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Mirada azul...

Comenzamos con besos suaves, tranquilos, casi tiernos. Nuestros labios apenas se tocaban y nuestras lenguas se presentaban tímidamente. La tome por la espalda, acaricié su largo cabello y besé apasionadamente su cuello, sus orejas... sutilmente mi lengua jugaba a las escondidas en sus oídos.
Ella de espaldas, le robaba espacio a mi cercanía y tocaba la parte firme en mi pantalón. Seguía tocándolo, liberándolo de su prisión. Yo le desprendía su sostén muy lentamente. Las palmas de mis manos calzaban sus firmes senos y mis dedos pellizcaban sus erectos pezones.
Ella arqueó su cuerpo demasiado y recibió como castigo por su atrevimiento un martillo que golpeaba constantemente sus nalgas buscando algún orificio. Casi sin que lo notara bajé su pantalón solamente un poco, pero lo suficiente. Tanto pecó esta diva por curiosa que lo único que consiguió fue una estocada letal por el único lugar posible. Lo que empezó como un juego tierno, se tornaba agitado, casi violento. Así, sin casi desprendernos de nuestras ropas la penetré. Le dolió un poco, pero de esos dolores que hacen disfrutar. Ella gemía de dolor o gozo, pero pedía mas. Me exigía mas fuerte, mas agresividad. Todo mi cuerpo sentía como mi miembro rozaba muy fuerte en ese estrecho lugar. Todos mis nervios estaban conectados en un solo punto. Mis piernas empezaron a vacilar del esfuerzo. No pasó mucho tiempo. Ella había logrado su cometido. Yo no quise poner resistencia alguna. Vacié todas mis ganas.

Apenas y me recuperaba del esfuerzo, cuando ella literalmente me arrastró a la orilla de la cama. Me jaló de la camisa como quien pasea a un perro de la correa. Desesperada se desprendió de lo que quedaba de sus ropas y rodeo mi cabeza con sus piernas. Era su turno. Comencé a besarle los muslos, las piernas, su húmedo sexo. La penetré con la lengua y con mi nariz. Toda mi cara tenía su espeso y brillante perfume. Mordisqueé y succioné su clítoris. Ella se dejó pasear por el camino a la lujuria. Todavía no regresaba de su primera estación, cuando decidí comenzar de nuevo. Esta vez, introduje tres dedos en su ano. Ella lo agradeció con gritos cada vez más fuertes, cada vez más intensos, cada vez más...

Me paré al baño para lavarme las manos y la cara. Cuando me secaba con la toalla, la diva juguetona me sujeto de la cintura y comenzó a besarme el cuello. Después la espalda y continuó hasta mis nalgas. Las separó un poco y siguió el camino con su lengua entrenada. Yo estaba en un punto flotante, en un punto sublime... en eso la diva giró y siguió con la humedad hacia mi miembro. Cuando sentí el veneno recorrer mi cuerpo, separé su boca de mi glande y arrojé todos mis suspiros en su cuerpo. Sus pechos ahora parecían hermosos montes nevados. No tuvo piedad de mi, ya que aún con el esfuerzo que realicé, inmediatamente continuó con su masaje oral. No recuerdo haberle dicho que dejará de hacerlo, pero seguro lo pensé. Esa zona la tenía demasiada sensible después de mi blanco torrente y ella seguía motivándolo... hasta que sentí un cosquilleo indescriptible... no me pude controlar y la bañé con lluvia dorada.

En la regadera, la enjaboné completamente. Antes de retirar toda la espuma, apoyó una de sus manos en la jabonera y me enseñó su trasero grande, firme, hermoso.... la penetré lentamente...cada vez más intenso...ella me lo agradecía abriendo mas sus nalgas... se metía la punta de un dedo en el ano mientras yo se lo hacía por la vagina. Giré mi cabeza y observé que había dejado mi rastrillo en el borde del cancel de la regadera. Lo tomé y le introduje el mango anatómico en el culo. Mientras movía mis caderas para penetrarla, una mano hacía lo propio con el rastrillo. Ella volvió a perderse en el mar dónde el tiempo se detiene...dónde existe la inmortalidad...

Ya en la cama... ese lugar dónde todo comienza y todo termina... casi no hablamos. Me bastó saber que en su azul mirada me reflejaba satisfecho. Ella beso mi boca cerrada, cerró mis ojos con sus labios y abrazados nos quedan dormidos.

Sólo pienso, sólo sueño, sólo anhelo estar de nuevo a su lado.
Datos del Relato
  • Autor: jalos
  • Código: 15199
  • Fecha: 05-07-2005
  • Categoría: Hetero
  • Media: 5.18
  • Votos: 44
  • Envios: 3
  • Lecturas: 2325
  • Valoración:
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