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Categoría: Incestos

Mira cómo me tienes, papi

Hola, guapo. Como sabes, entre mi papá y yo surgió una relación que traspasó las barreras morales y terminé convertida en su amante. Yo recién había cumplido 18 cuando intencionalmente alimenté el morbo que mi cuerpo despertaba en mi papá hasta hacerlo sucumbir ante el impulso de complacer su miembro en mi vagina recién desflorada. El tiempo siguió su marcha y luego de consumar nuestro incesto, continuamente buscábamos la forma de proporcionarnos placer. En algunas ocasiones, el solo hecho de sentir cerca a mi papá, me ponía cachonda y no dudaba en hacérselo saber, jugueteaba con su miembro entre mis nalgas cuando mi mamá y mi hermano no estaban a la vista o le robaba un fugaz beso y a veces él me hacía cosas debajo de la mesa cuando había más gente presente. Y siempre que nos quedábamos solos en la casa, aunque fuera por corto tiempo, me entregaba a él y dejaba que me cogiera como más se le antojara.



También sabes que para mi, el despertar de mi sexualidad me llevó a tener sexo con otros hombres de mi famila, principalmente los más cercanos. Nunca fui buena para pasar por alto lo que mi cuerpo me pedía y aunque al principio era suficiente con masturbarme para calmar mis ganas, poco tiempo después, mi apetito me consumió al grado de entregarle mi virginidad a mi hermano una noche que lo sorprendí en mi cuarto masturbándose en mi cama con una de mis braguitas envuelta en su verga. Y aunque mi papá y mi hermano me han complacido en estos pocos años, ha sido mi tío Pablo el que más placer me ha hecho sentir. Supongo que tiene que ver con que era mi amor "platónico" desde que recuerdo, y yo siempre fui su niña consentida. Y cuando le hice saber que estaba "enamorada" de él, no dudó en corresponderme y nos volvimos cómplices en una relación secreta que ha seguido aún ahora que mi tío dejó la casa de al lado de la de mis papás para irse a vivir con su novia a Cancún. Y bueno, lo de su novia, Karen, es una historia que ya te he contado y aunque sea difícil de explicar, estamos profundamente enamoradas una de otra al tiempo que ambas adoramos a mi tío Pablo.



Descubrí el deseo que mi papá sentía por mi, una mañana que nos encontramos accidentalmente saliendo del baño de la casa, yo había terminado de ducharme y cuando salí para ir a vestirme a mi cuarto, una mirada lasciva en los ojos de mi padre, acariciaba insaciable mi cuerpo que estaba a penas cubierto por una toalla. La experiencia, totalmente nueva para mi, me excitó mucho y me descubrí deseando tener más, mucho más que una mirada. Las cosas se fueron dando y yo lo provocaba siempre que podía. Mi juego favorito era dejarle mi ropa íntima sucia en el baño y que él me la devolviera cubierta de su semen. Otras veces, sabiendo que él me espiaba mientras me vestía, yo me quedaba otro rato desnuda y le dejaba ver mi panochita o fingiendo que no me sabía observada, me ponía crema sobre mi piel acariciándome para deleite de mi papá.



Unos días después de mi primera vez, mi mamá y mi hermano salieron de casa, dejándome a solas con mi papá que había esperado ansioso el momento de tenerme para él. Aquél encuentro fue el primero de muchos en este tiempo. Y aunque supongo que en su afán de cuidarme, nunca se había permitido disfrutar de mi panochita sin ponerse condón. Hasta unas semanas después...



