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Desde hace unos meses, me hice muy amigo de Julio, el jefe de recursos humanos de la empresa, él es una persona sumamente dedicada a su familia, casi no toma y aunque es atractivo para las compañeras de trabajo, él no les da pie a nada puesto que Alicia, su esposa es todo para él, y yo no entendía la razón; hasta que un día me invito unos tragos en su casa.
Alicia es una mujer de medidas perfectas, piel morena muy claro y de ojos hermosos, el día que Julio me llevo a su casa, su esposa tenía un pantalón de mezclilla entallado con una blusa blanca que demostraba el poder de su escote, se me hacía un poco conocida pero no sabía de donde y es que unos años antes ella había salido en un comercial de crema para varices.
Entre risas y algunos tragos se nos fue la noche, y llegando a la casa busque en internet el comercial donde Alicia había salido, en efecto, sus piernas eran un monumento y con ese maquillaje bueno, sencillamente cualquiera solo se dedicaría a tenerla contenta. Pero siempre hay algo mas como en todos lados y algo me decía que ella no tenía todo como yo lo pensaba pues, entre los tragos y descuidos de su marido, Alicia me regalaba miradas muy cachondas y algunas caricias que hasta ese momento pensé que eran importantes, un roce de sus tetas al pasarme la botana, la vez que con su perna tocaba la mía en el sillón, en fin. Tanto pensamiento me causo una tremenda erección y mejor me fui a dormir.
Cada día a lado de Julio en el trabajo me hacía pensar en su esposa, y no veía la oportunidad de insinuar que quería visitar su casa otra vez, y después de un par de semanas me invito a tomarnos unas cervezas para ver el futbol. De inmediato acepte a pesar de que yo no soy fanático ni sabía quién jugaba. Escuche que por teléfono julio le decía a Alicia que preparara botana para nosotros y por el altavoz escuche una negativa de su esposa, pero después de que le menciono mi nombre, ella cambio de parecer.
Me estaba haciendo muchas ilusiones y ya quería de plano saber si de verdad me estaba coqueteando o solo era ilusión, así que los nervios se me subieron a medida que avanzaba el tiempo. Julio me pidió que lo siguiera en mi carro y paramos antes en un OXXO por un 36 de cervezas, me pidió que yo subiera las cajas y no me extraño que él no aguantara. Julio es demasiado flaco y con el esfuerzo que debe hacer para complacer a su hembra, supongo que no puede ni con su alma.
Llegamos a su casa y Alicia nos abrió la puerta con un vestido floreado color blanco, no era muy corto pero esas tremendas caderas lo volaban muy rico al caminar, de sus tetas y su culo ni hablar, era exquisitas que por un momento no podía ver a otro lado, ella me sonrió y solo la mirada de Julio me hizo actuar normal. Nos sentamos en el sillón y comenzamos a ver el partido, las cervezas poco a poco iban desapareciendo y Alicia también gradualmente se comportaba desinhibida, besaba a Julio mirándome a mí, y eso me causaba un hormigueo de ansiedad.
La noche llego y julio me dijo que podía ocupar un cuarto en la planta de abajo, las caricias de Alicia y sus constantes besos lo llevaron a despedirse de mí y se fueron a su habitación, Salí a fumarme un cigarro en el jardín y un ruido me llevo a voltear a la ventana. La luna entraba e iluminaba la silueta de Julio y Alicia desnudos besándose, por un instante mire la mirada de Alicia en mis ojos y los cuerpos se alejaron como para tumbarse en la cama.
De inmediato apague mi cigarro y me camine silenciosamente hasta la habitación de Julio, la puerta no estaba cerrada y desde antes de entrar ya se escuchaban los gemidos de esa mujer descomunal sobre un cuerpo enclenque, que sostenía una erección brillosa entrando y saliendo de esa deliciosa panochita, Alicia se movía fuerte y violento y sus nalgas sonaban exquisito mostrando su culo diminuto iluminado por la luna llena.
Escondido tras puerta miraba como Alicia masticaba a sentones la verga de su marido, no noté en que momento frotaba mi verga al ver esa escena. Los gemidos de Julio se hicieron más fuertes y finalmente saco su miembro para venirse sobre sus sabanas.
-No mi amor… yo aún no quería que te vinieras. –le dijo ella con un puchero y la respiración agitada.
Julio resignado no movió un solo dedo, ella se levantó de la cama y camino desnuda hasta el baño, se lavó la cara, se limpió las piernas con papel higiénico y al momento de salir; Julio yacía dormido profundamente, volví a abrir la puerta y Salí de la habitación entre los ronquidos de ese hombre totalmente cansado.
Regrese al jardín, nuevamente prendí mi cigarrillo, contemple la luna llena y luego de un par de minutos regrese a descansar. Una luz estaba encendida en la sala y pensé que fue descuido mío, ¡¡cuál fue mi sorpresa!! al ver a Alicia desnuda abierta de piernas en el sillón frotando sus dedos sobre su sexo inflamado y exquisitamente jugoso. Sus gemidos me llenaron rápidamente de ganas y me quede observando como apretaba sus tetas deliciosas pellizcando sus pezones a medida que sus dedos frotaban más rápido.
-Se ve que lo disfrutas. –Le dije acercándome. Ése era el momento exacto para comprobar mis ideas, si ella no quería nada conmigo en ese momento me rechazaría y me dejaría avergonzado pero mi fe me decía que esa noche, esa mujer exquisita con piernas de comercial estaría bramando de placer sobre mí.
-Es que julio me dejo muy caliente, que vine a terminar lo que él comenzó.
-Pues dile que termine lo que empieza.
-¿Apoco no escuchas sus ronquidos? No, hace ya mucho que Julio nada mas no me llena como mujer, y es horrible que solo me deje cachonda y el ya este roncando como oso.
