Hola, espero que hallan disfrutado de mis anteriores relatos tanto como yo disfruté escribiéndolos. Les agradezco los comentarios y los mensajes, un beso a todos los que se comunicaron conmigo.
Como sabrán mi debut sexual fue con mi amigo Beto, fue una experiencia hermosa y gratificante, para nada traumática como pasa en algunos casos de iniciación gay. Hoy estoy agradecida de haber conocido a mi amigo y que halla sido con el mi primera vez.
Después de aquella tarde se sexo quedé fascinado con la idea de nuevos encuentros, pero no me animaba llamar a Beto, por suerte y delicia para mí él no tardó en contactarme y fijar una nueva cita.
La cuestión es que comenzamos a reunirnos los viernes en su casa de campo, pasábamos tardes enteras teniéndo sexo y aprendiendo las delicias de los juegos amatorios.
Aprendí a chupársela hasta enloquesérlo, llegué a manejar su pene en mi boca con total maestría. Conocí cada pliegue y vena de su pene mejor que el mío, aprendí a hacer durar el juego hasta que el semen no daba más por explotar, reconocí con mis labios y lengua antes que lleguen las descargas y las esperaba gustoso. También aprendí a respirar y a mirarlo gozar cuando me daba su miembro. A veces solo quería que se lo chupe, así que tenía largas seciones de sexo oral en las que disfrutaba tanto como si me lo metiera. Una vez recibí cinco orgasmos en la boca en toda una tarde, tragué su leche que a esa altura era mi mayor manjar con ganas y debo reconocer que me dejó satisfecho, al menos por ese día. Me hice un poco adicto a su semen y en cada encuentro por lo menos una vez tenía que tragar leche, de no ser así llegue hasta exigirle su leche, tenía que tomarla porque sino para mí no estaba completa la cojida.
También aprendí a manejar mi cola, a moverme mientras me la metía, a sentir sus palpitaciones adentro y retardar la acabada, a hacerle pedir por favor que lo haga llegar. Su pene parecía echo a medida de mi ano, una vez alcanzada la dilatación ideal se desplazaba por dentro mío como quería, entraba y salía a placer y yo gozaba como una puta. Cierta vez le pregunté cuantos sería capaz de echar sin sacarla, Beto no era de muchas palabras pero si de acción, así que aquella vez me dejó cuatro orgasmos adentro sin sacar su pene de mi cola. Primero fue un perrito, una vez que acabó hizo que nos recostásemos de costado y me comenzó a dar despacio hasta recuperarse, luego apuró el ritmo y acabó nuevamente, siempre sin sacar su miembro de dentro de mi cuerpo, me puso de espaldas a la cama y me hizo un patitas al hombro, cabe aclarar que su resistencia, al igual que su recuperación eran admirables. Una vez que me echó el tercer polvo, cuidadosamente se fue recostando mientras yo pasaba a estar encima de él, cuidando especialmente que no salgo su pene de mi cola, ya encima suyo comencé a cabalgarlo lentamente dejando que tome aire, pero su pene parecía empeñado en demostrarme lo macho que era y no bajaba de tamaño, así que ahora con el comando de la situación cojí su miembro a mi ritmo y gusto, hasta que me agarró de las caderas y me eyaculó por cuarta vez. Disfruté mucho esa experiencia, Beto quedó cansado y yo sentado encima de él extasiado, su pene fue por fin perdiendo vigor y a medida que esto pasaba todo el semen que tenía comenzó a chorrear por mi ano, contraje los gluteos para retenerlo lo mas que podía, pero mi amante me había llenado de leche y mi colita no podía retener todo. Para finalizar descansamos una hora, yo abrazado a él con una mano en su pecho y otra en su pene, en silencio nos dormimos y antes de irnos como ya era un clasico nuestro le dí una chupada para quedarme con su quinto orgasmo en mi boca.
Diría que pasamos unos tres meses mas o menos de sexo todos los viernes, en la semana pensaba en lo que haríamos ese día y aumentaba mi ansiedad. Algunas noches lograba alquilar una porno y sacaba ideas para hacerle a mi macho, mi vida giraba prácticamente en ese mágico día.
Una vez que nos conocimos bien, yo ya sabía lo que le gustaba a Beto y él lo que me gustaba a mí. Creo que hasta estaba enamorado de Beto pero el sexo no me dejaba ver con claridad las cosas, nuestros encuentros eran pura y exclusivamente sexuales, nos matábamos toda la tarde y después no nos veíamos hasta la cita siguiente.
Una vez Beto me llamó y me dijo que quería hablarme personalmente, yo me sorprendí, lo único que esperaba de él era la confirmación del próximo encuentro así que me extrañó aquello pero a la vez me intrigó. Nos encontramos en un parque y sin tapujos me dijo más o menos lo siguiente: mirá, tengo un amigo al que le conté de nuestra relación, me dijo que le gustaría conocerte y ver si hay onda entre ustedes, te parece que nos juntemos los tres el viernes?. Yo me quedé asombrado, todas las propuestas y juegos de Beto hasta ahora solo nos habían incluido a los dos, pero el solo pensar en otro macho que me quiera conocer y cojer hizo que mi respuesta casi automática fuese que si. Le dije bueno, si a vos no te importa podríamos ver pero lo tenemos que organizar bien, yo no lo conozco y no quiero lios o cosas raras ...
Bien chicos, si les gustó hasta acá lo que les conté me guataría que me lo hagan saber, de esta forma podré saber si seguir con el relato. Les mando un beso y les recomiendo mis anteriores historias.