Todo empezó por culpa de la lluvia. Era un domingo en que el clima hizo que todos en casa, canceláramos nuestros planes. A excepción de mi hermano Érick, que había ido a visitar a su novia, quien vivía a un par de cuadras de distancia. Cuando él se fue, mi mamá me invitó a ver una película con ella y mi papá en su cuarto. Yo, naturalmente me acosté en la cama entre mi madre y mi papá. Mi mamá, que usualmente es algo "friolenta" nos propuso aprovechando que todos estábamos en pijama, que nos metiéramos en las sábanas de la cama -No se ustedes, pero yo tengo un frío de la chingada- La cama en que duermen mis papás es enorme, así que cabíamos los tres cómodamente y a pesar de eso, me acerqué más a mi papá por que tenía ganas de sentir el contacto de su cuerpo. Al poco rato de comenzada al película, miré a mi papá -¿Me abrazas?- le pregunté, mientras me ponía de costado de espaldas a él, quien se acomodó de igual modo detrás de mí y pasó su brazo debajo de mi como soporte para mi cabeza. Oculta por el grueso edredón que usaban mis papás en su cama, la otra mano de mi papá se introdujo cuidadosamente debajo del camisón cortito que yo usaba para dormir y me acarició cachondamente la cintura y el abdomen, subiendo hasta rozar con sus dedos la base de mis senos que se apretujaban uno sobre otro. El contacto de su mano me calentó y me hizo sentir ganas de tener más, así que comprobando que mi mamá no lo notara, tomé la mano de mi papá y llevé su índice a mi boca para darle unas chupaditas que mi papá recibió nervioso y en seguida volvió a ocultar su mano bajo la sábana, consiguiendo quedarse en mis senos. Sobre la delgada tela de mi pijama, los dedos de mi papá pellizacaron mis pezones estimulándolos hasta ponerlos duritos y claro, haciéndome sentir súper  mojada.



Sentí entre mis nalgas la dureza del pene de mi padre y me pegué más a él para disfrutarlo, moviéndome a penas perceptiblemente. El cachondeo furtivo se vio interrumpido repentinamente por mi mamá -Ponle pausa, Candy. Voy al baño, espérenme- Y salió rumbo al sanitario.



En cuanto escuchamos que ella cerró la puerta del baño, mi papá y yo intensificamos nuestros tocamientos y le ofrecí mi boquita para que la besara. -Me fascinas, nena- me dijo mi papá poco antes de llevar su boca de mis labios a mi cuello. Yo apretaba su cabeza contra mi y dejé salir un par de leves gemiditos, víctima de la calentura que sus besos me provocaba. Incontrolablemente cachonda me di media vuelta y abracé a mi papá con brazos y piernas y froté su verga con mi vulva por encima de la ropa -Quiero tu verga, papi. Mira cómo me tienes- le dije llevando una de sus manos a mi húmedo coño y luego impaciente, quise bajarle el bóxer que llevaba puesto. -¡Espera, Candy! nos va a escuchar- -Ay, papi, es que ya no aguanto ¿hace cuánto que no me coges? Métemelo aunque sea tantito ¿sí?- Le dije dejando de forcejear con él y poniendo mis manos en su miembro. -¿No te gustaría meterme esto?- Le pregunté sujetando su miembro, deseosa de tenerlo dentro de mi -Claro que quiero, linda, pero ahorita no... Oh, Candy, qué estrechita estás- y yo sentí que dos de sus dedos entraban en mi cavidad. -Ya no sigas, papi. Si no me vas a penetrar me vas a dejar con las ganas- -¿Ah sí? ¿tienes ganas, nena?- me respondió moviendo más rápido sus dedos en el interior de mi canal. Yo me dejé hacer y le respondí besándolo con toda la desesperación de mi cachondez, mientras lo obligaba a ponerse boca arriba. Entonces lo monté y disfruté que la longitud de su verga oprimida bajo mi peso frotarse en mi clítoris y el exterior de mi rajita a través de la tela de nuestra ropa, mientras mi papá, con las manos debajo de mi pijama masajeaba mis tetas. No pudimos estar así más tiempo, ni pude intentar nada más, por que en ese momento escuchamos que mi mamá salía del baño. Ella se detuvo en la entrada del cuarto y para ese momento, mi papá y yo ya habíamos adoptado una posición natural, absolutmente inocente y separados uno del otro. -Se me antojan unas palomitas ¿ustedes quieren palomitas? ¿u otra cosa? voy a bajar a la cocina.