-Pues si quieres, yo encantado de darte el “completo”
Mordiéndose los labios ella solo me extendió su mano, camine hasta donde estaba llegue con una erección reventándome el pantalón, sonriendo intensamente me desabrocho el cinturón y me bajo en un jalón todo hasta las rodillas. –Por dios David. –Me dijo al ver mi verga erecta sobre su cara, -Está deliciosa. –Y no es que fuera muy grande, pero comparada con la de Julio era el doble de gruesa.
La tomo en sus manos y después de masturbarme un par de veces sin pensarlo se la metió completa en la boca, me quite la playera y también me retire los zapatos con el resto de mi ropa, a lo lejos se escuchaban los intensos ronquidos y yo seguro de mí, tome del cabello a Alicia para meterle toda mi verga hasta el fondo. No podía dejar de jalar su cabello y sentir como su boca me apretaba y me bañaba de su saliva.
Desnudo y completamente caliente, me senté en el sillón para que Alicia me hiciera el mismo trabajo que a mi “compadre” que era como él me decía en ocasiones, Alicia solo se paró y me mostro su cuerpo delicioso y caliente, se amarró el cabello y se montó sobre mí, metiéndose poco a poco mi verga entre sus intensos sollozos me cubrió de su sexo hirviendo por dentro.
-Que verga tan rica David. –Me dijo mientras se movía suavemente. Yo solo chupaba y mordía sus tetas lamiendo sus pezones morenos, comenzó a moverse y a darme esos ricos sentones, sus gemidos y los míos se sincronizaban con unas nalgadas fuertes que yo le provocaba, en ratos, nos callábamos porque notábamos que hacíamos demasiado ruido, y al escuchar los ronquidos nuevamente seguíamos cogiendo delicioso.
Luego de unos sentones más, se levantó para colocarse en cuatro sobre el sillón y con sus manos abría sus nalgas para mostrarme su culo diminuto y cerrado, cosa que me lleno de intenso calor, no tarde en ir hasta sus nalgas para morderlas y acariciarlas, lamía su sexo húmedo y terminaba chupando su culo e introduciendo mi dedo para relajarlo. Alicia gemía como puta y se retorcía de placer hasta que entre gemidos me dijo que no aguantaba más. Me coloqué detrás de ella y fui metiendo mi verga dentro de su ano haciéndola casi gritar a medida que entraba, sus gemidos los ahogaba mordiendo los cojines pero cuando tuvo toda mi verga adentro no pudo más y exploto entre aullidos y maldiciones.
-Mierda, mierda, me vengo David, me vengo, cógeme fuerte, rómpeme el culo amor…
Me comencé a mover sintiendo como me apretaba delicioso cada que salía, solo sentía su orgasmo escurrir entre sus piernas temblorosas, y más me llenaba de fuerza para empujar dentro de su culo, la tome del cabello y la jale hasta mi boca, fue hasta ese momento en que ella me beso lamiéndome como perra los labios, tome sus tetas y las apreté fuerte y ella poco a poco quedaba sin fuerzas.
Se desplomo en el sillón y se hizo un breve silencio, a lo lejos solo los ronquidos de Julio se escuchaban y luego de recobrar el aliento, Alicia volvió a su posición de perrita para que le siguiera destrozando el ano, la coloqué boca arriba y ella misma tomo sus piernas para mostrarme sus dos deliciosos huecos, primero se la metí por la panocha y ya completamente lubricado, nuevamente se la deje ir por el culo, fuertemente se escuchaban mis muslos chocando y mis manos no dejaban de apretar sus pezones hasta que los gemidos se volvieron a hacer aullidos.
-Que rica verga David, que deliciosa verga. Métemela bien fuerte que me voy a venir otra vez.
No tuvo que pedírmelo dos veces me moví fuerte y chocándola más rápido escuche como se volvía una puta retorciéndose de placer, un chorro caliente salió desde su vagina y me empapo los muslos, yo tape su boca con mi mano y con saña la bombeaba más rápido y salvaje. Ver su gesto de puta y escucharla gemir me hicieron querer reventar mi leche, ella noto que me iba a venir y me abrazo fuerte.
-Vente en mi culo David, quiero sentirlo lleno de tu leche. –Me dijo bramando y con los ojos en blanco, con gruñidos y toscos gemidos me vine fuerte y abundante dentro de ella. Las contracciones de su culo me sacaron hasta la última gota de semen, me desplome sobre sus tetas y con un beso me quede recobrando el aliento sobre su cuerpo. Los ronquidos seguían fuertes en el cuarto de arriba pero nosotros completamente sudados agradecíamos el profundo sueño de Julio.
Luego de unos minutos Alicia se levantó y fue hasta la cocina, destapo un par de cervezas para brindar por lo sucedido. Desnudos y ampliamente satisfechos estuvimos un rato en ese sillón, me conto de lo mal atendida que la tenía Julio, me confeso que yo no era el único amigo que se cogía y en un momento también lloro un par de lágrimas porque Julio no se merecía que ella le pagara así.
–Es mi culpa por ser tan puta, es que me encanta coger y Julio ya no me da el ancho. Yo sé que él me ama y no anda con otras viejas, pero pobrecito todo ese amor no le alcanza para tenerme como quiero.
Irónicamente el remordimiento le duro poco, pues cuando menos se dio cuenta, ya nos estábamos besando en el sillón y luego de un par de caricias una nueva erección me tenía sobre ella penetrándola delicioso y profundo.
Así pasaron los minutos y luego de terminar esa cogida, nos fuimos a dormir cada quien en su cuarto, y bueno, desde esa noche sigo esperando a que Julio me invite a su casa. Y también, sigo esperando a que él se quede dormido para darme un buen encerrón con su esposa.
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