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Categoría: Confesiones

Mientras me observaba, me tuve que hacer una paja

Buenas soy Pedro de Valencia (España). 

Ésta vez voy a contar una fantasía que tengo, algo que nunca he cumplido y me gustaría cumplir alguna vez.

Es algo quizás muy light, muy suave pero es una situación que pensarla me pone, me excita y me apetece. Simplemente es quedar con una chica y hacerme una paja ante su atenta mirada, que no pase nada más, que no se haga nada más. Sólo eso. Aunque parece fácil no lo es, ya que con quien tienes confianza suficiente lo normal es que hagas algo más y con quien no tienes confianza lo normal es que no llegues a esto. Es una fantasía a la que le he añadido muchas variantes desde que ella sólo mire y nada más, a que ella esté en topless y poder tocarle. Pero en éste caso sólo querría que mirase.

En éste ejemplo voy a contar un ejemplo de cómo se podría llevarse a cabo, seguramente hayan muchas más opciones pero es la que ha venido a mi mente y es la que voy a narrar en ésta historia.

Nunca he pagado por sexo a chicas que se dediquen a ello, a mujeres de compañía. Lo veo muy frío, sí que he llegado a pagar por sexo pero a chicas que no vivan de ello, chicas normales que en un momento dado por ganar un dinero extra estén dispuestas a hacer algo por dinero. Una situación en la que la confianza entre los dos sea mayor. Hay publicados varios relatos míos con el nombre “El precio del buen sexo” que cuentan éstas experiencias que ahora no vienen al caso.

Para llevar a cabo ésta experiencia en una famosa red social cree un perfil y subí una imagen con el siguiente texto “busco a chica para quedar y que vea como me hago una paja. Pago por ello. SÓLO MIRAR”. Lo típico de éstos casos algunos perfiles evidentemente falsos, chicos haciéndose pasar por chicas, chicas dudosas, etc. Al principio es un poco jaleoso pero así poco a poco se va viendo posibles candidatas, alguna interesada.

Hasta que apareció ella, se llamaba Marta tenía 20 años morenita y con buen cuerpo. Es madrileña pero estudiaba en Valencia el tema económico le venía bien para pagar sus gastos y al ser “sólo mirar” no lo veía como algo malo, además me admitió que un poco de morbo le daba la situación. Hablando con ella era una chica dulce, cariñosa, muy correcta, educada, no es que tuviera una experiencia sexual muy amplia pero sus cosas había hecho sus momentos había tenido.

Estuvimos hablando una semana, para estas cosas me gusta que haya confianza, no sentirme rollo cliente en plan rápido y adiós. Sino que haya buen rollo, que para ella no sea algo desagradable, que éste a gusto y que pueda haber confianza para repetir en ocasiones posteriores si apetece ¿por qué no? Coger confianza para cuando ella le venga bien ese extra decírmelo y quedar, cuando a mi me apetezca desahogar decirle y quedar.

Tras esa semana de conversación decidimos quedar, ella vive en un piso compartido por lo que no es sitio apropiado para llevar a cabo. Así que decidimos que se haría dentro de mi coche, decidimos que iríamos al parking de un famoso centro comercial en la capital de Valencia.

A la hora acordada la encontré en el sitio que habíamos dicho y la recogí al pasar con el coche, al subir nos dimos dos besos. Ella iba elegante y sexy, pantalones largos pero marcando un buen culito y un top que enseñaba tripita y que presumía esconder unos buenos pechos, pese a la vergüenza del momento inicial Marta era una chica muy agradable y sonriente.

El camino que nos llevaba hacia dónde íbamos a llevarlo a cabo se notaba por mi parte la excitación de saber que se iba a hacer, por la suya los nervios propios del momento, pero el feeling surgido ayudaba a calmar los ánimos y que fuese mejor la tensa espera. Una conversación de temas sin importancia para coger confianza fue lo que acompaño hasta llegar al lugar.

Al llegar al parking buscamos la planta más baja y aparqué el coche en un sitio sin coches alrededor para mayor tranquilidad. Una vez llegado al sitio le pregunté si estaba tranquila y segura. Ella me dijo que sí. Era la primera vez que ella vivía algo así (hacer algo por dinero y ver una paja, las habría hecho pero no mirado). Le di el dinero y nos acomodamos en la parte de atrás del coche.

Llegaba el momento de desnudarse, su respiración denotaba un poquito de nerviosismo pero acompañado por un poco de excitación, yo aproveché ese momento para volver a fijarme en su cuerpo, sus pechos y demás. Estas miradas ayudaron a que al quitarme los pantalones y calzoncillos mi polla ya estuviese algo morcillona. Nada más salir mi polla a la vista ella dirigió su mirada y me dijo que iba bien de tamaño.

Algo que me sacó una sonrisa, tras ese momento inicial dirigí mi mano a mi polla, ante su mirada empecé a moverla, miraba su escote, su cuerpo y le empecé a preguntar cosas sobre su vida sexual, experiencias que había hecho. Ella no dejaba de mirar la polla. La situación había dado excitación estaba siendo muy morboso. A mitad le pedí poder tocarle el pecho y me dijo que si. Acerqué una mano a su generoso escote mientras mi otra mano seguía centrada en mi polla. Fui aumentando el ritmo cada vez a mayor velocidad.

Así fue hasta que me corrí, sin duda había sido muy morboso y pinta que se va a repetir y que en próximas ocasiones puede darse algo más o sino lo mismo, también está bien. Mucho mejor que hacerse una paja en soledad.

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