Luego de declinar la invitación de mi mamá de traernos botana, dejamos que bajara a la cocina y entonces me acerqué a mi papá, algo más calmada, pero con ganas de que me siguiera tocando -¿Entonces no?- Le pregunté poniéndome de lado apoyando mi cabeza en mi mano y el codo contra la almohada. Mi papá me tomó en sus brazos y me acostó boca arriba en la cama con él encima y luego de acomodar su cadera entre mis piernas hizo que nuestros genitales de friccionaran -Es que no está bien, Candy. Menos con tu mamá aquí, ya sabes que cuando estamos solos es otra cosa, pero ahorita no se puede, nena- -Nada de eso, es nada más por que no quieres. No tengas miedo, no va a pasar nada. Un rapidito ¿sí?- continué suplicándole. Desde la planta baja la voz de mi mamá preguntaba si de verdad no queríamos nada. Y para darme más tiempo de convencer a mi papá, le contesté a mi mamá -Oye ¿no me odias si te pido unas quesadillas?- Mi mamá luego de un sonoro suspiro me contestó -Está bien ¡pero ahorita bajas para ayudarme con todo, pinche perezosa! ¿el cabrón de tu padre no quiere nada? no soy su pinche esclava para que al rato me manden por otras quesadillas, pendejos ¿quieres algo, güey, o no?- Terminó dirigiendo la última pregunta a su marido, quien mejor le dijo que no, gracias. Mi mamá es una mujer muy guapa de 42 años y conserva una bonita figura, pero tiene un léxico muy pintoresco y generalemente acompaña sus oraciones con varias palabrotas, toda una sinaloense.



-¿Ves? Va a tardar otro rato. Ándale, papi, dame rápido ¿a poco no tienes ganas?- Le dije y acerqué mi cara a la suya para darle una cachonda lamida por toda la boca. Y como vi que seguía resistiéndose, me quité de debajo de él y me puse en cuatro para luego bajarme las bragas y poner una mano detrás de mi para abrir los labios de mi vagina con mis dedos, ofreciéndole la vista de mi entradita palpitante y húmeda de deseo. -Métemelo, rápido, ya no aguanto- le dije mirándolo sensualmente sobre mi hombro. Luego de titubear un poco, me dijo -Candy, no me va a dar tiempo de ponerme un condón- pero ya era demasiado tarde, pues cuando lo miré de nuevo sobre mi hombro, noté que mi papá ya había desenfundado su asta y, sin pensar más, me la metió de un tirón, obligándome a callar mi queja tapando mi boca con una de mis manos. En seguida sentí moviéndose dentro de mi toda la carne que tanto anhelaba. -Ay, qué rico, papi, dame más- -Pero nos a a oír- trató de negarse mi papá -cógeme duro, como te gusta- y empecé a clavarme yo sola en su verga, haciendo el movimiento que él no quería hacer, pero que recibió extasiado apoyando sus manos en mis nalgas disfrutando de ellas.



Ninguno de los dos nos pudo venirse y la verdad hubiera sido mejor que lo hubiéramos hecho, por que al menos yo, sentía más ganas que antes de un orgasmo y de regalarle uno a mi papá. Pero mi mamá cortó nuevamente nuestro acto cuando me dijo que bajara a ayudarle. Retiré la verga parada de mi papá de mi cavidad y antes de salir del cuarto le di un besito juguetón en el glande. -No hagas trampa, nada de desahogarte tú solo eh- advertí por si tenía intenciones de dejarme sola en mi calentura y alcancé a notar que mi papá ocultaba bajo la cama la tanga que me había quitado.



Luego de comerme las cosas que me había preparado mi mamá, me acomodé como al principio en los brazos de mi padre, quien me recibió acariciándome en seguida. La película seguía avanzando como la intensidad con que las manos de mi papá recorrían mi cuerpo. Sus dedos se internaron nuevamente en el interior de mi coño y el gozo que me daban solo pude expresarlo apretando con fuerza la mano que mi papá tenía metida entre mis piernas. 'Sería una locura' pensé, luego de calcular el riesgo de hacer que mi padre me penetrara prácticamente frente a mi mamá. Así que cuando estiré una mano hacia atrás de mi para acariciarle el pito a mi papá, no tenía ninguna intensión de hacer que me penetrara, solo quería sentirlo en mi mano.



