda poronga que me había cogido. Coloqué una toalla por mi cintura y me iba a dirigir a los baños.
__¡Cuidado!¡Ya sabes de quien eres perra!__ advirtió Pedazo
__¡Claro machote!¡Soy toda tuya!!__ moviendo mi culo me salí de allí.-
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