Me costó un poco de trabajo liberar la gruesa verga de mi papá, por que el bóxer que usaba no tenía el ojal para sacarla cuando van a mear. Pero noté con gusto, que hábilmente, él me ayudaba con la difícil tarea y finalmente sentí en mi mano la suave piel de su pene. Lo rodeé con mis dedos, ansiosa por darle placer y sintiendo que la cadera de mi papá se balanceaba levemente, haciendo que su miembro se deslizara en la prisión de mi mano y desatando al mismo tiempo mi deseo. Había pensado que solo lo masturbaría, pero ya estábamos tan calientes los dos, que, cuando coloqué la puntita del glande en el exterior de mis labios vaginales y quise continuar acariciándolo, mi papá empujó y me penetró metiéndome a penas la puntita de su verga, luego, mi papá se acercó más a mi espalda y empezóa empujar su verga hacia mi interior, estando el miembro tan lubricado por mis abundantes jugos, resbaló sin mucha dificultad hasta introducirse en mi coño más allá de la mitad de su longitud. El resto me lo ensarté empujando despacio mis nalgas hacia atrás. Mi coño reventaba de gusto y de fluído; y aunque claro que no nos podíamos mover mucho para no delatarnos frente a mi madre, sentirme llena con la carne de mi papá podía ser suficiente para hacer que me viniera.



Estuve ensartada en el miembro de mi papá durante los últimos diez o quince minutos de la película, disfrutando del lento pero riquísimo movimiento con que él me cogía. Cuando los créditos aparecieron yo esperaba los agudos comentarios de mi mamá, a los que nos tiene acostumbrados luego de ver una película cursi como lo fue esa. Pero cuando levanté la vista hacia el rostro de mi mamá, vi que dormía profundamente. Casi de inmediato me puse a darme unos sentones más fuertes en el pito de mi papá, quien algo confundido por mi descaro, se incorporó para ver lo que motivaba mi atrevimiento. -Vamos abajo- me susurró al ver que mi madre dormía.



Nos metimos en lacocina, pues era el lugar más alejado de las escaleras que llevan a la planta alta, pero no cerramos la puerta para escuchar cuando mi mamá bajara o si mi hermano llegaba. Mi papá me aprisionó entre su cuerpo y un muro y me manoseó toda, haciendo que mi respiración se hiciera irregular. Y cuando él se puso de rodillas frente a mi, yo abrí las piernas y eché la cadera hacia adelante para recibir en mi vagina los besos que me daba el hombre que me había engendrado. Luego de ponerme a mil, mi papá me dio media vuelta y ahí contra el muro levantó mi breve camisón y empezó a cogerme con unas violentas embestidas que por poco me hacen gritar, pero en cambio, solo le dije en voz baja -Así, mi amor, rómpeme- y paraba el culo para que él disfrutara más de mi panochita. En un arranque de lujuria, mi papá me dio media vuelta y me quitó el camisón para entonces chupar mis senos, luego me acomodó con la cadera despegada del muro, enfiló su verga hacia mi entradita y empujó fuerte hasta que su verga, arqueada por la posición, invadió mi cavidad. Estando de pie y frente a frente, la base de la verga de mi papá estimulaba riquísimo mi botoncito y no tardé mucho en sentir la cercanía de mi clímax, entonces noté que mi papá también estaba por venirse y le di unos paretoncitos a su verga en mi interior -Oh, Candy, no hagas eso, vas a hacer que me venga- -No puedo detenerlo, papi, es que yo también voy a terminar- en eso, sentí una fuerte sacudida que contrajo por completo mi cuerpo, un orgasmo de una intensidad muy fuerte, como no había experimentado hasta entonces, estalló entre mis piernas y casi al mismo tiempo, mi papá queriendo eyacular afuera, hizo un intento de sacarme su miembro, pero se lo impedí abrazándome fuerte al cuerpo de mi papá mientras le pedía entre gemidos que no lo sacara -Déjalo ahí ¡no lo saques!- Un abundante chorro de semen saturaba mi cavidad al tiempo que mi ansiado orgasmo llegaba. -Oh, papi, qué rico- alcancé a decirle mientras sentía que su lechita me llenaba.



Subimos las escaleras luego de nuestro encuentro y mi papá se fue al baño para asearse mientras yo lo hice en mi cuarto. Aquella tarde de domingo, la lluvia nos retuvo en casa y recibí una de las cogidas más ricas que me han dado. Así fue como convencí a mi papá de hacérmelo sin condón por primera vez, además, era también la primera vez que me penetraba en presencia de alguien más en la misma habitación.



Te mando besos, guapo y espero que mi relato te haya excitado lo suficiente como para que eyacules, si es así, quiero que imagines que me tienes contra un muro, con mis piernas abiertas y terminas dentro de mi mientras nos besamos. Soy tu puta, siempre.



Candy F.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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